Alta estrategia romana

Cuando uno tiene en su poder la caja del juego Europa Universalis: Roma, casi se puede hacer una idea de lo que va a encontrar en su interior. El tama?o ya de por s¨ª es superior al del cl¨¢sico estuche tipo DVD simple o doble y lo mismo ocurre con su peso; adem¨¢s, un breve pero conciso eslogan reza en la parte superior derecha dejando entrever que no estamos ante un producto para todos los p¨²blicos: 'alta estrategia hist¨®rica'. Pero afortunadamente, detr¨¢s de toda la aparente pompa, se esconde un juego de verdad y de los buenos.

Deliberadamente hemos querido retrasar el an¨¢lisis del t¨ªtulo de Paradox Interactive para poder empaparnos en ¨¦l y disfrutarlo en toda su extensi¨®n, pues no estamos delante de un producto sencillo en ninguno de los sentidos de la palabra. EU: Roma es complejo, denso, inteligente, exigente, en algunos casos menos intuitivo de lo que debiera, largo como pocos, rejugable hasta la saciedad, m¨²ltiple en cuanto a sus posibilidades y satisfactorio como pocos. Europa Universalis no deja indiferente a nadie.

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Para todos aquellos que no conozcan de qu¨¦ va la serie, decirles que estamos delante de un juego de estrategia pol¨ªtica, diplom¨¢tica, militar, tecnol¨®gica, religiosa y expansionista: todo en uno. Todo esto sucede en un ambiente de tiempo real, o digamos por lo menos que puede gestionarse en un proceso de tiempo real, pero tambi¨¦n podemos - y deberemos - pausar el tiempo en cualquier punto para tomar una bater¨ªa de decisiones simult¨¢neamente que afecten a un mismo momento determinado.

Europa Universalis: Roma se basa en la tercera entrega de esta franquicia, aparecida no sin cierta pol¨¦mica el a?o pasado y analizada por MeriStation. Paradox ven¨ªa as¨ª a completar su ya extenso cat¨¢logo de simuladores situados en distintas ¨¦pocas de la historia; Roma es, en esencia, un m¨®dulo diferente para los amantes del juego y el g¨¦nero, en esta ocasi¨®n abarcando desde el a?o 278 a.C. (justo antes de la Primera Guerra P¨²nica) extendi¨¦ndose hasta el 25 a.C. al derrumbarse la Rep¨²blica Romana. Es posible empezar una partida en cualquier momento entre estas fechas, asumiendo el mapa las condiciones que ten¨ªa en ese preciso instante.

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El contexto hist¨®rico tal vez no resulte demasiado familiar a muchos pero, esencialmente, resume y reinventa la lucha de poder entre las 5 grandes potencias de la ¨¦poca: Roma, Macedonia, Egipto, Cartago y el Imperio Sel¨¦ucida. Al no existir un objetivo te¨®rico para Europa Universalis, es nuestro deber asign¨¢rnoslo: tal vez un dominio militar completo, convertirse en la naci¨®n m¨¢s respetada, ser un codiciado puente comercial... Ya sea emulando una de las grandes naciones o simplemente una peque?a provincia lejana, siempre hay quehaceres interesantes para cumplir.

EU: Roma es, por tanto, un t¨ªtulo de altos vuelos que recuerda a los juegos de estrategia de tablero de anta?o. Aquellos que busquen un simulador militar no lo encontrar¨¢n aqu¨ª (el juego no dispone de un simulador de batallas en tiempo real, por ejemplo); pero todos los que sepan gozar del m¨¢s exhaustivo de los micromanejos, aquellos que busquen sintetizar la estrategia global con la precisi¨®n hist¨®rica o aquellos buenos fans del g¨¦nero en general, Paradox Interactive tiene para ellos un interesante producto. Empecemos.

Por un lado contamos con el mapa, que casi siempre conforma la pantalla principal que tenemos a la vista; los hay de distintos tipos (pol¨ªtico, religioso, comercial, diplom¨¢tico...) pero el geogr¨¢fico muestra con bastante acierto la distribuci¨®n de las provincias europeas con sus accidentes de orograf¨ªa cl¨¢sicos: monta?as, r¨ªos, bosques, desiertos... no solamente es un modo de vista est¨¦tico, por as¨ª decirlo, ya que algunos de estos terrenos son causa de modificadores al combate que hay que tener en cuenta.

El mapa puede acercarse y alejarse con el teclado o el rat¨®n, al mismo tiempo que tambi¨¦n podemos desplazarnos por ¨¦l con normalidad y sin ca¨ªdas de la tasa de cuadros por segundo en ning¨²n momento. Los iconos que forman el conjunto de la interfaz as¨ª como el despliegue de men¨²s - algo austeros, eso s¨ª - funcionan perfectamente, sin textos superpuestos ni nada por el estilo. Solamente se echan de menos algunos caracteres acentuados en nuestro idioma que dan lugar a alg¨²n problema de comprensi¨®n que se subsana r¨¢pidamente.

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Las unidades se ven representadas por sus correspondientes modelos y es posible apreciar de una manera notable el detalle que integran; en cualquier caso y es menester decirlo, da igual si disponemos de un solo regimiento o de un batall¨®n entero formado por varios pues su representaci¨®n en el mapa siempre es la misma, una queja frecuente de los usuarios en los foros. Estas unidades tienen sus propias animaciones, algo simples y mon¨®tonas pero que a?aden un poco de vida al casi siempre inerte tablero.

La m¨²sica y los efectos de sonido cumplen tambi¨¦n su cometido, aunque sin muchos alardes. Una opci¨®n habitual despu¨¦s de largas partidas - en la oficina - es desactivar completamente el sonido ya que no interfiere para nada en la experiencia de juego. Globalmente puede decirse que Roma, a¨²n a pesar de no ser un referente en el aspecto t¨¦cnico, por lo menos consigue no echar para atr¨¢s al usuario ne¨®fito con unos gr¨¢ficos desfasados y una m¨²sica cansina. Entra por los ojos con relativa facilidad y se escucha tranquilamente. Adem¨¢s, est¨¢ completamente en castellano.

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Los requisitos t¨¦cnicos que exige el CD de Europa Universalis conllevan un procesador Pentium de casi 2 Ghz o similares, 512 Mb de RAM (1 GB o m¨¢s recomendado) y una tarjeta de video de 128 MB compatible con los shaders 2.0 por hardware para jugar a 1024 x 768. Aunque el espacio de instalaci¨®n en disco duro es escaso, apenas no llega al gigabyte, cada vez que inicia carga todos los mapas y puede tardar un par de minutos tranquilamente.

Como dijimos, Europa Universalis es un juego exigente; para empezar nos solicitar¨¢ que escojamos un bando de entre las 10 culturas disponibles. Cada bando tiene o puede tener sus provincias asociadas, una ubicaci¨®n ¨²nica, su propio tama?o dependiendo incluso de la ¨¦poca en la que se empiece, sus pretensiones, sus alianzas, sus enemigos, su religi¨®n, su cultura tradicional, sus rutas comerciales, sus dirigentes, sus avances tecnol¨®gicos, sus estilos arquitect¨®nicos, su propia reputaci¨®n, su forma de ganar dinero...

Toda esta ingente cantidad de datos se maneja a trav¨¦s de una serie de interfaces disponibles a trav¨¦s de los accesos r¨¢pidos en la parte superior o clickando en una provincia que tenga due?o. De este modo podremos saber su poblaci¨®n o su religi¨®n (importante ¨¦sta por m¨²ltiples razones), la proporci¨®n de ciudadanos - libertos - esclavos, el tipo de gobierno de esa naci¨®n (una oligarqu¨ªa, una tiran¨ªa, una monarqu¨ªa, etc) que tiene modificadores seg¨²n el caso y muchos detalles m¨¢s.

Obviamente podemos manejar conceptos econ¨®micos en los que observar una sencilla tabla de ingresos y gastos y, muy importante, las rutas comerciales entre dos provincias que proporcionar¨¢n ingresos y materiales que las nuestras no produzcan. Eso s¨ª, solamente uno cada vez. Obviamente no podremos mantener relaciones comerciales con aquellas naciones que nos tengan animadversi¨®n, cosa que es comprobable desde la interfaz diplom¨¢tica.

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Estar en guerra supone algo m¨¢s que simplemente mover unidades de un lado a otro del mapa, aunque l¨®gicamente preparar un asedio, una invasi¨®n o una colonizaci¨®n exige preparaci¨®n previa. Incluso aqu¨ª se demuestra el alto nivel de EU al reconocer los l¨ªmites ocupacionales de una provincia propia o conquistada o, m¨¢s a¨²n, de la necesidad de disponer de un 'casus belli' (una causa justa para entrar en guerra) para no ver da?ada nuestra reputaci¨®n frente a culturas vecinas.

Dado que no tenemos control t¨¢ctico sobre las batallas, 'bastar¨¢' con tener en cuenta factores como aprovisionamiento, composici¨®n de los regimientos, sus l¨ªderes, tasa de reemplazo, moral de las tropas y de la naci¨®n en general, augurios convocados, etc. Un ataque frontal puede venir precedido por un bloqueo naval, por ejemplo, y su resultado puede verse influenciado en gran medida por los l¨ªderes de nuestros ej¨¦rcitos y sus niveles de afinidad o corrupci¨®n para con nuestra capital.

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Es vital en Roma establecer alianzas y pactos con naciones vecinas; por un lado, si existe cierta cercan¨ªa religiosa nos ser¨¢ m¨¢s sencillo entendernos  con las tierras colindantes (de ah¨ª que empezar con el culto griego, mayoritario en la ¨¦poca, sea una buena opci¨®n al principio). Pactos que, con demasiada frecuencia, deberemos romper si queremos progresar; tambi¨¦n podemos pagar o exigir tributos para obtener tratos de favor, gestionar ofrendas, anexionar tierras en caso de vencer una refriega, etc.

El alcance de Europa Universalis es sin embargo mucho mayor que todo esto; a medida que avancen los a?os iremos progresando tecnol¨®gicamente de modo que nuevos avances, de todo tipo, se incorporen a nuestro arsenal: podemos desarrollar nuevas ideas de corte econ¨®mico que incidir¨¢n sobre nuestra balanza interior, progresos teol¨®gicos que favorezcan la identificaci¨®n del l¨ªder con los dioses, revolucionar la sociedad civil de forma que disminuya el riesgo de rebeliones o obtener mejoras en el campo b¨¦lico. Por citar algunas entre decenas que existen.

La gesti¨®n externa es tan importante como la interna, pues son frecuentes los alzamientos y rebeliones entre los integrantes de un mismo imperio; mantener un lazo estrecho sobre los l¨ªderes regionales siempre es un gran acierto, al tiempo que vigilar el desarrollo de ciertas ciudades en tanto a que no sobrevengan tan poderosas como la capital. A¨²n creyendo tener todo bajo control, fueron numerosas las insurrecciones que en nuestras partidas como Cartago y Egipto tuvimos que sofocar. Con mano dura, eso s¨ª.

Los usuarios que provengan de otras versiones del juego notar¨¢n ciertos cambios y muchos de ellos para bien. Por ejemplo, la cantidad y el modo en que la informaci¨®n relevante nos llega a cada momento, que antes necesitaba de un fino ajuste por parte del usuario y asustaba al jugador novel ha sido ajustada convenientemente. Cada provincia puede tener su gobernador propio y hasta cinco magistrados con sus propias habilidades para gestionar los distintos aspectos necesarios, por ejemplo, as¨ª como otras funcionalidades que tambi¨¦n ser¨¢n bien recibidas.

Europa Universalis: Roma permite el juego multijugador con hasta 32 jugadores simult¨¢neamente a trav¨¦s de una LAN y de alrededor de una docena si es a trav¨¦s de internet. El juego incluye un c¨®digo de registro para la web de Paradox que nos ayuda a encontrar oponentes, aunque el servidor siempre ser¨¢ un usuario f¨ªsico. No han existido problemas de lag de ning¨²n tipo en las pruebas que hemos realizado a tal efecto.

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