?Cu¨¢l era mi nombre?

Se llame como se llame, el protagonista de la saga creada por el famoso escritor Ian Fleming no s¨®lo se ha conseguido convertir en un icono que ha traspasado la barrera de las palabras para llegar hasta el entorno audiovisual e interactivo. Una simple melod¨ªa, una indumentaria concreta, e incluso dos peque?as palabras sirven para reconocer algo que ha traspasado la barrera de la atemporalidad. A ello ha contribuido, sobre todo, su larga carrera f¨ªlmica, con actores de la talla de Sean Connery o Roger Moore contribuyendo a la creaci¨®n de un Bond, James Bond, que ten¨ªa tantos matices como sus autores quisieran darle en aquel momento. De hecho, pr¨¢cticamente se cre¨ªa que las ¨²ltimas encarnaciones por parte de Pierce Brosnan estaban lejos de ser lo que eran. Por suerte, la reciente Casino Royale revitaliz¨® el esp¨ªritu de 007, volvi¨® a ponerlo bajo los focos medi¨¢ticos, y le a?adi¨® nuevos matices de asesino fr¨ªo e impasible, para regocijo de muchos y repudia de otros tantos por su poca fidelidad al original literario.

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Al lector de este texto, obviamente, poco le importar¨¢n estos ir y venir de la saga, pero es innegable que en cuesti¨®n de adaptaciones cinematogr¨¢ficas estos detalles son fundamentales. De hecho, es muy probable que esta resurrecci¨®n de la saga provocase que Activision decidiera hacerse con los derechos de la licencia, unos derechos que se han mantenido durante cinco a?os en manos de Electronic Arts. El problema es que es una licencia maldita. Y lo es por la simple raz¨®n de que cuenta en su haber con, probablemente, la mejor adaptaci¨®n hecha hasta el momento a nuestro querido hobby. GoldenEye no fue s¨®lo un enorme ejemplo de c¨®mo dedicarle cari?o a un universo ya creado, sino adem¨¢s uno de los primeros FPS que se hicieron con ¨¦xito para consola, contando con m¨¢s de un elemento innovador que posiblemente inspirar¨ªa a todos aquellos que viniesen despu¨¦s.

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Por lo tanto, el lanzamiento de Quantum of Solace ilumin¨® la mirada de m¨¢s de un jugador veterano. Quiz¨¢s por mera relaci¨®n inconsciente, pensando que el nuevo comienzo de Craig supondr¨ªa tambi¨¦n m¨¢s cari?o a su hom¨®nimo en videoconsolas; o quiz¨¢s porque el cambio de manos de los derechos puede suponer un punto de inflexi¨®n al respecto. Las razones no importan. El caso es que Treyarch, desarrolladora interna de Activision, cuenta con un enorme peso sobres sus hombros. Eso sin contar que durante este 2008 lanzar¨¢ ni m¨¢s ni menos que tres t¨ªtulos, a saber: Spiderman: El Reino de las Sombras, Call of Duty: World at War y el que nos ocupa. Tal tit¨¢nica tarea ha sido posible gracias al motor que Infinity Ward cre¨® el pasado a?o con el excelente Call of Duty 4: Modern Warfare, tomado como pilar t¨¦cnico para este juego. Esto ya por s¨ª s¨®lo es sin¨®nimo de calidad, pero no todo depende de ello, puesto que debe demostrar valores propios y un desarrollo entretenido. El resultado, sin llegar a ser rompedor, es m¨¢s que satisfactorio, con un shooter que combina un sistema de cobertura, perspectiva en primera y tercera persona, y elementos de sigilo entre la acci¨®n predominante. Pero introduzc¨¢monos en el MI6 para ver qu¨¦ ventajas puede traer ponerse al servicio de la Reina de Inglaterra.

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Adem¨¢s, en Treyarch se han permitido la virtud de modificar ciertas escenas o rellenar hechos que en primera instancia no fueron mostrados. Lo curioso es que en realidad s¨®lo existen tres misiones que formen parte real de Quantum of Solace: el otro 70% del juego pertenece a fragmentos de la pel¨ªcula de 2006. Mercadotecnia pura, pero que no se inmiscuye para nada con la calidad final. As¨ª, veremos a dos personas realizar una comunicaci¨®n repasando los eventos ocurridos, salt¨¢ndose aquello que creen conveniente y centr¨¢ndonos, obviamente, en las misiones que nos tocar¨¢ recorrer. Nos dicen lo justo para que sepamos d¨®nde vamos, pero sentimos un porqu¨¦ desde la perspectiva de Bond salvo porque ya conozcamos todos los hechos de antemano.

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Eso s¨ª, a la vez que notamos esas similitudes, las diferencias no tardar¨¢n en revel¨¢rsenos ante nuestros ojos. La m¨¢s l¨®gica es el alternar entre c¨¢maras: tan pronto estaremos viendo todo a trav¨¦s de Bond como pasaremos a una perspectiva en tercera persona para poder escalar, saltar, derribar de letales golpes a los enemigos, o lo m¨¢s importante, tomar cobertura. La c¨¢mara consigue dinamizar esto en la mayor¨ªa de ocasiones, haciendo un trabajo bastante similar al que Rare realiz¨® con Perfect Dark Zero.

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Por lo dem¨¢s, los escenarios contar¨¢n con un nivel de detalle bastante notable. Como buenos agentes secretos, recorreremos mundo, dej¨¢ndonos nuestro buen surtido de cargadores en pa¨ªses tan paradis¨ªacos como Uganda o Italia. Esto ¨²ltimo se har¨¢ notar, puesto que en ocasiones habr¨¢ elementos que sean realmente vulnerables a lo que hagamos, tales como vallas de madera, columnas, o alg¨²n que otro objeto en concreto que sirva para hacernos cargo de grandes cantidades de perseguidores.  Eso sin contar la enorme f¨¢brica de fuegos artificiales en la que pareceremos encontrarnos: no ser¨¢n pocos los extintores, bidones y cajas explosivas que se iluminar¨¢n para llamar la atenci¨®n de la p¨®lvora, dej¨¢ndonos luego un festival bastante vistoso.

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El mayor lastre de este aspecto se encuentra en las animaciones, tanto de los enemigos como del propio Craig virtual. No se puede negar que la variedad en su modelado -quiz¨¢s se echar¨ªa en falta algo m¨¢s de originalidad- existe, y que a nivel de detalle todo personaje que nos encontremos anda bastante a la par -salvo excepciones como la vol¨¢til Eva Green, bastante inexpresiva- con el protagonista, pero la manera de moverse de todos ellos se percibe rob¨®tica y artificial. Esto se acent¨²a cuando tomamos cobertura corriendo o cambiamos de un lugar a otro; lo mismo cuando vemos hacerlo a los dem¨¢s. En contrapunto tenemos las secuencias in-game, hechas con bastante buen pulso y ritmo. Quiz¨¢s en este sentido se note demasiado que la base fue un FPS sin sistema de cobertura y que se han hecho a?adidos a partir de ah¨ª.

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Y s¨ª, todos aquellos que echaban de menos su raci¨®n doble de ?James Bond Theme' la tendr¨¢n aqu¨ª, con secci¨®n de metales, con guitarra, con ritmos electr¨®nicos. L¨¢stima que no se haya hecho ninguna con ukelele. En este sentido el acompa?amiento musical no decepciona, calm¨¢ndose en momentos tensi¨®n y desboc¨¢ndose cuando las balas silban a nuestro lado. A pesar de la iron¨ªa, la variedad es m¨¢s que suficiente tanto si uno es seguidor del agente secreto como si no lo es. Eso s¨ª, hay que decir que desentona respecto a la intenci¨®n de Casino Royale -recordemos, la canci¨®n principal es ?You Know My Name' de Chris Cornell, dejando a entender que 007 a¨²n no est¨¢ formado hasta el fin de la pel¨ªcula, donde s¨ª ya suena el cl¨¢sico tema-. El doblaje, por su lado, cuenta con bastantes altibajos respecto a los protagonistas -aquellos que ya pusieron voz en la pel¨ªcula al propio Craig o a M., por ejemplo- si los comparamos con secundarios o personas que aparecen por primera vez. El c¨®mputo general, no obstante, es satisfactorio.

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As¨ª que esto nos deja con el que, sin duda, es el a?adido m¨¢s atractivo del t¨ªtulo: el sistema de cobertura. Como no pod¨ªa ser de otra manera, ¨¦ste bebe directamente de Gears of War: pulsando A cerca de un punto donde poder apostillarnos la c¨¢mara se pondr¨¢ en tercera persona, dej¨¢ndonos disparar ?a ciegas' -a veces hasta con mejor punter¨ªa de la que esperar¨ªamos- o asomarnos levemente para poder apuntar con precisi¨®n. Tambi¨¦n existe la posibilidad de cambiar de cobertura apuntando al lugar en concreto. En general funciona de la manera que uno podr¨ªa esperar -es decir, con el personaje obedeci¨¦ndonos r¨¢pidamente-, pero a veces hay peque?os problemas a la hora de salir de la cobertura que nos dejan expuestos levemente, como cuando alg¨²n soldado con poca paciencia decide acercarse a nosotros y nos vemos incapaces de reaccionar, o cuando Bond dobla la esquina en vez de avanzar a la siguiente columna desde donde disparar.  No son muy comunes y tampoco representan problemas irresolubles, pero est¨¢n presentes y empa?an esta buena idea con un enfoque algo diferente para un FPS.

Lo que no es tan diferente son otro tipo de acciones en las que veremos ?desde fuera' a Bond realizarlas, como el combate cuerpo a cuerpo. Pulsando la palanca derecha se activar¨¢ una secuencia en slow motion donde estaremos a punto de asestar un golpe mortal al contrincante. Si pulsamos el bot¨®n indicado en la pantalla, lo haremos con ¨¦xito. Si nos equivocamos o tardamos demasiado, fracasaremos. Una extensi¨®n de este concepto se encuentra en las peleas de final de nivel, donde observaremos una espectacular secuencia de acci¨®n, estando atentos a cualquier acci¨®n que nos pidan de nuestra parte. A la hora de cruzar por un lugar poco seguro, como la m¨ªtica secuencia de la zona en obras de Casino Royale, nos tocar¨¢ hacer algo parecido, esta vez manteniendo el equilibrio con moviendo el stick la izquierda o a la derecha mientras avanzamos. O en momentos de mayor sigilo y tensi¨®n veremos la acci¨®n desde dos perspectivas para asegurarnos de que nos movemos con la cautela necesaria; por ejemplo, a la hora de encontrar a Le Chiffre en el casino, donde nos tendremos que mover por una cornisa para llegar al ¨¢rea adecuada. Son peque?os detalles, ya vistos en otros t¨ªtulos, pero que le restan monoton¨ªa a la din¨¢mica entre disparos/sigilo que predomina. De hecho, hay niveles concretos que son tratados como una contrarreloj, donde tendremos que llegar al objetivo determinado antes de que se agoste el tiempo.

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Siempre que en un nivel se nos d¨¦ la opci¨®n de completarlo sin necesidad de armar jaleo, esto ser¨¢ lo m¨¢s conveniente. Si hacemos saltar las alarmas, un peque?o pelot¨®n de ¨¦lite nos intentar¨¢ dar caza, siendo bastante m¨¢s h¨¢biles, resistentes y letales de lo normal. As¨ª que nos tocar¨¢ avanzar, silenciador en mano, sorteando c¨¢maras de vigilancia -que nos tocar¨¢ desactivar encontrando el panel individual de cada una- y patrullas por el lugar. Usaremos aqu¨ª el ¨²nico gadget al que echaremos mano: nuestro m¨®vil con GPS activo que detecta en tiempo real todo movimiento que hagan. As¨ª que cuando los recursos son efectivos y la resistencia escasa, es muy probable que nos encontremos haciendo poco menos que un paseo en m¨¢s de una ocasi¨®n. Si bien es un enfoque diferente y un soporte b¨¢sico para hacer las misiones m¨¢s amenas, se echa en falta m¨¢s elementos a tener en cuenta y una mayor complejidad en su disposici¨®n para tener una actitud realmente sigilosa.

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Eso nos deja con la lucha pura y dura, el grueso de la acci¨®n, como absoluto protagonista de Quantum of Solace. Con algunos momentos ciertamente apote¨®sicos, nos encontraremos continuamente tomando cobertura y saliendo en el momento justo para mermar, poco a poco y con inteligencia, las l¨ªneas enemigas. Pero tampoco podemos subestimar la suya: sus pautas de comportamiento incluyen reagruparse en caso de estar demasiado separados, de atacarnos a la desesperada si se ven acorralados, de flanquearnos si pueden hacerlo?  de vez en cuando se queda alg¨²n rezagado que no se comporta como debe, pero a grandes rasgos son situaciones que ponen a prueba tu habilidad a los mandos, sobre todo en el mayor nivel de dificultad -correspondi¨¦ndose en cierto modo al temido ?Veterano' de Modern Warfare-.

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Si juntamos cada uno de estos apartados que hemos comentado individualmente y los metemos en la coctelera del DVD/Blu-Ray, el sabor que se nos queda es el de un producto bien calibrado, con un ritmo superior al de la media pero que carece de ese ?algo' especial. Llam¨¦moslo una faceta de sigilo desaprovechada o un sistema de cobertura a perfeccionar, pero no consigue despuntar salvo en momentos muy concretos, a pesar de que la sensaci¨®n general sea m¨¢s que buena durante las cerca de 7 horas que puede llevarnos a lo sumo completar el juego.

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Los mapas, por lo general, asientan en lugares cerrados con pasillos, lo cual no ayuda a la confrontaci¨®n directa entre bandos. Comprensible porque esto no es un juego de guerra, pero no invita al fuego intenso del que s¨ª hace gala la campa?a individual. Tampoco lo hacen los modos estrella creados para la ocasi¨®n, que son ?Duelo Bond', donde los jugadores se turnan para ser el agente secreto que ha de desactivar una serie de explosivos mientras el resto le dan caza, y ?Evasi¨®n de Bond', donde el MI6 debe ayudar al ?VIP' -en este caso 007- a llegar al punto de escape mientras el contrario, obviamente, hace lo posible por acabar con ¨¦l. Por otro lado est¨¢n ?Revolver Dorado', donde hacerse con la pistola en cuesti¨®n y matar con ella es lo que da puntos, y otros tipos de juego cl¨¢sicos, de deathmatch por equipos y todos contra todos. La mayor pega que hemos encontrado a estas nuevas incorporaciones es lo lento de su desarrollo. Son divertidas pero su ritmo es demasiado irregular: tan pronto Bond muere a los 5 segundos como en menos de un minuto consigue vencer. El hecho de que cada vez que se inicie una ronda haya cerca de medio minuto de carga tampoco ayuda. A¨²n as¨ª, son modos online que disfrutar¨¢n aquellos m¨¢s ¨¢vidos de experiencias diferentes y m¨¢s enfocadas al sigilo.

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