Ecos del pasado

Nota: Esta valoraci¨®n se corresponde con la edici¨®n Wii. Pod¨¦is acceder a la correspondiente de Nintendo DS a trav¨¦s del siguiente enlace.

Crystal Chronicles nos traslada a una ¨¦poca de ensue?o y fantas¨ªa donde se entremezcla la adolescencia con la madurez febril de unos j¨®venes aventureros que van en busca de un tesoro abstracto, que generalmente pasa por preservar la amistad de varios compa?eros o la integridad de un pueblo o aldea. De alg¨²n modo, dentro de esta subsaga se esconde gran parte de la filosof¨ªa de original de Final Fantasy, magia impl¨ªcita en los sentimientos de personajes supuestamente infantiles que luchan por unas causas directas, claras, que no se andan con rodeos a la hora de plasmar una interesante moraleja por masticada que haya sido a lo largo de los a?os.

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La ambientaci¨®n ha sido parte del relativo ¨¦xito que obtuvo en su d¨ªa el Crystal Chronicles original, la primera colaboraci¨®n entre Square Enix y Nintendo en varios a?os que se forj¨® con la correspondiente atenci¨®n medi¨¢tica. La compa?¨ªa japonesa siempre ha ido tras el dinero, como cualquier otra, y en pleno auge de PlayStation vio factible lanzar un sencillo spin-off de su serie por antonomasia para GameCube, as¨ª como una retah¨ªla de conversiones para Game Boy Advance. Fue en aquel entonces cuando se comenz¨® a fraguar una nueva y s¨®lida relaci¨®n entre sendas empresas que un lustro despu¨¦s se traduce en un sinf¨ªn de secuelas, spin-offs y remakes que han visto su salvaci¨®n en la peque?a port¨¢til de Nintendo.

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No obstante, el recorrido por los comienzos de esta franquicia atiende m¨¢s a motivos pr¨¢cticos que a los meramente informativos. Es decir, la estrategia de Square Enix ha de ser contemplada desde sus or¨ªgenes para comprender con mayor amplitud a qu¨¦ estamos jugando y qu¨¦ es lo que es capaz de ofrecer este Echoes of Time, un t¨ªtulo que ha sido desarrollado en apenas un a?o y que sigue los pasos de Rings of Fates tanto en lo que respecta a la jugabilidad como al aspecto t¨¦cnico. Uno de los puntos esenciales del Crystal Chronicles original radicaba en sus posibilidades multijugador, aunque la puesta en escena no fue la m¨¢s adecuada, sino m¨¢s bien todo lo contrario. M¨¢s que el juego entre varios amigos aqu¨ª se fortalec¨ªa la conectividad entre GBA y GameCube, una de esas novedades que generalmente s¨®lo han servido en la teor¨ªa, pero no de cara a ofrecer una experiencia realmente atractiva.

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Cuando se mostraron las primeras im¨¢genes de esta extra?a dicotom¨ªa, los usuarios tardaron apenas unas horas en poner el grito en el cielo. El percal en Wii no est¨¢ como para andar menospreciando la consola a base de colocar en el mercado un producto cuyo precio asciende de los 40€ para que a la hora de la verdad no ofrezca absolutamente nada m¨¢s que la versi¨®n port¨¢til, que en esta ocasi¨®n es a todas luces la que se concibi¨® en un primer momento, para m¨¢s tarde decidirse por dar a los usuarios de la consola de sobremesa la posibilidad de conectar ambas plataformas y de jugar al un¨ªsono bien sea mediante adhoc o haciendo uso de la CWF de Nintendo. Comprobar el resultado final de esta curiosa propuesta s¨®lo sirve para ratificar que efectivamente, Square Enix ha desarrollado una continuaci¨®n de Rings of Fates para NDS y luego ha decidido adaptar a Wii empleando exactamente el mismo estilo t¨¦cnico y jugable.

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No es necesario hacer grandes alardes en este sentido: a grandes rasgos se utiliza la mec¨¢nica de Rings of Fates de forma simplificada en la base, pero con m¨¢s opciones a la postre para personalizar el grupo de personajes que nos acompa?an en nuestra epopeya. Indistintamente de qu¨¦ raza escojamos somos part¨ªcipes del dieciseisavo cumplea?os de un joven que para certificar su paso a la madurez ha de embarcarse en un bosque encantado y repleto de peligros. Es la primera vez que se nos otorga un arma y la posibilidad de salir a forjar nuestro propio destino, por lo que entre los aldeanos se recibe la noticia como un acontecimiento muy importante a la par que trascendental en nuestras vidas.

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No es para menos, ya que a nuestro regreso a la aldea comienzan a sucederse una serie de extra?os acontecimientos que alteran el d¨ªa a d¨ªa del pueblo. La enfermedad del cristal afecta a una jovial muchacha que de s¨²bito comienza a sentirse exhausta por motivos que desconoce, para poco m¨¢s tarde certificar que se trata de un malestar muy com¨²n siglos atr¨¢s en el tiempo que se consideraba olvidado por los habitantes del lugar. Las leyes de la villa impiden a los aldeanos abandonar la zona, aunque curiosamente s¨®lo nuestro personaje se decide a partir en busca de un remedio para impedir que la joven parezca abandonada a su suerte. Esto nos convierte en h¨¦roes al instante, al tiempo que abre las puertas de una nueva aventura que comienza desde el primer momento en el que nos introducimos en un pub local para seleccionar al grupo de compa?eros que deseamos para que nos asistan durante nuestro periplo.

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La mec¨¢nica de juego nos devuelve -como en tantos otros sentidos- al estilo de Rings of Fates, no en vano el motor gr¨¢fico es pr¨¢cticamente id¨¦ntico a ¨¦ste, con todo lo que ello conlleva. La acci¨®n es directa, visualizamos a los enemigos en pantalla con posibilidad de agarrarlos, saltar sobre ellos y de emplearlos a modo de escudo para salvar las embestidas enemigas. Sin embargo la soluci¨®n m¨¢s efectiva pasa por eliminarlos a las primeras de cambio, obteniendo tras ello una suculenta recompensa en forma de dinero, objetos y pociones curativas con las que recuperamos energ¨ªas. La curva de dificultad del juego ha sido impuesta de tal modo que nadie, tanto expertos como no-iniciados, deber¨ªa tener problema para avanzar sin mayores complicaciones.

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En la l¨ªnea de lo anteriormente expuesto, nuestros personajes ascienden de nivel a medida que obtenemos experiencia, lo que nos permite un mejor uso de los ataques f¨ªsicos o m¨¢gicos, as¨ª como m¨¢s opciones de personalizaci¨®n que pasan por la creaci¨®n de determinados objetos. Los poderes m¨¢gicos se emplean haciendo uso de las esferas de poder que ya conocimos en Rings of Fates, s¨®lo que esta vez forma parte ¨ªntegra del estilo de juego y ya se pone a disposici¨®n del usuario desde el comienzo de la partida, sin una introducci¨®n laboriosa para ponernos en situaci¨®n. Por el sistema de juego esto no es en absoluto necesario; tampoco la historia ayuda a que exista ninguna situaci¨®n propensa a ello. Los moggles son los ¨²nicos seres que hacen las veces de instructores para no perdernos con la mec¨¢nica, aunque reincidimos una vez m¨¢s en que es relativamente sencillo controlar al personaje y acostumbrarnos a su manejo.

Una vez nos hacemos con el control y decimos indagar en lo que es realmente capaz de ofrecer el juego, descubrimos c¨®mo avanzamos a trav¨¦s de m¨²ltiples mazmorras donde la historia se convierte en poco menos que una excusa para seguir hacia adelante sin perder el hilo de los acontecimientos. Echoes of Time es a¨²n m¨¢s ?dungeon crawler' que Rings of Fates, aqu¨ª no existe un hilo argumental de peso que nos impulse a descubrir qu¨¦ ocurrir¨¢ a continuaci¨®n, s¨®lo existe el parang¨®n de mejorar a los personajes luchando en busca de una soluci¨®n para salvar al mundo de los mal¨¦ficos planes de un villano con crueles intenciones. Es la eterna lucha entre el bien y el mal, vuelta a la esencia del g¨¦nero y a su vez de Final Fantasy, sin tapujos y sin reinventar la rueda, aunque francamente por la jugabilidad no se echa en falta mayor profundidad salvo en momentos muy puntuales.

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La mayor diferencia visual entre ambas versiones se encuentra en la definici¨®n de las texturas, que obviamente en sobremesa lucen un aspecto mucho m¨¢s definido y colorista que en port¨¢til. No obstante, la puesta en escena es bien distinta. En Nintendo DS todo pasa por el stylus, en una nueva muestra de la capacidad que tiene esta consola para manejar todo un entorno a trav¨¦s de la pluma sin hacer el m¨¢s m¨ªnimo esfuerzo, pese a la negaci¨®n de infinidad de compa?¨ªas (entre ellas Mistwalker como demostr¨® recientemente con Away Shuffle Dungeon) en sacarle el m¨¢ximo rendimiento a esta funci¨®n. En Wii nos topamos con la otra cara de la moneda, pasando por un tiempo de carga inicial rid¨ªculamente prolongado para mostrar dos pantallas inconexas cuyo tama?o podemos variar haciendo zoom con las teclas del wiimote. Asimismo los botones 1 y 2 sirven como enlaces para pasar directamente al men¨² del juego, mientras que el sensor de movimiento nos permite seleccionar la magia, pero no entrar directamente en la pantalla de acci¨®n.

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Dicho en otras palabras: la versi¨®n de Wii no hace uso espec¨ªfico de sus virtudes m¨¢s all¨¢ de lo que el desarrollo de NDS le permite, por lo que nada de grandes aspavientos ni de movimientos particulares del pad. Por suerte las opciones de conectividad justifican en su justa medida el port de sobremesa, algo que tenemos oportunidad de descubrir tan pronto como nos topamos con el primer cristal de guardado, desde donde podemos cambiar la configuraci¨®n para comenzar a jugar con varios amigos bien sea a trav¨¦s de ambas consolas o v¨ªa CFW. Es importante tener en cuenta que podemos guardar partida de forma individual, en el modo principal de juego y haciendo uso de los compa?eros manejados por IA, o bien en el multijugador, por lo que es factible comenzar una aventura y alternar entre ambas modalidades seg¨²n nos venga en gana.

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La edici¨®n de Wii nos descubre, adem¨¢s de las dos pantallas (acci¨®n y un minimapa para orientarnos), un marco marr¨®n que rodea la imagen y que se oscurece para dar paso al vac¨ªo cuando le toca el turno a las escenas cinem¨¢ticas o generadas por el motor gr¨¢fico del propio videojuego. Es aspecto de esta versi¨®n es sencillamente inadmisible, poco cuidado, pese a que se denota un esmero y cuidado m¨¢s que notable a la hora de solventar los posibles conflictos gr¨¢ficos, l¨®gicos por otra parte, que pueden presentarse al pasar un t¨ªtulo de port¨¢til a sobremesa. Es una situaci¨®n poco com¨²n que no pasar¨¢ inadvertida ante los ojos de los m¨¢s exigentes,  y que una vez m¨¢s viene a defender el planteamiento inicial de que la edici¨®n de Wii es un a?adido postrero para satisfacer a los aficionados (si es que se puede considerar tal cosa), o simplemente para sacar m¨¢s renta de una licencia que inevitablemente llamar¨¢ la atenci¨®n del consumidor por su apariencia directa. La que atrae a los usuarios menos duchos en las estanter¨ªas del mercado.

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Poco se puede ampliar acerca de esta modalidad que no se conozca por el sistema multijugador tradicional. Lo realmente llamativo es la posibilidad de combinar una port¨¢til con sobremesa entre dos amigos que hayan adquirido versiones dispares (algo que en absoluto recomendamos, ya que repetiremos hasta la saciedad que este producto es puramente y 100% cosecha de Nintendo DS). Hay algunas lagunas en este sentido que pasan por la inexplicable desaparici¨®n de objetos al depositarlos en el suelo para que alg¨²n compa?ero los recoja o el p¨¦simo sistema de comunicaci¨®n, tan limitado como insulso, tan torpe como in¨²til si queremos transmitir cualquier mensaje instant¨¢neo en mitad de un combate. Esto recuerda, salvando las distancias, a los comandos que podemos otorgar a la IA de los personajes secundarios, demasiado esenciales como para que realmente puedan ser ¨²tiles durante las batallas.

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