Ninjas fuera de lugar

Las tiendas en l¨ªnea de Sony y Microsoft se han convertido en el hogar de multitud de juegos con aire retro que realmente nos encantan. Son un reducto para aquellos que buscamos nuevas experiencias con el sabor de anta?o, lejos de los millones de pol¨ªgonos y las c¨¢maras en primera persona que pueblan hoy los escaparates de las tiendas de videojuegos. Es por eso que siempre cabe prestar especial atenci¨®n a t¨ªtulos como Braid, Shank, Limbo o Scott Pilgrim vs The World, entre muchos otros. Son productos en los que su semejanza a una joya de los 16 bits remozada no implica que no tengan ideas innovadoras o sigan destilando diversi¨®n a raudales. Por desgracia, ¨¦se no es el caso de Moon Diver.

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Sin duda el planteamiento resulta muy atractivo: un multijugador cooperativo a cuatro, desplazamiento lateral, multitud de enemigos a los que vencer con diversos combos y magias... vamos, un juego de los que ya no se hacen. Pues casi mejor que hayan cesado su desarrollo, por crudo y triste que resulte, porque para sacar cosas as¨ª mejor nos quedamos como estamos. No es por ser malos gratuitamente, de hecho aun con las pegas que iremos mencionando Moon Diver puede resultar divertido a los amantes del g¨¦nero, pero... ?no es mejor idea desempolvar nuestras viejas consolas y sus ajados cartuchos y disfrutar de nuevo de grandes cl¨¢sicos antes que tratar de emularlos con mediocres copias modernas?

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El inter¨¦s en la historia de este t¨ªtulo es bastante reducido, pese a que realmente no es algo que suela o deba preocuparnos. Un ni?o con poderes demoniacos se ha autoproclamado rey del planeta Tierra y pretende acabar con todo rastro de la humanidad para quedarse como due?o absoluto de la misma. Su imperio del terror ha hecho estragos en los pobres habitantes de un no tan distante futuro, 2081, incapaz de hacer frente a Faust, un mero infante. Entonces, cuando nadie lo esperaba, surgen unos guerreros, unos Ninjas extremadamente poderosos, que suponen nuestra ¨²ltima esperanza. Nosotros encarnamos a estos indefinidos seres y comenzamos nuestra lucha, curiosamente, en Barcelona, aunque cualquier parecido con la Ciudad Condal, incluso asumiendo un estado post-apocal¨ªptico, es anecd¨®tico.

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Las habilidades de estos Ninjas comprenden una gran resistencia, agilidad, la capacidad de agarrarse a paredes y otras plataformas y por supuesto magias de toda condici¨®n. Hay ¨²nicamente dos botones de ataque, uno para el normal y otro para las magias que gast¨¢n man¨¢. Podemos llevar equipados hasta cuatro conjuros, que elegimos con la cruceta. Sus efectos son igual de variados, desde ataques que afectan a todos los enemigos en pantalla hasta otros que simplemente los dejan ciegos temporalmente. El cat¨¢logo, por definirlo de alg¨²n modo, es relativamente amplio, aunque es complicado sacarle provecho a muchas de ellas teniendo en cuenta que otras t¨¦cnicas son m¨¢s efectivas.

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Cada personaje difiere en sus caracter¨ªsticas iniciales, teniendo algunos mayor barra de vida, otros m¨¢s ataque, hay quien posee mayor cantidad de man¨¢ o quien resulta m¨¢s equilibrado. Al final esto condiciona qu¨¦ mejoramos con cada subida de nivel, tratando de compensar los defectos o puntos m¨¢s d¨¦biles con los que partimos. En cualquier caso, es f¨¢cil que cada uno encuentre su "personaje ideal" al que ir moldeando. La experiencia, como pod¨¦is imaginar, se acumula sencillamente matando cuanto m¨¢s mejor, lo cual supone, por cierto, un peque?o toque competitivo por ver qui¨¦n es el que logra m¨¢s puntos al final del nivel.

Cuando nos plantamos ante Moon Diver, pensar en el m¨ªtico Strider o su fant¨¢stica segunda parte no es balad¨ª. Ambos arcade (que posteriormente aparecieron en consola) tienen en com¨²n con este t¨ªtulo cuestiones tan relevantes como su creador, Kouichi Yotsui, como los movimientos de los personajes o la mec¨¢nica en general. Al fin y al cabo estos ninjas futuristas saltan, se cuelgan de techos y paredes o se deslizan de forma muy similar a como lo hac¨ªa el viejo Hiryu. Incluso la ubicaci¨®n temporal que inspira la historia se puede considerar parecida: dentro de varias d¨¦cadas, de forma que asumimos que ya hay robotitos asesinos y otras criaturas tecnol¨®gicas terribles. Bueno, pues ah¨ª acaban los parecidos.

Esa mezcla acci¨®n y plataformas s¨®lo brilla en el segundo de los componentes del d¨²o que conforma la jugabilidad. Los enemigos resultan aburridos y repetitivos, faltos de carisma por definirlo de alg¨²n modo y da la sensaci¨®n de que aparecen en pantalla simplemente "porque pasaban por all¨ª". Los jefes finales, por otro lado, que son los que deben al menos suponernos un reto m¨¢s interesante, tambi¨¦n demuestran una desafortunada falta de imaginaci¨®n. M¨¢s a¨²n, despu¨¦s de aguantar una veintena de insoportables minutos a lo largo de un ins¨ªpido nivel, nos encontramos con que de un simple golpe pueden acabar con nosotros, nuestras esperanzas y nuestra paciencia, por tener que repetirlo todo desde el principio.

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A eso hay que sumar que es pr¨¢cticamente imposible acabarse el juego con un ¨²nico jugador y la muerte est¨¢ asegurada m¨¢s tarde o m¨¢s temprano ante uno de estos jefes finales. Da igual cu¨¢nto subamos de nivel ni c¨®mo de perfecto lo hagamos, es harto improbable eludir el caer ante alguna de estas criaturas gigantescas. Por tanto, cuando la experiencia en cooperativo deber¨ªa ser un excelente a?adido que mejorara la jugabilidad, se convierte en un imperativo que hundir¨¢ a¨²n m¨¢s las ilusiones de los que cre¨ªan que Strider hab¨ªa vuelto. Al menos, eso s¨ª, tenemos opci¨®n de unir hasta otros tres compa?eros tanto en local como en l¨ªnea, de forma que sea m¨¢s f¨¢cil encontrar un grupo con el que progresar.

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Tener otros ninjas al lado no sirve ¨²nicamente para tener m¨¢s potencia de ataque o dar a los enemigos m¨¢s de un objetivo en el que fijarse, que tambi¨¦n. Ciertas magias se ejecutan de forma combinada si dos o m¨¢s jugadores aprietan el bot¨®n en el momento justo, con lo que su efecto se ve amplificado. Adem¨¢s, siempre que alguien quede en pie, los otros pueden llegar a morir con cierta tranquilidad, ya que en ese momento quedan flotando en el escenario amarrados por unas cuerdas. Si un compa?ero se acerca y las corta (o ellos mismos se desplazan hasta donde est¨¢) vuelven a la vida, aunque t¨¦cnicamente no llegaron a morir en ning¨²n momento. Esto es el punto clave diferenciador con respecto a disputar las partidas en solitario.

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