Banjo- Kazooie: Baches y Cachivaches
- Plataforma3608.5
- G¨¦neroPlataformas
- DesarrolladorRare
- Lanzamiento14/11/2008
- TextoEspa?ol
- EditorMicrosoft Game Studios
Hora de innovar
Rare recupera a su personaje m¨¢s carism¨¢tico, pero se atreve a cambiar mucho su planteamiento. Un t¨ªtulo lleno de color, con infinidad de momentos c¨®micos y parodias, que se convierte en una de las alternativas m¨¢s innovadoras del cat¨¢logo de Xbox 360.
Posiblemente, desde el momento en que Microsoft compr¨® Rare, todo el mundo ansi¨® el lanzamiento de este juego. Ha tardado en llegar, pero por fin se hace un hueco en nuestras tiendas la esperada tercera entrega de las aventuras de Banjo y Kazooie. Para tan esperado regreso, la compa?¨ªa brit¨¢nica ha dado un completo giro a la mec¨¢nica, algo que ya ha causado controversia en el pasado y que, a buen seguro, seguir¨¢ haci¨¦ndolo despu¨¦s del lanzamiento del juego. Hay que reconocer que, en fr¨ªo y sobre el papel, la propuesta de los veh¨ªculos se antoja algo extra?a y, en cierto modo, fuera de lugar dentro del universo Banjo. Pero es preciso ver m¨¢s all¨¢ para apreciar la nueva joya de Rare en todo su esplendor.
Los chicos de Rare conoc¨ªan muy bien el material con el que trabajaban, sab¨ªan lo que significaba Banjo, aquello que hab¨ªa conseguido en el pasado y lo que los usuarios esperaban de su personaje. ?A qu¨¦ se debe, pues, el arriesgarse a un cambio tan radical dentro de una franquicia tan importante para la compa?¨ªa? Principalmente, al eterno af¨¢n de evoluci¨®n, de mejora, de dar un paso adelante que siempre ha caracterizado a la desarrolladora brit¨¢nica. Hacer lo mismo de siempre hubiese sido elegir el camino f¨¢cil; pero Rare es, a d¨ªa de hoy, una de las bazas m¨¢s importantes de Microsoft para sus planes de llegar a un p¨²blico mayoritario: estaban obligados a algo m¨¢s.
Afortunadamente, Rare no es una empresa cualquiera, y como buena conocedora de la licencia que ten¨ªa entre manos, supo d¨®nde hab¨ªa que cortar, zurcir, retocar, colorear, pulir e innovar. Baches y Cachivaches es, al mismo tiempo, uno de los t¨ªtulos m¨¢s innovadores de Xbox 360 y un juego digno de sus protagonistas. La fidelidad y el gui?o constante a su pasado honra a un t¨ªtulo cuyo sistema de juego no tiene parang¨®n dentro del cat¨¢logo de la m¨¢quina de Microsoft. Un t¨ªtulo que aboga por la innovaci¨®n, la creatividad y, sobre todo, la diversi¨®n. Pero eso s¨ª, es un juego dif¨ªcil de afrontar.
En cuanto se enteran, Banjo y Kazooie se ponen en marcha. Un lento progreso por un escenario bien conocido por los aficionados, en el que un gordo Banjo no hace m¨¢s que jadear y arrepentirse de su ¨²ltima pizza. Por fin, llegan frente a Grunty, pero el tan esperado enfrentamiento, al tratarse de personajes muy venidos a menos, se ve reducido a un rid¨ªculo intercambio de insultos que parece no llevar a ninguna parte. Hasta que aparece el Se?or de los Juegos, quien quiere acabar con esa disputa tan absurda ofreci¨¦ndole a los usuarios lo que de verdad quieren: recoger cosas inservibles.
A nuestro alrededor aparecer¨¢n infinidad de objetos brillantes para recoger, y la costumbre nos incita a hacernos con todos ellos, antes de que el Se?or de los Juegos pare la competici¨®n alegando que ese aburrimiento no es lo que los jugadores de hoy en d¨ªa desean en sus consolas. Para darle inter¨¦s a la cosa, devuelve a Banjo a su peso ideal y dota de un nuevo cuerpo a Grunty (con su cabeza en un tarro de formol, muy al estilo Futurama) y les abre el portal a Ciudad Duelo, donde se disputar¨¢n en condiciones el t¨ªtulo de justo poseedor de Monta?a Espiral.
Ser¨¢ ah¨ª cuando empiece el verdadero juego, despu¨¦s de esta introducci¨®n que nos deja infinidad de gui?os, chistes y parodias al g¨¦nero, a la historia de Rare e incluso al actual mercado de los videojuegos. Ese Se?or de los Juegos no es m¨¢s que una pantalla con una capa real, y en esa pantalla nos encontramos el cl¨¢sico Pong: las barras laterales hacen de ojos, la bola de boca. Un concepto inesperado y c¨®mico que, afortunadamente, se expande posteriormente en todos y cada uno de los escenarios, retos y situaciones que afrontaremos durante la aventura. El sentido del humor que destila el t¨ªtulo es uno de sus principales valores, y cuando parece que no puede dar m¨¢s de s¨ª, consigue volver a sorprendernos.
Ciudad Duelo ser¨¢ el mundo central de Baches y Cachivaches, desde donde accedemos a los cinco mundos que componen el juego. Bosques Locos, SJBOX 720, Banjolandia, Coliseo y Terrario del terror, todos ellos divididos en diversos actos, con distintas misiones cada uno. El sentido del humor seguir¨¢ haci¨¦ndose patente en ellos: por ejemplo, Banjolandia es una mezcla de escenarios de los Banjo anteriores, con cuadros pixelados de los protagonistas; o SJBOX 720, que est¨¢ ambientado en el interior de una consola de pr¨®xima-pr¨®xima generaci¨®n, en el que al chocar con los componentes, nuestra partida se ver¨¢ afectada con distorsiones de imagen y/o sonido.
El objetivo del juego seguir¨¢ siendo recoger jiggies (piezas de puzzle). Cada una de las misiones que compondr¨¢n los distintos niveles nos proporcionar¨¢ una de esas tan codiciadas piezas, que posteriormente podremos guardar en el banco central de Ciudad Duelo para, de este modo, poder abrir la puerta a nuevos mundos, escenarios, niveles o a?adidos adicionales del juego. Los jiggies tambi¨¦n se podr¨¢n conseguir por otros m¨¦todos en Ciudad Duelo, un escenario que ser¨¢ mucho m¨¢s que un mero punto de partida, ya que esconder¨¢ muchos secretos en su interior: por ejemplo, tendremos los Recreativos de Klungo, en donde disfrutaremos de su arcaico plataformas 2D en el que s¨®lo podremos saltar (con cuelgues inesperados incluidos), o incluso un bingo.
Tambi¨¦n habr¨¢ un gimnasio en el que podremos potenciar las habilidades f¨ªsicas de Banjo, la posibilidad de liberar a los jinjo injustamente encarcelados, y por supuesto recoger todas las notas musicales y fragmentos de veh¨ªculos que estar¨¢n ocultos por la ciudad. Podremos vagar por Ciudad Duelo libremente, hablando con sus numerosos habitantes y enfrent¨¢ndonos a las enrevesadas plataformas que deberemos superar para conseguir todos sus secretos. En los mundos de juegos tambi¨¦n tendremos libertad de acci¨®n, aunque no esconder¨¢n tantos secretos como el mundo central. El objetivo del juego ser¨¢ conseguir el n¨²mero de jiggies necesario para llegar al ¨²ltimo mundo, una cifra que llega casi a los 80 de los m¨¢s de 100 que hay en todo el juego. Cada misi¨®n servir¨¢ tambi¨¦n como speedrun, y de lograr el r¨¦cord, nos dar¨¢n un trofeo que, al acumular cuatro, se convertir¨¢n en otro jiggy. Tambi¨¦n podremos ayudar a los jinjo ocultos en cada acto de cada mundo.
En el mundo de Banjo hay tantas cosas por hacer que, ya s¨®lo la tarea de llegar al final del juego, nos llevar¨¢ un importante n¨²mero de horas; los completistas que quieran encontrar todo ver¨¢n esa cifra multiplicada de forma considerable. Dada la libertad de acci¨®n, las opciones de juego y al jugar un papel tan importante la habilidad de cada individuo a la hora de superar las distintas pruebas, es dif¨ªcil marcar un n¨²mero de horas concreto, pero puede llegar a rondar una cifra entre las 20 y las 30 horas. Aunque eso s¨ª, tal vez el nuevo sistema de misiones no sea tan satisfactorio como cabr¨ªa esperar; se echa en falta algo m¨¢s de libertad a la hora de conseguir los jiggies, y una l¨ªnea de desarrollo argumental algo menos inconexa, sin ser en peque?as pruebas que apenas guardan relaci¨®n unas con otras (m¨¢s all¨¢ de compartir sistema, si por ejemplo son carreras).
Los veh¨ªculos deben tener algunos elementos b¨¢sicos y esenciales: un asiento para Banjo, ruedas, y motor. A partir de ah¨ª, somos libres para hacer lo que queramos, desde coches hasta aviones y barcos, crear veh¨ªculos defensivos que sean tan f¨¦rreos como tanques o bien aut¨¦nticas m¨¢quinas de matar cargadas con infinidad de armas. Para volar, flotar o conseguir velocidades elevadas, habr¨¢ que equilibrar bien el peso de las distintas partes de nuestro veh¨ªculo. Se trata de un editor muy sencillo que, al mismo tiempo, ofrece una importante profundidad para los amantes de la mec¨¢nica que deseen poner a prueba su pericia con dise?os innovadores.
Las posibilidades de creaci¨®n son casi absolutas, y el jugador podr¨¢ guardar sus propios planos para utilizarlos en cualquier momento, tanto en la historia principal como en las partidas multijugador. Esto servir¨¢ para optimizar resultados a la hora de afrontar las diferentes pruebas, pero no ser¨¢ una imposici¨®n al jugador; aquellos que no se vean muy atra¨ªdos por la propuesta creadora, o para quien el editor sea demasiado complejo, la m¨¢quina ofrecer¨¢ en todo momento distintos veh¨ªculos predeterminados con los que nos bastaremos para acabar la aventura sin mayores problemas, por lo que este editor es una opci¨®n, m¨¢s que una imposici¨®n.
La f¨ªsica de los veh¨ªculos no es realista, porque como los propios desarrolladores han dicho, de haber sido as¨ª el juego no resultar¨ªa ni la mitad de divertido. Se ha creado todo un sistema de gravedad y reacci¨®n de los veh¨ªculos que funciona y se adapta a la perfecci¨®n a lo que se espera de un t¨ªtulo tan c¨®mico y agradable como es este. En los casos m¨¢s extremos de que nos atasquemos contra alg¨²n elemento del escenario, podremos utilizar la vara antigravitatoria de Kazooie para coger nuestro veh¨ªculo y colocarlo en un sitio m¨¢s c¨®modo. No obstante, el sistema tan particular de juego, muy orientado hacia los veh¨ªculos, tiene momentos en los que se antoja levemente forzado, dando la impresi¨®n de que con un estilo plataformero tradicional ser¨ªa mucho m¨¢s asequible superar algunas pruebas.
Lo cierto es que estos modos acaban convirti¨¦ndose en una buena alternativa tras un par de partidas de conocimiento de los mismos. Sus particulares caracter¨ªsticas nos obligar¨¢n a utilizar veh¨ªculos determinados, incitando a la creaci¨®n, al perfeccionamiento y al trabajo duro para, tras ver cu¨¢n bien funciona un elemento sobre el terreno, tomar decisiones acordes a nuestras necesidades. Algo que incitar¨¢ la competici¨®n entre usuarios y que ayuda mucho a lograr comprender mejor el funcionamiento del editor. En cualquier caso, si alguien desea un mayor equilibrio, es posible hacer que sea la m¨¢quina quien determine los veh¨ªculos de cada prueba.
Todos los mundos son de dimensiones considerables, con varios niveles de altura. Eso s¨ª, no todos estar¨¢n a un nivel de detalle tan importante como el de Ciudad Duelo, y habr¨¢ algunos que se antojar¨¢n bastante sencillos y un poco vac¨ªos en comparaci¨®n, aunque lo compensan de otras maneras. Por ejemplo, SJBOX 720 ser¨¢ muy sencillo en su representaci¨®n, pero tiene ese detalle elaborado de que al chocar contra los distintos componentes se vea afectado el juego con distorsiones visuales y sonoras. No obstante, los mundos son demasiado grandes, pensados tanto para los veh¨ªculos que, al recorrerlos a pie, Banjo parece un ente algo diminuto en un universo gigantesco.
Hay algunas formas algo cuadriculadas, como por ejemplo, sin ir m¨¢s lejos, la nariz de Banjo, pero es algo intencionado, parte del estilo visual elegido para el juego, como se demostrar¨¢ en m¨²ltiples ocasiones durante la aventura. Las animaciones de todos los personajes y el movimiento de los veh¨ªculos son excelentes, algo que se traslada con mucho acierto a la jugabilidad, que responde de forma adecuada a nuestras indicaciones con el mando. Baches y Cachivache es una aut¨¦ntica delicia de control, digna de los mejores plataformas; aunque claro, no se trata de un plataformas tradicional, lo cual nos hace afrontar ese apartado desde un punto de vista muy diferente.
Por ejemplo, yendo a pie, no se le puede achacar ning¨²n problema al control que tenemos sobre Banjo: saltos y golpes que responden a la perfecci¨®n, con un mont¨®n de maniobras a realizar por las secciones de plataformas que tendremos a nuestra disposici¨®n. No obstante, los veh¨ªculos distan un poco de ser igual de atractivos a nivel jugable. Su respuesta, al tener una f¨ªsica completamente nueva para el juego, es un poco extra?a, sobre todo al dar marcha atr¨¢s, donde su movimiento es demasiado exagerado. Cuando nos enfrentamos a enemigos, las cosas pueden complicarse en demas¨ªa, percibi¨¦ndolos m¨¢s como escollos molestos que como retos a superar.
El sistema de juego por peque?as misiones dista de ser el ideal, ya que se convierte en una mera cuesti¨®n de ensayo y error dentro de pruebas cronometradas de mayor o menor complejidad. Aunque la exploraci¨®n sigue presente en el t¨ªtulo, lo ideal hubiese sido que fuese total, como en las anteriores entregas. Es posible que este salto evolutivo de Banjo debiese haber sido m¨¢s paulatino, en vez de un cambio tan radical en el que hay que abrazar unos veh¨ªculos que, introducidos de una forma tan repentina, cuesta adaptarse a ellos. Eso s¨ª, una vez superado dicho proceso de adaptaci¨®n, nos espera una aventura muy larga con infinidad de situaciones en las que sacar a relucir nuestra habilidad al volante.
El apartado sonoro es muy satisfactorio, con melod¨ªas amenas y pegadizas, que se adecuan con ¨¦xito a lo que acontece en pantalla. Todos los efectos sonoros est¨¢n bien implementados, y las pocas pistas de voz que hay est¨¢n dobladas a nuestro idioma. Durante la aventura, los personajes emitir¨¢n, como mucho, sonidos, quedando reducido el texto a los cl¨¢sicos cuadros. La letra ser¨¢ bastante peque?a, y el tama?o de los cuadros algo reducido, lo cual dificulta un poco su lectura. Durante las conversaciones, habr¨¢ un cuadro superior y otro inferior, algo que, compaginado con lo anteriormente mencionado, resulta un poco molesto de seguir en ocasiones.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del g¨¦nero. Est¨¢ bien cuidado a todos los niveles. C¨®mpralo.