Siglo XIII: Muerte o Gloria
- PlataformaPC7
- G¨¦neroEstrategia
- DesarrolladorUnicorn Games Studio
- Lanzamiento20/05/2008
- TextoEspa?ol
- VocesEspa?ol
- Editor1C Company
Aquellos maravillosos a?os
Recrea m¨¢s de 30 batallas hist¨®ricas durante 15 campa?as, comandando a los ej¨¦rcitos y l¨ªderes m¨¢s poderosos del siglo XIII, una ¨¦poca en las que las disputas se cerraban por medio de la espada, y el honor y la gloria eran los ¨²nicos motores que mov¨ªan el mundo.
El medievo siempre ha sido una fuente de inspiraci¨®n para los juegos de estrategia. En una ¨¦poca en la que las discusiones se zanjaban a blandir de espada, solamente los m¨¢s valientes eran capaces de sobrevivir. Siglo XIII: Muerte o Gloria, nos transporta de nuevo a esos a?os.
Buscar ejemplos de t¨ªtulos que pertenezcan al g¨¦nero de estrategia, ya sea por turnos, en tiempo real o combinando, y que, a su vez, est¨¦n ambientados en el medievo, no deber¨ªa ser una tarea muy dif¨ªcil a estas alturas de la vida. Este explotado sector del ocio cuenta con varios representantes de gran calidad, y parece que la lista seguir¨¢ aumentando en integrantes con el paso del tiempo.
Ha sido un nuevo grupo de desarrolladores, que se acogen bajo el nombre de Unicorn Games Studios, los que han osado aventurarse en este campo, publicando un juego cuyo t¨ªtulo, de por s¨ª, ya es bastante alentador, Siglo XIII: Muerte o Gloria. Un videojuego que nos permitir¨¢ recrear m¨¢s de 30 batallas hist¨®ricas a lo largo del siglo que lleva por t¨ªtulo, controlando a algunos reinos de la ¨¦poca.
Se hace casi obligado, antes de comenzar con m¨¢s profundas explicaciones, buscar una comparaci¨®n adecuada para este juego. Es f¨¢cil, en apariencia, encontrar una semejanza con los miembros de la saga Total War, y m¨¢s concretamente en aquellos que basan su ambientaci¨®n en el mismo periodo que el t¨ªtulo que hoy analizamos. Sin embargo, Siglo XIII sigue manteniendo algunas diferencias.
En primer lugar, el estilo general del juego es muy distinto, porque el juego de Unicorn Games se basa en recortar opciones que aparec¨ªan en Medieval: Total War, sobre todo en lo relativo a la estrategia por turnos o la gesti¨®n del reino, intentando de esa manera potenciar el desarrollo de otros aspectos del juego, ¨²nicamente la simulaci¨®n de batallas en tiempo real.
Contaremos con una serie de fases a superar, al estilo de una campa?a, y con la posibilidad de personalizar partidas individuales o multijugador. Durante el primero, podremos controlar a los reinos de Francia, Alemania, Inglaterra, Rusia o incluso a las hordas de Gengis Khan, y el avance se basa en ir superando batallas hist¨®ricas, a saber, 5 por facci¨®n. Se echan de menos m¨¢s reinos en este modo.
As¨ª, nos encontraremos dirigiendo a rey de Inglaterra, en su intento de aplacar la revuelta iniciada por William Wallace, o avanzaremos con Gengis Khan mientras nuestro enemigos tiemblan ante las hordas montadas que comandamos. Por supuesto, podemos alternar en cualquier momento entre un bando u otro, sin perder para nada los avances conseguidos.
Adem¨¢s, si conseguimos desbloquear ciertos objetivos de cada uno de los bandos obtendremos otras 5 batallas de bonificaci¨®n, siendo una de ellas la Batalla de las Navas de Tolosa, que adem¨¢s tiene el honor de ser la ¨²nica en la que participa un reino de la Pen¨ªnsula. Es muy extra?o, porque ya casi est¨¢bamos acostumbrados a ver los reinos de Castilla o Arag¨®n en los juegos de estrategia medieval.
Pero para los que no se conformen con ¨²nicamente 30 batallas, ser¨¢ posible personalizar combates hasta 6 participantes eligiendo de entre 21 facciones de la ¨¦poca. Estos encuentros no sirven para desbloquear nuevas fases, pero nos permiten practicar nuestras estrategias, a la par que se convierten en la ¨²nica parte aprovechable del t¨ªtulo una vez hayamos dado buena cuenta de las 30 misiones principales.
Tendremos posibilidad de seleccionar bandos y mapa, y despu¨¦s asignaremos una cantidad de oro a la batalla. De esa manera, antes de iniciar el combate adquiriremos tropas con ese oro, e incluso podremos mejorar aspectos de las mismas como su efectividad con su ataque primario, secundario, moral, n¨²mero de soldados en la unidad o autocontrol. Una vez personalizado el ej¨¦rcito, comienza la guerra...
Ya se trate de un contexto hist¨®rico, o de un encuentro personalizado, el estilo de juego es exactamente el mismo. En primer lugar, tendremos a todas nuestras unidades bien formadas en el campo de batalla, expectantes ante el combate y esperando a que observemos con detenimiento el entorno que nos rodea, buscando los puntos m¨¢s estrat¨¦gicos en los que ubicar a nuestros soldados.
Aprovecharemos que nuestras tropas esperan para hablar del nivel gr¨¢fico en este apartado, o mejor dicho, para alabarlo. El mayor trabajo que se ha realizado en Siglo XIII: Muerte o Gloria, despu¨¦s de la investigaci¨®n hist¨®rica, ha sido sin duda, el dise?o de personajes y elementos de escenario. Ciertamente, se consigue recoger la esencia de las batallas del medievo.
Los escenarios, perfectamente modelados, tienen el aspecto de un verdadero campo de batalla, con su ¨¢rboles y otros elementos naturales perfectamente visibles. Incluso las elevaciones del terreno se aprecian perfectamente a simple vista. Mejor a¨²n es darse cuenta de que estos pueden variar en iluminaci¨®n seg¨²n la hora del d¨ªa, o en aspecto seg¨²n la estaci¨®n del a?o.
Sin embargo, lo que ya no tiene tan buena pinta son las animaciones, que parecen demasiado artificiales en la mayor¨ªa de las ocasiones. Rara vez dos espadas opuestas se entrechocan en combate, y nunca vemos como un soldado atraviesa con su pica a un enemigo. No es que uno sea tan s¨¢dico que desee ver como propios y enemigos son cercenados, pero tampoco esperaba una falsa coreograf¨ªa.
Con todos estos datos en conocimiento, lo siguiente ser¨¢ establecer una estrategia para salir victoriosos de la contienda. En Siglo XIII: Muerte o Gloria, dispondremos de varios tipos de formaciones, tanto a nivel de unidad como referentes a todo el ej¨¦rcito. De esta forma, al mover nuestras tropas, intentar¨¢n colocarse de la manera que hemos definido tanto para ellos, como para todo el ej¨¦rcito.
Esto significa que, si en nuestra formaci¨®n de ej¨¦rcito ha propuesto que la caballer¨ªa ocupe los flancos, siempre que movamos una agrupaci¨®n de unidades en las que hay una tropa montada, estas se desplacen hacia los laterales, cumpliendo as¨ª con nuestras ¨®rdenes. Adem¨¢s, cada unidad formar¨¢ independientemente, ya sea en l¨ªnea, en c¨ªrculo o incluso en cu?a, seg¨²n su tipo.
Tambi¨¦n es posible definir la velocidad con la que cada tropa se va a desplazar, ya sea normal o con paso ligero. Atentos a abusar de este segundo estilo de marcha, porque suele hacer que las tropas lleguen cansadas al combate e incluso que se desmoralicen antes de tiempo. De igual forma, si una unidad es desplegada muy lejos de sus compa?eros, veremos como su valent¨ªa se reduce.
Por ¨²ltimo, tambi¨¦n seremos capaces de fijar un comportamiento para cada unidad. Podemos ordenar que mantengan la posici¨®n, que se lancen contra el enemigo en cuanto aparezca o que intenten rehuir el combate cuerpo a cuerpo. Evidentemente, cada estrategia depender¨¢ del tipo de unidad. Por ejemplo, es preferible que los arqueros se mantengan alejados de un enfrentamiento directo.
Entendidos estos conceptos, el resto es pura intuici¨®n estrat¨¦gica. Nada, excepto los movimientos del enemigo, puede hacernos adivinar cu¨¢l ser¨¢ su siguiente paso. Tampoco es recomendable lanzar todas nuestras fuerzas contra el oponente en cuanto tengamos la ocasi¨®n, ya que esto suele suponer, excepto en los casos donde contemos con superioridad muy alta, una derrota casi segura.
Ubicar nuestros soldados con inteligencia tambi¨¦n ser¨¢ un aspecto muy importante. Los arqueros ser¨¢n m¨¢s efectivos si su posici¨®n es elevada respecto al objetivo, y la caballer¨ªa necesitar¨¢ de un espacio abierto para que sus cargas sean verdaderamente eficaces. Proteger los puntos flacos con unidades resistentes se hace casi obligatorio, sobre todo al intentar mantener una posici¨®n.
Otro aviso bastante l¨®gico, los arqueros no cuentan con munici¨®n ilimitada, as¨ª que ser¨¢ mejor colocarlos donde desperdiciemos menos proyectiles. Tambi¨¦n existen unidades especiales, que suelen ser aquellas dirigidas por reyes o nobles. Una unidad de cada ej¨¦rcito har¨¢ las veces de general, que contar¨¢ con el sonido del cuerno de batalla para aumentar nuestra deca¨ªda moral.
Cuando las unidades se ven debilitadas, suelen recurrir a la supervivencia. Antes de verse aniquiladas comenzar¨¢n a correr como alma que lleva el diablo, y casi ser¨¢ imposible volver a recomponerlas para utilizarlas en combate. Esto tambi¨¦n le sucede al enemigo, as¨ª que derrotar a su general y desmoralizar a sus soldados suele ser una de las mejores t¨¢cticas para conseguir la victoria.
Todo esto se consigue mediante un manejo muy sencillo. Seleccionando las unidades, ya sean de una en una o en grupo, y despu¨¦s eligiendo el lugar donde van a moverse. Si quedamos pulsado en bot¨®n derecho del rat¨®n, veremos una figura aproximada de cu¨¢l ser¨¢ su colocaci¨®n, y si mientras lo mantenemos, arrastramos hacia los lados, veremos como la formaci¨®n se ensancha o estrecha.
Podremos crear agrupaciones de unidades, accesibles mediante un atajo de teclado, y hacer lo mismo pero con lugares del campo de batalla. Pulsando 'z', se nos delimitar¨¢ cu¨¢l es el rango del alcance de nuestras unidades con armas de proyectil, y esto facilita en gran medida el hecho de desplegar las mismas en la batalla en curso, ya que contaremos con la ventaja de conocer su distancia efectiva.
Adem¨¢s de los atajos de teclado, un bonito interfaz de usuario nos permite acceder a las opciones m¨¢s comunes de combate, ya sean formaciones, ritmo de movimiento o comportamiento frente al combate. Al lado de dichas opciones, un peque?o mapa que nos avisa sobre las ubicaciones de todas nuestras tropas y de las del enemigo, con echarle un simple y r¨¢pido vistazo.
El aspecto sonoro de Siglo XIII: Muerte o Gloria, es bastante correcto. Como casi siempre, suelen primar los efectos frente a la banda sonora, compuesta primordialmente de ritmos que podr¨ªan llamarse medievales. Todos los combates y movimientos, incluso el vuelo de las flechas por el aire, est¨¢n perfectamente incluidos en el sonido, y no suelen producirse efectos a destiempo.
Casi lo mejor del t¨ªtulo son las introducciones a las batallas, que nos narran el contexto hist¨®rico en el que se produjeron, e incluso como fue la victoria en realidad. Una verdadera lecci¨®n de historia, que tambi¨¦n podr¨¢n aprender los que no dominen el ingl¨¦s, porque adem¨¢s de contar con subt¨ªtulos, estar¨¢ narrada en nuestro idioma, y de forma bastante correcta.
Ganando batallas, iremos adquiriendo mayor rango, en una especie de sistema de puntuaciones que nos servir¨¢ para desbloquear las nuevas fases y fanfarronear frente a nuestros amigos. Esta puntuaci¨®n ser¨¢ m¨¢s alta cuanto m¨¢s claras fueron las victorias, y mucho m¨¢s reducidas si se trat¨® de un ajustado ¨¦xito. Podremos acceder a esta tabla desde el men¨² principal.
Si exploramos un poco m¨¢s las opciones del juego, veremos como todas aparecen de forma bastante clara y en completo y correcto castellano, al igual que el manual de usuario, bastante completo. Agradecemos el trabajo de localizaci¨®n realizado por los distribuidores y desarrolladores, porque permite a muchos m¨¢s usuarios acercarse al t¨ªtulo. Seguimos echando de menos una mayor cantidad de batallas hist¨®ricas protagonizadas por nuestros antepasados, pero jugar en nuestro idioma es un buen detalle.
Como ya toca concluir, deber¨ªamos resumir Siglo XIII: Muerte o Gloria como un completo simulador de batallas medievales, con buenas opciones y bastante entretenido. No es recomendable para los que prefieren un poco de gesti¨®n en los juegos de estrategia, y menos para los que gustan de largas campa?as con una historia com¨²n. Sin embargo, es muy adecuado para jugar contra los amigos y pasar un buen rato.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.