Hora de temblar, bellacos

Parece que se ha puesto de moda el culto al superh¨¦roe. No en los tiempos recientes, en los que cualquier producto que pueda convertirse en un ¨¦xito medi¨¢tico se explota hasta que queda agotado su caudal de innovaci¨®n y originalidad, sino desde hace  ya bastantes a?os. La eclosi¨®n de la que hablamos se refiere, m¨¢s que a los h¨¦roes de papel, a aquellos que han debutado en la televisi¨®n con la mirada puesta en los m¨¢s peque?os de la casa. En los ¨²ltimos meses hemos tenido ocasi¨®n de analizar varios ejemplos, entre los que destaca el peculiar Super Hero Squad, una oda a la desfiguraci¨®n de varios mitos atemporales que retocando su personalidad por aqu¨ª y por all¨¢ ofrecen un soplo de aire fresco a la industria.

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Son series animadas a la antigua usanza que se conforman con hacer humor de s¨ª mismos, sin tomarse muy en serio. El Intr¨¦pido Batman, traducci¨®n al castellano del sobrenombre con el que originalmente se le conoce en Estados Unidos (The Brave and the Bold), es uno de los mejores ejemplos para ilustrar lo anteriormente expuesto. La serie mezcla el saber estar de Batman: The Animated Series con la gracia de el Batman setentero, convertido hoy en un icono de la cultura norteamericana de aquella ¨¦poca. El resultado es una mezcla agridulce entre la carcajada f¨¢cil y la intriga que se cierne sobre la mayor¨ªa de los casos criminales que el superh¨¦roe enmascarado ha de solventar, utilizando en todo momento los artilugios de los que viene haciendo gala desde que fuese parido hace ya bastantes a?os.

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Como era de esperar, el ¨¦xito de la serie animada ha propiciado que una compa?¨ªa -en este caso WayForward- se haya interesado por llevar el murci¨¦lago a la gran pantalla, mostrando el juego primero en el E3 y m¨¢s tarde en el PAX que ten¨ªa lugar hace pocas semanas en Seattle, feria ¨¦sta que se ajusta como anillo al dedo a las necesidades publicitarias del Caballero Oscuro. Se entiende que parte de este despliegue promocional tiene como fin sacar provecho a la licencia del superh¨¦roe, que gracias a Batman: Arkham Asylum ha visto crecer su reputaci¨®n exponencialmente dentro de la industria de los videojuegos. Si la obra de Eidos era una aventura contemplativa de acci¨®n en la que el gui¨®n llevaba las riendas, el caso de The Brave and the Bold es pr¨¢cticamente todo lo contrario: clasicismo en 2D para poner sobre la mesa un beat ?em up con grandes dosis de humor y la lupa puesta sobre el cooperativo.

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No resulta extra?o por lo tanto sumergirse en las primeras horas de juego de este Intr¨¦pido Batman para comprobar que no se han perdido las reminiscencias de aquel juego de Super Nintendo y Mega Drive, basado en Batman: The Animated Series. El primer referente de culto en el que se deb¨ªa de fijar el estudio aparece constantemente referenciado tanto en las situaciones que afrontamos como en el estilo gr¨¢fico que se aplica. Esto no es de extra?ar teniendo en cuenta que la base del juego es tan sencilla de explicar como de entender: el jugador se pone en la piel de Batman (o de uno de sus ayudantes) con el objetivo de solucionar uno de los cuatro casos criminales que se dan cita en esta obra. Para vencerles cuenta con toda clase de ventajas que le permiten adelantarse a la siguiente jugada del rival, aunque no siempre es suficiente?

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Batman se enfrenta ante uno de sus casos m¨¢s complejos hasta la fecha: en el primero de los cuatro cap¨ªtulos de los que se compone esta obra, la desaparici¨®n de un misterioso diamante ha propiciado que tanto ¨¦l como su inseparable compa?ero Robin se lancen a la aventura en b¨²squeda de la valiosa joya. Lo que en un primer momento resulta un trabajo relativamente sencillo y sin peligro se convierte en toda una odisea en la que se compagina el arte seductivo de Catwoman con las malas lenguas de Catman, el hom¨®nimo masculino de la famosa antagonista del murci¨¦lago y compa?¨ªa. Este cap¨ªtulo, que aqu¨ª emplearemos como base para ejemplificar la mec¨¢nica del juego y sus condicionantes, es suficiente para que el jugador comprenda el esp¨ªritu con el que se debe afrontar la aventura. Esto es: sentido del humor, paciencia y algo de tiempo libre para superar las ocho fases de las que se compone cada nivel.

Como dec¨ªamos, Batman se lanza a la calle para detener los pasos de los dos criminales gatunos, que gracias al poder del diamante han convertido en felinos a la mayor parte de la poblaci¨®n de la ciudad de Gotham, genialmente recreada para la ocasi¨®n. El murci¨¦lago cuenta con tres armas que le sirven como soporte para repartir estopa entre los secuaces de los criminales. Algunos van equipados con armas, y por lo tanto ser¨¢ menester hacer uso de un batarang antes de comenzar a repartir pu?etazos a diestro y siniestro, mientras que otros prefieren hacer uso del cuerpo a cuerpo, con agilidad suficiente para parar las envestidas del superh¨¦roe. Por esta raz¨®n es tan importante que el h¨¦roe no combata en solitario, y de ah¨ª la presencia de Robin como primer plato fuerte del producto.

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El D¨²o Din¨¢mico es el que se da cita en el primer cap¨ªtulo, pero no es el ¨²nico dueto que aparece durante a la aventura. En cada uno de los cuatro cap¨ªtulos que componen la totalidad de la trama, Batman cuenta con la compa?¨ªa de alguno de sus hermanos de armas, todos y cada uno de ellos aparecidos en alguno de los cap¨ªtulos de la serie original. El Escarabajo Azul es el mejor candidato para sustituir a Robin en el segundo episodio de la trama, en el que curiosamente es menester atrapar a un escurridizo lagarto que se ha escapado de la presi¨®n de Arkham horas antes. La presencia de un compa?ero en absolutamente todas las fases del t¨ªtulo condiciona el devenir de las partidas en dos sentidos. Por un lado se posibilita que en cualquier momento un compa?ero humano se una a la partida, poniendo as¨ª de relieve la importancia del cooperativo en esta aventura. Por el otro, se otorga m¨¢s variedad en cuanto se refiere a los artilugios que empleamos para superar obst¨¢culos y trampas.

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Se cambia la disposici¨®n del control para efectuar determinados combos que con el paso del tiempo resultan familiares, f¨¢ciles de dominar. La mec¨¢nica se abre a que cualquier jugador se convierta en un experto sin tener que calentarse demasiado la cabeza durante el proceso de aprendizaje, que dura aproximadamente cinco minutos. A la hora de la verdad, basta con entender que este Batman: El Intr¨¦pido quema sus horas de juego con un simple scroll lateral que obliga al jugador a ir siempre hacia la derecha, par¨¢ndose s¨®lo cuando es necesario vencer a un grupo de enemigos para poder seguir avanzando o cuando es imprescindible hacer uso de un artilugio espec¨ªfico que abra la puerta de marras para seguir avanzando. En el entretiempo luchamos contra enemigos, utilizamos el batgancho para subir por cornisas, o paralizamos a los enemigos con una descarga el¨¦ctrica que obtenemos al avanzar hasta el segundo cap¨ªtulo.

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Hay que tener en cuenta que la mezcla entre artilugios y superh¨¦roes es el principal motivo de que exista una variedad apreciable de opciones a realizar durante los niveles, que tras sorprender durante los primeros compases por la genialidad creativa que supera la obra se convierten en poco menos que correpasillos en lo que premia la constancia por encima de la habilidad o de la inteligencia para superar obst¨¢culos o puzles. La ausencia de retos significativos es uno de los puntos negativos del producto, lo que unido a la poca exigencia de la historia para completar todos y cada uno de los niveles que ofrece hace de este Batman un t¨ªtulo claramente destinado a un p¨²blico adolescente, o que como m¨ªnimo no busque una de esas obras que hagan de la situaci¨®n m¨¢s mundana un aut¨¦ntico rompecabezas.

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Esto contrasta con la presencia de diversos jefes finales cuando atravesamos el meridiano de un episodio y al finalizar el mismo. Los jefes son, de hecho, la parte m¨¢s destacable del t¨ªtulo, tanto por la variedad de dise?os como por la necesidad de utilizar alternativas al cl¨¢sico golpe-golpe-golpe del que habl¨¢bamos anteriormente. Tristemente esta variedad de la que hablamos tampoco justifica que el jugador realice un esfuerzo excesivamente considerable con el pad en las manos. El control del juego se limita al uso de la habitual dupla wiimote/nunchuk, el primero apuntando siempre a la pantalla para hacer uso del sensor de movimientos en casos muy puntuales. Con todo, la mec¨¢nica de juego, sin ser especialmente compleja, se adapta como dec¨ªamos a toda clase de jugadores sin importar la experiencia con la que contasen previamente. Un punto positivo para los que busquen diversi¨®n r¨¢pida, algo negativo para los que esperen un reto como los que sol¨ªan ofrecen los beat ?em up de anta?o.

Considerando todo lo anteriormente expuesto, resulta dif¨ªcil de entender el por qu¨¦ de la ausencia de una Infraestructura que permita a dos jugadores disfrutar de la aventura sin la necesidad de estar de cuerpo presente (una de las virtudes de la nueva generaci¨®n), aunque en este sentido se sigue la tendencia impuesta por la gran mayor¨ªa de t¨ªtulos que aparecen en la sobremesa de Nintendo. El cooperativo es, al margen de esto, el elemento m¨¢s destacable del juego, especialmente si pertenecemos a ese grupo de jugadores que no valora tanto la dificultad de un videojuego como la diversi¨®n que ¨¦ste le aporte a la hora de sentarse delante de la televisi¨®n para pasar un buen rato. En este sentido, El Intr¨¦pido Batman cumple su cometido gracias a la votable disposici¨®n gr¨¢fica, as¨ª como por el hecho de ofrecer varios personajes secundarios, cada uno con manejo espec¨ªfico.

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En lo que respecta al aspecto art¨ªstico, WayForward ha realizado un trabajo cuando menos loable, con la correspondiente configuraci¨®n que requiere un t¨ªtulo en 2D con tendencias animadas. Al notable estilo art¨ªstico hay que a?adir alg¨²n que otro v¨ªdeo para amenizar la historia (que, dado el vac¨ªo evolutivo de la mec¨¢nica, acabar¨¢ convirti¨¦ndose en la mayor recompensa a la que podemos aspirar una vez terminada la aventura), el uso de voces en castellano y la constante aparici¨®n de di¨¢logos para ofrecer algo de variedad a la trama. En este sentido basta con apreciar el esfuerzo de los creadores a la hora de aportar un elemento destacable a la ambientaci¨®n, aunque muchas de las conversaciones son cuando menos rid¨ªculas, dir¨ªamos incluso casposas. Por suerte esto se palia con otras humor¨ªsticas, que se las arreglan para arrancar alguna que otra sonrisa del jugador.

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