Conejo's World Tour

Si echamos la vista atr¨¢s, parece que ha pasado una eternidad desde ese ocho de diciembre de 2006 en el que Nintendo lanz¨® en el mercado europeo su propuesta jugable m¨¢s arriesgada hasta el momento. Wii era una consola que hab¨ªa optado por no seguir el camino de sus competidoras, y en vez de potenciar el apartado gr¨¢fico como se hab¨ªa hecho en anteriores generaciones, pretend¨ªa llevar la jugabilidad de sus t¨ªtulos a un nivel superior gracias a su innovador control mediante el Wiimote.

Esta rotunda escisi¨®n de la l¨ªnea cl¨¢sica en lo que a consolas se refer¨ªa hizo que muchas compa?¨ªas no confiasen mucho en Wii, prefiriendo esperar a ver qu¨¦ se pod¨ªa hacer con ella y cu¨¢l era la respuesta de los consumidores en vez de arriesgarse desde un principio. Aunque ese no fue el caso de Ubisoft, que decidi¨® apoyar al 100% a Nintendo en el lanzamiento de su consola, sacando casi de golpe la friolera de siete t¨ªtulos entre los que estaban el esperado Red Steel, la conversi¨®n del juego de PC Farcry, o una nueva entrega de su mascota fetiche Rayman.

Lo que nadie sospecha es que mientras que los conejos se divierten haciendo de las suyas, Rayman ha decidido a pasar a la acci¨®n. Para ello se infiltrar¨¢ en la base enemiga y tratar¨¢ de acabar con los l¨ªderes de cada escuadr¨®n para devolver la Tierra a la normalidad. Pero antes que eso, deber¨¢ realizar algunas misiones y relacionarse con el resto de conejos para no levantar sospechas y poder moverse a sus anchas en territorio enemigo.

B¨¢sicamente esa es toda la historia que nos hace falta saber antes de comenzar la partida, porque una vez tomemos el control de Rayman, una vor¨¢gine de minipruebas absurdas y alocadas, diversi¨®n, y de conejos locos, asaltar¨¢n nuestras pantallas sin darnos ni un segundo de tregua. A partir de ah¨ª, nuestra ¨²nica misi¨®n ser¨¢ la de superar una serie de pruebas hasta dar con el jefe de cada nivel, al cual deberemos derrotar tras una fase en primera persona disparando desatascadores a diestro y siniestro.

Como recompensa, despu¨¦s de superar cada una de las pruebas que realicemos, se nos otorgar¨¢ una puntuaci¨®n gracias a la cual podremos desbloquear nuevos trajes para nuestros personajes (Como el disfraz de tortuga ninja, de Superman, de Naruto, de Ken, de Darth Vader, del protagonista de Haze...) o entrar a formar parte del Hall of fame mundial si decidimos enviarla v¨ªa Internet a trav¨¦s de la CWF de Nintendo.

Eso no quiere decir que el juego sea malo a nivel visual, en absoluto. S¨®lo que despu¨¦s de empezar a disfrutar de verdaderas joyas que empiezan a exprimir el potencial de Wii como Metroid 3 o Mario Galaxy, salta a la vista el poco esfuerzo que se le ha dedicado a este apartado, m¨¢s cercano a un juego de anterior generaci¨®n que a la segunda entrega de un juego Next Gen.

El ¨²nico punto sorprendente e innovador a nivel gr¨¢fico lo descubriremos cuando juguemos por primera vez a las pruebas de disparos al estilo FPS. Aqu¨ª si que se puede observar un claro atrevimiento por parte de Ubisoft para ofrecernos algo nuevo, ya que estos niveles no usaran el motor del juego para representar el nivel que deberemos recorrer sobre ra¨ªles -como en RRR1-, si no que echar¨¢n mano directamente de escenarios reales grabados en video.

Por lo tanto, podremos disfrutar de un paseo por los pies de la Torre Eiffel, por Central Park, o por un templo asi¨¢tico como si de verdad estuvi¨¦semos paseando por ellos y deleit¨¢ndonos con sus vistas. Especial menci¨®n requieren los conejos, que para variar, har¨¢n de las suyas constantemente, interactuando con los personajes de carne y hueso y haciendo mil y una locuras durante su invasi¨®n a dichos espacios. La ¨²nica pega es que en escenarios como los de Sudam¨¦rica y las islas tropicales no se hayan dignado a ofrecerles su propia fase centrada en un lugar pintoresco de su geograf¨ªa, si no que se han limitado a usar un refrito de las fases de Europa, EEUU y Asia. Un detalle que no gustar¨¢ en absoluto a los habitantes de esas regiones, que se sentir¨¢n ignorados y despreciados por tener su propia fase como el resto de localizaciones.

Sonido

En el apartado sonoro volvemos a encontrarnos con m¨¢s de lo mismo que ya pudimos ver en RRR1. Melod¨ªas discretas y simples que tardaremos bien poco en olvidarlas (si llegamos a prestarles la suficiente atenci¨®n durante la partida para memorizarlas), y que como ya sucediese hace un a?o, quedar¨¢n totalmente eclipsadas por los efectos de sonido, los gritos y 'Dhaaaaaaas!!!' de los conejos.

Afortunadamente este apartado sigue intacto respecto a su primera parte. Volveremos a usar el Wiimote de las formas m¨¢s variopintas, ya sea para representar una actuaci¨®n de flauta, para conducir un triciclo, para desatascar un WC o para usarlo como arma en los FPS. En total cincuenta minijuegos -frente a los 75 de su primera parte- con los que poner a prueba nuestra maestr¨ªa con el Wiimote y nuestra verg¨¹enza en p¨²blico, ya que el uso del mando en algunas fases ser¨¢ de lo m¨¢s divertido y exagerado.

En este Rayman Raving Rabbids hemos sufrido lo que podr¨ªamos llamar una evoluci¨®n involutiva a nivel jugable. Mientras que hemos visto c¨®mo se avanzaba en aspectos como el multijugador, incluyendo m¨¢s fases para jugar todos juntos en vez de por turnos, o gr¨¢ficamente, incluyendo escenarios reales en las fases FPS; sentiremos c¨®mo la franquicia ha dado un paso atr¨¢s respecto a su anterior entrega, ofreci¨¦ndonos menos pruebas y niveles a superar junto a una sensaci¨®n de dejadez y desgana que queda en evidencia especialmente a la hora de repetir las localizaciones de los FPS o de desarrollar la historia fuera de la secuencia introductoria.