Destrucci¨®n lenta y ag¨®nica

Resulta asombroso, y hasta cierto punto descorazonador, el modo en el que se ha ido desinflando la franquicia Destroy All Humans! All¨¢ por el a?o 2005, la entrega original sorprend¨ªa a propios y extra?os por su concepto, que se alejaba de lo tradicional al ponernos en la piel de un hombrecillo gris, y por su muy buen acabado t¨¦cnico. Pero sobre todo porque era diversi¨®n pura, una experiencia ¨²nica que se convert¨ªa en un regalo para los aficionados. En 2006 llegar¨ªa la segunda entrega, que segu¨ªa ofreciendo un nivel notable, aunque no lograba alcanzar las cotas de genialidad del original.

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Pandemic Studios, la responsable de ambas entregas, nos dejar¨ªa casi dos a?os sin invasi¨®n alien¨ªgena hasta que, hace ya casi un a?o, lleg¨® un spin-off de la franquicia a Wii, Big Willy Unleashed. El descenso de la calidad fue mucho m¨¢s notorio en esta ocasi¨®n, y ya se percib¨ªa que la franquicia estaba cayendo en una cierta espiral de mediocridad. Al tratarse de un spin-off, no saltaron las voces de alarma, y muchos pusieron sus esperanzas en la que ser¨ªa la tercera entrega oficial de la trilog¨ªa Destroy All Humans: Path of the Furon. Pero ya no ser¨ªa Pandemic la responsable, sino Sandblast Games, y consiguieron enterrar la franquicia tan bajo tierra que a buen seguro no la volvamos a ver.

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De hecho, el fiasco del t¨ªtulo es tal, que hasta THQ cerr¨® Sandblast antes del lanzamiento del juego. No es de extra?ar, dado que Path of the Furon llega a ser tan desesperante que logra hacernos dudar de qu¨¦ era aquello que nos hab¨ªa encandilado hace cuatro a?os. Un juego aburrido, con un mal acabado t¨¦cnico, carente de personalidad e inter¨¦s, en el que parece que la mitad de las caracter¨ªsticas se han introducido a posteriori. Incapaz de innovar e incapaz de mantener lo que ya hab¨ªa. Un amasijo de niveles que se dejan caer en el disco sin ning¨²n acierto ni coherencia l¨®gica, que no hace justicia a lo que esta franquicia nos hab¨ªa llegado a mostrar.

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Este argumento poco interesante y falto de inspiraci¨®n nos presenta a un Crypto atrapado en la d¨¦cada de los 70, por lo que no faltar¨¢n, siguiendo el sentido del humor de la franquicia, numerosas parodias de todo tipo, explotando al m¨¢ximo la cultura pop; siendo la ¨¦poca que es, se ver¨¢n numerosas referencias a la m¨²sica disco y a los pantalones vaqueros muy ce?idos. A lo largo de su viaje en pos de potenciar sus habilidades, Crypto visitar¨¢ versiones par¨®dicas de ciudades reales: Los Paradiso (Las Vegas), Sunnywood (Hollywood), Shen Long (Hong Kong), Belleville (Par¨ªs) y, para terminar, el cuarto anillo de Furon, poniendo la nota espacial al t¨ªtulo.

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Lo m¨¢s divertido del t¨ªtulo es controlar el OVNI de Crypto, pero hay demasiados detalles en los que no se explota de la forma adecuada esta nave espacial. Por ejemplo, no se puede aterrizar en cualquier sitio, donde queramos, por lo que su uso se ver¨¢ demasiado limitado, oblig¨¢ndonos a encontrar un sitio de aterrizaje para 'aparcar' y a partir de ah¨ª, movernos a pie. Nos gustar¨ªa ver una invasi¨®n alien¨ªgena en la que los invasores fuesen tan c¨ªvicos como para dejar sus OVNI en las zonas reservadas a tal efecto, mientras tiran abajo edificios y matan gente. Hablando de esto, lo de destruir las casas y edificios no es ni por asomo m¨ªnimamente divertido, como lo fue en una ¨¦poca; se trata de una obligaci¨®n, una imposici¨®n que resulta por momentos un sufrimiento.

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Adem¨¢s, los tiempos de carga son exagerados, ralentizando mucho la acci¨®n y d¨¢ndonos demasiado tiempo para pensar en lo que estamos jugando y percatarnos de las importantes carencias que provocan que lo que hay m¨¢s all¨¢ de la pantalla de carga no termine de resultar ni interesante ni atractivo. El apartado sonoro tiene melod¨ªas acorde con la ¨¦poca que se nos presenta, pero en gran medida se trata del mismo apartado sonoro de Big Willy Unleashed. Los di¨¢logos son curiosos y tienen alg¨²n que otro detalle humor¨ªstico, y lo que es peor, en las situaciones en las que nos dejan seleccionar opciones, nos vemos obligados a seleccionar todas s¨ª o s¨ª, sin posibilidad de abandonar la conversaci¨®n.

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La din¨¢mica del juego sigue un esquema muy sencillo: completar misiones para reunir armas y mejorar nuestros poderes y, con ellos, causar el caos. Pero este esquema, que sobre el papel deber¨ªa ser divertido y satisfactorio, se convierte en una rutina aburrida y carente de verdadero inter¨¦s. Se intenta arreglar el tema con tres modos multijugador offline, que se nota que se han metido a ¨²ltima hora y con calzador: cooperativo a pantalla partida que no tiene raz¨®n de ser, y Abductorama y Cerebromatic cuentan s¨®lo con dos mapas, con partidas tan cortas que apenas nos dar¨¢n diez minutos de diversi¨®n entre ambos y rejugando varias veces.

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