De aqu¨ª a la eternidad

Quiz¨¢ sea Pok¨¦mon comparable a Steven Spielberg en el mundo del cine. Es una franquicia popular, quiz¨¢ la que m¨¢s penetraci¨®n ha tenido en las masas de los ¨²ltimos quince a?os, a trav¨¦s de tan agresivas como efectivas campa?as de merchandising, que van desde spin-offs a modo de videojuegos hasta pel¨ªculas, un juego de cartas coleccionables, peluches y todo tipo de juguetes. Esta sobre-exposici¨®n a la franquicia ha llevado a un intento de desprestigiarla, calific¨¢ndola como un producto 'para ni?os' en el mejor de los casos. Con Spielberg pasa lo mismo: realizar algunas de las producciones del cine comercial moderno (Parque Jur¨¢sico, E.T., la saga Indiana Jones) parece haberle restado cr¨¦dito: la cinefilia no le considera el gran autor que es y sus obras m¨¢s valientes y arriesgadas (Munich, War ot he Worlds, Minority Report) han sido recibidas con total frialdad por parte de cierto sector. El tiempo pondr¨¢ las cosas en su lugar pero, de la misma forma que Spielberg pertenece a una raza de cineastas en peligro y cuyos estandartes han desaparecido (Kurosawa, Kubrick, Welles), Pok¨¦mon no tiene nada que envidiar a las mejores sagas de la historia de los videojuegos.

Pero antes de llegar a estas actualizaciones vivimos dos generaciones m¨¢s, cada una superior a la anterior, que pul¨ªan defectos e introduc¨ªan nuevos elementos jugables. La historia quiz¨¢ no estaba tan estudiada como en los citados Oro/Plata, pero Pok¨¦mon nunca hab¨ªa intentado ser un Zelda, ni un Final Fantasy. Se conformaba con ser un ejemplo del RPG entendido como obra para todos los p¨²blicos, permitiendo acceso a sus mec¨¢nicas a jugadores nuevos y avanzados; hab¨ªa lugar para todos. Y con esta mentalidad llega a nosotros la Quinta Generaci¨®n, despu¨¦s de deslumbrar en su paso por Jap¨®n, donde recibi¨® un 40/40 en la prestigiosa publicaci¨®n Famitsu y acumula a d¨ªa de hoy m¨¢s de cinco millones de unidades vendidas, m¨¢s de dos millones de las cuales se facturaron en las primeras cuarenta y ocho horas. Todo un hito, pero no es para menos. Porque Pok¨¦mon Edici¨®n Blanca/Edici¨®n Negra (a partir de ahora abreviaremos a B&N) es el juego m¨¢s espectacular de la franquicia desde un punto de vista visual y conceptual, aunque ser¨¢ el tiempo el que le coloque -o no- a la cabeza -cualitativamente hablando- de la saga.

Una historia que contar
Lo que m¨¢s sorprende Pok¨¦mon B&N? es que desde su mismo inicio sienta unas bases que nunca se atreve a traicionar, rindiendo un claro gui?o al pasado pero dando un paso adelante bastante obvio en t¨¦rminos que no son ajenos al g¨¦nero al que se adscribe (el RPG). Iniciar partida nos lleva por la rutinaria charla de introducci¨®n, esa vez a cargo de una profesora pok¨¦mon en lugar de un var¨®n, siguiendo con la selecci¨®n de g¨¦nero para nuestro entrenador/a. Puesto el nombre, una c¨¢mara sobrevuela el pueblo inicial mientras unos cr¨¦ditos se deslizan por la pantalla. Van a contarnos un cuento: esto ya no se reduce a 'capt¨²ralos a todos y convi¨¦rtete en el mejor entrenador pok¨¦mon del mundo'. La aventura se inicia as¨ª en la casa del protagonista y tras una r¨¢pida selecci¨®n del pok¨¦mon inicial (de nuevo, tres criaturas basadas en los tipos agua/planta/fuego) se comienza a jugar de verdad. Sin tutoriales absurdos que ralenticen la acci¨®n, prima la pr¨¢ctica sobre la teor¨ªa. El modo en que se nos introducen los conceptos b¨¢sicos es tan org¨¢nico que hace que cualquier otra opci¨®n sea imposible de aceptar. En apenas quince minutos ya somos libres de recorrer el nuevo continente que se abre a nuestros pasos, Teselia.

Aventura
Hablar de Pok¨¦mon lleva a hacer una reflexi¨®n en torno a su n¨²cleo jugable, que se ha mantenido a lo largo de los a?os y que jam¨¢s ha sido superado ni ha dado se?as de cansancio. Lo que consigui¨® GameFreak en la primera entrega es casi equiparable a la f¨®rmula de la Coca Cola: nadie conoce los ingredientes, pero el resultado es magn¨¢nimo. Ha habido numerosos intentos de capturar la 'esencia Pok¨¦mon' y todos han acabado sucumbiendo: ni Digimon con su saga 'Digimon World', ni compa?¨ªas como Konami con su fallido Azure Dreams. Muchos apuntaban a Monster Hunter como evoluci¨®n de ese concepto pero la comparaci¨®n cae por su propio peso. Son t¨ªtulos tan diferentes como Resident Evil y Silent Hill; uno es f¨ªsico, otro espiritual. Lo dif¨ªcil es conseguir una mezcla que funciona. B&N se queda cerca de lograrlo, aunque habr¨¢ que esperar un poco m¨¢s para encontrar esta perfecci¨®n.

Dicho esto, sobra repetir que volvemos a encontrarnos el sistema de juego que ha caracterizado a la franquicia principal (decimos esto ci?¨¦ndonos a los RPG port¨¢tiles, dejando fuera las ramificaciones) y que ha ido puli¨¦ndose con los a?os. Se mantienen entonces los combates por turnos, el avance a trav¨¦s de diferentes rutas que conectan las localizaciones del continente y que van desde cuevas y bosques, hasta peque?os pueblos o metr¨®polis, o la interacci¨®n con otros personajes para seguir avanzando. Tambi¨¦n la captura de criaturas sigue siendo el eje, como no pod¨ªa ser de otra forma, habi¨¦ndose introducido en esta ocasi¨®n m¨¢s de ciento cincuenta nuevas criaturas de la m¨¢s diversa ¨ªndole. Y a pesar de que al principio s¨®lo podemos interactuar con las especies a?adidas, llegado un punto volvemos a verle las caras a los m¨¢s de 450 pok¨¦mon que ya conocemos. Haciendo una cuenta r¨¢pida: m¨¢s de 600 criaturas esperando ser capturadas, entrenadas y puestas a prueba en vibrantes combates.

Pok¨¦mon Rojo/Azul era un juego que utilizaba una sencilla tabla de debilidades y resistencias para cimentar el devenir de los combates. Estaban los tradicionales (el fuego quema la hierba, y ¨¦sta absorbe el agua) y otros m¨¢s imaginativos, pero eso era todo. Generaci¨®n tras generaci¨®n esto ha cambiado. Cada ataque es de un tipo, y cada pok¨¦mon puede tener hasta dos. Adem¨¢s todos ellos tienen alguna habilidad especial ¨²nica, por ejemplo potenciar un tipo de movimientos, o hacer bajar un atributo del rival. Jugar a Pok¨¦mon B&N es muy sencillo de base: seleccionando un pok¨¦mon de agua tenemos clara ventaja contra uno de fuego; eso est¨¢ claro. En el segundo gimnasio que visitamos en la aventura, el l¨ªder nos hace enfrentarnos con dos pok¨¦mon de tipo normal. Uno de ellos tiene una habilidad pasiva que potencia a la segunda criatura, de forma que se crea un combo que s¨®lo puede echarse abajo utilizando la cabeza; as¨ª que toca pensar como contrarrestar al rival al mismo tiempo que se crea un equipo eficiente.

B&N, m¨¢s que nunca, funciona mediante estrategias que se asimilan desde el primer momento pero que en niveles m¨¢s avanzados implica cierta dedicaci¨®n. Hay numerosos torneos oficiales de Pok¨¦mon al a?o, varios de ellos patrocinados por la propia Nintendo, y es ah¨ª donde realmente puede verse hasta el nivel al que puede llegar un sistema de juego que a la vez es herm¨¦tico y abierto, que permite la influencia exterior sin sacrificar su esencia propia. Pudimos asistir hace un par de a?os a uno y nos quedamos sorprendidos, pero con Blanca/Negra la cosa va mucho m¨¢s all¨¢. Cada elemento dispuesto en combate es clave para determinar la victoria. Y todo esto sin complicar las cosas: los pok¨¦mon siguen teniendo un m¨¢ximo de cuatro movimientos, el equipo se mantiene de seis criaturas, y las batallas son mayoritariamente de 1vs1.

De hecho hay muchos, pero eso ya os lo contamos al detalle en nuestros primeros textos. Ojeando nuestra cobertura pod¨¦is descubrir absolutamente todo lo que incluye la Quinta Generaci¨®n, por lo que no vamos a repetirlo de nuevo de forma exhaustiva. Donde si incidiremos es en el hecho de las mejoras que han 'sufrido' los elementos sociales. Volviendo al pasado, todo lo que pod¨ªamos hacer en Azul/Rojo era intercambiar criaturas (?a trav¨¦s del Cable Link!) y enfrentarnos a otro entrenador. Eso era todo y no poco a finales de los '90, cuando Game Boy segu¨ªa capitaneando el barco de las port¨¢tiles al tiempo que iba oxigen¨¢ndose conversiones cada vez m¨¢s peque?as y potentes: Pocket, Color? y el salto a GBA. Nintendo DS fue el siguiente paso y con ¨¦l se dijo adi¨®s a engorrosos cables, ahora todo funcionaba mediante infrarrojos. Lo cierto es que la idea rom¨¢ntica de 'ver' c¨®mo el pok¨¦mon se deslizaba por el cable link ten¨ªa un encanto que no posee la conexi¨®n invisible que caracteriza a los infrarrojos; pero el progreso tambi¨¦n tiene sus puntos positivos.

Y en el caso de Pok¨¦mon B&N, son tantos que es imposible no rendirse a ellos. En un punto determinado de la aventura nuestro protagonista ser¨¢ obsequiado con el C-Gear, un artilugio que abre las puertas a la interacci¨®n social tanto de forma local como Online, haciendo de la experiencia pok¨¦mon algo globalizado y no limitado al entorno f¨ªsico. No se reinventa la rueda pero facilitar el acceso desde la pantalla t¨¢ctil a todas las opciones que brinda la franquicia a nivel multijugador es un gran acierto. Con un simple click y sin perder demasiado tiempo, podemos no s¨®lo combatir o intercambiar criaturas, sino adem¨¢s guardar c¨®digos de amigo o, en lo referente al primer ejemplo, disputar batallas aleatorias contra gente sin necesidad de su friend code. La introducci¨®n de una suerte de modo cooperativo, la inclusi¨®n de una serie de delirantes eventos como un concurso musical o la posibilidad de conseguir a cualquiera de los casi 650 pok¨¦mon conocidos, abren las puertas a un juego que durar¨¢, al menos, hasta que 3DS reciba el siguiente integrante de la franquicia: a?os.

Pok¨¦mon B&N se empe?a en recoger la semilla de las entregas anteriores y lo hace sin dejarse nada en el tintero. Los combates siguen siendo igual de profundos pero ahora han ganado tambi¨¦n en t¨¦rminos visuales, con sprites vivos que se mueven mientras esperan recibir ¨®rdenes y que reaccionan a los ataques de formas m¨¢s imaginativas. Esta actualizaci¨®n visual se extiende a todos los ¨¢mbitos de la aventura, desde los personajes que vamos encontr¨¢ndonos, perfectamente caracterizados, hasta los entornos o el dise?o de las ciudades. M¨¢s que nunca en un juego Pok¨¦mon se siente que lo que se est¨¢ viendo es ¨²nico y especial, todo ello logrado gracias a un engine que inicialmente simula el aspecto tradicional (con a?adidos tridimensionales) y que poco a poco va derivando en numerosos juegos de c¨¢maras y perspectivas, como ocurre en cierto momento de la aventura, cuando el protagonista decide tomar un puente que conducir¨¢ a la ciudad m¨¢s espectacular que se ha visto en la franquicia.

El simple paseo en el puente sirve a The Pok¨¦mon Company para ejecutar un juego de c¨¢maras que experimenta desde todas las perspectivas y distancias, haciendo que un sencillo 'avanzar hacia delante' se convierta en algo m¨¢s. La llegada a Ciudad Porcelana es igualmente espectacular, una recreaci¨®n de Nueva York (seg¨²n el equipo de desarrollo) en el que cada calle cambia la perspectiva del jugador: tercera persona vista isom¨¦trica, travellings laterales y elegantes giros sobre eje, dar un paso es adentrarse en la personalidad de la ciudad. No son muchas las localizaciones que explotan esta soberbia presentaci¨®n, lo cual es una verdadera l¨¢stima, pero tampoco puede decirse que otros parajes no valgan el viaje por si mismos. Las zonas de hierba ahora son m¨¢s vivas e incluso encontraremos entrenadores ocultos, no ¨²nicamente esperando eternamente a que nos crucemos con ellos para entablar batalla. Lo mismo sucede con las des¨¦rticas o las cuevas, por poner dos ejemplos.