Bully: Scholarship Edition
- Plataforma3607.5PCWii8
- G¨¦neroAcci¨®n
- DesarrolladorRockstar Vancouver
- Lanzamiento07/03/2008 (360, Wii)24/10/2008 (PC)
- EditorRockstar Games
Repitiendo curso
El alumno m¨¢s irreverente de la academia Bullworth toma las riendas de nuevo en esta conversi¨®n para la consola de Microsoft. Esta versi¨®n, a pesar de mantenerse muy dignamente con el motor gr¨¢fico remozado, los logros y su precio reducido, se ve desmejorada a comparaci¨®n de su hom¨®nima en Wii.
Es ya costumbre por parte de las desarrolladoras nutrir al cat¨¢logo de algunas consolas con ports de las generaciones pasadas. Le ocurri¨® a 360, cuyos seguidores se sintieron m¨¢s que contrariados al ver que la next-gen a¨²n no hab¨ªa ense?ado nada de su potencial, y le est¨¢ ocurriendo a Wii, quiz¨¢s por el abismo tecnol¨®gico que tiene frente a sus competidoras o porque a¨²n los desarrolladores buscan c¨®mo hacerse hueco en el terreno virgen que explota. De un modo u otro, ya hemos visto en juegos como El Padrino o Scarface -y lo veremos con Okami- que no siempre se debe rechazar una conversi¨®n si se le presta la atenci¨®n necesaria.
El caso del rebautizado Bully -despu¨¦s de litigios interminables por el pol¨¦mico nombre- es especial por dos razones: la primera, porque es otro ejemplo como los ya expuestos, al que se la ha dedicado su tiempo para que encaje en todo su esplendor all¨ª donde se le lleve; la segunda, porque despu¨¦s de mucho tiempo Xbox 360 recibe un imprescindible del cat¨¢logo de PlayStation 2. Tanto en un caso como en otro hay que sopesar las razones por las que revisitar -los que m¨¢s, no lo olvidemos- la obra de Rockstar.
A pesar de que en un principio fuese m¨¢s recordado por la tem¨¢tica de su argumento que por el contenido en s¨ª, no tard¨® en destaparse como un soplo de aire fresco al g¨¦nero del mundo abierto que la propia Rockstar abandera. Para m¨¢s se?as, os remitimos al extenso y elaborado an¨¢lisis que hicimos en su d¨ªa, pero a¨²n as¨ª pondremos al d¨ªa a los rezagados: Jimmy Hopkins es un chico al que su madre, en un arrebato de responsabilidad, interna en la r¨ªgida academia Bullworth con la esperanza de no darla m¨¢s problemas. Con lo que no contaba era con el microcosmos que se hab¨ªa formado tras esas cuatro paredes, con sus grupos -todos ellos muy caricaturizados sobre estereotipos actuales-, sus costumbres, sus reglas, y la ley del m¨¢s fuerte imperando sobre todas ellas.
Lo que diferenci¨® al resto de abundantes propuestas en el g¨¦nero fue su lograda ambientaci¨®n marca Rockstar, con su hilo argumental cinematogr¨¢fico y sus diversas misiones secundarias, am¨¦n de la creaci¨®n de una rutina en la que deb¨ªamos asistir -o no, a nuestra elecci¨®n- a una serie de eventos obligatorios mientras el calendario escolar iba desarroll¨¢ndose. Si a esto le sumamos los contenidos adicionales, que aunque moderados se agradecen, todos aquellos ¨¢vidos de una excusa para ponerse otra vez en la piel de Jimmy la han encontrado, y los que a¨²n no lo han hecho est¨¢n ante, simplemente, un imprescindible. Bienvenido otra vez a Bullworth, muchacho...
360, por su parte, podr¨ªa generar opiniones contradictorias seg¨²n el prisma con el que se mire. S¨ª, en efecto los efectos de iluminaci¨®n est¨¢n a a?os luz del de Wii, y la definici¨®n de sus modelados dignifica el esfuerzo hecho por el estudio para ello, pero no alcanza a arrancarnos esa sensaci¨®n que nos recuerda a los primeros meses de vida de la consola, sobre todo en asuntos como la expresividad facial o el detalle de los escenarios. A¨²n as¨ª, el conjunto no desentona en absoluto, habi¨¦ndose solventado a su vez los problemas que contrajo la versi¨®n NTSC -esto es, parones a mitad de una partida sin raz¨®n alguna- y pudiendo desarrollar nuestra partida sin problemas. El ¨²nico contra, casi imperdonable sabiendo qu¨¦ consola lo mueve, son los tiempos de carga, invariables desde la versi¨®n de PS2 y que pueden llegar a desesperar hasta al m¨¢s pintado.
En el control tambi¨¦n la 360 sale en detrimento. Este control, claramente cl¨¢sico, simplemente se adapta del mando de PS2; utilizamos los gatillos para el apuntado/disparo, los botones para desarrollar las acciones como el ataque cuerpo a cuerpo, entre otras, y los sticks para mover la c¨¢mara y a nosotros mismos respectivamente. En contrapunto, con Wii usamos el nunchaco y los botones del mando para realizar dichos movimientos contextuales, teniendo que apuntar a la pantalla para lanzar proyectiles como tirachinas o bombas f¨¦tidas. Pero es en el combate donde Nintendo saca a relucir sus galones, teniendo que emular los pu?etazos con ambas manos al m¨¢s puro estilo de la adaptaci¨®n del Padrino, pudiendo incluso enlazar distintos combos con un resultado muy din¨¢mico.
Los contenidos nuevos se desarrollan de forma paralela a la historia conocida, as¨ª que aquellos que ya jugasen no tendr¨¢n que esperar mucho para poder acceder a ellos. Existen varios grupos de misiones secundarias con personajes espec¨ªficos, de no demasiada duraci¨®n, y cuatro nuevas asignaturas -M¨²sica, Biolog¨ªa, Geograf¨ªa y Lengua- que a?aden variedad a las seis existentes para que se haga m¨¢s llevadero el d¨ªa a d¨ªa. A pesar de que las comparaciones son odiosas, parece que han sido fabricadas expresamente para Wii dada la naturaleza de su jugabilidad; por ejemplo, en Biolog¨ªa diseccionaremos una serie de animales al m¨¢s puro estilo Trauma Center mientras que M¨²sica toma como inspiraci¨®n los minijuegos de baile de Raving Rabbids. En 360, por desgracia, estos pierden parte de su encanto.
Por ¨²ltimo, se ha agregado un apartado multijugador offline en ambas versiones, que consiste en peque?os campeonatos para dos jugadores con las clases y alg¨²n arcade listos para ser disputados. Por la parte de Wii lo vemos como un a?adido casi anecd¨®tico dada la amplia variedad de cat¨¢logo a estos efectos, y en 360 simplemente no tiene sentido dejarlo as¨ª de austero con las capacidades m¨¢s que sobradas que tiene Live! de darnos tanto con tan poco -babeamos pensando en poder completar la historia entre dos compa?eros-.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.