Okamiden
Entre las obras m¨¢s destacadas de Capcom durante los a?os recientes hay una que brilla con luz propia por reunir todas las cualidades que apreciamos de un videojuego. Originalidad, innovaci¨®n, arte y una pizca de tradici¨®n son parte del abanico de recursos que ofrec¨ªa Okami, esa obra atemporal que aparec¨ªa en PS2 para luego dar el salto a Wii. Okamiden ser¨¢ la continuaci¨®n de las historias que nos regalaba Amaterasu, esta vez a manos de su hipot¨¦tico hijo, solo que esta vez nuestro pincel es el stylus y el campo de batalla Nintendo DS.
Okami fue una de las sorpresas m¨¢s agradables que ha recibido el p¨²blico occidental en los ¨²ltimos tiempos. Obra cubre de Clover, ahora difuminado entre Platinum Games y Capcom, el tiempo ha dejado patente que la obra original rezumaba calidad por los cuatro costados en otra demostraci¨®n de que la innovaci¨®n, cuando se lleva por los derroteros adecuados, es definitoria a la hora de valorar el impacto de un determinado videojuego. El caso de esta producci¨®n es particularmente curioso ya que, pese al buen impacto inicial que caus¨® entre los medios especializados, las ventas del juego apenas justificaron la inversi¨®n econ¨®mica que supuso su desarrollo.
Los usuarios de Wii tuvieron ocasi¨®n de disfrutar de la obra algunos meses despu¨¦s de que esta apareciese en PlayStation 2. T¨¦cnicamente las variaciones fueron nimias, pero como suele ser habitual en estos casos, el nuevo sistema de control, inspirado en el wiimote y el nunchuk, ofrec¨ªa la suficiente variedad para justificar volver a retomar la aventura desde una mec¨¢nica revolucionaria en aquel entonces. La adaptaci¨®n todav¨ªa se considera hoy uno de los grandes logros de la consola, no en vano sigue estando entre los diez mejores t¨ªtulos que ha recibido la sobremesa de Nintendo desde que viese la luz en el mercado. Las cr¨ªticas s¨®lo han llegado por culpa de la ausencia de una traducci¨®n al castellano que en su d¨ªa abri¨® un interesante tema de debate.
Dejando al margen estas cuestiones, la historia de Okami pon¨ªa al jugador en la piel de Susano, que a los lomos de la diosa del sol Amaterasu debe reconstruir el mundo que el dios Orochi ha privado de su bello aspecto y color. Acompa?ado por el artista Issun, toda una entidad en el arte tradicional japon¨¦s del sumi-e, sendos personajes deb¨ªan poner en pr¨¢ctica las interesantes facetas de exploraci¨®n, batalla y creaci¨®n de espacios con el fin de reconstruir parte de la historia de la tradici¨®n del pa¨ªs del sol naciente. Es importante que el lector que no conoce la aventura original guarde en la memoria estos tres nombres reci¨¦n citados, ya que Okamiden recoge precisamente el testigo de lo expuesto en este p¨¢rrafo. Lo hace a manos de un peque?o cachorro que dicen es el descendiente directo de Amaterasu.
La historia de Chisaki Taiyo -sobrenombre que recibe esta nueva aventura- encuentra a su protagonista en Chibiterasu (un juego de palabras entre el nombre original y chibi, adjetivo que denota un objeto de proporciones peque?as en la traducci¨®n), un lobo de caracter¨ªsticas muy similares a las de Amaterasu. La introducci¨®n del juego muestra c¨®mo Sakuya, un viejo conocido que resulta familiar, vuelve a invocar a los dioses para eliminar todo rastro maligno que ha vuelto a invadir el planeta en el que vivimos. No es la ¨²nica cara conocida que desfila por esta continuaci¨®n, ya que tambi¨¦n har¨¢ acto de presencia Issun, responsable una vez m¨¢s de dibujar todo aquello que ha desaparecido devorado por la oscuridad.
Esta vez Susano es reemplazado por Kuninushi, el joven que aparece retratado en los artes conceptuales adjuntos a este texto. Como el lector m¨¢s ¨¢vido habr¨¢ comprendido a estas alturas, este nuevo personaje no es otro que el hijo del anterior protagonista de la aventura original, un hecho que viene a cerrar el tri¨¢ngulo de h¨¦roes. No ser¨¢n las ¨²nicas incorporaciones destacables, ya que Capcom ha confirmado que ser¨¢ necesario hacer uso tanto de Chibiterasu como de Kuninushi por separado siguiendo exigencias del gui¨®n, una tendencia que parece haberse puesto de moda ante el ¨¦xito de otras producciones que guardan una mec¨¢nica similar, l¨¦ase el caso de los trabajos de Fumito Ueda -de hecho, Capcom reconoc¨ªa recientemente las influencias que este artista ha aportado a la industria- .
Una vez superado este punto la informaci¨®n empieza a escasear. Parece que el argumento seguir¨¢ los derroteros de su antecesor, con la ¨²nica diferencia de que esta vez el pincel celestial ha sido sustituido por un stylus donde recae la necesidad de dibujar toda clase de figuras geom¨¦tricas -y de cualquier otra ¨ªndole- para recuperar los elementos que han desaparecido a manos de la nueva amenaza que se cierne contra el planeta. La intenci¨®n pasa por enfocar todo el sistema jugable directamente desde la pantalla t¨¢ctil, tanto movimientos esenciales como resto de filigranas que conocimos en el original. Habr¨¢ que ver c¨®mo evoluciona este sistema, qu¨¦ novedades se incluyen finalmente en esta edici¨®n, e incluso hasta qu¨¦ punto se piensa desarrollar el argumento.
La siguiente muestra de este Okamiden, que era confirmado hace unos pocos d¨ªas, tendr¨¢ lugar en el Tokyo Game Show que se celebra en Jap¨®n a finales de este mismo mes, cita en la que esperamos este t¨ªtulo tenga un lugar reservado para pegar un pu?etazo sobre la mesa y decir ese recurrente 'aqu¨ª estoy yo' que en su d¨ªa no supo dar la aventura original. Teniendo en cuenta la calidad que atesoraba Okami, la profundidad con la que se trataba la mitolog¨ªa japonesa -entre otros muchos elementos caracter¨ªsticos-, lo m¨¢s inteligente es pensar que su secuela sigue exactamente el mismo camino. Por el momento la informaci¨®n que barajamos en este avance es suficiente como para catalogar esta aventura entre las m¨¢s esperadas de la consola. Y si no, tiempo al tiempo.
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