Little King's Story, Impresiones
Doce ciudadanos, tres ministros, tres vacas, y una tasa de empleo del cero por ciento. Esto es lo que hereda el joven Corobo al encontrar una corona m¨¢gica en el bosque y convertirse en soberano de Alpoko. Dejad que los ni?os gobiernen el pa¨ªs? ?un lema para tiempos de crisis?
Doce ciudadanos, tres ministros, tres vacas, y una tasa de empleo del cero por ciento. Esto es lo que hereda el joven Corobo al encontrar una corona m¨¢gica en el bosque y convertirse en soberano de Alpoko. Dejad que los ni?os gobiernen el pa¨ªs? ?un lema para tiempos de crisis?
Tres nombres vienen r¨¢pidamente a la mente durante los primeros minutos de aclimataci¨®n con el nuevo juego de Rising Star Games. Tres nombres que bien valdr¨ªan para resumir r¨¢pidamente qu¨¦ puede encontrarse un jugador en Little King's Story: Pikmin, Overlord y Animal Crossing. ?ste ¨²ltimo es, tal vez, el m¨¢s obvio a simple vista (con los otros dos muy de cerca en cuanto se realizan las primeras acciones), pero las semejanzas van un poco m¨¢s all¨¢ de ese grafismo cute que tan caracter¨ªstico se est¨¢ volviendo de mucho de lo que vemos desarrollado para las consolas de Nintendo.
Dejando a un lado el dise?o de personajes y escenarios, y hasta las pel¨ªculas de introducci¨®n que nos encontramos en el juego - que coquetean con la plasticidad de t¨¦cnicas pict¨®ricas ajenas al videojuego, buscando est¨¦ticas de pintura al ¨®leo, dibujos infantiles con ceras de colores y hasta imitaciones de tiza sobre pizarra para algunos tutoriales -, todo muy relacionable, insisto, con Animal Crossing y evidenciando cu¨¢l es el p¨²blico inicial al que se dirige el juego, las coincidencias se encuentran tambi¨¦n en su esencia jugable: mucha exploraci¨®n, un componente RPG basado en la mejora constante y progresiva de estructuras, pasi¨®n por lo coleccionable y, en definitiva, mucha m¨¢s profundidad de la que parece asomar a simple vista.
La misi¨®n principal del muchacho Corobo consiste en levantar el reino. Esto es, llenar las arcas del estado, poner a trabajar a sus ciudadanos, ociosos y desempleados, y expandir progresivamente sus fronteras. Los primeros pasos implican reclutar a algunos de los s¨²bditos desocupados para buscar tesoros ocultos en grietas. Tras esto, podremos construir nuestra primera edificaci¨®n y, as¨ª, dar el primer empleo a algunos de los ciudadanos. Porque ¨¦sta es su funci¨®n principal: durante el juego, podr¨¢n construirse diferentes edificios donde enviar a los s¨²bditos para darles un oficio: soldado, granjero, minero, cocinero y hasta florista.
Cada uno podr¨¢ realizar, como es l¨®gico, ciertas tareas de forma m¨¢s eficaz que los otros, y las profesiones pueden tambi¨¦n mejorarse (los soldados se convierten en caballeros, por ejemplo). Y Corobo puede, en cualquier momento, agitar su cetro real y hacer que cualquier s¨²bdito siga cada uno de sus pasos en perfecta formaci¨®n (hasta un n¨²mero l¨ªmite que ir¨¢ creciendo desde los cinco del principio hasta un notable 50) y obedezca sus ¨®rdenes. Aqu¨ª es donde empiezan a verse las semejanzas con los otros t¨ªtulos que mencionaba al principio: Corobo nunca har¨¢ nada (para eso es el rey?), sino que enviar¨¢ a sus s¨²bditos a realizar tareas por ¨¦l, ya sea excavar en busca de oro, destruir obst¨¢culos en el camino durante la exploraci¨®n del reino y sus alrededores, o, claro, atacar enemigos. Con un bot¨®n se reclutan s¨²bditos, con el mismo se dan las ¨®rdenes, y con otro se les llama de vuelta a la formaci¨®n.
Rising Star Games ha implementado un sistema por el que, mediante el stick del Nunchuk, se puede apuntar un haz de puntos con un movimiento giratorio hacia el objeto o personaje al que se quiere dirigir a los s¨²bditos. Es sencillo, y eficaz. Adem¨¢s, conforme aumente el n¨²mero de ciudadanos que Corobo puede tener a sus ¨®rdenes, tambi¨¦n se multiplicar¨¢n las opciones en cuanto a formaciones y su composici¨®n. As¨ª, podremos crear grupos complejos compuestos por varios tipos de oficios, y rotar entre tipos de formaci¨®n por medio de la cruceta, sabiendo siempre qui¨¦nes ser¨¢n los primeros en obedecer la orden dada por medio de un peque?o esquema de la formaci¨®n en pantalla (algo necesario para no enviar primero a los cocineros a un combate, por ejemplo). Sobra extendernos sobre las coincidencias con los juegos mencionados, ?verdad?
Durante nuestra prueba de Little King's Story pudimos familiarizarnos con todas estas mec¨¢nicas, jugando los primeros momentos del juego, pero tambi¨¦n avanzando considerablemente en el tiempo (de juego) por medio de algunas partidas salvadas. Lo cual nos dio la oportunidad de ver hacia d¨®nde apunta el t¨ªtulo. Y a pesar de inspirarse fuertemente en t¨ªtulos ya conocidos, lo cierto es que Rising Star Games parece haber creado algo, de alg¨²n modo, ¨²nico y con personalidad propia. Salvados los comienzos m¨¢s t¨ªmidos, el juego va revelando sus muchas capas: el palacio de Corobo crece conforme las arcas del reino se llenan y sus territorios se pueblan de edificios, los ciudadanos mantienen sus profesiones y realizan sus tareas de forma independiente (los obreros reparan las edificaciones, los jardineros dan forma al paisaje? aunque cambiar de oficio es tan sencillo como enviarlos a otro edificio para que reciban inmediatamente otra formaci¨®n), el buz¨®n de sugerencias, que viene de serie con la 'plaza del pueblo' que puede construirse m¨¢s pronto que tarde, se llena r¨¢pidamente con misiones enviadas por los s¨²bditos, y la exploraci¨®n va descubriendo nuevos territorios y objetos coleccionables con los que decorar las estancias reales.
Pudimos enfrentarnos a algunos de los combates con jefes finales, como una vaca diab¨®lica que domina un cementerio cercano al reino, o un sapo gigante, contra los que hay que, siguiendo un dise?o muy cl¨¢sico, encontrar los momentos adecuados para enviar a tus soldados al ataque, llamarlos de vuelta para evitar da?os, esquivar super-ataques? Falta comprobar d¨®nde estar¨¢ exactamente el componente m¨¢s t¨¢ctico en los enfrentamientos, ya que las formaciones de batalla son variadas (incluyendo posiciones defensivas en torno al rey) y las composiciones de ¨¦stas, tambi¨¦n, una vez que el Podio Real permite seleccionar combinaciones de tropas variopintas que suponemos tendr¨¢n realmente importancia estrat¨¦gica para seg¨²n qu¨¦ misiones.
Tambi¨¦n hemos averiguado que durante el juego encontraremos hasta siete princesas que, como en cualquier cuento que se precie, hay que rescatar. Lo curioso aqu¨ª es que ¨¦stas siete mozas de la realeza dar¨¢n acceso a los siete territorios que puede absorber el reino de Alpoko, y aqu¨¦llas pasar¨¢n a formar parte del poli-matrimonio real (?deber¨ªamos decir har¨¦n?). Del mismo modo, algunos de los personajes secundarios, como Hauser, el consejero real que nos guiar¨¢ por la mara?a de misiones disponibles, tendr¨¢n sus propias motivaciones que ir¨¢n desvel¨¢ndose conforme avance la historia.
'Lo bueno es que el juego funciona a varios niveles: si quieres algo menos profundo, lo tienes, pero si de verdad quieres sumergirte en un rollo m¨¢s RPG, mucho m¨¢s t¨¢ctico y estrat¨¦gico? tambi¨¦n est¨¢ ah¨ª', nos dec¨ªan los desarrolladores de Little King's Story durante las sesiones de juego. Y parecen no ser palabras vac¨ªas: el crecimiento del reino y sus edificios depende, en realidad, ¨²nica y exclusivamente de la iniciativa y las prioridades del jugador, teniendo que elaborar por medio de la gesti¨®n local la estrategia de crecimiento y expansi¨®n de Alpoko. Y las opciones que apenas hemos rascado para mantenernos ocupados parecen extensas: objetos coleccionables, mini-juegos que pueden a?adirse al mobiliario del palacio (como una adictiva mesa de ping pong?), etc, habiendo voces que elevan el tiempo posible de juego hasta unas sorprendentes (hasta para los desarrolladores) ochenta horas?
- Estrategia