Queda poco m¨¢s de un mes para que Just Cause 2 llegue a nuestro pa¨ªs. Con el ?Escorpi¨®n' Rico a la vuelta de la esquina, es el momento de probar en nuestras propias carnes como empieza y se desarrolla esta aventura en la isla de Panau. Es la hora de sembrar el caos y resolver algunos asuntos pendientes en este sandbox que aparece a finales de marzo para Playstation 3, PC?y Xbox 360. Los primeros compases de partida nos van a servir para familiarizarnos con los controles y tambi¨¦n con las mec¨¢nicas de juego. No es sencillo, ya que la disposici¨®n de botones es distinta a lo que podemos estar habituados. Los gatillos para el arma principal y la secundaria, correr con uno de los superiores frontales, el gancho para otro, apuntar pulsando el stick derecho... lo mejor es adaptarlo al gusto, aunque despu¨¦s de algunos minutos uno ya estar¨¢ casi satisfecho con la disposici¨®n por defecto, ya que seguramente lo que crea m¨¢s controversia es el sistema de apuntado y en un rato est¨¢ naturalizado. Menci¨®n aparte los veh¨ªculos que iremos comentando, ya que tienen controles sencillos aunque luego, a la hora de la verdad, algunas cosas sean exigentes.
Intenso inicio de juego. Rico est¨¢ con su compa?era y un tercer soldado de la Agencia sobrevolando la gran isla, en la que un dictador domina con mano de hierro a sus habitantes. La misi¨®n principal es infiltrarse para conseguir entrar en territorio hostil, pero las cosas no salen bien. Hemos sido avistados por las tropas enemigas y empieza fuego cruzado con nuestro helic¨®ptero. Fruto del frenes¨ª del momento, perderemos datos vitales de la Agencia. Rico Rodr¨ªguez, nuestro protagonista, es un t¨ªo de armas tomar. Salta al vac¨ªo en busca de todos esos datos.
Panau es un pa¨ªs esencial para proteger los intereses de los Estados Unidos en la zona. El hijo del anterior regente es el nuevo gobernador. Panay se ha rodeado de la l¨ªnea dura de su administraci¨®n, as¨ª como tambi¨¦n de un ej¨¦rcito entrenado y equipado para cualquier contratiempo. Algunos movimientos extra?os y la preocupaci¨®n sobre la estabilidad de la regi¨®n llevaron a los USA a infiltrar al agente Tom Sheldon. Muerto o desertor -lo que es seguro es que ha desaparecido, no se sabe nada de ¨¦l. Y nos toca a nosotros dar con su figura y saber qu¨¦ es lo que ha pasado. Aunque la cosa se haya complicado de inicio con la p¨¦rdida de datos importantes nada m¨¢s llegar al cielo de Panau.
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Aqu¨ª empieza nuestra primera toma de contacto a nivel jugable. Soltados en el aire, en medio de la negra noche, deberemos controlar a Rico hasta llegar a tierra. Jugando con el hecho de caer al vac¨ªo y con el paraca¨ªdas, que podremos abrir y desechar cu¨¢ntas veces sea necesario. Empezar as¨ª no es casualidad, ya que nuestra presencia en los aires ser¨¢ m¨¢s habitual de lo que pueda parecer en un principio. Una vez en tierra firme, debemos recoger los archivos perdidos que han ca¨ªdo, casualidad, en medio de una base armada del gobierno de la isla. Con nocturnidad intentamos entrar en la estructura. Movimiento de sigilo acabando con un soldado... y poco m¨¢s. Empieza la primera gran batalla.
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Nos saldr¨¢n soldados a nuestro paso que deberemos eliminar. El sistema de combate es bastante sencillo. Con el puntero siempre marcado en nuestra pantalla no ser¨¢ necesario apuntar en distancias cortas, aunque perderemos precisi¨®n. Y aqu¨ª se empiezan a ver las bondades del gancho. Adem¨¢s de poderlo usar para golpear a enemigos, podemos escalar por todo tipo de lugares. Esto nos permite movernos con libertad, buscar posiciones elevadas o escapar si nos encontramos? con fuego cruzado desde distintos frentes. El arsenal que vamos recogiendo se divide en objetos arrojadizos como granadas, dos pistolas de una sola mano y otra m¨¢s potente (como un AK47 o un francotirador) que usa las dos manos.
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Y llegamos al punto determinante: crear terror. Podemos destrozar algunas estructuras de las bases que nos rellenar¨¢n una barra de caos. Antenas, dep¨®sitos, zonas explosivas... todo puede ser derruido. Esto llama la atenci¨®n de los enemigos, pero nos beneficia y formar¨¢ parte de la aventura. La barra de caos que va creciendo es la que nos permitir¨¢ hacer las misiones de la agencia, que son las que hacen avanzar en la trama. Espect¨¢culo pirot¨¦cnico para el que cobra, todav¨ªa m¨¢s sentido, nuestros movimientos por lo alto y ancho de las bases v¨ªa gancho y dem¨¢s bondades que tiene Rico a la hora de moverse con libertad.
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El ritmo es elevado por la presencia constantes de enemigos y la tensi¨®n que genera crear caos entre la zona de guerra. Despu¨¦s de esta misi¨®n inicial de recuperaci¨®n de datos tendremos otra, un asalto en un casino donde debemos contactar con un ex-agente. En esta cambia el ambiente, con la jungla presente, la luz del d¨ªa y el edificio en cuesti¨®n. Iremos de abajo a arriba para solventar algunos problemas terroristas en? la zona. Aqu¨ª dominaremos por primera vez otro veh¨ªculo que estar¨¢ presente en las partidas como es el helic¨®ptero. Engancharse a ¨¦l, acabar con los enemigos y hacerlo nuestro. Brillante. Y, sobre todo, divertido. Y acaba la linealidad de Just Cause 2. Con nuestro contacto salvado despu¨¦s de una escapada en coche, tendremos la isla para descubrir.
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Empieza lo bueno. Debemos hacernos amigos de las tres facciones que quieren liberar la isla de Panau del dictador actual. Cuando demos con ellas, ¨¦stas nos ir¨¢n dando misiones para sus objetivos a cambio de informaci¨®n. Las misiones nos permiten ganar dinero, ganar experiencia para el mercado negro y generar caos. Estos grupos de liberaci¨®n ganan rango de influencia al dominar zonas concretas gracias a Escorpi¨®n, el nombre con el que nos damos a conocer. Somos libres de empezar a tener m¨¢s contacto con unos que con otros, o con todos a la vez. Adem¨¢s, podemos campar por una isla enorme, llena de pueblos y lugares que visitar. Y que destrozar.
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M¨¢s all¨¢ de las sidequests que nos sirven para ganar caos y, por lo tanto, desbloquear misiones de agencia, podemos hacer el terrorista en los pueblos del territorio. Si acabamos con los emplazamientos de los gobiernos en dichas aldeas tambi¨¦n ganaremos caos, aunque eso nos puede comportar problemas con las fuerzas gubernamentales. En estos primeros instantes de libertad, el mapa abruma, ya que yendo con un veh¨ªculo por las carreteras hasta un punto concreto nos damos cuenta que hay territorio para dar y tomar. Seguramente menos concentrado que una ciudad de Grand Theft Auto, ya que muchos tramos son de puras monta?as, praderas y carreteras. Esto se soluciona, en parte, con los servicios del mercado negro. Tendremos contacto con un mercader al que podemos llamar en cualquier momento -si no hay calor (el calor es tener fuego abierto con enemigos)- para nutrirnos de tres tipos de cosas. La primera, arsenal; otra son veh¨ªculos y por ¨²ltimo, poder usarlo como punto de extracci¨®n. A medida que completamos misiones crece la confianza con este mercado y se van desbloqueando mejoras en forma de m¨¢s armas para comprar y m¨¢s veh¨ªculos. El punto de extracci¨®n agiliza llegar a un lugar que tengamos desbloqueado en el mapa (pueblos o lugares de misiones ya completadas). Despu¨¦s de tres misiones de facciones, todav¨ªa ten¨ªamos que hacer alguna cosa m¨¢s -caos en ciudades, ampliar el caos hasta el 100% en esos emplazamientos donde ya hab¨ªamos completado la misi¨®n o ganar carreras- para poder llegar a la siguiente misi¨®n de la Agencia, trama de la cual preferimos no desvelar nada m¨¢s. Por lo que trabajo hay para rato.
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Aunque a nivel jugable los tiroteos pueden parecer simples cuando estamos como soldado raso, lo cierto es que eso se solventa con creces con la variedad de situaciones. Entrar por lo alto de una estructura, robar un helic¨®ptero para limpiar el lugar, bombardear zonas explosivas para acabar con enemigos, llegar a una misi¨®n a lomos de un avi¨®n para estamparlo en las bases rivales... hay muchas maneras de hacer las cosas. Y eso es gracias a la gran variedad de veh¨ªculos disponibles. Coches, motos, helic¨®pteros, veh¨ªculos blindados o aviones diversos. Su control parece a priori f¨¢cil, aunque la dificultad que entra?a llevar un cami¨®n de grandes dimensiones o un avi¨®n nos traer¨¢ de cabeza m¨¢s de una vez. A eso se le a?ade un generoso arsenal de armas y tenemos diversi¨®n para rato.
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Algo que a?adir al aspecto jugable es nuestra habilidad a la hora de movernos. Contamos con un bot¨®n de esquiva que puede evitar los tiroteos enemigos, o al menos hacer que su precisi¨®n se vea reducida dr¨¢sticamente. Junto a esto, Rico tiene la capacidad de moverse como pez en el agua ah¨ª donde se engancha. Por eso, cuando asaltemos un coche o un helic¨®ptero, podremos colocar al protagonista de distintas maneras -delante del parachoques, a un lado, etc.- de tal manera que entonces s¨ª usaremos algo similar a coberturas para que no nos fr¨ªan. El gancho de anclaje tambi¨¦n no servir¨¢ para movernos entre veh¨ªculos, escapar de ellos o crear trampas con m¨¢s de un elemento -enganchar dos coches, o dos enemigos. Las posibilidades son muchas y crecen cuando vayamos mejorando en nuestro avance.
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Rico en espa?ol Una de las sorpresas de Just Cause 2 se encuentra en la localizaci¨®n. El juego llegar¨¢ traducido y doblado al castellano, algo de agradecer teniendo en cuenta la cantidad de informaci¨®n y detalle que se nos va abriendo en el men¨² -a modo c¨®dice- cada vez que descubrimos alguna cosa nueva, ya sea la isla, facciones, palabras clave, personajes, etc. El doblaje, a pesar del detalle que supone, no parece marcar un antes y un despu¨¦s en la interpretaci¨®n de la lengua de Cervantes en el mundo de los videojuegos. Algunas voces y tonos demasiado teatrales y que no acaban de hilar como es debido junto a las cinem¨¢ticas de turno, aunque tambi¨¦n es cierto que no pasa en todos los cortes cinematogr¨¢ficos ni mucho menos.
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Para terminar esta primera toma de contacto es necesario mencionar el apartado t¨¦cnico del juego. Just Cause 2 presenta escenarios bellos, gracias a la viveza de los colores y del entorno que recrea. El juego gana mucho sobre todo de d¨ªa, donde se puede apreciar la naturaleza de la isla, que tiene tramos nevados en las monta?as m¨¢s altas. Algo que est¨¢ bien llevado es el paso del tiempo entre d¨ªa y noche. Cuando el sol cae, lo m¨¢s destacado es poder ver las explosiones en la oscuridad. No es ning¨²n referente gr¨¢fico (lagunas en ciertas texturas), aunque el resultado final es?correcto y tiene detalles, como el viento y c¨®mo ¨¦ste mueve ramas y hierbas, que son dignos de menci¨®n. Los personajes est¨¢n detallados, sobre todo el protagonita, y en los primeros compases de partida no se detectan bajones en la tasa de framerate. Para profundizar quedan algunas animaciones, un tanto irregulares -por ejemplo, las muertes de los enemigos o sus reacciones a nuestros disparos- o la IA del ej¨¦rcito rival, que a veces no responde como ser¨ªa deseable y m¨¢s con las batallas a campo abierto que se llegan a disputar.
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Just Cause 2 promete m¨¢s y mejor respecto a su primera parte. Variedad, explosiones, misiones de todo tipo y una isla enorme que recorrer, adem¨¢s de la mejora gr¨¢fica que ha sufrido respecto al juego original, sobre todo en movimiento. Una vez terminado, con toda la isla de Panau descubierta y conocido el desarrollo jugable que presenta, podremos dar nuestro veredicto sobre este sandbox de acci¨®n esperado por muchos, sobre todo por los que disfrutaron de la primera entrega a pesar de sus defectos.
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