Perdiendo el ritmo

Una apuesta. Electronic Arts anunciaba hace alg¨²n tiempo un t¨ªtulo exclusivo para Wii que podr¨ªa llegar a moverse en las altas esferas del juego social musical. Cantar y seguir el ritmo con el Wiimote y el Nunchuk pon¨ªan en peligro la supremac¨ªa en este g¨¦nero de t¨ªtulos como SingStar, Guitar Hero o Dance Dance Revolution. Desde lejos se le ve¨ªa la est¨¦tica de corte infantil y la sencillez gr¨¢fica, pero no importaba, parec¨ªa muy divertido y con ideas frescas. Nunca pudimos imaginar que tan esperado t¨ªtulo, y necesario en la m¨¢quina de Nintendo, acabara as¨ª?

Boogie es la mezcla de dos modalidades de juego diferentes que en ning¨²n momento hacen algo por fusionarse. A ellas se les suma la posibilidad de editar levemente los v¨ªdeos con las coreograf¨ªas y entonaciones que hagamos. Los modos de bailar eran los m¨¢s prometedores, con ambos mandos de Wii seguir¨ªamos el ritmo y realizar¨ªamos espectaculares movimientos coreogr¨¢ficos. Al probar concienzudamente el juego surgen las interrogantes y decepciones.

Boogie incluye un micr¨®fono USB est¨¢ndar, blanco y con el logo de EA, y unas gafas tridimensionales cl¨¢sicas, de cart¨®n con celof¨¢n rojo y verde. El micr¨®fono sirve, obviamente, para los momentos de cantar. Con las gafas se pueden ver las repeticiones de las actuaciones con el escenario en unas algo forzadas 3D que le dan cierta profundidad y plasticidad al atrezzo de la escena.

Cinco historias semejantes.

Ampliar

Nada m¨¢s empezar, en la primera partida, Boogie nos obliga a "disfrutar" de su tutorial. No hay que asustarse si al ense?arnos a hacer combos o al movernos bailando se producen los primeros errores de sincronizaci¨®n o implementaci¨®n del movimiento de nuestra mano: es la t¨®nica dominante en el resto del juego aunque poco a poco le iremos pillando la sensibilidad. Al acabar dicha sesi¨®n de ense?anza del manejo COMPLETO, accedemos ya al men¨² principal, donde encontramos varios modos de juego.

En el modo Historia, el principal y que servir¨¢ para desbloquear todos los extras disponibles, encontramos cinco personajes: Julios, Jet, Bubba, Kato y Lea. Cada uno tiene su propia historia y cinco etapas o fases de cante y baile para conseguir la fama y el ¨¦xito, valores que el t¨ªtulo estimula mucho. Las simplonas historias de todos los personajes se entremezclan y son asombrosamente similares.

Unas criaturas de colores llamados Don Azul, Don Rojo, etc. llevan a cada protagonista por los diferentes escenarios dej¨¢ndole que baile y cante en ellos, dependiendo de qu¨¦ toque en cada uno. As¨ª, poco a poco el jugador va obteniendo fichas, ropas, canciones y escenarios que al principio permanec¨ªan bloqueados. Las fichas sirven para gastarlas en la tienda de extras, extras que son m¨¢s canciones, accesorios de personalizaci¨®n y escenarios.

Bailar

Boogie apuesta principalmente por los niveles de baile, son el centro del juego y la principal innovaci¨®n que ¨¦ste presenta en el ya trillado terreno de los videojuegos musicales. Con Wiimote y Nunchuk, se propone al jugador que mueva el primero de izquierda a derecha y de arriba abajo, siguiendo el comp¨¢s de la m¨²sica y de un metr¨®nomo que se reproduce en el altavoz del mismo mando. Y as¨ª seguiremos toda la canci¨®n, marcando un anodino y repetitivo ritmo en el b¨¢sico comp¨¢s de 2/4, pues ¨¦ste es el movimiento primario.

A medida que nos movamos de esta forma, el personaje en pantalla realizar¨¢ varios movimientos coreogr¨¢ficos levemente asociados a nuestros movimientos de brazo. Hay cierta latencia o retardo en la interpretaci¨®n de nuestros actos por lo que en algunas ocasiones veremos indignados c¨®mo se nos punt¨²a con 0 ¨® con menos puntos de los que merecer¨ªamos. Los correctos pasos de baile de nuestro personaje siguen de manera lineal y repetitiva, y la barra de Boogie, situada a la izquierda, ir¨¢ rellen¨¢ndose a medida que, simplemente, mantengamos el ritmo. Sencill¨ªsimo y bastante mon¨®tono.

Cuando tengamos esta barra medianamente rellena, podremos empezar a efectuar combos, que se activan al pulsar y mantener pulsado el gatillo B. En ellos, se nos muestra una secuencia de flechas que indican los movimientos a realizar con el Wiimote. La recepci¨®n de estos movimientos es bastante mediocre al principio aunque finalmente se realizan casi sin problemas. Algunas veces casi no nos merecer¨¢ la pena activar los combos por esto y porque obtendremos unos pocos puntos m¨¢s que bailando de manera b¨¢sica. No obstante, activar una cadena de combos s¨ª es una buena opci¨®n si nuestra barra de Boogie est¨¢ al tope.

Tambi¨¦n, cuando la barra de Boogie est¨¢ muy llena o al m¨¢ximo, podremos pulsar Z en el Nunchuk y realizar con ¨¦ste los movimientos especiales de la parte superior del cuerpo de nuestro protagonista. Retorciendo el Nunchuk debemos colocar una marca sobre una diana varias veces para conseguir, ahora s¨ª, un buen pu?ado de puntos. Esta implementaci¨®n si est¨¢ algo mejor realizada y, cuando se le coge el truco, resulta bastante divertida.

En ocasiones aparecer¨¢n en el escenario algunos primos de Don Azul y compa?¨ªa. Portan fichas, puestas al l¨ªmite de la barra Boogie, trampas para nuestros adversarios en el modo multijugador, etc. Con el joystick o la cruceta del Wiimote podremos movernos por el escenario para alcanzarlos y recoger los premios que tienen para nosotros, no demasiado variados ni sorpresivos, puesto que est¨¢n visibles desde la aparici¨®n en escena de estas criaturas. Tambi¨¦n de manera ocasional, se dispara un evento en el que tendremos que pulsar Z durante algunos periodos de tiempo, simulando que nuestro protagonista est¨¢ cantando.

Lo peor del baile de Boogie es, sin duda, su repetitiva din¨¢mica. Muchas de las fases del modo Historia se solventan con s¨®lo mantener el mando de izquierda a derecha toda la canci¨®n. No es demasiado apetecible ni necesario hacer continuos combos interesant¨ªsimos o los movimientos m¨¢s especiales. En la mayor¨ªa de las ocasiones bastar¨¢ con mantener bien el ritmo, repetir mucho la secuencia de movimientos base para que estos pasos punt¨²en con 2000 puntos (el m¨¢ximo en las acciones base) y lanzar de vez en cuando un combo y el movimiento especial del Nunchuk y las dianas.

Cantar

Para empezar, diremos que, aunque Boogie bebe enteramente de SingStar y su sistema de recogida de tonos y representaci¨®n gr¨¢fica, no se acerca, ni por asomo, a la precisi¨®n y firmeza que presentan los juegos de la licencia de Sony. En Boogie se canta tambi¨¦n, y se siguen las letras y la melod¨ªa de la canci¨®n de la misma manera, pero el reconocimiento de voz es muchos m¨¢s vago y sencillo, lo que deriva en una experiencia y reto jugables mucho m¨¢s sencillos.

Las pompas que se van rellenando a medida que cantamos contin¨²an aunque se les ha a?adido un medidor de intensidad o volumen de nuestra voz. La pronunciaci¨®n o los golpes de voz no importan en Boogie, tambi¨¦n hay que decir que apenas importaban en SingStar. Las letras de las canciones siguen en la parte inferior de la pantalla y van cambiando de color a medida que hay que leerlas, como en un karaoke cl¨¢sico.

Una banda con una flecha va pasando por las burbujas de las notas y, seg¨²n el tono agudo o grave de nuestra voz, m¨¢s alta o baja estar¨¢ esta flecha. Pero hay mucha "manga ancha" en este sentido, pues es descaradamente visible como en los tramos de la canci¨®n con notas muy cercanas entre s¨ª basta con dejar una nota en nuestra voz que ya el propio juego sube y baja la flecha como si estuvi¨¦ramos cantando de maravilla. Muy noble y agradable, pero poco realista.

Editar v¨ªdeos

Tras cada actuaci¨®n, Boogie nos deja revisarla y modificarla con un sencill¨ªsimo editor de v¨ªdeo. A la secuencia podremos meterle diversos efectos simples y cambios de c¨¢mara. Nada m¨¢s, muy pobre. Estos efectos no son para nada vistosos ya que consisten en poner en negativo la imagen, pixelarla, invertirla, realzar los bordes, hacer una cortina de corazones o poner el escenario en rojo y verde para verlo con las gafas 3D. En los traspasos de un efecto a otro no hay cortinilla o visualizaci¨®n digital alguna. Todo se produce de forma artificial y sosota. Estos v¨ªdeos-replay editados se pueden guardar y ser visionados posteriormente.

Modos y posibilidades

A pesar del modo Historia, Boogie dispone de modos de juego alternativos para uno o dos jugadores. Puesto que s¨®lo incluye un micr¨®fono, las modalidades multijugador de cantar no existen de manera que tampoco se encuentran las batallas simult¨¢neas al estilo SingStar o, al menos, una competici¨®n por turnos. En los modos de baile, en cambio, s¨ª que podr¨¢n jugar dos jugadores a la vez, sin pantalla partida y compitiendo directa y simult¨¢neamente.

Al iniciar cada partida, el o los jugadores podr¨¢n personalizar a su personaje con ropas y accesorios de todo tipo. Las posibilidades no son muy numerosas pero hay variedad suficiente como para encontrar un estilo ¨²nico acorde con cada canci¨®n o situaci¨®n determinada. En la tienda y con el modo Historia se ir¨¢n desbloqueando cada vez m¨¢s prendas, escenarios y canciones.

Canciones

Al hablar de las canciones hay que destacar que el juego es el mismo en todo el mundo, por lo que absolutamente todos los temas son grandes piezas extranjeras muy conocidas, componiendo una lista total de 40 canciones. Con respecto a los ritmos y los estilos hay bastante variedad ya que encontraremos desde cl¨¢sicos de otras ¨¦pocas como Y. M. C. A., Kung Fu Fighting o It's Raining Men hasta piezas m¨¢s actuales como Oops! I did it again, Don't Cha o One more time. Ning¨²n tema es en versi¨®n original, y aunque est¨¦n interpretadas por otros vocalistas, se respeta bastante el sonido de las canciones de los grupos originales.

Conclusiones

El baile de Boogie ha acabado en tropez¨®n por parte de EA. Su mec¨¢nica infantil y desenfadada no es excusa para la creaci¨®n de un juego f¨¢cil, mon¨®tono y con pocas posibilidades multijugador, algo fundamental en los juegos musicales. Sus virtudes no exceden los m¨ªnimos que se requieren en un juego actual y los perif¨¦ricos que se regalan con el juego parecen productos prescindibles para el juego, sobre todo en lo referente a las gafas tridimensionales.

A nivel t¨¦cnico es un juego sencillo, poco vistoso aunque con una est¨¦tica muy caracter¨ªstica. En cuanto a su jugabilidad el concepto de juego social o "para fiestas" se queda bastante lejos de Boogie. Ni el jugador ocasional m¨¢s conformista podr¨¢ ver en ¨¦l una obra divertid¨ªsima o duradera. Boogie es una decepci¨®n para el jugador m¨¢s experimentado, una curiosidad para el jugador ocasional y s¨®lo una alternativa para los m¨¢s peque?os, que en Wii ya tienen much¨ªsimo donde elegir.

Lo mejor:

Lo peor: