La velocidad sin control...

La franquicia Asphalt tuvo su inicio en la primera N-Gage y se converti¨® en uno de los juegos m¨¢s exitosos de esa plataforma, llegando incluso a ser convertido a Nintendo DS por Ubisoft. A partir de entonces, Gameloft ha seguido explotando su particular 'gallina de los huevos de oro' en el mercado m¨®vil, su principal segmento. La segunda parte supuso un cambio de estilo muy importante, m¨¢s arcade a¨²n si cabe que la primera entrega, limitando el control real que ten¨ªamos sobre el coche y potenciando el uso de nitros y la espectacularidad.

Dicha continuaci¨®n, aparte de salir en N-Gage, de nuevo dio el salto a port¨¢tiles, incluso en PSP. Ahora, por fin vuelve a su hogar en esta nueva etapa, con una tercera entrega que rompe completamente con la idea original. S¨®lo se han quedado con los elementos introducidos en su predecesor, principalmente, el factor que mencionamos, la espectacularidad, que ha pasado a convertirse en el eje central de la serie. Persecuciones policiales, saltos incre¨ªbles y ¨¢ngulos de c¨¢mara ¨²nicos para tratar de transmitir la emoci¨®n de una carrera a m¨¢s de 200 km/h.

Podr¨ªamos tomar como precursor de esta mec¨¢nica a Burnout, un t¨ªtulo en el que se avanza a toda velocidad llev¨¢ndonos por delante lo que sale a nuestro paso. Aderezado, eso s¨ª, con toques de Need for Speed tanto por la aparici¨®n de polic¨ªas como por el tuning. Sin embargo, aunque de ah¨ª  se pueden extraer buenas ideas, ¨¦stas han de llevarse a cabo convenientemente, y desafortunadamente no han terminado de conseguirlo. Llevando la comparaci¨®n al extremo, hay pocas diferencias entre Asphalt 3 y el t¨ªpico juego de feria que salen topos de agujeros: es puramente una cuesti¨®n de reflejos.

Apenas hay ocasi¨®n de manejar el coche, no responde como en otros compa?eros de g¨¦nero de estilo similar. B¨¢sicamente, vamos por una recta, teniendo el m¨ªnimo cuidado de no chocarnos con nada, llegamos a una curva, derrapamos, seguimos por la siguiente recta, nuevo derrape? y as¨ª una y otra vez, vuelta tras vuelta. De hecho, casi se acerca m¨¢s a un OutRun, pero con carreteras el triple de anchas, con lo que ello implica para la dificultad. Con saberse los obst¨¢culos f¨ªjos y procurar no ir por el carril contrario, est¨¢ casi todo hecho.

Por suerte, no todo es tan simple como lo pintamos, si no habr¨ªa que calificarlo de otra manera. No es tan sencillo evitar ir en direcci¨®n contraria al tr¨¢fico, por ejemplo, con un desenlace fatal si nos chocamos de frente. Tambi¨¦n hay que saber cu¨¢l es el momento adecuado para utilizar el turbo y aprovecharlo al m¨¢ximo. Hacer chocar los dem¨¢s coches contra el borde de la carretera es de lo m¨¢s divertido. Y finalmente, hemos de recoger nitros y dinero adem¨¢s de destrozar ciertos elementos de los escenarios para lograr una mejor puntuaci¨®n.

El turbo se pueden utilizar hasta en tres fases, habiendo un margen desde que lanzamos el primer impulso en el que podemos dar el siguiente, aumentado exponencialmente la velocidad, aunque esto ya viene de herencia de la anterior entrega. Si queremos ganar cada carrera, ser¨¢ importante conseguir muchos nitros, pudiendo hacerlo de varios modos: recogiendo el ¨ªtem correspondiente en la carretera, llev¨¢ndonos por delante los objetos presentes en los circuitos como se?ales o vallas, echando fuera de la pista a los oponentes o derrapando. Sin esta ayuda es muy complicado alzarse con la victoria.

Aparte de la t¨ªpica opci¨®n de partida r¨¢pida, existe el ya cl¨¢sico modo carrera que nos invita a dar la vuelta al mundo disputando diferentes competiciones. El objetivo no es quedar primero siempre, ya que no en todos los desaf¨ªos ¨¦sa es la meta propuesta, sino que hemos de conseguir 1 000 000 de d¨®lares para considerar superado este apartado, aunque ello suponga repetir alguno de los retos. En cada uno de los diferentes entornos que visitaremos encontraremos cuatro pruebas que pueden variar entre "carrera", "destr¨®zalos", "persecuci¨®n", "duelo" y "todo por la pasta".

La primera se define por s¨ª sola. La segunda consiste en cargarnos seis coches, ya sean los de nuestros rivales o incluso la polic¨ªa. Persecuci¨®n es similar solo que asumimos el rol de la polic¨ªa y hemos de cazar al l¨ªder de la banda, evitando destrozar a sus secuaces con la conseguiente reducci¨®n de puntos en caso de que suceda esta circunstancia. Duelo es un uno contra uno en el que partimos con algo de desventaja. Finalmente, "todo por la pasta" como su propio nombre indica nos insta a conseguir todo el dinero posible, habiendo una determinada cantidad m¨ªnima necesaria para ganar.

La variedad de estas pruebas es suficiente, aunque debiendo realizar algunas m¨¢s de una vez para lograr el mill¨®n de d¨®lares no hubiera venido mal algo m¨¢s. El mayor problema no est¨¢ tanto en este aspecto sino en el de los circuitos, ya que si bien son siete las pistas disponibles, no hay mucha diferencia pr¨¢ctica a la hora de conducir por cada una de ellas, precisamente debido al limitad control que tenemos sobre el coche. Las ciudades seleccionadas en Asphalt 3 son Roma, San Petesburgo, Bombay, Tokyo, Honolul¨², San Francisco y Las Vegas.

El apartado multijugador es, sin duda, el que m¨¢s ha sufrido con el cambio de generaci¨®n. Parece que las desarrolladoras han desestimado la conexi¨®n Bluetooth como un medio para competir con amigos y ahora todo se limita a N-Gage Arena. Mientras en juegos como Reset Generation puede ser una opci¨®n aceptable, aunque no nos termine de gustar que sea la ¨²nica, en todos aquellos juegos con una mec¨¢nica en tiempo real a d¨ªa de hoy es inviable. Por ello, en esta entrega de Asphalt nos quedamos limitados a subir puntuaciones a Internet.

En el apartado gr¨¢fico, Gameloft sigue ofreciendo un aspecto visual aceptable sin terminar de conseguir un rendimiento aceptable. No es que el juego vaya a tirones, pero tampoco da una gran sensaci¨®n de fluidez, se nota que le faltan fotogramas por segundo a la imagen. El uso de diferentes c¨¢maras en momentos puntuales, como cuando nos sigue la televisi¨®n en una intensa persecuci¨®n policial o enviamos un coche contra las barreras resulta tan espectacular como contraproducente para la jugabilidad, puesto que dificulta la visi¨®n en esos momentos provocando choques indeseados.