Nuevos aires
Hace ahora seis meses desde que apareciera el ¨²ltimo t¨ªtulo de la franquicia Burnout, Dominator para PSP y PS2, y casi un a?o desde que Revenge fuera convertido para ser? la primera entrega para consolas de nueva generaci¨®n. Habi¨¦ndose consolidado como una de las sagas arcade m¨¢s divertidas y exitosas del g¨¦nero, los t¨ªtulos de Criterion reciben una profunda revisi¨®n de sus conceptos y su presentaci¨®n en este Paradise. El lavado de cara se apoya en la aparici¨®n de una ciudad totalmente abierta por la que deambular buscando carreras, persiguiendo coches o simplemente vagando por el puro placer de conducir.
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El resultado final es muy satisfactorio, e introduce interesantes novedades en la jugabilidad cl¨¢sica de la saga, a la vez que elimina algunos aspectos de anteriores entregas. Si se intentaba reinventar la filosof¨ªa, no es que se haya conseguido, pues las bases sobre las que se construye siguen siendo las mismas. Pese a ello, el sabor que nos queda es el de estar ante un producto muy fresco, fren¨¦tico y adictivo como pocos. La idea de introducir una ciudad tampoco es nueva, ya que EA lleva manteniendo esta idea en toda la saga Need for Speed a partir de Underground. Casualmente, Pro Street, la entrega de este a?o, abandona los entornos urbanos, que parecen haberse trasladado a la saga de Criterion, con gran acierto, por otra parte.
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Ciudad paradis¨ªaca
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Paradise City nos da la bienvenida de forma animada, con la m¨²sica de Guns'n Roses, tocando el tema que comparte nombre con el juego. Inicialmente recibimos una licencia de conducci¨®n para principiantes, que se ir¨¢ actualizando seg¨²n ganemos carreras. Una voz en off nos explica los pormenores de c¨®mo acceder a las pruebas, como a?adir nuevos puntos de inter¨¦s al mapa y a partir de ah¨ª somos libres para gastar nuestros neum¨¢ticos en la forma que queramos. Desde el minuto uno ya nos sorprende el libre albedr¨ªo a nuestra disposici¨®n, algo que choca frontalmente con la estructura habitual en pruebas cerradas que se ofrec¨ªan hasta ahora en Burnout. Ahora podemos hacer lo que nos venga en gana, donde y cuando queramos, literalmente.?
El mapa de la urbe, que conjuga zonas urbanas con carreteras de monta?a, recuerda por momento a la disposici¨®n de las carreteras en las mencionadas ciudades de Need for Speed. Como es tradici¨®n en la serie, tambi¨¦n posee atajos, saltos y dem¨¢s elementos para ofrecer espectacularidad y alocadas maniobras que rellenen nuestro turbo. Aunque entraremos m¨¢s tarde en detalles, cabe decir que el papel de la ciudad es fundamental en el repertorio de opciones que Paradise ofrece, convirti¨¦ndose en un importante protagonista en el desarrollo de las carreras. Para que nadie se sienta perdido, cada calle mostrar¨¢ en la parte superior de la pantalla su nombre, as¨ª como aparecer¨¢n indicaciones en los laterales con el nombre de las adyacentes cuando nos acercamos a un cruce. Con todo, hasta que nos conozcamos las carreteras, la visita al mapa general es una constante.
Gr¨¢ficos
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El aspecto visual del juego raya a un nivel excelente, alej¨¢ndose de mostrar coches casi de pl¨¢stico, con exagerada iluminaci¨®n y reflejos como en Revenge. En Paradise los veh¨ªculos lucen fenomenal, brillantes y luminosos aunque este aspecto tiende a durar pocos minutos, lo justo hasta chocarnos contra alg¨²n obst¨¢culo. A partir de ese momento asistiremos a la degradaci¨®n progresiva del estado del veh¨ªculo, con destrozos en las distintas partes, p¨¦rdidas de pintura y un sinf¨ªn de cambios m¨¢s. Para el jugador, esto se traduce en que conoceremos m¨¢s o menos el nivel de da?o de nuestra m¨¢quina, pues no hay otro indicador visual que nos lo comunique. En conjunto, el modelado y sus posibilidades de ruptura consiguen una sobresaliente representaci¨®n de los veh¨ªculos, que encandilan cuando est¨¢n reci¨¦n sacados del taller de reparaci¨®n. En lo negativo, no existe ning¨²n conductor en su interior, lo que da la impresi¨®n de que estamos manejando un coche fantasma, capaz de funcionar solo.
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Los escenarios tambi¨¦n se han trabajado a conciencia, para ofrecer una ciudad variada y que tiene vida propia. Los atajos son numeros¨ªsimos, lo que nos llevar¨¢ a explorar zonas externas al mapa en muchas ocasiones. Todas estas zonas aparecen repletas de objetos con los que colisionar, ya sean barriles, farolas o vallas. El tr¨¢fico rodado es constante en ambas direcciones, por lo que incluso circulando sin ning¨²n prop¨®sito concreto debemos conducir con cautela para no estamparnos con los otros conductores. Hemos encontrado algunas texturas de baja definici¨®n en los entornos monta?osos, si bien no son la norma y contrastan con el fabuloso trabajo hecho en la parte baja de la ciudad, plagada de rascacielos y dem¨¢s construcciones singulares con las que deleitar nuestra vista.
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Como ya es habitual en la serie, el trabajo art¨ªstico se equipara al de modelado de coches y entornos, ofreciendo un espect¨¢culo visual clave para la diversi¨®n. Resulta simplemente impresionante contemplar los choques a c¨¢mara lenta, desde varios ¨¢ngulos, mientras los coches se hacen papilla contra los l¨ªmites de la carretera o contra otros veh¨ªculos. La f¨ªsica conseguida en las colisiones es enormemente realista y los modelos se comportan como lo har¨ªa un coche en una situaci¨®n real, casi en el cien por cien de las colisiones que hemos presenciado, y no han sido pocas. Para a?adir m¨¢s salsa a las opciones, en las partidas online podremos tomar y guardar fotos de las caras nuestros rivales en los momentos de nuestra victoria, siempre que estos tengan una c¨¢mara conectada a la consola.
Asimismo, el cuidad¨ªsimo interfaz aparece limpio y carente de m¨¢s elementos que los indicadores de las calles, el minimapa y el indicador de turbo. Durante los eventos se suman algunos m¨¢s, como una peque?a br¨²jula y los carteles de las calles pasan a hacer las veces de indicadores luminosos, parpadeando cual intermitente para indicarnos la direcci¨®n que tomar. La sensaci¨®n de velocidad es, como siempre, brutal y con los coches m¨¢s potentes nos costar¨¢ distinguir los obst¨¢culos hasta que sea casi imposible evitarlos. Sin necesidad de utilizar efectos especiales en pantalla al alcanzar elevadas velocidades, Paradise consigue pegarnos al asiento simplemente con el movimiento del mundo a nuestro alrededor.
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M¨²sica y Sonido FX
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El apartado sonoro est¨¢ cuidado y mantiene el habitual sistema de EA Trax, con el que podemos activar o desactivar las canciones que queremos o¨ªr, as¨ª como determinar en qu¨¦ momento se va a reproducir cada tema. La selecci¨®n, bastante dispersa, contiene temas de artistas tan variados como los mencionados Guns'n Roses, Alice in Chains, el grupo japon¨¦s B'z, Killswitch Engage o Avril Lavigne. Hay algunos temas que no pegan excesivamente con el ritmo del juego, aunque se pueden desactivar con el mencionado sistema, por lo que se puede configurar una banda sonora a nuestro gusto de entre el repertorio de m¨¢s de cuarenta temas. Como detalle sorprendente, al dejar de jugar durante unos pocos instantes de tiempo, la pantalla pasar¨¢ a blanco y negro y se entra en un modo salvapantallas donde se nos mostrar¨¢n lentamente las calles Paradise City.
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Acompa?ando el lento movimiento de la c¨¢mara, escucharemos melod¨ªas de Mozart, Boccherini o Tchaikovski, que marcan un fuerte contraste con la en¨¦rgica selecci¨®n para las carreras. A la banda sonora se ha incorporado un DJ, de la emisora local Crash FM, que ir¨¢ cont¨¢ndonos novedades y an¨¦cdotas. Su presencia no resulta especialmente destacable, aunque ocasionalmente nos ir¨¢ comentando alguna cosa de inter¨¦s que s¨ª que puede ser ¨²til para el desarrollo del juego. Por otro lado, en el aspecto de efectos sonoros, Paradise muestra un enorme repertorio de derrapes, rugidos de motor y estruendos para los choques. Si hay que destacar alguno ser¨ªa el que cada coche produce al ser encendido y puesto en marcha, completamente distinto al de los dem¨¢s. Ofrece una buena sensaci¨®n tambi¨¦n el sonido del cambio de marchas cuando estamos en plena aceleraci¨®n.
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Jugabilidad
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Como hemos apuntado antes, lo que m¨¢s destaca de primeras es la libertad que se nos da para ir donde queramos. Esto se traduce en unos instantes de caos al comenzar una partida, ya que no sabemos qu¨¦ hacer exactamente ni cuales son los objetivos que tenemos que perseguir. Estos instantes de caos se prolongar¨¢n durante la primera hora de circulaci¨®n por Paradise City, ech¨¢ndose en falta una aproximaci¨®n algo m¨¢s dirigida para hacerse con el sistema de juego. Aunque existen consejos e indicaciones sonoras, son ligeras y no ayudan a comprender la mec¨¢nica de las pruebas hasta que no hemos disputado algunas carreras. Para ello, se marcan en el mapa una serie de puntos que son los eventos a las que podemos acceder desde los sem¨¢foros de la ciudad.
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Los indicadores luminosos se utilizan a modo de punto de salida para las pruebas, por lo que al acercarnos a uno se nos mostrar¨¢ a la derecha si desde este punto se puede acceder a alguna prueba. Existen cinco tipos de competiciones distintos, carrera cl¨¢sica, furia al volante, ruta al rojo vivo, stunt run y caza y captura. La primera de ellas est¨¢ basada en llegar desde un punto inicial a un punto final en primera posici¨®n. Podemos utilizar cualquier ruta a trav¨¦s de la ciudad, con tal de acabar en primera posici¨®n. Tambi¨¦n podemos hacer colisionar a los competidores para privarles de la victoria y ganar algo de tiempo. Por otro lado, furia al volante tan solo nos marcar¨¢ el l¨ªmite de takedowns que tenemos que conseguir en un espacio de tiempo determinado, sin un circuito concreto que recorrer.
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La ruta al rojo vivo es un circuito especialmente creado para un tipo de coche determinado, entre las 75 m¨¢quinas que ofrece el juego, por lo que solo podremos entrar a una carrera de este tipo con el veh¨ªculo adecuado. Stunt run es una prueba en la que conseguiremos puntos realizando acrobacias, saltos y derrapes para intentar superar un l¨ªmite determinado de antemano. Por ¨²ltimo, captura es un interesante modo que combina los elementos de una carrera con el modo furia al volante, ya que debemos llegar a un punto determinado sin lograr que los rivales nos rompan el coche a base de takedowns. Existen un gran n¨²mero de eventos diseminadas por la ciudad y conseguir la victoria en uno de ellos actualizar¨¢ nuestra licencia, que subir¨¢ de categor¨ªa al alcanzar un determinado n¨²mero de primeros puestos, abri¨¦ndonos el paso a nuevos desaf¨ªos y coches.
Uno de los aspectos m¨¢s controvertidos del sistema de misiones es que al acabar una carrera, hayamos ganado o no, seguiremos nuestra circulaci¨®n a partir del? punto de llegada, si exist¨ªa uno. Si no hemos completado el objetivo con la victoria quedaremos algo alejados de la salida del evento lo que hace que si queremos reiniciarlo debamos circular de nuevo hacia dicho punto. La gran cantidad de pruebas hace dif¨ªcil que esto sea un inconveniente, ya que ¨²nicamente tendremos que encaminarnos hacia las cercanas para intentar batirlas y conseguir una victoria, pero en ocasiones se echa de menos la posibilidad de volver al punto inicial sin tener que conducir. Con todo, la circulaci¨®n libre por la ciudad es todo un placer, por el volumen de sitios por descubrir y el gran n¨²mero de rutas disponibles.
Desde Revenge se ha perdido la maniobra post-takedown, que nos permit¨ªa colocar nuestro coche?a c¨¢mara lenta tras ser aplastados, de?forma que molestara?a los?enemigos que pasaban por ah¨ª. Otra carencia que notar¨¢n los aficionados a la serie es que el modo Crash ha sido reemplazado por el ahora denominado Showtime, que si bien no es igual, resulta bastante parecido en su idea fundamental. En cualquier momento podremos presionar una combinaci¨®n de gatillos de nuestro pad para acceder al showtime, en el que nuestro coche botar¨¢ cual pelota de goma por la carretera en la que circulemos. Mediante un bot¨®n, y haciendo uso de nuestra barra de turbo, podremos ir haciendo saltar el coche y colisionando con otros veh¨ªculos, as¨ª como destrozando el mobiliario urbano. Cuantos m¨¢s coches hagamos colisionar m¨¢s turbo iremos ganando y podremos seguir botando una y otra vez. De esta forma, si golpeamos ciertos elementos, como los autobuses, conseguiremos multiplicadores que incrementar¨¢n el valor econ¨®mico de nuestro destrozo.?
En el momento el que el coche se quede sin barra de propulsi¨®n y ning¨²n conductor choque con nosotros, la prueba finaliza y se guarda nuestra puntuaci¨®n en un registro online y offline. Esto se hace para cada carretera del mapa, que posee sus records de mejor choque y mejor tiempo de recorrido desde un extremo a otro, siendo este otro desaf¨ªo al que podemos acceder en cualquier momento. La integraci¨®n con los servicios de juego online es total, ya que en cualquier momento podemos acceder a un men¨² con el que entrar a una partida online, sin salir a ning¨²n men¨² externo y con la comodidad de un solo bot¨®n.? La conexi¨®n a Internet es una posibilidad especialmente interesante en Paradise, ya que podemos realizar cualquier tipo de carrera de las mencionadas o enfrascarnos en atrayentes desaf¨ªos multijugador. Pese a las pantallas que os mostramos, con textos en ingl¨¦s, la versi¨®n PAL est¨¢ en completo castellano
Una ciudad en l¨ªnea
Estos desaf¨ªos son una serie de retos para un determinado n¨²mero de conductores simult¨¢neos, existiendo una selecci¨®n diferente para cada grupo grupos de entre dos a ocho jugadores. Las pruebas de este estilo pueden ser de muy diferentes tipos, tanto competitivas como cooperativas, y enmarcan objetivos tales como conseguir una cierta distancia de derrapado entre todos los participantes. Resultan un entretenimiento fenomenal para apartarse un poco de la t¨®nica del juego habitual, y se suman as¨ª a los retos para un ¨²nico jugador, consistentes en romper las 400 vallas amarillas de los atajos, los 120 carteles de Burnout y encontrar las 36 zonas de drive-trough que aportan beneficios al jugador, como los talleres de reparaci¨®n, de pintura o las gasolineras.
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En las carreras multijugador normales, el anfitri¨®n tendr¨¢ su tiempo para decidir la serie de eventos a desarrollar, mientras los participantes de la partida pueden disfrutar deambulando por la ciudad. De hecho, el lobby de las partidas es la propia Paradise City, y encontraremos a todos aquellos que est¨¦n buscando contrincantes dando vueltas por las calles de la urbe. Una vez en una partida, antes de comenzar se nos ofrecen algunas tomas espectaculares de aquellos corredores m¨¢s habilidosos, as¨ª como estad¨ªsticas para que reconozcamos su val¨ªa, como el n¨²mero de partidas que llevan online o su puesto en la clasificaci¨®n mundial. Los eventos pueden combinar los tipos de juego del modo offline, integr¨¢ndose en mini campeonatos regidos por puntos. Como ¨²ltimo apunte, el multijugador por Internet es totalmente fluido incluso con conexiones a la red de 1Mbps.
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Objetos de deseo
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Uno de los detalles que m¨¢s nos han gustado es la forma de conseguir nuevos veh¨ªculos. Cuando ganamos una carrera se nos informa de que hay un nuevo veh¨ªculo en las calles, y que si lo vemos debemos darle caza para poder a?adirlo a nuestro garaje. A partir de ese momento, vuestro deambular por la ciudad se convertir¨¢ en una b¨²squeda del nuevo veh¨ªculo, os lo garantizamos. Dejar¨¦is cualquier cosa para ir a conseguir ese nuevo modelo, hasta que consig¨¢is hacerle un takedown, momento en el que ser¨¢ llevado al desguace, donde podremos hacerlo nuestro. Los coches se catalogan en tres tipos, stunt, agresi¨®n y velocidad, y sus caracter¨ªsticas los hacen m¨¢s v¨¢lidos para un tipo de pruebas o para otros. Las sensaciones al volante son totalmente distintas y no se aprecia el efecto de coches ultraligeros de anteriores entregas de Burnout, lo cual se agradece enormemente.
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Las tres categor¨ªas de coches se diferencian en la gesti¨®n del turbo, adem¨¢s de en sus caracter¨ªsticas, medidas en velocidad, propulsi¨®n y fuerza. Los de la clase stunt recargan su barra de turbo mediante las acrobacias, el uso de la propulsi¨®n y los saltos y giros en el aire. Por otro lado, la clase agresi¨®n, como su nombre indica, recibe beneficios al colisionar con otros veh¨ªculos, hacer takedowns y, en general, al romper los elementos pasivos del escenario, como farolas o bidones. Estas dos categor¨ªas de coche pueden utilizar la propulsi¨®n en cualquier momento, en contraposici¨®n con la ¨²ltima clase, los coches de velocidad, que solo pueden hacerlo al rellenarse su barra al m¨¢ximo, algo que consiguen al ir cada vez m¨¢s r¨¢pido. Se echa de menos que los destrozos de nuestro coche afecten al rendimiento del mismo, aunque esto va en concordancia con la l¨ªnea puramente arcade del t¨ªtulo.
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Por ¨²ltimo, hay que hablar de una IA de agresividad creciente, que no nos pondr¨¢ las cosas muy dif¨ªciles en la mayor¨ªa de eventos iniciales. Cuando nuestra licencia de conducci¨®n mejore, los rivales ganar¨¢n un extra de inteligencia y utilizar¨¢n t¨¢cticas m¨¢s elaboradas, como rodearnos en una carrera de supervivencia para utilizar un coche como yunque y otro como martillo mientras nos aplastan entre ambos. Tambi¨¦n se nota el incremento de dificultad a la hora de cazar los coches para ganar su posesi¨®n, algo que nos costar¨¢ bastante sobre todo con los veh¨ªculos m¨¢s grandes y pesados. En general, el nivel de dificultad global no es muy elevado, aunque si queremos retos m¨¢s serios y complejos es imperativo adentrarse en el mundo del juego online, donde el nivel de competitividad es mucho m¨¢s elevado.
Diferencias entre versiones
Entre la versi¨®n de Xbox 360 y la de PS3 hay ciertamente pocos cambios, recibiendo la consola de Sony un aspecto visual algo m¨¢s detallado. Por otro lado, esta consola carece de la posibilidad de crear listas musicales personalizadas, con las canciones que tengamos en nuestra Xbox 360. Son peque?os detalles que no sobresalen especialmente en un juego donde ambas versiones son pr¨¢cticamente id¨¦nticas, tanto t¨¦cnicamente como en lo que se refiere a posibilidades. Incluso en el multijugador se ofrecen pr¨¢cticamente las mismas opciones, destacando la mencionada de utilizar la Xbox Live! Vision o el PlayStation Eye para tomar la foto que figura en nuestra licencia de conducci¨®n, as¨ª como para guardar las fotos de los rivales, como dec¨ªamos m¨¢s arriba.