Metal roto

Hay ocasiones en las que las compa?¨ªas sacan productos de baja calidad solo con el objetivo de explotar una franquicia. Estas din¨¢micas pueden funcionar bien, pero tambi¨¦n pueden da?ar severamente la imagen de la licencia, sobre todo si nunca lleg¨® a gozar de un gran nombre entre el p¨²blico. Es el caso de THQ con esta propuesta para Xbox Live Arcade y PlayStation Network: han aprovechado el t¨ªtulo de Red Faction (una franquicia que suma ya varias entregas y que ha experimentado importantes cambios en su mec¨¢nica) para crear un juego que solo conserva el nombre de todos los elementos que puedan haberse visto en cualquiera de los cap¨ªtulos anteriores.

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Battlegrounds es un juego tan mediocre que, de no ser por esa licencia, ni siquiera ser¨ªa merecedor de la atenci¨®n de los jugadores, ya que no aporta pr¨¢cticamente nada a ning¨²n g¨¦nero. Si Red Faction se caracteriz¨® hist¨®ricamente por las aventuras en primera persona o los sandbox de exploraci¨®n libre, Battlegrounds pretende ser un juego de combates de veh¨ªculos. Tan poco tiene que ver con nada y tan escasa es la repercusi¨®n del t¨ªtulo que porta en el resto de los elementos de juego. Pero m¨¢s all¨¢ de la sensaci¨®n de enga?o que transmite el t¨ªtulo, la producci¨®n carece de profundidad, de hilo conductor, de longevidad, de posibilidades, de modos de juego e, incluso, de un apartado t¨¦cnico interesante, convirti¨¦ndose en un t¨ªtulo para olvidar muy pronto.

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Uno de los modos de juego b¨¢sicos es el entrenamiento para un jugador. Se trata de 16 misiones que est¨¢n dise?adas y pensadas para que el usuario aprenda a jugar. El problema es que, una vez superadas (algo que nos llevar¨¢ entre media hora y una hora, como mucho), no llega el verdadero desaf¨ªo ni la gran historia; todo cuanto se ofrece es ese escaso entrenamiento, sin m¨¢s, probando diferentes modos de juego (4) y veh¨ªculos (3) con el ¨²nico objetivo de familiarizarnos con ellos y, en segunda instancia, pelear por los marcadores y por obtener las mejores puntuaciones. La ¨²nica opci¨®n que tenemos para dar uso a ese aprendizaje es introducirnos en el modo multijugador, aunque este tambi¨¦n est¨¢ excesivamente desaprovechado.

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Tendremos la posibilidad de disfrutar de un multijugador online o local, con partidas para hasta 4 jugadores. Los modos de juego, sin embargo, son escasos: Combate a muerte, Combate a muerte por equipos, Rey de la colina, Captura la bandera y Frenes¨ª de bandera. B¨¢sicos, vistos hasta la saciedad y con un escaso abanico de mapas (que var¨ªa seg¨²n el modo, entre 4 y 7) que provocan que el juego caiga r¨¢pidamente en la repetici¨®n constante de los mismos elementos e ideas. No solo eso, sino que el equilibrio del juego est¨¢ tan mal medido que, si bien jugando solos se antojan mapas peque?os y demasiado vac¨ªos, al combatir con amigos tendremos a¨²n m¨¢s estrecheces y un caos en pantalla constante, en el que no importa la habilidad sino el conocer bien todos los entornos y aprovechar sus ventajas estrat¨¦gicas.

No todo es malo, conste, y es que a nivel jugable tenemos un t¨ªtulo decente, con una excelente respuesta del mando y una suave conducci¨®n pese al caos. Es muy sencillo controlar al veh¨ªculo e incluso los que disparan gozan de una sencilla din¨¢mica de apuntado que permite que sea muy sencillo correr a toda velocidad mientras disparamos en direcci¨®n contraria. Pero el apartado t¨¦cnico se queda bastante por debajo, con unos gr¨¢ficos bastante feos y borrosos y un apartado sonoro que se pelea consigo mismo ya que las melod¨ªas est¨¢n constantemente tapadas por los efectos de choques, derrapes y explosiones. Es un juego al que, gracias a sus virtudes jugables, se le pueden pasar por alto sus otros numerosos defectos y pasar un buen rato. Desgraciadamente, este buen rato ser¨¢ tan escaso que se potenciar¨¢n a¨²n m¨¢s esos otros defectos.

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