Need for Speed: Undercover
- PlataformaPSP6
- G¨¦neroConducci¨®n
- DesarrolladorElectronic Arts
- Lanzamiento21/11/2008
- EditorElectronic Arts
A ralent
La franquicia de conducci¨®n de EA por antonomasia tiene su cita anual con los videojuegos tambi¨¦n en PSP, esta vez respetando un argumento que se erige como punto m¨¢s importante en un juego mediocre, aceptable t¨¦cnicamente pero muy pobre en cuanto se refiere al comportamiento de los veh¨ªculos en carretera y a la inteligencia artificial de la que hacen gala los rivales a los que nos enfrentamos.
Need for Speed ha corrido una suerte dispar a lo largo y ancho de los m¨¢s de diez a?os que la franquicia lleva formando parte de los planes habituales de EA Games. Desde los primeros y poco apreciados t¨ªtulos de PSX hasta los ¨²ltimos de nueva generaci¨®n, desarrollados por EA Black Box y que en ¨²ltima instancia han perdido parte de la fuerza que la serie obtuvo al introducirse en el interesante mundo del tuning y de las persecuciones policiales. Como cada a?o por estas fecha, Need for Speed vuelve y lo hace con una nueva propuesta que esta vez tampoco ha acabado de convencer a la prensa especializada, aunque por el momento sigue contando con el apoyo popular en lo que a ventas se refiere.
Esto en lo que respecta a la franquicia en sobremesa, porque en cuanto a las espor¨¢dicas apariciones de la misma por port¨¢tiles -hasta hace bien poco solamente en Nintendo-, la suerte pasa de ser dispar a nula. Tampoco se le puede achacar el peso del fracaso a EA en este sentido, hay que admitir que tanto GBA como NDS no se prestan a generar motores en 3D y que en PSP los primeros intentos fueron de prueba y error. Al final se ha logrado cierto seguro de calidad en estas adaptaciones, pero siguen lejos del nivel que esperamos y que se puede exigir a la compa?¨ªa.
El caso de Undercover es a grandes rasgos la historia de siempre, con una buena idea sobre la que sustentarse, una buena trama argumental, etc¨¦tera, pero con una jugabilidad que no tiene nada que ver con las ediciones de sobremesa y que deja mucho que desear en muchos sentidos.
Al filo de la ley
Si algo destaca el Undercover, al igual que en el resto de las entregas de la franquicia, es en la cuidada representaci¨®n art¨ªstica que ofrece al jugador. Este aspecto se mantiene tal cual en PSP, con los mismos men¨²s y el mismo impacto inicial al comprobar que el grueso de los v¨ªdeos que presentan el argumento gozan de una calidad cuanto menos llamativa, que nada tiene que envidiar a las pel¨ªculas que han aparecido hasta el momento en UMD. La representaci¨®n de los veh¨ªculos que podemos comprar o que poseemos en nuestro garaje es fiel a la realidad, adem¨¢s de otro de los puntos que se han respetado respecto a los hom¨®nimos de sobremesa.
La primera toma del contacto con el juego se hace directamente y sin rodeos, con una carrera inicial que deja entrever cu¨¢l es el camino que ha elegido Need for Speed en esta ocasi¨®n. M¨¢s all¨¢ de nuestro resultado, lo importante es que hemos sido elegidos para una misi¨®n encubierta en la que nuestro objetivo es el de infiltrarnos en una banda callejera que se dedique a las carreras ilegales, con el fin de dar con el cabeza de grupo e ir deteniendo a los peque?os maleantes. Antes tendremos que hacernos una reputaci¨®n en Sunset Hill, y la ¨²nica v¨ªa para conseguirlo es disputando trepidantes carreras donde lo ¨²nico que cuenta es ganar, sin importar lo que cueste, sin margen para el segundo en atravesar la meta.
El ¨²nico contacto que tenemos con la polic¨ªa es Chase Linh, rol que interpreta la popular Maggie Q. Ella es quien nos dirige y nos informa de los lugares a los que debemos acudir, de las zonas m¨¢s movidas de la ciudad. Tras seleccionar uno de los coches que nos ofrecen de partida, entramos en un mapa hud de la ciudad, con los puntos de inter¨¦s marcados con relevancia. La urbe se divide en tres zonas en las que disputamos una cantidad considerable de eventos, ¨²nicos o variados, siempre con el fin de obtener dinero y puntos de reputaci¨®n con los que desbloqueamos nuevos circuitos y mejoras para nuestros veh¨ªculos.
El sistema de juego es bastante sencillo, una versi¨®n simplificada del Undercover original, y lejos de abrirnos un amplio abanico de posibilidades se centra en una repetitiva mec¨¢nica de cumplir retos mientras los v¨ªdeos afrontan todo el peso del argumento. No podemos recorrer la ciudad como tal, simplemente disputar eventos independientes en los que se nos exige superar una serie de condiciones como ganar una carrera de varias vueltas, un sprint de varios kil¨®metros o dejar atr¨¢s a la polic¨ªa, entre muchos otros. En algunos casos s¨ª la podemos recorrer a nuestro antojo, independientemente de la direcci¨®n o del rumbo que queramos tomar, pero siempre con l¨ªmite de tiempo y con la obligaci¨®n de cumplir ciertos requisitos, bien sea escondernos o destrozar la ciudad. Es dif¨ªcil de comprender los motivos por los que EA ha optado por no incluir el modo libre, a nuestro entender una de las caracter¨ªsticas m¨¢s importantes de los NFS adultos.
En cualquier caso, el modo de escenificar la acci¨®n est¨¢ muy bien pensado para aquellos que jueguen partidas cortas y r¨¢pidas, sin ¨¢nimo de pasar m¨¢s de un cuarto de hora con la consola entre las manos. Ciertamente es agradable poder recrearnos con el aspecto de los deportivos que caen en nuestro poder, y es una l¨¢stima que las distintas zonas por las que se suceden las carreras no muestren un aspecto m¨¢s logrado, m¨¢s vivo. No tanto por la calidad de las texturas, bastante notable, sino porque falla al transmitir la sensaci¨®n de estar recorriendo una ciudad imponente y espectacular. M¨¢s o menos lo mismo ocurre con la cantidad de rivales por partida -generalmente no son m¨¢s de cuatro-, y con las ralentizaciones que tienen lugar cuando chocamos frente a una pared o cuando varios autom¨®viles coinciden en pantalla. Por fortuna no se trata de un problema que tenga que ver con las limitaciones de la consola, por la sencilla raz¨®n de que Midnight Club L.A Remix supera a Undercover en todo lo relacionado con el apartado gr¨¢fico y no presenta ni la mitad de las deficiencias de ¨¦ste.
Velocidad?
Es una de las taras de la conversi¨®n directa de PS2/PSP. La sensaci¨®n de velocidad es nula, y hasta que no superemos la barrera de los 250km/h no tendremos la sensaci¨®n de estar circulando a una velocidad que supera el triple de la permitida. S¨®lo por encima de esta cifra comenzar¨¢ a distorsionarse la pantalla, un h¨¢ndicap muy importante que ha de ser revisado urgentemente en pr¨®ximas ediciones. Todo lo relacionado con el comportamiento de los veh¨ªculos deja mucho que desear, no es un problema que tenga relaci¨®n exclusivamente con el motor gr¨¢fico del juego, que como decimos en general da la talla y ofrece buenas vibraciones, aunque podr¨ªa ser mejor -y fallar menos-.
La f¨ªsica de los veh¨ªculos y el manejo de los mismos son esperp¨¦nticos, el juego se queda en tierra de nadie al no decantarse por el arcade puro y al conservar algunas pinceladas de realismo en momentos muy puntuales. Como veremos a continuaci¨®n, la deficiencia m¨¢s acentuada del UMD se encuentra precisamente en el punto que m¨¢s valoramos los jugadores.
Esta adaptaci¨®n mantiene la propuesta del Undercover original; carreras r¨¢pidas, fren¨¦ticas, en las que dominar la conducci¨®n consiste en aprender a dominar en qu¨¦ momentos mantener el acelerador pisado y cu¨¢ndo bajarlo. En otras palabras; frenar, derrapar y otros aspectos pasan a un segundo plano, aqu¨ª lo m¨¢s importante es mantener la velocidad, saber emplear el nitro y evitar cualquier roce o colisi¨®n que nos obligue a perder algunos segundos. Evitar obst¨¢culos y mantener la trazada correcta nos beneficia enormemente, la barra de nitroso comienza a rellenarse a mayor velocidad, obtenemos una serie de bonificaciones indispensables para asegurarnos el primer puesto en las carreras. El segundo puesto nunca es una opci¨®n, y ganar reputaci¨®n y dem¨¢s s¨®lo es posible obteniendo la victoria en todos los eventos.
En cuanto a modalidades de carrera, Undercover puede presumir de la variedad habitual de un Need for Speed. En este sentido no se ha recortado material, por lo que completar el modo historia es una tarea que nos llevar¨¢ bastantes horas. El argumento no deja de ser un clich¨¦ que recorre distintos criminales -representados por actores medianamente populares- a los que s¨®lo podremos acceder tras superar una serie de pruebas previas. Ya hemos comentado brevemente algunas modalidades; el modo circuito, sprint y persecuci¨®n policial, pero encontraremos muchos m¨¢s. Eliminaci¨®n, Coste para el Estado, donde debemos causar cuantos m¨¢s da?os en la ciudad posible bien sea colisionando con el tr¨¢fico o destruyendo conos y se?ales de tr¨¢fico, Desaf¨ªo de Control, etc. Incluso un pseudo modo duelo denominado ?demarraje' en el que debemos superar a un adversario en la ciudad por una distancia de 300 metros.
Hay variedad para todos los gustos y colores, el problema lo encontramos de nuevo en el p¨¦simo sistema de manejo de los coches. Cada veh¨ªculo cuenta con sus propias caracter¨ªsticas, m¨¢s o menos similares entre s¨ª, dependiendo de la tracci¨®n y de la potencia, pero en cuanto a control todos adolecen de lo mismo. Al ser tan b¨¢sico el mecanismo de juego, que no nos propone nada m¨¢s all¨¢ de conseguir dinero para adquirir un coche cada vez m¨¢s potente y m¨¢s capaz en cuanto a opciones de rendimiento y de mejora de motor se refiere, todo el peso de la jugabilidad recae sobre el comportamiento de los coches, y este no es ni la mitad de satisfactorio de lo que deber¨ªa. En esencia es muy b¨¢sico y limitado, y se ve perjudicado por la terrible Inteligencia Artificial de los competidores y de la polic¨ªa, que en todo momento demuestran un comportamiento surrealista y casi dir¨ªamos insoportable.
Hay una docena de ejemplos que podemos citar para reflejar esta afirmaci¨®n, pero entre todos destacan algunos, unos pocos, los m¨¢s frecuentes. Ya desde la misma salida es posible chocar contra el adversario que este justo delante, quedarnos enganchados y ver c¨®mo somos arrastrados hacia los muros laterales sin forma alguna de evitarlo salvo frenando, y perder segundos tratando de arreglar el estropicio. Con la polic¨ªa tambi¨¦n hemos vivido escenas cuanto menos absurdas, y pese a la aparente facilidad con la que nos deshacemos de ella durante las carreras, en el modo hu¨ªda -que nosotros hemos denominado persecuci¨®n policial- es pr¨¢cticamente imposible darles esquinazo tal es su virtud para recuperar cien metros o un kil¨®metro en cuesti¨®n de segundos. Si el coche de la polic¨ªa nos bloquea accidentalmente y disponemos de todo el espacio del mundo para huir, nos damos de bruces con un elocuente mensaje que nos aclara que hemos sido detenidos por esperar varios segundos antes de dar marcha atr¨¢s.
Los contrincantes colisionan solamente cuando est¨¢n en pantalla; si uno coge la delantera es pr¨¢cticamente imposible alcanzarle, pero si estamos en las cercan¨ªas lo m¨¢s probable es que choque frontalmente contra el primer veh¨ªculo que aparezca en pantalla. Cuando mejoramos las prestaciones del coche, los rivales siguen siendo capaces de seguirnos la pista exactamente igual que antes de hacerlo, y as¨ª un sinf¨ªn de ejemplos que ningunean la calidad general del t¨ªtulo. Todo esto no implica que sea imposible disfrutar de una buena carrera en la que con algo de suerte no sucede nada extraordinario ni inexplicable. Al menos reiniciar la carrera es cuesti¨®n de segundos, y al igual que muchas otras opciones no conllevan apenas tiempos de carga.
Tenemos a nuestra disposici¨®n un buen n¨²mero de pruebas dispuestas a lo largo de tres zonas residenciales, Sunset Hills, Port Crescent y Palm Harbor. Cada misi¨®n que superamos se ve reflejada en un porcentaje que nos indicia cu¨¢nto hemos completado del juego, la ?bolsa', que indica qu¨¦ rango criminal ocupamos, y el dinero del que disponemos para comprar vinilos, alerones, llantas, mejoras para el motor, etc¨¦tera. Las opciones de edici¨®n siguen estando ah¨ª, y pese a no ser especialmente elocuentes en cuanto a la cantidad de elementos de los que disponemos, es suficiente para entretenernos durante un rato modificando la apariencia de nuestro coche. Adem¨¢s del modo historia tenemos la posibilidad de disputar una partida r¨¢pida y, lo que es m¨¢s importante, los modos Ad Hoc e Infraestructura que nos permiten disfrutar con otras personas de carreras a trav¨¦s de la red, limitados a carreras en distintos circuitos entre cuatro jugadores.
En nuestro caso hemos padecido enormes problemas para disputar unas carreras, con inexplicables cuelgues y desconexiones, aunque es de agradecer que EA siga apostando por incluir estos apartados en sus juegos punteros. Falta algo m¨¢s de profundidad y una mejor conexi¨®n, problemas que suponemos se ir¨¢n solucionando a medida que transcurran las semanas. La banda sonora presenta algunos de los temas de la versi¨®n de sobremesa, y un a?o m¨¢s vuelve a ignorar por completo el sonido del motor de los coches que manejamos. PSP puede dar mucho m¨¢s de s¨ª en este aspecto.
Correcto
No es lo ¨²ltimo ni lo m¨¢s original, tampoco cuenta con la mejor ejecuci¨®n, pero puede divertir si te gusta el g¨¦nero. Bien, pero mejorable. C¨®mpralo si te gusta el g¨¦nero y te gusta tenerlos todos.