El drag¨®n renace de sus cenizas

Divinity forma parte de una serie de Hack'n Slash cuyos or¨ªgenes se remontan a Divine Divinity, un juego lanzado a la estela de Diablo pero dotando de un poderoso sabor propio y una personalidad notable, que le hicieron destacar de entre otros de su misma especie. Con un sentido de la historia m¨¢s desarrollado que otros -incluyendo Diablo-, armado de armas pocos convencionales como un brillante sentido del humor, y dotado de una competencia inmediatamente aparente, el juego de Larian se convirti¨® en un t¨ªtulo destacado para aquellos que disfrutan explorando los 'bajos fondos' del mundo del videojuego, en busca de esas raras joyas que a veces surgen en los lugares menos medi¨¢ticos -para aquellos que sientan curiosidad, est¨¢ disponible en Good Old Games y sigue siendo una buena alternativa de entretenimiento-. Desgraciadamente la secuela estuvo bastante por debajo del list¨®n puesto por la primera parte y la serie no despeg¨®, per el estudio persever¨® y volvi¨® a la senda luminosa con Divinity II Ego Dragonis, que volv¨ªa sobre los pasos del primer Divinity, con la necesaria capa de modernidad..

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El juego que hoy ocupa estas p¨¢ginas, Dragon Knight Saga, es esa tercera parte acompa?ada por sus correspondientes parches y, lo que es m¨¢s importante, su jugosa expansi¨®n, que entre otras cosas pone una m¨¢s que necesaria continuidad a la trama del juego original, que ya se critic¨® en su d¨ªa precisamente por su 'conclusi¨®n'. A pesar del tiempo pasado entre ese lanzamiento y este t¨ªtulo, por respeto a aquellos que quiz¨¢s aprovechen este pack para adentrarse en el mundo de Divinity, no se comentar¨¢ m¨¢s sobre el tema y se dejar¨¢ al  jugador que lo descubra por s¨ª mismo. S¨®lo apuntar una vez m¨¢s que, desde el punto de vista argumental, la expansi¨®n arregla uno de los problemas importantes del juego anterior, y eso ya es algo a celebrar.

an¨¢lisis cubre las bases necesarias. Ego Dragonis es un Hack'n Slash con mucha sustancia, que no renuncia ni a tener una historia elaborada, ni a intrincados di¨¢logos ni a muchas opciones y posibilidades que podr¨ªan definirse como de 'vieja escuela', aspectos que se suman a una dificultad considerable, que no se reduce a los combate, sino tambi¨¦n a la estructura de algunas mazmorras. Su g¨¦nero queda definido por la mec¨¢nica de combate, en tiempo real y basada en el control directo del protagonista y sus habilidades principales, lo que implica cientos de clicks al rat¨®n y uso juicioso de las decenas de habilidades que se pueden adquirir; pero en lo que se refiere a su contenido argumental, ofrece considerablemente m¨¢s que otros juegos que se venden como RPG hoy en d¨ªa.

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Pero The Dragon Knight Saga es algo m¨¢s que una compilaci¨®n del juego original con su expansi¨®n. Larian ha querido lanazarlo como una 'versi¨®n completa' del original, ya que sent¨ªan que su potencial hab¨ªa quedado mermado por algunos problemas perif¨¦ricos al propio juego -presentaci¨®n de interfaz o rendimiento, ambos problem¨¢ticos en la versi¨®n de 360- y ha aprovechado la ocasi¨®n no s¨®lo para a?adir el sustancioso contenido, sino tambi¨¦n para mejorar el juego original en diferentes aspectos, tanto t¨¦cnicos como de dise?o. Los cambios afectan tanto a la versi¨®n de PC como a la de 360, lo que ha resultado en un t¨ªtulo con un rendimiento muy mejorado en ambos casos -no sin algunos sacrificios, pero compensados por algunos detalles visuales interesantes-. Las mejoras realizadas para la expansi¨®n se extienden al original, un buen ejercicio de coherencia para presentar el conjunto como una sola unidad, una versi¨®n definitiva de Divinity II.

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Como ya se comentaba, la versi¨®n consola es la m¨¢s favorecida por los cambios respecto al original, ya que Larian ha replanteado The Dragon Knight Saga como un nuevo juego en 360, cambiando numerosos aspectos t¨¦cnicos y de interfaz. Aunque, al igual que en el juego original, este an¨¢lisis se centra en la versi¨®n de compatible, hemos tenido oprtunidad de probar la versi¨®n de consola y realmente ha ganado muchos entertos en diferentes aspectos que mejoran notablemente su presentaci¨®n, convirti¨¦ndose as¨ª en una buena oportunidad para que el usuario de la consola de Microsoft se adentre en un juego con mucho que ofrecer. Lo bueno que ten¨ªa sigue estando ah¨ª, pero ahora el envoltorio que lo rodea es mucho m¨¢s atractivo y se hace m¨¢s accesible a los jugadores con pad.

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Hablando de accesibilidad, algo que ambas versiones comparten es una nueva filosof¨ªa por parte del estudio a la hora de dise?ar escenarios, encuentros con enemigos y el reparto de objetos. El Ego Dragonis original pod¨ªa ser un juego particularmente duro y frustrante en algunos momentos, especialmente porque colocaba a grupos de enemigos muy pegados los unos a los otros, lo que muchas veces hac¨ªa que el jugador se tuviera que enfrentar a grupos de enemigos contra los que no ten¨ªa ninguna esperanza de sobrevivir. El estudio ha organizado las cosas de una manera m¨¢s 'suave' por as¨ª decirlo, lo que combinado con una nueva escala de reparto de material m¨¢gico -en el original se avanzaba bastante lento en ese aspecto, lo que contribu¨ªa a la posibilidad de quedarse atascado en una zona si no eras lo suficientemente fuerte ni ten¨ªas el equipo adecuado-, genera un ritmo m¨¢s asequible. Sigue siendo un juego que puede ser dif¨ªcil en sus luchas y en el que no hay que confiarse, pero es menos despiadado y los jugadores menos experimentados lo agradecer¨¢n. Los veteranos posiblemente lo encuentren m¨¢s f¨¢cil de lo que recordaban, incluso en el nivel m¨¢ximo de dificultad, pero sigue siendo un buen reto en cualquier caso, aunque sea m¨¢s amable en su progresi¨®n.

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Centr¨¢ndose un poco m¨¢s en la expansi¨®n en si, se pueden mencionar algunos detalles de inter¨¦s sin meterse en el argumento de la misma. Uno de sus principales detalles es que acontece casi exclusivamente en la gran ciudad de Aleroth, en vez de en espacios abiertos -por lo que el combate en forma de drag¨®n pasa a segundo plano ya que no es posible transformarse en la ciudad-. Aunque pudiera parecer que eso limita la escala del t¨ªtuo, lo cierto es que la densidad de cosas que hacer y espacios que explorar en la urbe es realmente significativa. La ciudad est¨¢ en estado de emergencia debido al ataque de Damian, defendida a duras penas por una barrera m¨¢gica, pero eso no impide que haya decenas de personajes implorando tu ayuda mientras tratas de encontrar la forma de salvar el mundo.

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El dise?o de las misiones es tambi¨¦n muy bueno, fundamentalmente por la variedad y la ausencia de rellenos. Hay misiones m¨¢s o menos importantes y m¨¢s o menos largas, pero son siempre diferentes y con mucha personalidad propia. Ya sea ayudando a unos fantasmas a representar una obra maldita, leer la mente a un cerdo para tratar de encontrar claves en un asesinato, o decidiendo qu¨¦ hacer con un humano transformado en tomate, Flames of Vengeance tiene siempre el don de la sorpresa, lo que combina sabiamente con r¨¢pidos y brutales combates contra las criaturas m¨¢s oscuras que la ciudad y las extraordinarias condiciones actuales son capaces de producir.

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En lo que se refiere a combate, la expansi¨®n se limita a ofrecer el equipamiento y la experiencia necesarias para conseguir m¨¢s habilidades o mejorar las que ya tienes. Divinity II cuenta ya con una amplia gama de poderes y habilidades en diferentes esferas de conocimiento, as¨ª que resulta adecuado que no se a?adan m¨¢s y que se deje al jugador seguir con el abanico de ocpiones con los que ya contaba. Como siempre, y dada la naturaleza relativamente libre del desarrollo de personaje, se puede optar por profundizar en pocas disciplinas o diversificarse para tener un grupo de opciones m¨¢s variado. En los foros del juego se puede uno aprovechar del conocimiento adquirido para ver los arquetipos m¨¢s populares y efectivos -siendo los 'Magos de Batalla' con armadura pesada los m¨¢s populares por su resistencia y capacidad de liquidar amplias zonas de enemigos. Pero es m¨¢s divertido experimentar por uno mismo y encontrar modelos que funcionen bien para el estilo de juego que se est¨¢ buscando.

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