El Shaddai: Ascension of the Metatron
Takeyasu Sawaki, o el hombre detr¨¢s del evocador apartado visual de Okami, retorna con un juego que sigue sus propias l¨ªneas maestras: un atrayente apartado gr¨¢fico que da pie a una jugabilidad embaucadora. Explora tu lado m¨¢s m¨ªstico en El Shaddai.
Enterarnos de que el responsable de la parte art¨ªstica de series como Okami o Devil May Cry estaba trabajando en un nuevo t¨ªtulo fue una magn¨ªfica noticia. Si hay alguien que ha demostrado tener una visi¨®n ¨²nica sobre c¨®mo los videojuegos tienen la capacidad de convertirse en aut¨¦nticas obras de arte, ¨¦se es Takeyasu Sawaki. Este creador nip¨®n se ha atrevido a desafiar los est¨¢ndares actuales de realismo extremo y trasladarnos a lugares on¨ªricos salidos ¨²nicamente de su imaginaci¨®n. Como no pod¨ªa ser de otro modo, El Shaddai contin¨²a la estela, ahora en deslumbrante alta definici¨®n.
El propio t¨¦rmino de 'El Shaddai' dar¨ªa pie a densas discusiones entre fil¨®sofos, te¨®logos e historiadores, pero nos limitaremos a comentar que, aparentemente, es uno de los nombres que recib¨ªa Dios en la antig¨¹edad. As¨ª se refleja en el Antiguo Testamento, y es a la vez el punto de partida para una historia que tendr¨¢ una ¨ªntima relaci¨®n con la religi¨®n. El argumento, de hecho, tiene cierta inspiraci¨®n en un texto jud¨ªo, El libro de Enoch, que, si bien no forma parte de la Biblia can¨®nicamente, s¨ª data te¨®ricamente del mismo per¨ªodo. El protagonista responde, por tanto, al nombre de Enoch, y es un sacerdote que parte en busca de la Torre de Babel y los siete ¨¢ngeles ca¨ªdos, aquellos que dieron a la humanidad conocimiento sobre Dios sin su consentimiento. No es el ¨²nico personaje judeo-cat¨®lico libremente adaptado por Ignition Entertainment, pues Enoch es ayudado por los ¨¢rcangeles Rafael, Uriel, Gabriel y Miguel, adem¨¢s del ¨¢ngel Lucifel. No os asuste el nombre, pues en este caso tiene el rol de protector del hombre.
Los entornos por los que tenemos ocasi¨®n de desplazarnos parecen salidos de un lienzo, con colores difuminados y trazos que nos recuerdan inmediatamente a Okami, pero como si hubieran tenido ocasi¨®n de rehacerlo y mejorar a¨²n m¨¢s si cabe el nivel t¨¦cnico. El acabado final alcanza cotas que en PS2 resultaban impensables, aumentando la riqueza de los fondos o el detalle de los personajes. El vaiv¨¦n de las copas de los ¨¢rboles o el suave desplazamiento de las nubes parecen casi hipn¨®ticos. El surrealismo parece haber guiado el imaginario de criaturas y elementos que poblan los escenarios y cada pieza parece colocada de forma que nada quede al azar. Es una de las presentaciones que m¨¢s nos han sumergido en el juego en los ¨²ltimos tiempos y uno de los pilares clave por los que El Shaddai resulta tan atractivo.
Todo no se queda, por suerte, en el apartado visual, y vemos en el dise?o del sistema de juego algunas ideas de lo m¨¢s interesantes. De nuevo, tratando de romper con las corrientes actuales, el control abandona la tendencia de utilizar todos los botones posibles de un mando y aboga por la simplicidad en el manejo. Eso no significa, como cabr¨ªa pensar, que estemos ante un juego f¨¢cil, nada m¨¢s lejos de la realidad. S¨ª es cierto que consigue ser m¨¢s accesible desde el principio, pero enfoca la dificultad donde m¨¢s nos gusta: en los enemigos y los retos a afrontar. Seg¨²n los propios desarrolladores, de hecho, los niveles de m¨¢s elevados, que se desbloquean al terminar el juego, pueden llegar a compararse con la complejidad de superar Ninja Gaiden.
Con apenas los cuatro botones principales y dos gatillos, nuestro personaje es capaz de desplegar una amplia diversidad de acciones, ¨²tiles para hacer frente a la variedad de situaciones en las que se ver¨¢ envuelto en los combates. Los tiempos resultan fundamentales, pues la cadena b¨¢sica de golpes puede alterarse espaciando con un margen diferente la siguiente pulsaci¨®n de un bot¨®n. Se busca que el jugador act¨²e por intuici¨®n y vaya conociendo esos peque?os detalles con la pr¨¢ctica, de forma muy natural, aunque si persistimos en morir alguna pista adicional recibiremos. De hecho, una sola arma puede presentar un buen pu?ado de combinaciones por s¨ª sola, aunque a priori nos parezca mucho m¨¢s limitada.
La mec¨¢nica de juego se divide en dos v¨ªas bien diferenciadas. Por un lado tenemos un estilo m¨¢s plataformero, con una c¨¢mara situada en 2D la mayor parte del tiempo, siguiendo un esquema m¨¢s propio de la vieja escuela. Es en estos tramos plagados de saltos complicados donde mejor apreciamos el espect¨¢culo visual que Sawaki nos ha preparado en El Shaddai. No s¨®lo nos dejaremos llevar por los bellos colores en movimiento que lo envuelven todo, sino que habr¨¢ lugar a eventos como viento en nuestra contra, enmascarados por un rostro que sopla hacia nosotros. La limpia interfaz que carece de barras de vida u otros indicadores ayuda a¨²n m¨¢s a sumergirnos en el escenario.
Cuando ponemos pie en tierra, podemos encontrarnos con enemigos que surgen de las sombras. Se cierra entonces el entorno donde estamos situados y, para salir, debemos haber batido a todos nuestros oponentes. El sistema de combate resulta relativamente simple, pues en gran parte se base en bloquear y contraatacar. Influye en gran parte la agilidad del personaje, que le permite saltar y arrojarse velozmente sobre sus adversarios. Las el¨¢sticas animaciones de estos movimientos en ocasiones se pausan y disfrutan a c¨¢mara lenta, d¨¢ndonos la ocasi¨®n de rematar al debilitado enemigo que se postra ante nosotros. Tal nivel de acci¨®n se incluso acrecentado por el hecho de que podemos llegar a revivir r¨¢pidamente en caso de ser vencidos, apretando varios botones r¨¢pida y repetidamente, ahorr¨¢ndonos de ese modo los tiempos de carga. Eso s¨ª, cada vez nos costar¨¢ m¨¢s conseguir levantar a Enoch de nuevo y terminaremos desistiendo.
Entran tambi¨¦n en juego las diferentes armas a las que iremos teniendo acceso, que nos permitir¨¢n variar nuestro esquema de ataque de cuerpo a cuerpo a disparos a distancia. Las mismas las conseguiremos desarmando a los demonios que saldr¨¢n a nuestro paso, tras dejarlos pr¨¢cticamente noqueados. Esta cuesti¨®n no es balad¨ª, ya que conforme usamos ciertas armas van perdiendo parte de su efectividad y hemos de "purificarlas" para restaurarlas. Sin embargo, si las robamos de manos del enemigo, vemos como inmediatamente son completamente funcionales. De este modo, habr¨¢ que equilibrar entre tratar de recuperar la que tenemos en las manos en ese momento, con el riesgo de estar indefensos unos segundos, o intentar arrebatar una nueva.
Normalmente hemos de luchar contra grupos reducidos, pero cada criatura individualmente es un desaf¨ªo en s¨ª mismo, entre otras cosas dado que tambi¨¦n cuentan con la capacidad de bloquear nuestros intentos de herirlas. Otro de los baluartes de este esquema ser¨¢n los inevitables jefes finales y sus habilidades ¨²nicas que tendremos que estudiar y contrarrestar. No es casual la nula necesidad de barras de energ¨ªa y similares marcas en pantalla, pues toda la informaci¨®n la obtenemos observando a los personajes: nuestra vida viene representada por el estado de la armadura del protagonista, mientras que por ejemplo el color del aura de un enemigo indica si es vulnerable al arma que estamos empleando
Gracias a la variedad en este m¨ªstico arsenal, los combos ir¨¢n variando seg¨²n el arma escogida, aunque habr¨¢ acciones comunes como alcanzar a un enemigo y levantarlo por los aires para golpearlo numerosas veces mientras est¨¢ indefenso. El hecho de que s¨®lo podamos llevar un arma en cada momento marca otra pauta relevante en el sistema de juego. Hemos de plantearnos qu¨¦ nos conviene m¨¢s en cada situaci¨®n y, a continuaci¨®n, intentar conseguirlo entre las opciones disponibles, o lo que es lo mismo, entre lo que lleven los monstruos que est¨¦n ante nosotros en ese mismo instante. Se trata de pensar un poco m¨¢s all¨¢ y tratar de esquivar el t¨ªpico sistema machacabotones.
Siempre es un placer encontrarse con un t¨ªtulo es capaz de explorar nuevos horizontes desde el punto de vista art¨ªstico, a la par que es capaz de honrar mec¨¢nicas cl¨¢sicas como las plataformas bidimensionales o la lucha contra jefes finales al estilo de siempre. Con El Shaddai: Ascension of the Metatron ya a la venta en Jap¨®n, a¨²n es una inc¨®gnita cu¨¢ndo llegar¨¢ exactamente a nuestro territorio, pero a buen seguro que en el pr¨®ximo E3 tendremos informaci¨®n m¨¢s completa e incluso ocasi¨®n de conocerlo m¨¢s a fondo. Si te gust¨® Okami, no lo pierdas de vista.
El Shaddai: Ascension of the Metatron
- Acci¨®n
- Aventura
El Shaddai: Ascension of the Metatron es un videojuego de aventura y acci¨®n para PlayStation 3, Xbox 360, PC y Switch basado en el libro de Enoc de la Biblia ortodoxa, en el que controlaremos a Enoch, un ¨¢ngel enviado por Dios para mediar con los ¨¢ngeles ca¨ªdos. El Shaddai nos presenta un escenario inspirado por la pintura contempor¨¢nea. Como si de un mundo eternamente cambiante se tratase, el juego va expres¨¢ndose org¨¢nicamente, a la manera de un lienzo, a medida que avanzas en tu aventura.