El fin de un ciclo

Spyro ha sido uno de los personajes m¨¢s carism¨¢ticos del g¨¦nero de las plataformas en la generaci¨®n de los 32 bits. Parece mentira que hayan pasado ya 10 a?os desde sus inicios, una d¨¦cada de juegos que celebra con esta nueva entrega, la primera del drag¨®n p¨²rpura de Sierra en la actual generaci¨®n de consolas. Adem¨¢s, esta entrega sirve para acabar la trilog¨ªa de The Legend of Spyro, la cual se inici¨® con Un nuevo comienzo y continuar¨ªa con La noche eterna. Esta historia comenz¨® en PS2, GC y Xbox, continu¨® en PS2 y Wii y, para el gran final, repite en PS2 y Wii y se expande a 360 y PS3. ?Qu¨¦ tal se defiende nuestro querido drag¨®n en la alta definici¨®n? Pues de manera un tanto dispar, pese a conservar su encanto.

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El nuevo Spyro sigue siendo un juego que har¨¢ las delicias de los aficionados, que satisfar¨¢ a los m¨¢s peque?os de la casa que todav¨ªa desconozcan la franquicia. Pero no pueden ocultar sus problemas t¨¦cnicos, ya que se ve afectado, principalmente de una jugabilidad poco pulida que requer¨ªa algo m¨¢s de tiempo de desarrollo. Ese es su principal problema, que el usuario ser¨¢ capaz de pasar por alto o no seg¨²n el inter¨¦s que despierte en ¨¦l la franquicia. Lo que no cabe duda es que resulta muy satisfactorio como cap¨ªtulo final de una trilog¨ªa que, en su segunda entrega, nos dej¨® una l¨ªnea argumental abierta con muchos cabos por atar.

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Pese a que logran soltarse de su cautiverio, en pleno enfrentamiento contra un gigantesco Golem de piedra ardiente, no ser¨¢n capaces de romper las cadenas que les unen. As¨ª pues, deber¨¢n cooperar, trabajar en equipo y coordinar sus movimientos, porque el v¨ªnculo del collar que les apresa les impedir¨¢ separarse demasiado uno el otro. De este modo, se potencia mucho el modo multijugador del t¨ªtulo, ya que dos usuarios podr¨¢n participar de forma simult¨¢nea en la partida. Dado que los dragones no pueden separarse nunca demasiado, a¨²n jugando con la m¨¢quina controlando a uno de los dos, el paso al cooperativo es muy natural; incluso, la c¨¢mara se puede situar en mejores ¨¢ngulos que jugando en solitario.

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En caso de compartir nuestra odisea con la m¨¢quina, podremos cambiar el personaje que controlamos en cualquier momento, con s¨®lo pulsar un gatillo. Un enfoque original al sistema de juego, que nos permitir¨¢, o mejor dicho, requerir¨¢ ir cambiando de uno a otro miembro de la pareja, explotando sus habilidades particulares para solventar las mil y una vicisitudes a las que nos enfrentaremos, especialmente en lo que a puzzles se refiere. Si bien argumentalmente no aporta mucho m¨¢s que un sencillo viaje en busca de la libertad personal y global, nuestros h¨¦roes se encontrar¨¢n con varios compa?eros que har¨¢n su aventura m¨¢s c¨®moda.

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La ayuda de dichos personajes secundarios ser¨¢ esencial en m¨¢s de una situaci¨®n. Mayoritariamente, su apoyo se concentra en las secuencias de v¨ªdeo, aunque no faltar¨¢n las secuencias de plataformas en las que nos guiar¨¢n por el camino a seguir, e incluso entretendr¨¢n a los enemigos para que podamos avanzar y cumplir tal o cual cometido. Eso s¨ª, en otras ocasiones deberemos enfrentarnos a las oleadas de enemigos sin que los secundarios, presentes en la escena, se preocupen por mover ni un dedo. Lo cierto es que estas situaciones desconciertan un tanto al usuario, que no sabe hasta qu¨¦ punto puede confiar en su acompa?ante.

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En ciertos aspectos, no se puede negar que se ha sabido sacar partido a las m¨¢quinas de esta generaci¨®n, y por lo general, Spyro resulta un t¨ªtulo bastante satisfactorio. Los personajes est¨¢n bien animados, y los escenarios, pese a su sencillez, cuentan con un bastante satisfactorio grado de detalle. No faltar¨¢ un gran colorido, que pone todav¨ªa m¨¢s de relieve el universo tan particular en el que nos encontramos. Un juego para todos los p¨²blicos en su planteamiento que dejas claras sus intenciones desde una primera toma de contacto visual. Pero al ojo experto, no se le pasar¨¢n por alto algunos detalles bastante graves.

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Por ejemplo, la inestabilidad gr¨¢fica de la que hace gala. Por poner algunos ejemplos, nos hemos topado con una escena de v¨ªdeo en la que una parte esencial del t¨ªtulo como son los collares que mantienen unidos a los personajes protagonistas, empezaban a parpadear antes de desaparecer sin motivo. Tampoco faltan las situaciones en las que los personajes se pueden atravesar unos a otros, o alg¨²n que otro elemento del escenario. Lo peor de todo son las exageradas, constantes y dolorosas bajadas de la tasa de frames, centradas principalmente en los combates.

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Ser¨¢ en el apartado sonoro donde Spyro sacar¨¢ lo mejor de s¨ª mismo. La banda sonora es digna de las mejores producciones de Hollywood, con tonos ¨¦picos y efectos bastante intensos, capaces de resultar cre¨ªbles dentro de un entorno fant¨¢stico como el que nos ocupa. Destacar especialmente el buen trabajo de doblaje a nuestro idioma; como ya pas¨® en las entregas previas, no se ha podido contar con grandes nombres como Mark Hamil o Elijah Wood para dar vida a los personajes, pero no se puede negar el buen hacer de nuestros actores de doblaje dentro del juego.

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Aparte del salto (y, por extensi¨®n, del vuelo, que en esta entrega podr¨¢ ser libre por todo el escenario) y del ataque b¨¢sico, nuestros dragones tendr¨¢n a su disposici¨®n varios ataques especiales. Mientras Spyro tendr¨¢ ataques elementales como fuego, rayo, agua y tierra, Cynder ser¨¢ una especialista en viento y otras caracter¨ªsticas m¨¢s especiales como veneno. La combinaci¨®n de ambos personajes ser¨¢ esencial a lo largo del t¨ªtulo; si jugamos solos, deberemos cambiar constantemente entre uno y otro. De hacerlo acompa?ados, cooperar con el segundo jugador.

Los escenarios est¨¢n poblados de cristales que dan gemas al golpearlos, de distintos colores: rojo para la vida, verde para los ataques especiales, o azul para conseguir puntos de experiencia. Los primeros tienen una funci¨®n bastante evidente, pero este ¨²ltimo servir¨¢ para poder comprar nuevos ataques especiales con los elementos que coment¨¢bamos antes. Desgraciadamente, no est¨¢n del todo bien ajustados los poderes, y mientras algunos son espectaculares y potentes, otros ser¨¢n bastante in¨²tiles, limit¨¢ndose bastante su uso a situaciones concretas en las que un puzzle nos requiera utilizarlo.

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Un problema importante nos lo encontramos en el sistema de combate. Bastante decente de por s¨ª, con un n¨²mero considerable de t¨¦cnicas y ataques disponibles, pero lastrado considerablemente por las constantes ralentizaciones. El juego se cala demasiado con cada golpe que acertemos, lo cual resta inter¨¦s a unos enfrentamientos que, para bien o para mal, son bastante habituales. Ca¨®ticos de por s¨ª, al estar involucrados demasiados personajes a la vez, las bajadas de la tasa de frames les hace perder puntos tanto a nivel jugable como visual, donde pierden gran parte de su posible espectacularidad.

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El equipo intent¨® innovar, pero los esfuerzos no han resultado del todo satisfactorios. Destaca ese sistema de vuelo libre, que es m¨¢s ca¨®tico y complicado de lo que deber¨ªa. Pero pese a todos sus problemas evidentes, el juego puede ofrecer una alternativa interesante para los m¨¢s peque?os de la casa, que no se fijar¨¢n tanto en su apartado t¨¦cnico; adem¨¢s, gracias a cooperativo, es un t¨ªtulo ideal para que los padres participen y ayuden a sus hijos a superar las diversas situaciones a las que les someter¨¢ el juego. No en vano, Spyro consigue mantener intacto su carisma y su atractivo.

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