La traducci¨®n, un factor clave

El mercado de los videojuegos ha llegado a un punto en el que se acerca el salto definitivo. Se aproxima el momento de dejar atr¨¢s todos los t¨®picos y las concepciones err¨®neas y dar un salto definitivo hacia el gran p¨²blico, consolid¨¢ndose como un nuevo modelo art¨ªstico que pueda ser reconocido a nivel social y cultural. Lo que anta?o parec¨ªa una utop¨ªa est¨¢ m¨¢s pr¨®ximo que nunca, y as¨ª lo demuestra la acogida cada vez mayor que el ocio electr¨®nico tiene en los hogares de todo el mundo. Sin embargo, ese empuj¨®n definitivo debe estar apoyado por un elemento tan crucial como es la traducci¨®n; independientemente del pa¨ªs del mundo, es necesario que los videojuegos hablen la misma lengua que su p¨²blico para terminar de consolidarse.

Concretamente en el mercado espa?ol, que es el que nos ocupa, la necesidad de la traducci¨®n es casi imperativa para llegar a calar en la sociedad. Tanto el cine como la literatura o la televisi¨®n se han asentado gracias a la traducci¨®n y al doblaje, y los videojuegos deber¨ªan seguir una l¨ªnea similar. De nada sirve ofrecer grandes argumentos, intensos di¨¢logos y comentarios ingeniosos si el p¨²blico mayoritario permanece ajeno a lo que presencia.

Lo cierto es que, en gran medida, no nos podemos quejar dado que los t¨ªtulos m¨¢s importantes ofrecen completos trabajos de traducci¨®n, pero nunca es una certeza absoluta el que lo vayan a hacer. No est¨¢n muy lejanos casos como el de Tales of Veperia, cuya traducci¨®n se desminti¨® la misma semana del lanzamiento, o la segunda y tercera entrega de Yakuza. Los motivos son coherentes, las ventas no acompa?an cuando se apuesta por la traducci¨®n y las empresas optan por el camino f¨¢cil de hacer llegar el juego a un p¨²blico potencial ante todo. Pero as¨ª se inicia un c¨ªrculo vicioso que parece no tener fin, en el que posiblemente se pierdan ventas por culpa del idioma, quedando el t¨ªtulo lejos de los m¨ªnimos ideales y provocando que se lo piensen dos veces antes de volver a sacar un juego de caracter¨ªsticas similares.

Resulta curioso que esto ocurre principalmente con t¨ªtulos cuyas ventas estar¨¢n pr¨¢cticamente definidas desde un primer momento, pero no as¨ª cuando la incertidumbre pesa sobre la compa?¨ªa distribuidora. Nos encontramos as¨ª con otro caso muy distinto como es el de Ju-On, La Maldici¨®n, cuya car¨¢tula est¨¢ pensada para llegar a un p¨²blico mayoritario, incluso a pesar de dejar atr¨¢s a los usuarios tradicionales que hubiesen preferido cualquier otro tipo de imagen. Sin duda, no ser¨ªa necesario recurrir a este tipo de ardides comerciales si los videojuegos ya tuviesen una imagen asentada entre el p¨²blico, y no fuese necesario demostrar muy gr¨¢ficamente lo que el juego puede llegar a ofrecer.

Es muy importante la dignificaci¨®n de la traducci¨®n en el mundo de los videojuegos, y no ya s¨®lo a nivel de usuarios, sino tambi¨¦n de compa?¨ªas desarrolladoras, editoras y distribuidoras; t¨¢cticas que se han ido viendo en los ¨²ltimos meses, como la de que sean los aficionados los que hagan la traducci¨®n del juego, no hacen sino abrir v¨ªas de trabajo que no son las ideales. Si bien es un recurso interesante para quienes las limitaciones del idioma son una barrera infranqueable, tambi¨¦n es cierto que se potencian las pr¨¢cticas ilegales y que provoca una pereza muy poco recomendable entre las compa?¨ªas.

Por el bien de los videojuegos en nuestro mercado, es preciso que, desde los primeros momentos de la producci¨®n del juego, se tenga muy en cuenta la traducci¨®n a los distintos idiomas. Es el modo de calar en la sociedad, la forma de llegar a un mayor p¨²blico, de tener contentos a los aficionados y de conseguir dignificar y asentar una pr¨¢ctica traductiva que es b¨¢sica para la evoluci¨®n del sector. El p¨²blico, los profesionales de la traducci¨®n y algunas compa?¨ªas son ya conscientes de ello; esperemos que la corriente siga en una l¨ªnea creciente por el bien del sector en todos los ¨¢mbitos de la sociedad.