Broken Sword: La leyenda de los Templarios
- PlataformaWii7
- G¨¦neroAventura gr¨¢fica
- DesarrolladorRevolution Software
- Lanzamiento02/04/2009
- EditorUbisoft
Bajo la sombra europea
Un misterioso asesinato tiene lugar en la casa de un reputado pol¨ªtico franc¨¦s. En medio de la escena del crimen se encuentra Nico Collard, una periodista que por motivos desconocidos hab¨ªa sido citada para mantener una entrevista con el diplom¨¢tico. A varios kil¨®metros de all¨ª estalla una bomba en un transitado caf¨¦ parisino. Parece que el destino se ha conjurado para que la ciudad del amor jam¨¢s vuelva a ser ese lugar m¨¢gico de ensue?o.
Nota: Pese al idioma de las im¨¢genes, el juego se encuentra completamente traducido y doblado al castellano.
Ha pasado m¨¢s de una d¨¦cada desde que Broken Sword viese por primera vez la luz en compatibles. Una aventura gr¨¢fica de corte europea, desarrollada por un estudio brit¨¢nico que se alzar¨ªa como uno de los mejores asuntos detectivescos que los usuarios hab¨ªan tenido oportunidad de disfrutar en PC. Poco m¨¢s tarde le tocar¨ªa el turno a la edici¨®n de PSX, que como de costumbre arrastraba el h¨¢ndicap de no contar con una forma de desplazar el puntero en condiciones m¨¢s all¨¢ de la inc¨®moda cruceta de marras (en aquel entonces ni siquiera exist¨ªa el Dual Shock, ni tampoco la innovaci¨®n anal¨®gico que llegar¨ªa a?os m¨¢s tarde).
Despu¨¦s de ba?arse de gloria por todo el mundo con varias secuelas exitosas, Revolution pas¨® el motor gr¨¢fico a las tres dimensiones, perdiendo parte de la esencia caracter¨ªstica de George Stobbart y Nicole Collard, sendos protagonistas de una franquicia ciertamente ¨²nica que ha tratado de ser imitada una docena de veces. Parece que de alg¨²n modo la compa?¨ªa de York quiso celebrar el aniversario de su serie por antonomasia anunciando un port 1:1 del original para Wii y Nintendo DS, a?adiendo algunas novedades que pasan por un nuevo dise?o art¨ªstico, nuevos puzles y un control totalmente adaptado para las consolas de Nintendo.
'La leyenda de los Templarios' resucitar¨ªa en cuesti¨®n de meses, saltando a la palestra la colaboraci¨®n de Dave Gibbons (a quien conocer¨¦is por su implicaci¨®n en The Watchmen) en el dise?o de los personajes, as¨ª como de los escenarios parisinos donde transcurre toda la aventura. Es dif¨ªcil recordar la apariencia original del juego sin pasar por su colorida presentaci¨®n, por no hablar del correspondiente doblaje o de la ambientaci¨®n parisina que rodea el desarrollo del argumento. Francamente esper¨¢bamos grandes cosas de Broken Sword, aunque principalmente apost¨¢bamos por pasar un rato entretenido recuperando una historia que para muchos signific¨® la introducci¨®n en el g¨¦nero de las aventuras gr¨¢ficas.
Antes de tocar el timbre del portal, Nico se tropieza con un mimo que le permite el paso tras una graciosa filigrana, para m¨¢s tarde pasar a la acci¨®n. Una vez en el piso, Collard conoce no s¨®lo al pol¨ªtico de marras, sino tambi¨¦n a su ?g¨¦lida' mujer, que se ha ganado a pulso una reputaci¨®n de ?dama de hielo' por su estramb¨®tico trato con la prensa. No en vano, la mujer no tarda en demostrar su personalidad, d¨¢ndose a conocer como una persona introvertida, amargada, de pocos amigos. Con este percal ante sus narices, Collard comienza una grata conversaci¨®n con el pol¨ªtico, hasta que misteriosamente se oye el sonido de un jarr¨®n que cae al suelo en la oficina del diplom¨¢tico. Cuando va a revisar qu¨¦ ha sucedido (convencido de que hab¨ªa sido su gato el causante de la desgracia), se escucha un disparo.
Collard corre hacia la habitaci¨®n para encontrarse de bruces con el mimo de la entrada, y sorprendida se deja engatusar hasta recibir un pu?etazo, quedando inconsciente durante unos minutos. Al despertar, comprueba at¨®nita c¨®mo la llama de hielo llora la p¨¦rdida de su marido, y a partir de este momento toca pasar a la investigaci¨®n para descubrir qu¨¦ ha sucedido. Como era de esperar, una prueba nos conduce a la siguiente hasta finalizar en la entrada de un peque?o muelle, donde tras sortear varios acertijos descubrimos una misteriosa cruz de la ¨¦poca de los templarios. Nico conoce la historia del asesino. No se trata de un mimo cualquiera, sino del ?asesino de los disfraces', a quien llevaba ya persiguiendo un buen tiempo.
Es esta la ¨²nica raz¨®n que baraja por la que el pol¨ªtico haya podido acercarse a ella, por sus conocimientos en la materia, y por la extra?a relaci¨®n que manten¨ªa con su padre. Nico es una joven parisina bastante inteligente con una personalidad arraigada, fiel reflejo de la de George Stobbart, el curioso americano que encontr¨¢ndose apaciblemente en una terraza parisina ve c¨®mo su vida cambia repentinamente tras la explosi¨®n de un artefacto explosivo. Es cuesti¨®n de horas que ambos personajes crucen sus caminos hasta comenzar a colaborar entre s¨ª, formando una ¨ªntima relaci¨®n que se alargar¨ªa hasta la posteridad.
As¨ª pues, indistintamente de la versi¨®n que estemos controlando no cambia ni el argumento ni los acertijos que se han incluido para aprovechar las virtudes de este sistema de control. Mientras que el stylus funciona a la perfecci¨®n sin ofrecer apenas problemas de manejo, el wiimote nos complica algo m¨¢s la vida oblig¨¢ndonos a realizar movimientos precisos para resolver determinados acertijos. Por poner un ejemplo, es poco menos que frustrante tener que hacer girar un cilindro a modo de caja fuerte mientras comprobamos que el pad de la consola es sencillamente demasiado impreciso como para facilitar este proceso.
L¨®gicamente, se trata de casos aislados. El resto de la aventura se controla sin el menor problema, haciendo ?click' con el wiimote o el stylus a cada rinc¨®n en el que queremos que se centren los protagonistas. En la edici¨®n de Wii contamos incluso con la posibilidad de emplear el cooperativo, con un segundo mano que nos ayuda a encontrar pruebas o evidencias para poder seguir avanzando. Si nos vemos atrapados y sin recursos siempre contamos con la posibilidad de hacer uso de algunas de las pistas a las que el juego nos da acceso, pese a que se cuentan negativamente a la hora de valorar nuestra actuaci¨®n final. B¨¢sicamente hemos de buscarnos la vida combinando objetos, hablando con todo el mundo que nos rodea y tratando siempre de buscar la salida m¨¢s l¨®gica a los acontecimientos que vivimos.
Recorremos multitud de escenarios genialmente representados a los que s¨®lo se le puede echar en falta algo m¨¢s de definici¨®n. La edici¨®n de NDS para desapercibida en este sentido y resulta francamente impresionante la labor que se ha logrado en este punto, pero desgraciadamente en Wii no se puede decir lo mismo. Pese al buen aspecto que lucen todos los dise?os, el peor problema es la falta de definici¨®n de los personajes y de los propios escenarios (como se puede comprobar por las im¨¢genes). Cuanto mayor es el espacio se que cubre peor es la definici¨®n que se aprecia en los personajes y en cuanto los rodea, aunque por suerte el aspecto t¨¦cnico ?cartoon' del juego hace que este aspecto pase desapercibido si no se le presta especial atenci¨®n.
Esper¨¢bamos m¨¢s en este sentido, todo lo contrario que del aspecto sonoro, que una vez m¨¢s recibe voces en castellano (con acento franc¨¦s en Nico Collard y en otros personajes, siendo un poco absurdo que en Francia se dediquen a hablar en ingl¨¦s entre ellos), con su correspondiente traducci¨®n y perfecta puesta en escena. Precisamente es este punto el m¨¢s destacado de Broken Sword, la forma imaginativa con la que se plasman los acontecimientos, esa b¨²squeda perpetua de un plano que vaya m¨¢s all¨¢ de las convenciones habituales. La introducci¨®n es buena prueba de ello, acompa?ada de una fr¨¢gil melod¨ªa que aparece siempre que descubrimos alg¨²n acontecimiento de importancia. En todo caso ech¨¢bamos de menos alguna que otra novedad m¨¢s por tratarse del montaje del director, aunque el resultado final es ciertamente positivo.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.