Tras los pasos de Total War

La saga Total War, pese a su ¨¦xito y popularidad, no ha dejado muchos seguidores, algo que posiblemente viene dado por la extrema dificultad t¨¦cnica de este t¨ªtulo -no en vano, pese a su brillantez, todav¨ªa los aficionados siguen criticando muchos aspectos de la IA en batalla, no es f¨¢cil presentar batallas cre¨ªbles con cientos de soldados en batalla ni siquiera para un estudio de la experiencia y el talento de Creative Assembly-. Lo cierto es que hacer un RTS al uso parece m¨¢s asequible y controlable que crear uno de estos t¨ªtulos t¨¢cticos a gran escala, de modo que el n¨²mero de intentos de emular la f¨®rmula no es elevado.

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Ese es quiz¨¢s uno de los primeros triunfos de Crusaders: Thy Kingdoms Come, su deseo de construir algo relevante sobre esa f¨®rmula intentando aportar sus propios elementos. A la misma vez, el acertado intento tambi¨¦n sirve para constatar que la f¨®rmula es complicada de resolver con ¨¦xito y que hacer un juego como los Total War requiere algo m¨¢s que un buen motor gr¨¢fico y algunas nociones t¨¢cticas puestas en escena. Con todo, estamos hablando de un juego que cumple honorablemente con lo que se propone y presenta una alternativa a Medieval 2 y su magn¨ªfica expansi¨®n, quedando, eso s¨ª, bastante lejos del mismo en cuanto a posibilidades.

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Deus voult

Al grito de, "es la voluntad de Dios" el papa Urbano II lanz¨® a todos los hombres de armas o dispuestos a usarlas a un "noble" objetivo: recuperar Jerusal¨¦n para la cristiandad. Tan noble gesta se convirti¨® en un loable objetivo por el que luchar, ya fuera por f¨¦, ambici¨®n, poder o simples riquezas. Los m¨¢s altos ideales espirituales y las mayores recompensas materiales estaban sobre la mesa y fueron muchos en Occidente los que escucharon la llamada y acudieron para dar un sentido a sus vac¨ªas vidas. As¨ª comenz¨® la primera y sangrienta 1? Cruzada y as¨ª comienza Thy Kingdom Come, un t¨ªtulo que centra su acci¨®n en esta hist¨®rica batalla que tanta fascinaci¨®n suele generar en todo tipo de obras.

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Bajo esta premisa, se presenta una campa?a claramente lineal con una serie de misiones bien definidas que hay que acometer en sucesi¨®n. No hay metajuego ni elementos de gesti¨®n, s¨®lo una sucesi¨®n de batallas controlando a un ej¨¦rcito creciente y con una serie de objetivos principales y secundarios. Aunque hay algunos elementos que hay que considerar y que entran dentro de las pocas decisiones estrat¨¦gicas que se pueden adoptar.

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Al no haber un metamapa entre misiones, todo lo que hay entre batallas se reduce a una fase de planificaci¨®n en la que puedes realizar diferentes acciones: comprar m¨¢s unidades para tu ej¨¦rcito, hacerte con reliquias que mejoran la f¨¦ de tus soldados, adquirir mejoras para el l¨ªder de tu facci¨®n o pedir ayuda al resto de las facciones cruzadas para obtener m¨¢s hombres dependiendo de las relaciones que tengas con ellos. Hasta ah¨ª llegan unas opciones que se presentan escasas para un juego de este calado, con temas tan importantes como la diplomacia dejadas en segundo plano.

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No hay una gran profundidad de opciones fuera de la batalla y eso es quiz¨¢s uno de los aspectos m¨¢s criticables del juego, ya que esa parquedad se deja notar tambi¨¦n en el seno de las batallas, donde las pocas opciones disponibles no permiten personalizar en gran medida el tipo de ej¨¦rcito que tienes a tu disposici¨®n. El dinero que se obtiene es escaso y la posibilidad de comprar nuevas tropas es bastante limitada. La variedad de unidades es adecuada, especialmente dado el elemento hist¨®rico del juego, aunque se echa en falta algo de sofisticaci¨®n en las batallas ya que el sistema de  piedra/papel/tijera est¨¢ demasiado patente y crea cierta sensaci¨®n de artificialidad en las batallas.

Cuando Creative Assembly decidi¨® crear un metajuego -que ha ido ganando enteros desde Shogun- no lo hizo por una cuesti¨®n banal. Si todo se reduce a este tipo de batallas masivas que buscan el realismo hist¨®rico -con matices- suelen ser bastante previsibles a menos que la I.A sea brillante y sepa crear situaciones inesperadas, algo que no se consigue la mayor¨ªa de las veces en los Total War, ni tampoco se consigue aqu¨ª. Mediante el uso de trampas y escenarios preestablecidos, en Crusaders se intentan crear escenarios con situaciones interesantes, pero nuevamente sale a flote esa sensaci¨®n de artificialidad: que se produzcan "emboscadas" con unidades saliendo entre los ¨¢rboles cuando es obvio que hace unos minutos no hab¨ªa nadie en ese lugar no es un ejemplo de brillantez en la IA precisamente.

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Un sistema de reglas estricto

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Tampoco Crusaders destaca por ser un juego con una flexibilidad en sus reglas que se pueda identificar con el realismo. Cosas como que un grupo de ocho cruzados aniquilen a 50 hombres, aunque sean arqueros, denotan que el piedra/papel/tijera funciona de forma demasiado estricta, lo que es un error. El hecho de que los escenarios est¨¦n preestablecidos y la poca flexibilidad a la hora de formar tu ej¨¦rcito dan una sensaci¨®n almidonada que no entusiasmar¨¢ a los amantes de la t¨¢ctica, aunque puede ser suficiente para entretener a los menos exigentes. Opciones como las de mejorar tus tropas, incorporarles un capit¨¢n para a?adirles fuerza y moral, o aumentar sus atributos son decisiones que a?aden un poco de sabor, pero su reflejo en combate es bastante tenue y no hay decisiones estrat¨¦gicas que marquen decisivamente el curso de una batalla.

Si hay algo que destacar es la bella factura t¨¦cnica con la que el juego est¨¢ recreado, con unos escenarios que reflejan bien la riqueza de matices entre los mediterr¨¢neos alrededores de Constantinopla y las tierras colindantes a Jerusal¨¦n. Los escenarios aparecen cargados de vegetaci¨®n y con una topograf¨ªa variada que hace que el mirar alrededor con la c¨¢mara sea un ejercicio frecuente para apreciar el trabajo realizado en este campo. En lo que respecta a unidades, aunque estas se presentan con un grado aceptable de detalle y una animaci¨®n decente, pecan un tanto de rob¨®ticas. Se deber¨ªa haber puesto m¨¢s cuidado en que los modelos no sean siempre los mismos, con los mismos ropajes y movimientos.

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Tampoco hubiera estado mal incluir una mayor variedad de movimientos tanto dentro como fuera del combate, ya que aunque no sea ese el principal requerimiento para un juego de estrategia, nadie va a dudar que uno de los principales atractivos visuales de estos juegos es el choque entre ej¨¦rcitos cargada y la representaci¨®n del fragor de la batalla. Ha faltado gusto y atenci¨®n por el detalle en un juego que luce muy bien en im¨¢genes est¨¢ticas pero al que le ha faltado un peque?o impulso para destacar realmente en este apartado. Pero a pesar de estos detalles, Crusaders tiene varios momentos visualmente destacables, especialmente conforme se va llegando a la conclusi¨®n.

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Aquellos que est¨¦n familiarizados con el sistema de control de Total War se sentir¨¢n como en casa ya que el estudio ha tomado muchos elementos de esa f¨®rmula para su juego, incluyendo la organizaci¨®n de unidades, la forma en la que se pueden desplegar en el terreno en el terreno, los movimientos del rat¨®n, los iconos... el interfaz es pr¨¢cticamente el mismo a excepci¨®n de una barra lateral gigante en la que se dan instrucciones claras de qu¨¦ tipo de unidad est¨¢s dirigiendo en cada momento, sus fortalezas y debilidades; una informaci¨®n que por otro lado a veces se antoja excesiva y que desconecta un poco de la ambientaci¨®n dentro de la batalla. El control de c¨¢maras tambi¨¦n es muy parecido, aunque Crusades acusa cierta falta de refinamiento en este apartado ya que ese control puede resultar algo brusco en ocasiones lo que en ocasiones hace hasta poco recomendable tratar de girar la c¨¢mara.

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Diplomacia en medio de la guerra

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Otro de los aspectos que merece ser destacado es el inteligente sistema de misiones secundarias opcionales que se ha implementado y que es una buena idea digna de elogio. Puesto que hay varias facciones compitiendo, por as¨ª decirl,o por llegar antes a ciudad santa, las relaciones que hay entre ellas tiene su papel en la contienda. Para mejorar -o empeorar- estas relaciones, se permite adoptar misiones secundarias opcionales que pueden mejorar tus relaciones con otros cruzados, aunque tambi¨¦n empeorarlas -de hecho, hay misiones secundarias contradictorias cuya consecuci¨®n implica un enfriamiento en las relaciones con alg¨²n bando en favor de otro-. Es un peque?o componente de diplomacia aplicada al coraz¨®n de la batalla y es efectivo, aunque se echan en falta m¨¢s opciones en esa l¨ªnea.

Fuera de la campa?a y sus cuatro niveles de dificultad, no hay mucho m¨¢s con lo que entretenerse con Crusaders, los cinco escenarios se adjuntan se antojan escasos y parecen las sobras de un abortado intento de campa?a controlando a las fuerzas ¨¢rabes y el multijugador se limita a duelos entre dos jugadores en un campo de batalla por red local o internet. En relaci¨®n con lo que ofrecen los t¨ªtulos de Total Assembly, o incluso comparado con Mark of Chaos y sus dos campa?as, Crusaders puede hacerse algo corto para muchos, sin m¨¢s aliciente que tratar de superar la campa?a con un nivel de dificultad mayor.

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