No Refuge

Ikaruga. Un nombre que habla por s¨ª solo. Un juego que ha marcado un punto de inflexi¨®n en el conocido g¨¦nero de los popularmente llamados matamarcianos. Treasure, una compa?¨ªa que consigue convertir en la propuesta m¨¢s adictiva a todo aquel juego que pasa por sus manos, consigui¨® crear una leyenda de la jugabilidad que a¨²n a d¨ªa de hoy, pese a los a?os pasados, sigue siendo tan espectacular como el primer d¨ªa.

Conocido como la secuela encubierta del excelente Radiant Silvergun, Ikaruga est¨¢ considerado por muchos como el segundo mejor juego de Treasure despu¨¦s del anteriormente mencionado. Las similitudes son evidentes en ciertos aspectos, pero Ikaruga consigue mantener una identidad propia que lo diferencia claramente de su predecesor espiritual.

El resurgir de un cl¨¢sico
Las primeras incursiones de Ikaruga, en recreativa y en Dreamcast, se mantuvieron alejadas de las costas europeas, por lo que, sin recurrir a la importaci¨®n, nos tuvimos que conformar con la conversi¨®n de GameCube; desgraciadamente, esta no se encontraba al nivel de los originales, en gran medida por culpa de una mejorable adaptaci¨®n al formato PAL. Pero, afortunadamente, esto no supone un problema en Xbox Live Arcade.

La adaptaci¨®n a la consola de Microsoft es excelente. Partamos del hecho de que no se ha alterado el juego original, por lo que ya de por s¨ª nos encontramos con un shooter exquisito cargado de carisma y rebosante de diversi¨®n. La cuesti¨®n es que no se han conformado con esto, sino que se han pulido un poco los aspectos visuales y se ha a?adido lo m¨¢s interesante, un cooperativo online que proporcionar¨¢ infinidad de horas de diversi¨®n.

Entremos sin mayor dilaci¨®n en materia, recordando en qu¨¦ consiste Ikaruga, para aquellos que todav¨ªa desconozcan este gran t¨ªtulo. Se trata de un shooter de scroll vertical cl¨¢sico, en el que la pantalla se llena de enemigos y disparos que intentan acabar con nuestra vida y de los que nuestra peque?a nave deber¨¢ salir indemne. De hecho, una de las virtudes del juego es su habilidad de llevar esta caracter¨ªstica hasta el extremo sin llegar a ser agobiante.

Ying contra yang
Eso s¨ª, es dif¨ªcil. Muy dif¨ªcil. Es por eso que, pese a su relativa corta duraci¨®n, consigue ser un juego que proporciona numerosas horas de diversi¨®n. Es el t¨ªpico arcade puro, cl¨¢sico, de jugar una y otra vez, con la idea de que introduzcas m¨¢s monedas. Pero no es s¨®lo eso: tambi¨¦n es un puzzle encubierto, una prueba de fuego a nuestros reflejos mentales a la par que nuestra capacidad de reacci¨®n con el mando.

Todo lo que puebla los cielos de Ikaruga tiene dos colores: blanco o negro. Los opuestos se eliminan entre s¨ª, de modo que lo ideal para acabar con un enemigo negro es disparar blanco. Para tal fin, con una simple pulsaci¨®n de un bot¨®n, nuestra nave cambiar¨¢ entre ambas posibilidades, y las combinaciones ser¨¢n numerosas; por ejemplo, siendo blanco no nos afectar¨¢n los disparos blancos, y los enemigos negros caer¨¢n m¨¢s sencillamente.

Por el contrario, si somos blancos y disparamos a un enemigo blanco, este nos devolver¨¢ disparos adicionales a los que ya realiza de por s¨ª. A lo largo del juego nos encontraremos con infinidad de situaciones en las que se nos pondr¨¢ a prueba y deberemos cambiar de color una y otra vez adapt¨¢ndonos a los requisitos del obst¨¢culo o enemigo al que nos enfrentamos.

Apartado t¨¦cnico
A nivel jugable, como ya se deja entrever en nuestras palabras hasta ahora, es una aut¨¦ntica maravilla. Tremendamente divertido, adictivo y que deja con ganas de m¨¢s. La muerte no supone el apagar la m¨¢quina e irse a hacer otra cosa, sino volverlo a intentar porque estuvimos m¨¢s cerca de cumplir nuestro objetivo. Toda su magia se mantiene intacta en Xbox 360, ya que se adapta de forma exquisita al mando de la m¨¢quina de Microsoft.

El juego es muy dif¨ªcil en todas sus configuraciones, e incluso en f¨¢cil supondr¨¢ bastante reto. Adem¨¢s, exige al usuario a enfrentarse a sus niveles del modo en el que han sido concebidos; es decir, si modificamos las opciones, nuestros r¨¦cordes no figurar¨¢n en Xbox Live, ser¨¢n como partidas de entrenamiento para prepararnos al verdadero reto.

Por si fuera poco, los logros est¨¢n al nivel de dificultad que se espera. S¨®lo son 12, y hay algunos bastante b¨¢sicos, pero hay otros que pondr¨¢n a prueba la paciencia de los cazadores de logros y retar¨¢n a los aficionados, como el de acabar un nivel sin disparar ni una vez o acabarse el juego sin morir. Y por supuesto, el modo cooperativo en todas sus vertientes (local, system link y Xbox Live) que consigue alargar la vida del t¨ªtulo hasta cotas insospechadas.

T¨¦cnicamente es exquisito, un carrusel de color y deleites visuales que satisfar¨¢n al jugador m¨¢s exigente. Si ya de por s¨ª el juego jugaba con sus formas tridimensionales con maestr¨ªa, dentro su avance bidimensional, ahora, gracias a la alta definici¨®n, consigue resultar todav¨ªa m¨¢s sorprendente. Bordes m¨¢s definidos, elementos m¨¢s cuidados y efectos mucho m¨¢s llamativos; todo, con un ¨¦pico apartado sonoro a la altura del resto.