Mount & Blade: With Fire & Sword
- PlataformaPC7
- G¨¦neroRPG, Acci¨®n
- DesarrolladorTaleworlds
- Lanzamiento01/05/2011
- TextoEspa?ol, Ingl¨¦s
- VocesIngl¨¦s
- EditorParadox Interactive
Ahora, tambi¨¦n con fuego
TaleWorlds lanza la tercera edici¨®n del simulador de combates medievales Mount & Blade. Con With Fire & Sword entran en juego nuevas opciones de arsenal y toda una nueva campa?a que gira en torno a la Europa del Este del siglo XVII, manteniendo el mismo estilo que sus predecesores.
Mount & Blade vuelve a la carga con una nueva edici¨®n, y ya es la segunda despu¨¦s de la entrega original. Si Warband a?adi¨® la posibilidad de realizar combates multijugador, la principal novedad de esta entrega recae en, como su propio nombre indica, la inclusi¨®n de las armas de fuego al variado arsenal de opciones armament¨ªsticas existente en el t¨ªtulo. Pero esa no es la ¨²nica posibilidad que se abre con Mount & Blade: With Fire & Sword?
Hace poco ten¨ªamos la oportunidad de echar un vistazo a una versi¨®n previa del t¨ªtulo que hoy analizamos, y que hemos seguido fervientemente incluso desde antes que Paradox se interesase por su distribuci¨®n a nivel internacional. Mount & Blade naci¨® como un simulador de combates medievales muy poco conocido por el gran p¨²blico, pero inmensamente apreciado por aquellos que ten¨ªan la suerte de descubrirlo. Tal fue el ¨¦xito entre la comunidad de seguidores que muy pronto se comenzaron a desarrollar m¨®dulos que extend¨ªan o adaptaban las opciones de juego, incluso creaban nuevos mundos. Mount & Blade crec¨ªa al ritmo que los desarrolladores pod¨ªan permitirse, y los usuarios colaboraban en mejorar la experiencia.
Que nadie se enga?e, no se trataba de un juego perfecto. Se pregunte al seguidor que se pregunte, casi todos podr¨¢n rese?ar los mismos defectos y virtudes? y a d¨ªa de hoy TaleWorlds no ha hecho demasiado por cambiar dichos aspectos. Mientras que en Warband pod¨ªa justificarse este hecho con la entrada del modo multijugador, en Mount & Blade: With Fire & Sword no podemos explicarnos c¨®mo es posible que un t¨ªtulo tan prometedor se haya quedado estancado de tal manera. De hecho, es justo decir que la nueva entrega no va a suponer demasiado para los que hayan paseado largo tiempo por el simulador y sus foros, y no consigue desprenderse de la sensaci¨®n de 'm¨¢s de lo mismo'.
Una de las modificaciones que encontraremos es una nueva campa?a, basada en la novela ?The Black Hetman' a su vez ambientada en la Europa del Este del siglo XVII. Abandonamos por primera vez las tierras de Calradia y sus facciones tradicionales para dar entrada a Polonia, Mosc¨², Suecia, Crimea y a los Cosacos, con un argumento mucho m¨¢s extenso en misiones y variado en personajes. Podremos unirnos a cualquiera de esas facciones, de forma similar a como lo har¨ªamos en su d¨ªa con los Khergitas o Swadianos, o bien mantenernos al margen de las luchas por el poder que las naciones se disputan. ?Se podr¨ªa haber adaptado una Calradia al siglo XVII? Es posible, aunque tampoco nos disgusta la opci¨®n escogida.
Este cambio de ambientaci¨®n implica un cambio de mapa, aunque a nivel de distribuci¨®n y no de est¨¦tica. Las ciudades que figuran en el mismo son algunas de las m¨¢s importantes de la zona geogr¨¢fica en la que se desarrollan los acontecimientos (Mosc¨², Kiev,?) incluyendo numerosas villas y fuertes para cada facci¨®n. Al comenzar la partida no tendremos ning¨²n se?or al que servir, pero pronto podremos iniciar nuestras andanzas por las tierras del Este en busca de alg¨²n regente al que rendir nuestro vasallaje. Los nobles, alcaldes de las ciudades o ancianos de los pueblos, nos asignar¨¢n misiones que mejorar¨¢n nuestra fama y consideraci¨®n por parte de las distintas facciones.
A excepci¨®n de las armas de fuego, por supuesto. Este es otro de los principales protagonistas de la nueva entrega. Rifles y pistolas no eran desconocidos para los que hayan probado algunos de los m¨®dulos desarrollados por la comunidad, y todas las versiones de Mount & Blade han contado con una habilidad de combate llamada ?Firearms' que nunca era utilizada por el modo nativo del juego. En esta ocasi¨®n se a?aden granadas, pistolas, mosquetes, ? que se utilizan de forma similar a las armas arrojadizas o de proyectil. De hecho, algunas especialmente largas, como los mosquetes, pueden blandirse en cuerpo a cuerpo por si no disponemos de tiempo para recargar.
Las armas de fuego son especialmente mortales, pero su principal problema es la velocidad de recarga. Es m¨¢s que recomendable contar con un arma de cuerpo a cuerpo por si el enemigo nos sobrepasa, y una segunda pistola siempre nos dar¨¢ un disparo extra antes de tener que recargar. Cuando nos enfrentamos solos contra un grupo numeroso, si no contamos con una buena distancia solamente tendremos oportunidad de lanzar un disparo antes de tener que recurrir a nuestra espada, y lo mismo se aplica si nuestro grupo es reducido. Su verdadero poder se aprecia en las batallas en las que nuestro bando cuente con un buen n¨²mero de tiradores, pudiendo dar cuenta de gran cantidad de enemigos.
Uno de los aspectos m¨¢s complicados a la hora de incluir este tipo de opciones, es conseguir que se equilibren con el resto de caracter¨ªsticas existentes. En este sentido, el excesivo poder de las armas de fuego queda solventado por la lentitud de su uso: un escuadr¨®n de caballer¨ªa puede quedar diezmado contra una fila de mosqueteros, pero los que consigan sobrevivir tendr¨¢n v¨ªa libre para acabar con ellos. Por otro lado, todas las armas, armaduras y objetos han sido adaptados al siglo de la ambientaci¨®n, de manera que no contaremos con armaduras de malla o hachas de guerra, a pesar de que muchos reconocer¨¦is algunas de las opciones de inventario.
Dicho trabajo de adaptaci¨®n se aplica en todos los aspectos del juego. Personajes, tropas y elementos han sido modificados para que tengan cabida en la ambientaci¨®n escogida, y con ello se consigue lavar la cara de Mount & Blade al menos m¨ªnimamente. La estructura de las ciudades tambi¨¦n ha cambiado, as¨ª como las texturas de las mismas tanto en las escenas como en el mapa del juego, y el siglo XVII parece sentarle bien al juego de TaleWorlds. Sin embargo, la palabra exacta para hablar de estos cambios es modificaci¨®n, no mejora, porque en este sentido no se aprecian excesivos detalles adicionales respecto a la versi¨®n que disfrutamos en Warband.
El sonido ha sido modificado poco, o nada. Al igual que el resto de caracter¨ªsticas se han adaptado a la nueva ambientaci¨®n, con gran ¨¦xito, no se han realizado un trabajo equivalente para que la banda sonora fuese actualizada. Lo mismo sucede con las voces y gritos de guerra de casi todas las unidades. En contraposici¨®n, los efectos que dependen del armamento, sobre todo de las nuevas opciones, s¨ª que han sido a?adidos con buen tino. El resultado final es un nivel audiovisual de calidad, aunque algo trillado debido a la escasa evoluci¨®n que el juego ha tenido en todos estos a?os. Y este mismo problema lo encontramos con algunos de los problemas recursivos y habituales en el t¨ªtulo.
Uno de los defectos injustificables sigue siendo lo burdo de su acabado. Puede que al principio pudiera resultar atractivo, incluso adecuado para las ambientaciones existentes, pero la interfaz gr¨¢fica necesita una cirug¨ªa est¨¦tica urgente que procure modernizar un poco la visualizaci¨®n. Y aunque algunos puedan pensar lo contrario, dicho efecto no est¨¢ re?ido con conseguir una interfaz acorde con la est¨¦tica de la l¨ªnea argumental, y hay numerosos ejemplos de ello en el mercado. Adem¨¢s, con las nuevas opciones de b¨²squedas, misiones, listas de personajes y ciudades, la cantidad de informaci¨®n tiende a agruparse y perder legibilidad, m¨¢s a¨²n cuando se muestra directamente sobre la pantalla de juego.
Tanto el movimiento en el mapa como su aspecto visual requieren una intervenci¨®n urgente por parte de los desarrolladores, algo que en Mount & Blade: With Fire & Sword se ha omitido por completo. Aunque no se trate del desarrollo principal de las partidas, su funci¨®n durante las mismas es demasiado importante como para no prestar atenci¨®n a dichas caracter¨ªsticas, que no hacen m¨¢s que restar detalles a lo original del planteamiento y la calidad general del desarrollo del juego. Simplemente con un poco m¨¢s de esfuerzo se podr¨ªa conseguir que el t¨ªtulo de TaleWorlds pudiera ser mucho m¨¢s vistoso en todo momento, no solamente a la hora de tomar parte en los combates.
Mount & Blade: With Fire & Sword es una edici¨®n tremendamente continuista, que no ataca las carencias reales del juego. De hecho, vista la capacidad de muchos de los creadores de ?mods' para el mismo t¨ªtulo, casi todas las novedades se podr¨ªan haber incluido en una nueva modificaci¨®n sin necesidad de lanzar un nuevo disco. Y aunque hablamos de un juego de buena calidad, divertido y muy adictivo, la misma f¨®rmula no va a funcionar eternamente y la necesidad de cambios se hace cada vez m¨¢s evidente. No se trata de dise?ar un nuevo juego al completo, m¨¢s bien de recoger todo lo v¨¢lido y centrarse en dar nueva forma a las partes que perjudican la percepci¨®n final del mismo.
Afortunadamente para TaleWorlds, cuentan con la ventaja de que el concepto de Mount & Blade es m¨¢s o menos in¨¦dito, y que ninguna otra compa?¨ªa ha procurado dise?ar algo parecido salvando las carencias que todos conocemos. Es la ¨²nica opci¨®n real en su estilo, y por ello seguir¨¢ perdurando hasta que los usuarios se cansen o hasta que alguien se d¨¦ cuenta de las posibilidades de crear un t¨ªtulo de dichas caracter¨ªsticas. Ojal¨¢ la pr¨®xima noticia que tengamos del juego sea una verdadera mejora sustancial, que de forma de una vez por todas al diamante en bruto que es. Mientras tanto, nos conformamos con lo que tenemos.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.