Ace Combat: Joint Assault
- PlataformaPSP7.5
- G¨¦neroSimulaci¨®n
- DesarrolladorProject Aces
- Lanzamiento24/09/2010
- EditorBandai Namco Entertainment
Asalto Conjunto
Un juego de altos vuelos, aunque a velocidad de crucero. La ¨²ltima entrega de Ace Combat en PSP ofrece una de cal y otra de arena: por un lado se preocupa por ofrecer un multijugador cuando menos interesante, y por el otro poca de conservador al incluir un modo campa?a excesivamente clasicista, muy interesante para los ac¨¦rrimos pero con poca chicha para los jugadores que quieran encontrar algo nuevo en este simulador a¨¦reo. Un asalto conjunto que, en cualquier caso, merece la pena descubrir con sus pros y sus contras.
Poco se puede comentar sobre la vida de PSP que no se haya dicho antes en el pasado. Hace escasos d¨ªas centr¨¢bamos la atenci¨®n en la calidad que supura la nueva entrega de God of War, algo cuando menos sorprendente si se analiza el porvenir de la consola en los tiempos que corren, con la situaci¨®n actual del mercado. La port¨¢til de Sony ha librado mil y una batallas, resurgiendo de sus cenizas otras tantas veces, pero no ha sido hasta 2010 cuando, casi de forma definitiva, la mayor¨ªa de aficionados y medios especializados consideran que su vida ¨²til est¨¢ muy cerca de tocar a su fin. Resulta dif¨ªcil dejarse llevar por las predicciones justo en la v¨ªspera de la campa?a navide?a, que a base de adaptaciones de sobremesa o de t¨ªtulos exclusivos suele significar un levantamiento en el cat¨¢logo de la consola y, consecuentemente, tambi¨¦n en lo referente a las ventas.
Cuesta creer que una port¨¢til deje de mover la cola cuando encabeza semana tras semana las ventas de hardware japonesas, especialmente cuando sigue recibiendo t¨ªtulos de calidad que justifican limpiar el polvo de la pantalla y seguir jugando. Eso suponiendo que todo lo que ha aparecido hasta la fecha no sea motivo suficiente para que su presencia en la mesilla de noche o en el bolso de trabajo sea una constante, un requisito indispensable para sobrellevar el d¨ªa a d¨ªa. Despu¨¦s de todo, es la ¨²nica consola en la actualidad que todav¨ªa es capaz de levantar el vuelo con producciones que verdaderamente merecen quitarse el sombrero ante la calidad que presentan. No se puede decir abiertamente que este Ace Combat: Joint Assault que hoy nos ocupa sea ese cl¨¢sico que justifica la adquisici¨®n de la port¨¢til, pero sin duda cumple su cometido: llevar la esencia de la franquicia a la peque?a pantalla por segunda vez, mejorando lo que ofrec¨ªa su antecesor.
Aunque en un principio fue la propia Namco Bandai la que se ocup¨® de poner el sello X2 (un indicativo de que se trataba de una secuela en toda regla), Project Aces no tardar¨ªa ni unos d¨ªas en salir a la palestra para aclarar que, pese a que efectivamente mantendr¨ªa el t¨ªtulo en territorio japon¨¦s, en el resto del mundo se dar¨ªa a conocer como una entrega que poco o nada ten¨ªa que ver con cualquier otro cap¨ªtulo aparecido hasta la fecha. La apreciaci¨®n, vista ahora a toro pasado, le viene un poco grande a un t¨ªtulo que si bien es cierto que contiene todo lo positivo de la serie cojea a la hora de presentar un argumento a la altura de las circunstancias. El contexto de un nuevo conflicto b¨¦lico es impuesto por un ataque sorpresa a Tokio -dejando as¨ª de lado el mundo ficticio que hasta ahora hab¨ªamos conocido-, que m¨¢s tarde se propaga por otras capitales del mundo.
El Escuadr¨®n Antares, a su vez miembro de la empresa Martinez Security, pronto confirma la veracidad de un mensaje firmado por el grupo terrorista Valahia, que encabezado por un antiguo militar ha decidido poner toda la carne sobre el asador en una serie de ataques rel¨¢mpago en distintas ciudades del globo. Tokio es la primera, por lo que ser¨¢ menester defenderla durante varias misiones, al menos hasta que la situaci¨®n toma un rumbo inesperado a favor de las fuerzas enemigas. La migraci¨®n de varios compa?eros de escuadr¨®n (motivada por los incentivos que promete el terrorista) provoca el terror colectivo de la sociedad. Esto da como resultado la unificaci¨®n de las fuerzas mundiales para hacer frente a la nueva amenaza que se cierne contra el mundo. El h¨¦roe pronto se convierte en el punto de referencia de Valahia, en tanto es el responsable de derribar sus principales fuerzas de ataque.
Nuestra mayor preocupaci¨®n ha de ser, por lo tanto, cumplir el objetivo designado en cada una de las misiones que protagonizamos, cuya variedad no brilla precisamente por la cantidad de situaciones que propone a lo largo y ancho de su recorrido. El argumento, como ve¨ªamos en el p¨¢rrafo anterior, atrapa durante las primeras horas de juego para desinflarse poco a poco, al mismo ritmo que el golpe militar comienza a perder todo sentido. Se pierde el factor sorpresa y con ¨¦l todo el dramatismo que pueda transmitir un conflicto de estas proporciones, que en teor¨ªa deber¨ªa de revolucionar la sociedad. No se puede pretender que el argumento de Ace Combat sea una obra literaria que contenga un elaborado complot bajo sus di¨¢logos y acontecimientos (al menos no en un cap¨ªtulo dise?ado para las port¨¢tiles), pero s¨ª podemos pedirle algo de continuidad en la acci¨®n. Sirve para entretener, pero no para mantener viva la llama del inter¨¦s.
Si a esto le a?adimos la carencia de situaciones diversas en el modo Campa?a, se entiende que el modo dise?ado para un jugador pierde enteres con respecto al multijugador. Antes de comenzar cada misi¨®n recibimos un completo dossier con toda la informaci¨®n estrat¨¦gica de la zona en la que vamos a combatir, bien sea en formato aire-aire o aire-tierra. La orograf¨ªa del terreno, uno de los alicientes que las entregas recientes de la franquicia hab¨ªan integrado para mejorar la sensaci¨®n de realismo durante la partida, desaparece aqu¨ª por completo dando lugar a escenarios carentes de detalle terrestre, que se limita a mostrar un estampado de p¨ªxeles en el que resulta imposible distinguir un edificio de un hangar o de un tanque de guerra. Aunque se trata de un aspecto que ata?e m¨¢s a la parte t¨¦cnica que a la jugable, no cabe la menor duda que se trata de un elemento de importancia a la hora de entender la ambientaci¨®n a la que nos somete este Joint Assault.
Salvo repostar gasolina mientras el caza est¨¢ en marcha o alg¨²n aterrizaje y despegue que se puede omitir pulsando un bot¨®n, lo que ofrece el modo Campa?a es b¨¢sicamente siempre lo mismo: atacar una estructura de tanques o de unidades de tierra; defender un per¨ªmetro de un ataque enemigo; tumbar la fortaleza enemiga que pretende destruir de un solo ataque un radio de diez o doce kil¨®metros de la ciudad europea de turno (especial ¨¦nfasis en Londres y en todos los acontecimientos que all¨ª se viven)? La teor¨ªa no dista demasiado de la mec¨¢nica tradicional de la franquicia, pero en la pr¨¢ctica superar estas misiones es poco menos que un ejercicio de insistencia, o de paciencia, m¨¢s que de habilidad y entretenimiento.
Con todo, el verdadero protagonista del modo Campa?a, m¨¢s all¨¢ de todo lo expuesto hasta el momento, es curiosamente el cooperativo, primera se?al del inter¨¦s que ha movido a Project Aces a desarrollar este t¨ªtulo. Llegados a cierto punto del argumento, ¨¦ste obligar¨¢ a que sean varias las unidades a¨¦reas las que colaboren en una misma misi¨®n, abriendo as¨ª las puertas a que tres jugadores se unan a nuestra partida. Cada uno de los compa?eros cumplir¨¢ en este momento un objetivo espec¨ªfico dentro de la misma misi¨®n, extrayendo de aqu¨ª un punto positivo y otro negativo: si bien es cierto que la diversi¨®n aumenta y que casi dir¨ªamos otorga pleno sentido a la mec¨¢nica de juego, tambi¨¦n lo es que el nivel de dificultad, incluso en la opci¨®n m¨¢s exigente, disminuye considerablemente. Lo mismo sucede con la vida ¨²til de este modo, que se reduce de las 8 horas a las 4 casi sin darnos cuenta.
La base del juego no ofrece m¨¢s posibilidades que las aqu¨ª expuestas a excepci¨®n del multijugador online, que b¨¢sicamente permite (al igual que el Ad-Hoc) a varios jugadores colaborar o competir en los cielos que surca Joint Assault. Es de perogrullo decir aquello de que existe una gran diferencia entre competir contra la CPU de la m¨¢quina a hacerlo frente a adversarios de carne y hueso, pero lo cierto es que esta modalidad ofrece un sinf¨ªn de posibilidades a ojos de los jugadores que busquen algo de entretenimiento entre varios amigos, y que l¨®gicamente no hayan tenido la ocasi¨®n de probar anteriormente. El camino que siguen la mayor¨ªa de los estudios modernos es abrir las puertas de sus producciones al multijugador, aun cuando la filosof¨ªa de juego de un determinado t¨ªtulo no siempre se preste a ello.
No es este el caso de Ace Combat, al que le viene como anillo al dedo combinar un poco de realismo con otro tanto de arcade, posibilitando a cualquier jugador, ya sea novel o experto, el pasar un buen rato frente a la consola junto con otros compa?eros, o sencillamente buscando a alg¨²n oponente a trav¨¦s de la red. Desde aqu¨ª aplaudimos esta caracter¨ªstica, sin duda una de las m¨¢s destacadas del UMD. Hacemos lo propio con lo referente al apartado t¨¦cnico del t¨ªtulo, que pese a la nula definici¨®n de texturas terrestres se mueve con pasmosa soltura a la hora de poner en liza toda clase de explosiones y ¨¢giles movimientos sin generar una sola ralentizaci¨®n durante el proceso.
No se ha roto la cabeza Namco Bandai con la interfaz, est¨¦ticamente horrible, aunque s¨ª lo ha hecho en la elaboraci¨®n de v¨ªdeos generadores por ordenador que de cuando en cuando se encargan de poner el broche de oro a las misiones m¨¢s atractivas. El plano sonoro es otro de los aspectos que r¨¢pidamente atrae la atenci¨®n del jugador gracias a una variada selecci¨®n de melod¨ªas y a la selecci¨®n de un amplio grupo de dobladores para maquillar las voces de los compa?eros de escuadr¨®n. Dichas voces est¨¢n en perfecto ingl¨¦s, mientras que los subt¨ªtulos aparecen en castellano. Es una l¨¢stima que no se haya tomado la molestia de realizar un doblaje a nuestro idioma, ya que de alguna manera la constante afluencia de comentarios obliga a llevar el ojo fuera de la acci¨®n, con todo lo que ello conlleva. Se trata, en cualquier caso, de males menores que no influyen en absoluto en la gratificante experiencia jugable.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.