Donkey Kong: Jungle Beat
- PlataformaWii7.5
- G¨¦neroPlataformas
- DesarrolladorNintendo EAD
- Lanzamiento05/06/2009
- EditorNintendo
Haciendo el mono
La serie New Play Control vuelve a estar de actualidad gracias al regreso de una de las mejores aventuras que ha protagonizado hasta la fecha Donkey Kong. Esta vez, a diferencia de ejemplos anteriores, el sistema de control realmente hace cambiar la experiencia de juego, en un t¨ªtulo tan divertido que apenas durar¨¢ un suspiro a los jugadores m¨¢s experimentados del sector. No obstante su magia sigue intacta cuatro a?os despu¨¦s de su aparici¨®n original en Game Cube.
Cuando se habla de Donkey Kong es inevitable pensar en la obra cumbre de Rare, all¨¢ por los a?os noventa, cuando ?Country' se convert¨ªa en una de las franquicias m¨¢s importantes de la industria de los videojuegos. No son palabras elegidas al azar, hay muchos motivos que apoyan esta afirmaci¨®n. Entre ellos las propias declaraciones un Miyamoto sorprendido por el aspecto gr¨¢fico que se hab¨ªa logrado, o por el sencillo toda vez que eficaz sentido del humor que triunf¨® en ventas durante varios a?os. El ¨¦xito fue tal que la criatura comenz¨® una fruct¨ªfera andadura por las consolas menores de la compa?¨ªa en otra licencia que tambi¨¦n se ha explotado hasta la saciedad. En ¨²ltima instancia Donkey ha desaparecido del panorama de los videojuegos por una aparente falta de originalidad a la hora de concebir aventuras que le vengan como anillo al dedo.
El simio ha evolucionado con el paso del tiempo. Es probable que la f¨®rmula que se llevaba anta?o hoy d¨ªa ya no funcione por falta de una cl¨¢sica chispa que buscan todos los jugadores en la actualidad. La ¨²nica forma que encontr¨® Nintendo para devolverle a la primera plana fue mediante una acertada combinaci¨®n de plataformas con un nuevo perif¨¦rico en el que el jugador deb¨ªa marcar el ritmo de las acciones. Los bongos apenas se utilizaron en tiempos postreros. Su uso qued¨® relegado a composiciones muy determinadas que con el paso del tiempo han perdido pr¨¢cticamente todo el fuelle que las caracterizaba en su d¨ªa.
Hoy queda poco menos que eso, un vago recuerdo de lo que un d¨ªa se consideraba revolucionario. Jungle Beat fue no obstante el exponente m¨¢s importante que dio vida al perif¨¦rico, adem¨¢s del primero de relevancia en aparecer en el mercado, aunque su uso no requer¨ªa ninguna floritura especialmente compleja de reproducir. El caso recuerda grosso modo al de Samba de Amigo; dos maracas que en realidad se limitan a medir su posici¨®n con un sensor de movimiento. Exactamente el mismo sistema que emplea el binomio wiimote / nunchuk para dar rienda suelta a los deseos de los desarrolladores japoneses, lo que facilitaba enormemente su inclusi¨®n en la l¨ªnea econ¨®mica de Nintendo Wii.
Aqu¨ª siempre es aconsejable que los que adquirieron el t¨ªtulo original en su momento borren de la cabeza todos los conocimientos previos para abrirse a la propuesta de la compa?¨ªa. Es m¨¢s que obvio que entre todos los exponentes que han ido apareciendo, Jungle Beat es el m¨¢s adecuado para despuntar, demostrando que realmente no s¨®lo se busca hacer caja con nombres populares, sino tambi¨¦n hacer que estos cl¨¢sicos evolucionen gracias a un sistema de control que en la mayor¨ªa de los casos permite movimientos que en cualquier otra plataforma ser¨ªan imposibles. Las discusiones, m¨¢s all¨¢ de centrarse en la pol¨ªtica interna de la compa?¨ªa, deber¨ªa enfocarse hacia la utilidad real del t¨ªtulo de cara a los jugadores que no lo conocen. Lo cierto es que est¨¢n de enhorabuena, que ya se encuentran ante uno de los videojuegos m¨¢s destacados de la vida de GameCube.
Si lo que en lo que se refiere al aspecto comercial del producto que hoy analizamos ya se conoce pr¨¢cticamente todo lo que se puede considerar indispensable, no queda m¨¢s remedio que pasar directamente a profundizar en todo lo que ata?e a la jugabilidad. La base del t¨ªtulo es seguir la misma l¨ªnea de Donkey Kong Country al mismo tiempo que se busca innovar en la medida de lo posible por medio de los bongos, que marcar el comp¨¢s r¨ªtmico de la aventura. En ella controlamos a un solo protagonista, fundamental durante toda la aventura. ?l es Donkey, el simio m¨¢s conocido de la industria de los videojuegos, al que una vez m¨¢s le han robado toda la cosecha bananera. No queda m¨¢s remedio que ir en su busca sin perder un segundo, aunque antes ser¨¢ necesario conocer las funciones b¨¢sicas de esta alocada criatura.
Donkey comienza su andadura por la jungla en solitario. La historia es un elemento secundario de poca importancia para el devenir del juego; podemos olvidarnos de ella sin miedo a perder alguna parte esencial del gui¨®n. Lo que siempre debemos llevar en cuenta es que el h¨¦roe cuenta con dos movimientos esenciales, siendo el m¨¢s importante su capacidad para emitir un potent¨ªsimo sonido aplaudiendo con fuerza. El entorno nos lleva a imaginar la escena totalmente en dos dimensiones, sin mayores artificios, aunque el entramado gr¨¢fico se ha recreado completamente en 3D. Es una mezcla dif¨ªcil de digerir que a poco de comenzar a jugar fluye como un r¨ªo sin molestar en ning¨²n momento al jugador.
De hecho sucede todo lo contrario. Cada nivel est¨¢ planteado de una manera muy sencilla. Al comienzo de la partida hemos de entrar en un barril, donde encontramos tres mundos divididos en dos fases m¨¢s una tercera donde ser¨¢ menester pelear contra un final boss que obliga al jugador a hacer uso de las habilidades adquiridas durante los niveles. El estilo, como coment¨¢bamos anteriormente, bebe descaradamente de las influencias de Rare, pese a que sus creadores han buscado un punto discordante que nada tiene que ver con la franquicia que triunfaba en SNES. Este planteamiento es bastante m¨¢s sencillo, ya que la mayor preocupaci¨®n del jugador es la de obtener todos los pl¨¢tanos de cada escenario para finalmente emplearlos como vitalidad frente al enemigo final de turno.
Esta es una de las variantes de las que dispone el simio, pero no es la ¨²nica. Tambi¨¦n es capaz de atrapar pl¨¢tanos a distancia, de efectuar saltos de mayor altitud al estar agachado e incluso de derribar a un enorme jabal¨ª devolvi¨¦ndole los cocos que lanza para derribar a nuestro encantador protagonista. Si se suman todos los factores que venimos comentando el resultado se convierte en fases fren¨¦ticas donde hemos de afinar al m¨¢ximo los reflejos para no perder ning¨²n detalle de lo que sucede en pantalla. Adem¨¢s siempre hemos de tener en cuenta que hay parajes ocultos en pr¨¢cticamente todos los niveles, como tambi¨¦n secretos esperando apaciblemente a ser descubiertos.
Cuando terminamos la fase en cuesti¨®n toca hacer recuento del premio que hemos obtenido, una operaci¨®n donde se a?aden los pl¨¢tanos recolectados restando la vitalidad que ha robado el enemigo de final de fase en caso de haber robado algo de tiempo a Donkey. La mec¨¢nica es muy sencilla: m¨¢s de 200 bananas se recompensa con una medalla de bronce a modo simb¨®lico; m¨¢s de 500 con una de plata, y si nos acercamos a la suma final obtenemos la tan ansiada medalla dorada que a la postre desbloquea nuevos escenarios para hacer el mono. El estilo de juego, como bien se puede deducir por lo expuesto, no exige demasiado al jugador en cuanto a lo que se refiere a habilidad pr¨¢ctica, aunque s¨ª intelectual.
Lo m¨¢s importante de Jungle Beat es saber manejar al personaje por los recovecos que quedan sin explorar, siempre en busca de ese plus de pl¨¢tanos que nos permita mayor soltura ante el enemigo final de turno. Con un poco de inteligencia logramos hacernos con su sencilla mec¨¢nica para no dejarles ni respirar, pese a que por momentos la exigencia es realmente elevada. Nunca se convierte en un imposible -la dificultad se ha medido con lupa para que el juego sea apto para todos los p¨²blicos-, pero desde luego puede extenuar a m¨¢s de uno que se vea sobrado en los primeros compases de la aventura.
En determinadas escenas tambi¨¦n toca subir a la montura de un animal para pasar un rato divertido -tambi¨¦n fren¨¦tico- saltando por doquier antes de que nos atrape una avalancha, por citar un ejemplo entre tantos otros. De nuevo aqu¨ª encontramos una reminiscencia del original de SNES, que ya se desenvolv¨ªa bastante bien en estos menesteres. Por suerte el sistema de control de Wii funciona a las mil maravillas como sustituto de los bongos, por lo que a priori no deber¨ªa existir ning¨²n problema para hacernos con el sistema de control. Una sacudida al mando provoca un golpe de sonido, saltar es una acci¨®n que se realiza mediante el bot¨®n A sin la menor complicaci¨®n. Cuanto m¨¢s jugamos m¨¢s transmite la sensaci¨®n de haber sido creado espec¨ªficamente para esta consola de no ser por un peque?o detalle; el aspecto gr¨¢fico.
Es una suerte que el aspecto gr¨¢fico del original fuese m¨¢s que suficiente para no desentonar del resto de propuestas del mercado, aunque es inevitable percibir ese peque?o desfase que venimos comentando. L¨®gicamente no existe tampoco un a?adido de peso -l¨¦ase un posible modo multijugador- que ofrezca novedades a los que ya disfrutaron del original, por lo que en este sentido Jungle Beat sigue adoleciendo de los problemas m¨¢s frecuentes que ha venido arrastrando esta serie New Play Control desde que el primer Pikmin viese la luz en el mercado.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.