Una espera entre dos mundos

Largo ha sido el tr¨¢nsito de Two Worlds desde que se gest¨® como idea hasta su final puesta a la venta... Tanto ha cambiado en formas y contenido que dista much¨ªsimo del concepto inicial, tanto que de ser en un principio un t¨ªtulo aparentemente 'menor' ha llegado a ser uno de los grandes lanzamientos del a?o para PC y compatibles, gracias a la mano divina de Miroslaw Dymek y de esa productora de angelical rostro que es Alexandra Costandache. Tras reconocer las bondades de la versi¨®n original para compatibles PC, la espera se ha hecho larga para el usuario de Xbox 360 que esperaba algo al m¨¢s puro estilo Oblivion para llevarse a la boca... ni m¨¢s ni menos que cinco meses desde que nuestros ordenadores corrieran el lustroso c¨®digo de los polacos de Reality Pump Studios.

Recogiendo el testigo del legado dejado por el citado Oblivion o, en el caso de la versi¨®n Pc, de Gothic, el juego de Reality Pump nos introduce de lleno en una aventura con la fantas¨ªa medieval de por medio. Two Worlds no es para los que les asusta tomar decisiones, porque como buen RPG de hoy que es, te obligar¨¢ a moverte a trav¨¦s de un mundo que pulsa a su propio ritmo y reacciona a todos tus movimientos. Igualmente, el jugador se tendr¨¢ que posicionar hacia un lado u otro, matiz que cobrar¨¢ especial relevancia gracias a un inteligente sistema que parece haber recibido m¨¢s de una influencia del gran Gothic 3 (saga que est¨¢ pidiendo a gritos una conversi¨®n al mundo de las consolas de nueva generaci¨®n).

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Con todo, Two Worlds presume de ser un ejemplar bastante m¨¢s orientado a la acci¨®n que sus hermanos de g¨¦nero. La metodolog¨ªa de combate de este programa combina decisiones intuitivas con medidas dr¨¢sticas de rabiosa fiereza que logran una experiencia tan visual como terriblemente agradecida a la hora de manejarse. En verdad, las peleas de Two Worlds se asemejan m¨¢s a las de Knights of the Temple que a las de cualquier juego de rol de nuevo cu?o. Un detalle bastante orientado hacia el lado arcade pero que traduce la experiencia l¨²dica en un control m¨¢s integrado de cara al jugador.

Asumiendo lo bueno que se le presupone a un lanzamiento te¨®ricamente capaz de rivalizar con Oblivion, supone toda una sorpresa el hecho de que, aparte de la campa?a para un jugador, se incluya un modo online que permite atractivos combates en arena, con diversos modos a cual m¨¢s divertidos que van desde las t¨ªpicas peleas en plan gladiadores hasta las m¨¢s que curiosas carreras de caballos. Un matiz francamente sorprendente y de agradecer que alargar¨¢ sobremanera las expectativas de vida del producto.

As¨ª, Two Worlds parece saber a gloria. Y el hecho es que a un buen paladar es dif¨ªcil enga?ar, y el juego de Reality Pump ofrece r¨ªos de diversi¨®n y detalles de calidad a mansalva. A¨²n con sus fallos, que haberlos haylos (sobre todo en lo concerniente al apartado t¨¦cnico, poco depurado para lo que es capaz de ofrecer Xbox 360), si os gustan los RPG tal y como lo conocemos en la actualidad por los grandes del g¨¦nero, Two Worlds se convierte a todas luces en una cita ineludible. Retomemos los retazos m¨¢s significativos del an¨¢lisis que en mayo hizo el que esto suscribe para la versi¨®n PC y adaptemos el texto a lo que nos ofrece esta nuestra entrega m¨¢s consolera.

Seg¨²n los mitos orcos, todo habr¨ªa sido mejor para Antaloor a largo plazo si Aziraal no hubiese sido detenido? y recientes estudios llevados a cabo por un grupo de investigaci¨®n secreto del Gremio de magos sugieren que puede que haya mucha verdad en estos mitos. Seg¨²n estos estudios, Aziraal se rebel¨® porque era el ¨²nico dios que no pod¨ªa dar alma a sus creaciones. Podr¨ªa pensarse que era un peque?o desequilibrio en el reino de los cielos? pero, a decir verdad, con unas fatales consecuencias.

Los investigadores no han conseguido descifrar por qu¨¦ Aziraal estaba tan desesperado por darle alma a sus orcos. Por supuesto hay muchos rumores al respecto (rumores demasiado poco cre¨ªbles, de hecho), pero los ignoraremos de momento? no deseamos aumentar el inter¨¦s sobre los orcos, al menos no hasta se que tengamos todos los hechos en nuestras manos. Mucha agua discurrir¨¢ bajo los puentes del r¨ªo Gon antes de que podamos descubrir d¨®nde se halla la verdad. Pero volvamos a los hechos hist¨®ricos, a los eventos tal y como sucedieron. Durante la terrible y sangrienta guerra, nadie se preocup¨® por los motivos de Aziraal?

Trescientos a?os despu¨¦s de que Aziraal fuese derrotado, dos hermanos son atra¨ªdos hacia el conflicto que ha surgido entre los orcos y el mundo libre. Kira, la hermana peque?a del h¨¦roe, desaparece repentinamente en misteriosas circunstancias. El h¨¦roe, un caza recompensas, la busca por todo Antaloor. Sus aventuras le llevan a los confines del continente, constantemente en alerta por si encuentra una pista sobre su paradero, mantiene abiertos ojos y o¨ªdos durante sus viajes. Los trabajos de mercenario que consigue no son s¨®lo para conseguir informaci¨®n, y debe disponer de oro para continuar su b¨²squeda. Pero no siempre es f¨¢cil encontrar tareas en las que le paguen: debe conseguir primero una reputaci¨®n entre ciertos grupos antes de que puedan confiarle tareas peligrosas.

Despu¨¦s de muchos duros meses de b¨²squeda, por fin consigue su primera pista: una misteriosa carta le indica que se dirija hacia la regi¨®n monta?osa del norte. Por suerte tambi¨¦n se hab¨ªa enterado de un posible trabajo en la aldea de Komorin, en Thalmont, no sali¨¦ndose as¨ª de su camino, as¨ª que puede volver a ponerse en marcha. Los aldeanos de Komorin pueden dar gracias por recibir un mercenario que les ayude, ya que la mayor¨ªa de los hombres j¨®venes y capaces han ido a luchar contra los orcos en el sur. El gobierno de Thalmont tampoco ha ayudado mucho. Oficialmente dicen que no puedes perder el tiempo con otros problemas cuando deben ocuparse de unos rebeldes?

Y as¨ª comienza la historia de Two Worlds: un mercenario solitario llega a Thalmont, una regi¨®n monta?osa salvaje, completamente extra?a para ¨¦l. ?Conseguir¨¢ encontrar a su hermana?

Cada espacio del mundo de Antaloor es, por as¨ª decirlo, ¨²nico. Si ya la diferencia en lo que a variedad de zonas es sugerente, cada peque?o palmo es perfectamente diferenciable. Se ha tratado con tal minuciosidad el dise?o del escenario que, por ejemplo, dentro de un bosque es f¨¢cil reconocer cada peque?a porci¨®n de terreno. Y es que, fuera y aparte del aspecto t¨¦cnico en cuanto a texturas y bagaje poligonal (excelso a todas luces), en cuestiones de dise?o art¨ªstico los decorados se llevan la palma. Tambi¨¦n hay que destacar el buen uso de las luces y sombras, sobre todo el de estas ¨²ltimas, cien por cien naturales y efectivas a m¨¢s no poder.

El precio a paga es una optimizaci¨®n del cogido que hace bajar muchos enteros la valoraci¨®n final. La tasa de im¨¢genes por segundo es de lo m¨¢s err¨¢tica, los accesos al disco atajan de mala manera determinados momentos de la acci¨®n, mientras que ciertos glitches gr¨¢ficos terminan por abultar la lista de errores visuales. Posiblemente la utilizaci¨®n del disco duro de Xbox 360 hubiese subsanado gran parte de estos feos defectos, pero ah¨ª los tenemos y habr¨¢ que apechugar con ellos. Y la verdad es que molestan, porque no estamos acostumbrados a que la consola de Microsoft muestre un refresco de frames tan irregular, pero bueno... Peores cosas han tenido que aguantar de toda la vida los usuarios de PC y compatibles.

Hablando de los personajes, hay que decir que las animaciones han sido recreadas en su mayor¨ªa mediante captura de movimiento. Incluso los monstruos del juego se mueven con cierta naturalidad, adem¨¢s con una buena concatenaci¨®n entre distintas acciones. No ayuda en absoluto lo poco fluido del conjunto global, que afea sobremanera el trabajo realizado por los animadores. Del mismo modo, en t¨¦rminos de dise?o no terminan de ser todo lo elegantes que se podr¨ªa esperar tras ver los majestuosos escenarios. Por supuesto, brillan con luz propia los buenos detalles, sobre todo en lo que concierne a las indumentarias. Pero los rostros, por poner un ejemplo evidente, son algo feos y anodinos.

En lo que respecta al apartado sonoro, nos encontramos con una ambientaci¨®n fabulosa, donde los fx de la naturaleza son convincentemente realistas. Esto no quiere decir que se pierda contundencia en los momentos clave, donde los tajos, golpes y dem¨¢s parafernalia sonora cobran especial protagonismo. Tambi¨¦n destaca por m¨¦ritos propios el doblaje, que si bien permanece en ingl¨¦s, deja un agradable sabor de boca al encontrarnos con que el personaje protagonista posee la misma voz que el h¨¦roe sin nombre de la serie Gothic.

La banda sonora es otro matiz especialmente cuidado en Two Worlds. Creada por Harold Faltermeyer (compositor en films como S¨²per Detective en Hollywood, Perseguido, Tango & Cash o Top Gun), las melod¨ªas en la aventura se ajustan como un guante al desarrollo del juego. Tambi¨¦n hay que destacar la impresionante canci¨®n con la que nos recibe el programa, al m¨¢s puro estilo Nightwish o Within Temptation... Pocas veces da tanto placer el quedarse delante de la pantalla del men¨² de opciones, vaya.

Curiosamente, nuestro personaje siempre va corriendo, sin tener la posibilidad de andar despacio. Por suerte se deja manera estupendamente, aunque en las escenas de lucha, y como comentaremos m¨¢s adelante, se echa en falta la existencia de los pasos laterales (strafe). Tambi¨¦n contamos con la posibilidad de montar a caballo (con el fabuloso don de poder combatir desde nuestra montura) y recorrer los p¨¢ramos a toda velocidad, detalle este muy importante para no pasar horas muertas haciendo footing, y cuya ¨²nica lastra es la de contar con un control demasiado r¨ªgido y tortuoso, el cual por suerte se va solventando no solo con la pr¨¢ctica, sino con la pertinente subida de experiencia.

La interfaz de juego hereda todos los t¨®picos de Gothic y sus secuelas, emparej¨¢ndose con la tercera entrega de la saga protagonizada por el h¨¦roe sin nombre en todos y cada uno de sus aspectos m¨¢s roleros. Tan solo que Two Worlds hace m¨¢s hincapi¨¦ en elevar las dosis de acci¨®n por encima de la media, sin dejar de lado el componente aventurero que es imperativo en este tipo de juegos. A todo esto, hay que destacar la no inclusi¨®n del para muchos fat¨ªdico 'autolevel', con lo que cualquier encuentro con un enemigo mal calculado puede dar con nuestro progreso al traste.

De todos modos, morir no supone un problema demasiado grave en Two Worlds, ya que contaremos con puntos de resurrecci¨®n en abundancia. Puede que este detalle aborte en cierto modo alguna que otra dosis de emoci¨®n aventurera, pero no podemos dejar de decir que en este programa morir es sumamente sencillo. De primera mano, el que esto suscribe decidi¨® v¨¦rselas cara a cara con un gran ejemplar de oso pardo y, del primer golpe, nuestro inexperto personaje pas¨® a mejor gloria.

Siguiendo con los combates, el sistema adoptado por Reality Pump es (tambi¨¦n) parecido al de Gothic, s¨®lo que est¨¢ bastante m¨¢s enfocado al arcade. Disponemos de combos varios en los que poder enlazar nuestra ofensiva, teni¨¦ndonos que mover siempre buscando manualmente el encaramiento con el rival. As¨ª, se han orientado las peleas de cara a enfrentamientos m¨²ltiples, por lo que se ha optado por eliminar cualquier tipo de sistema de autoenfoque al enemigo. Tambi¨¦n resulta confuso el no poder controlar al personaje al estilo usual que siempre vemos en los juegos para PC, donde el strafe brilla por su ausencia, y como recurso para la esquiva dispondremos de un poco eficaz salto atr¨¢s. Tampoco podemos bloquear manualmente los ataques rivales, dejando este detalle al personaje, el cual a medida que vaya subiendo de nivel podr¨¢ ir defendi¨¦ndose con m¨¢s eficacia.

Tenemos que admitir que, si bien la metodolog¨ªa l¨²dica de las luchas no es la usual en este tipo de programas, s¨ª acaba resultado tan desafiante como divertida. Al estar totalmente enfocada a los combates masivos, Two Worlds propone que cada paseo que demos por el mundo de Antaloor est¨¦ repleto de encuentros con seres de mal car¨¢cter. Nos atizaremos con lobos, osos y dem¨¢s fauna con malas pulgas, magnificando as¨ª las posibilidades de subir de nivel a la par que nos divertimos con un estilo de juego al m¨¢s puro estilo Ninety-Nine Nights.

La exploraci¨®n es a¨²n m¨¢s sencilla que la lucha. Al m¨¢s puro estilo Oblivion, la interfaz gr¨¢fica muestra un icono con todos aquellos puntos susceptibles de ser interactuados. Hay que tener en cuenta que los personajes del juego reaccionan a nuestras acciones, con lo que hay que tener cuidado con lo que hacemos. Es f¨¢cil poner a un poblado entero en contra nuestra, y m¨¢s a¨²n si no nos hemos preocupado de cultivar una reputaci¨®n positiva.

Nuestro personaje se ir¨¢ desarrollando a nuestro antojo, dependiendo en gran manera de las habilidades b¨¢sicas que hallamos elegido al principio. La distancia entre ser un mago o un h¨¢bil guerrero vendr¨¢ definida por los valores b¨¢sicos, que son Fuerza, Destreza, Vitalidad y Fuerza de Voluntad. Tambi¨¦n tendremos acceso a ciertas habilidades especiales propias de nuestra clase, mientras que tendremos que contar siempre con el sistema de asignaciones de experiencia, que, todo hay que decirlo, est¨¢ bastante trabajado en Two Worlds.

Lo visto en nuestro t¨ªtulo parece asemejarse bastante a lo propuesto hace meses en Oblivion o Gothic 3. Y est¨¢ m¨¢s que clara la influencia recibida por estas dos joyas, con detalles que Two Worlds acoge sabiamente y los recrea a su forma y manera, dotando al juego de una personalidad que, a¨²n con el marcado legado de sus compa?eros de g¨¦nero, resulta ciertamente carism¨¢tica. No cabe duda de que todos aquellos que quieran disfrutar de un RPG de altura tendr¨¢n en esta obra un desaf¨ªo de magno calibre.

As¨ª pues, deber¨ªa ser f¨¢cil perdonarle los defectos t¨¦cnicos que acarrea su dudosa estabilidad de c¨®digo (con una optimizaci¨®n impropia de lo que deber¨ªa ser un juego actual de Xbox 360), o los catastr¨®ficos errores de los que a veces hace gala la IA. Pero hay que destacar que, en una balanza, las virtudes jugables de Two Worlds terminan por disimular cualquier carencia susceptible de empa?ar cualquier otro programa m¨¢s mundano.