Sim City 2 DS, Impresiones
Sim City vuelve a probar fortuna con Nintendo DS. En esta segunda entrega podemos ver crecer a nuestra ciudad a lo largo de los siglos, desde la ¨¦poca prehist¨®rica hasta el futuro y m¨¢s all¨¢, todo ello sin perder el esp¨ªritu de juego de gesti¨®n.
Sim City vuelve a probar fortuna con Nintendo DS. En esta segunda entrega podemos ver crecer a nuestra ciudad a lo largo de los siglos, desde la ¨¦poca prehist¨®rica hasta el futuro y m¨¢s all¨¢, todo ello sin perder el esp¨ªritu de juego de gesti¨®n.
La primera entrega de Sim City para DS no caus¨® mucho revuelo ni expectaci¨®n. Si bien la idea era buena, el planteamiento, y sobre todo la ejecuci¨®n de la misma no fueron todo lo acertadas que cabr¨ªa esperar de uno de los herederos modernos de tan aclamada serie. Uno de los aspectos que m¨¢s cr¨ªticas provoc¨® fue el de los mini juegos o pruebas que ten¨ªan que irse pasando para avanzar en el juego. ?stas estaban claramente orientadas a un tipo de jugador que no era el tradicional jugador de Sim City.
?Y qu¨¦ tenemos ahora? Un planteamiento m¨¢s tradicional y una apuesta arriesgada. En ver de ce?irnos a un periodo hist¨®rico actual o concreto, el juego nos reta a gestionar nuestra ciudad a lo largo de la historia, desde los albores de la humanidad hasta el futuro. Esto ya por s¨ª solo constituye un aliciente m¨¢s que suficiente. Pero hay m¨¢s.
Como hemos dicho, el punto de comienzo de nuestra ciudad es la prehistoria. Despu¨¦s de la presentaci¨®n, un personaje llamado Se?or Maxis nos informa que va a ser nuestro gu¨ªa por el juego. En Sim City DS, la anterior entrega, Maxis se parec¨ªa tremendamente a Will Wright, el alma m¨¢ter de la serie. Sin embargo en esta segunda parte, el personaje no nos recuerda al genial creador estadounidense. Tiene un aspecto muy 'manga', como el resto del juego. Y es que el primer territorio en el que se ha lanzado el juego es Jap¨®n, pa¨ªs en el que esta saga goza de un ¨¦xito considerable.
Maxis se viste acorde a la ¨¦poca en la que nos encontramos. Por lo tanto en este primer encuentro lo vemos ataviado como un aut¨¦ntico hombre de las cavernas (o al menos la imagen que todos tenemos de ¨¦l). En esta fase del juego ya notamos una diferencia significativa respecto a la primera entrega. Los gr¨¢ficos est¨¢n m¨¢s pulidos y son de m¨¢s calidad. Una vez nos enteramos de que nuestra misi¨®n consiste en crear un asentamiento humano de 3.000 personas, comenzamos nuestro primer reto.
Evidentemente, y siendo el primero, las cosas se nos ponen muy f¨¢ciles. S¨®lo tenemos que controlar que nuestro poblado disponga de lo necesario, es decir, caba?as donde vivir, campos que cultivar, caminos donde transitar y lugares donde reunirse. Poca cosa m¨¢s. El juego se basa en una cuadr¨ªcula donde iremos colocando los elementos que deseamos. Que si terreno edificable aqu¨ª, que si una plaza p¨²blica all¨¢, que si un mercado acull¨¢.
Superar este primer reto es bastante sencillo, pero nos ayuda a familiarizarnos con el juego. La ¨²nica adversidad se presenta en forma de desastre natural. Una serie de tornados asola peri¨®dicamente la zona. Afortunadamente, normalmente no afectan a nuestros n¨²cleos habitados. Incluso podemos aprovechar los claros que provocan en los bosques para construir peque?os caminos que conduzcan a lugares de caza y pesca. Y aqu¨ª descubrimos una de las claves del juego: el agua es fundamental. Tenemos que hacerla accesible a nuestros habitantes. En esta primera fase basta con construir un asentamiento cerca del r¨ªo.
Otro de los detalles de los que nos vamos dando cuenta a medida que jugamos es que el ritmo de juego es bastante lento. En ocasiones nos encontramos que hemos de esperar para que la poblaci¨®n crezca por s¨ª misma, ya que no tenemos margen de acci¨®n. No hay m¨¢s sitios donde construir o no tenemos dinero (en la prehistoria se paga en ¨¢rboles) para hacerlo. Estos aspectos mejoran con el devenir de la partida, pero en general el rimo sigue siendo bastante lento. Sin embargo, los jugadores veteranos de la saga saben de qu¨¦ estamos hablando y a qu¨¦ atenerse. El jugador nuevo tendr¨¢ que acostumbrarse.
Una vez finalizado el primer reto se nos plantea la primera disyuntiva. Y es una que realmente nos hace dudar. Me explico. Tenemos que elegir entre seguir la historia de nuestra ciudad en occidente (Europa) u oriente (Jap¨®n). La elecci¨®n no es evidente ya que se nos presenta en la forma de siluetas de una pagoda y una iglesia. Seg¨²n elijamos una u otra, las caracter¨ªsticas de la ciudad cambiar¨¢n, as¨ª como algunas de las decisiones que tendremos que tomar.
A partir de este momento, el juego se vuelve m¨¢s complejo y apasionante. Cada vez hay que tener en cuenta m¨¢s aspectos de la gesti¨®n de la ciudad. Los ciudadanos cada vez tienen m¨¢s necesidades que cubrir. Aparecen los impuestos y la opini¨®n de la gente sobre nuestra gesti¨®n. Podemos decir que el juego es cada vez m¨¢s absorbente. Antes con un simple vistazo a un par de estad¨ªsticas era suficiente. Ahora tendremos que mirar los mapas especializados donde se nos detalla, en la cuadr¨ªcula, los usos del suelo, el grado de satisfacci¨®n de los ciudadanos, el grado de riqueza de cada zona, entre otros.
Cuanto m¨¢s avanzamos en la partida, m¨¢s cosas tenemos que hacer. Por ejemplo, peri¨®dicamente aparecen en escena personajes de la vida p¨²blica de la ciudad para pedirnos algo. Miembros de sindicatos que piden menos impuestos, sacerdotes que demandan donaciones para el templo, representantes de vecinos que se quejan de alguna carencia, etc¨¦tera. Tendremos que hacer caso de sus peticiones si no queremos que la opini¨®n p¨²blica est¨¦ en nuestra contra.
El objetivo es siempre hacer crecer a nuestra ciudad. El n¨²mero de habitantes es el que nos dice cu¨¢n lejos estamos de lograr el objetivo de pasar a la siguiente fase hist¨®rica. Resulta gratificante ver crecer esta cifra como resultado de nuestras acciones. Significa que lo estamos haciendo bien. Cuando acechan los desastres (como incendios, inundaciones, bajo nivel de aceptaci¨®n, entre otros) la partida se vuelve algo estresante, especialmente cu¨¢ndo no sabemos a ciencia cierta la causa de los males. Pero con el tiempo se aprende a capear el temporal y la experiencia nos ayuda a prever todo aquello previsible. Evidentemente, siempre aparecen los imponderables, especialmente los desastres naturales, pero podemos minimizar sus efectos si construimos la ciudad de una manera racional.
Sim City DS 2 es un juego realmente apasionante. Pese a su ritmo lento, hay mucho que hacer. Es cierto que hay momentos en los que simplemente nos tenemos que parar a ver lo que sucede. Pero este hecho se ve compensado por los momentos en los que nos vemos inmersos en crisis de gesti¨®n. All¨ª tendremos que hacer frente a los imprevistos y manejar la situaci¨®n de la mejor manera posible, en pos del bienestar de la poblaci¨®n y el ¨¦xito de nuestro proyecto. Los gr¨¢ficos son mucho m¨¢s claros y definidos, al igual que la interfaz. Lo seguimos muy de cerca esperando su salida en Espa?a.
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