Pese a no gozar de un gran reconocimiento mundial, hay compa?¨ªas que pocas veces fallan a la hora de desarrollar videojuegos. En esta lista encontrar¨ªamos algunas como Treasure. Level 5, Tri-Ace, Nippon Ichi o la que nos ocupa hoy: Monolith Software. Desarrolladora tras la serie de RPGs Xenosaga, para PlayStation 2, o el preciosista Baten Kaitos de Gamecube, Soma Bringer es su primer juego para Nintendo DS y lo han vuelto a lograr. Obviando la barrera del idioma y el hecho de que sea un RPG, el juego es bastante sencillo de seguir a¨²n en un lenguaje incomprensible. As¨ª, nos hemos tirado varias horas jugando a Soma Bringer y la primera impresi¨®n es m¨¢s que buena, la que dejaban en su momento aquellos grandes juegos de rol en tiempo real que poblaban las consolas de 16bits, como Terranigma o Soleil por citar alguno. La diferencia es que Soma Bringer est¨¢ moldeado en completas 3D, unas muy cuidadas, dicho sea de paso, tanto para personajes como los monstruos que aparecen por el mapeado. Los escenarios sin embargo son pre-renderizados, en la sana tradici¨®n de hace unos a?os, dejando siempre un regustillo a 'juego de antes' perceptible desde la primera partida. Y es que sin ser innovador, tiene suficientes credenciales como para ser un grande si es que alg¨²n d¨ªa llega a salir en Espa?a -Xenosaga DS no ha llegado, tambi¨¦n del estudio-.Jugabilidad Pese a ser un Action RPG gen¨¦rico al menos a primera vista, Soma Bringer se abre ante nosotros de forma bastante prometedora, permiti¨¦ndonos crear un personaje y personalizarlo como nos apetezca. No hay tantas opciones como en un MMORPG -a saber: pelo, cara, ojos?-, sino que todo esto atiende m¨¢s bien a la raza, el sexo y la profesi¨®n. Despu¨¦s de darle nombre a nuestro h¨¦roe, apareceremos en un colorido mundo que est¨¢ siendo asolado por criaturas del averno y todas esas cosas t¨ªpicas de los juegos de rol. El desarrollo tampoco es nuevo: avanzar por ciudades, hablar con NPCs, entrar a tiendas y comprar ¨ªtems, etc¨¦tera. Soma Bringer no innova, ni lo intenta, pues no es ah¨ª donde radica su fuerza. El sistema de combates es justo lo m¨¢s llamativo, recurriendo a los combates en tiempo real en lugar de las batallas por turnos. Vemos a los enemigos por el mapeado y podremos acabar con ellos a base de golpes f¨ªsicos, todo esto desde una c¨¢mara en vista a¨¦rea similar a la de Diablo 2. No estamos solos, ya que al h¨¦roe principal le siguen otros controlados por la CPU que realizan t¨¦cnicas de forma m¨¢s o menos inteligente. Podemos intercambiar su control y usarlos nosotros, pasando el h¨¦roe a ser usado por la? consola, as¨ª como equiparles objetos y armas a todos ellos. Del mismo modo, la experiencia recibida se transformar¨¢ en puntos para poder obtener ataques. Nada nuevo por el momento, ?verdad? Tampoco lo encontramos a la hora de hablar del control, que obvia casi por completo la zona t¨¢ctil y que se limita a los botones, a los cuales se les asignan los diferentes ataques o habilidades, tanto defensivos como ofensivos. Durante este primer contacto nos llegamos a encarar con varios jefes finales, todos ellos con su respectivo patr¨®n de ataque que si bien no alcanza genialidades como Castlevania o Contra, si que est¨¢n bastante bien: grandes, bien moldeados y suficientemente duros como para que les tengamos respeto. Todo esto que se ha comentado es aplicable tanto si juegas solo como si prefieres usar el multijugador. Aqu¨ª las cosas cambian y se hacen bastante m¨¢s divertidas, cortando de ra¨ªz los personajes usados por la CPU y siendo utilizados por gente real, sin duda mucho m¨¢s pr¨¢ctico de cara a los jefes m¨¢s poderosos. Gr¨¢ficamente es un juego muy cuidado y a nivel sonoro tampoco se queda atr¨¢s, con melod¨ªas m¨¢s que dignas y unos efectos sonoros simples, pero aceptables. Con todo esto queda claro que Soma Bringer no es el nuevo gran bombazo de Nintendo DS en lo referente a innovaci¨®n. Es un m¨¢s de lo mismo, pero cuando 'lo mismo' resulta ser un juego de rol digno de la (a t¨ªtulo personal) mejor etapa del g¨¦nero, la de las 16bis, no podemos hacer sino alegrarnos por volver a sentir esas sensaciones: diversi¨®n pura y directa y una capacidad de enganche sin igual. L¨¢stima que no tenga fecha para Espa?a?