Civilization IV: Beyond the Sword, Impresiones

Tal y como prometimos hace ahora un mes, tenemos la posibilidad de ofreceros nuestras primeras impresiones de la esperada segunda expansi¨®n de Civilization IV. Aunque llevamos desde el lunes con 'Beyond the Sword' instalado en nuestro ordenador, no pod¨ªamos publicar nada hasta el d¨ªa de hoy y hemos aprovechado el tiempo para intentar recopilar las novedades efectivas a diferencia de los grandes rasgos que ya os adelantamos en nuestro avance. Y no son pocas, precisamente.

Estamos ante una expansi¨®n densa, esta es la verdad. No estamos simplemente ante un a?adido de contenido y basta; los aut¨¦nticos fans de Civ 4 apreciar¨¢n que se hayan retocado todas y cada una de las facetas del juego desde la base hasta las tonter¨ªas menos importantes, con m¨¢s opciones, mayores posibilidades, nuevas estrategias de juego, nueva Inteligencia Artificial, por supuesto que una dosis ingente de unidades y dem¨¢s, cambios interesantes en la interfaz y en la jugabilidad? pero por encima de todo, el contenido se enfoca en la segunda mitad de la evoluci¨®n, a partir del descubrimiento de la p¨®lvora (al contrario que Warlords, por ejemplo).

Como hay bastante que decir y poco espacio para hacerlo, empezaremos por resumir algunos datos objetivos: una docena de nuevos escenarios, un total de 10 nuevas civilizaciones, m¨¢s de 15 nuevos l¨ªderes que dirigir, casi 20 nuevos tipos de edificio, 6 nuevas tecnolog¨ªas a explorar y 25 nuevas unidades (tanto de exploraci¨®n como de combate). Es decir, ahora hay m¨¢s que hacer y se puede hacer formas completamente distintas. Como explicar el concepto del juego no hace falta a estas alturas, nos centraremos en c¨®mo han afectado algunos de esos cambios a la jugabilidad.

Sobre los 12 escenarios nuevos, tal vez podemos destacar especialmente el que se disputa en el espacio - futuro. Es como estar jugando a un juego completamente nuevo, antes que sencillamente a un nuevo mod. Hemos a?adido un par de capturas para que lo pod¨¢is ver por vosotros mismos, pero verdaderamente vale la pena porque aunque el principio de funcionamiento es el mismo, cada unidad tiene valores distintos, costes diferentes, se maneja de otra forma? no hemos tenido tiempo a darle muchas vueltas, por supuesto ampliaremos esta informaci¨®n en el an¨¢lisis.

Cada partida personalizada puede ajustarse seg¨²n los par¨¢metros cl¨¢sicos, pero adem¨¢s ahora se ha a?adido una opci¨®n llamada 'Advanced Start', que permite empezar el juego con una civilizaci¨®n ya m¨¢s o menos desarrollada seg¨²n lo que escojamos antes de comenzar; esto ayuda a poder disputar encuentros a partir de una ¨¦poca determinada sin necesidad de pasar por las etapas previas de Civilization. Es m¨¢s sencillo as¨ª jugar a llegar a colonizar el espacio o desarrollar tecnolog¨ªas que a lo mejor antes simplemente no era necesario. Adem¨¢s, con el simple hecho de lanzar una nave a Alpha Centauri ya no se gana la partida.

Las partidas jugadas a velocidad normal durar¨¢n ahora un m¨¢ximo de 500 turnos, aunque el tope siempre ser¨¢ el a?o 2050. Al mismo tiempo, se han ajustado los valores temporales de exploraci¨®n de ciertas tecnolog¨ªas. Con respecto a ¨¦stas, se han incluido 6 nuevas que van desde el desarrollo de los superconductores a la proliferaci¨®n del l¨¢ser o por supuesto la aplicaci¨®n pr¨¢ctica en el combate, especialmente el a¨¦reo, como la posibilidad ahora de construir bombarderos invisibles investigando 'Advanced Flying Combat' y 'Stealth'.

Otras modificaciones m¨¢s l¨®gicas, que algunos ped¨ªan encarecidamente en los foros, tambi¨¦n se han llevado a cabo. Por ejemplo, la necesidad de investigar una mejora si realmente la necesitamos para otra (un gran ejemplo que pone el mismo juego es que si para intercambiar materias debemos cruzar un r¨ªo ser¨¢ imprescindible disponer de navegaci¨®n), o bien no podremos sufrir una revoluci¨®n an¨¢rquica antes de que se inventara (por as¨ª decirlo) la anarqu¨ªa. Y as¨ª sucesivamente con todos los aspectos del juego, que se han 'estandarizado', por as¨ª decirlo.

Se han a?adido nuevas posibilidades de juego real para todo tipo de jugadores, incluso para el menos dado a la exploraci¨®n. Destaca la creaci¨®n de la maravilla medieval llamada Palacio Apost¨®lico, que funciona como una especie de Naciones Unidas muy primitivas, pero otorgando casi los mismos beneficios; desde all¨ª podremos escoger si declarar o cancelar una guerra, embargar a un estado o simplemente transferir la titularidad de una ciudad a qui¨¦n nosotros designemos.

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Otro gran cambio en este sentido es el de la posibilidad de la creaci¨®n de estados coloniales; se ha ajustado (al alza) el coste que supone tener una ciudad m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de alcance de la capital de nuestra civilizaci¨®n, especialmente si est¨¢ en otro continente. Por ello tenemos la posibilidad de convertirla en colonia que se gestiona como si fuera un estado vasallo convencional. Esto requiere un poco m¨¢s de micromanejo, pero dada la naturaleza propia del juego no resulta en un inconveniente.

El a?adido de las grandes Corporaciones, como ya avanzamos el mes pasado, es tal vez uno de los m¨¢s importantes; no solamente necesitamos un personaje clave para que las gestione (y uno del tipo de la corporaci¨®n que queramos, claro) sino que necesitan una gran cantidad de recursos para mantenerlas en funcionamiento. Obviamente, tener una corporaci¨®n de nuestro lado implica dos cosas: la primera es que nos otorga grandes bonus de distinta clase y la segunda es que nos da la posibilidad de tener acceso a elementos o materias que de otra forma no tendr¨ªamos.

Expandir las corporaciones es posible mediante los ejecutivos, una unidad de nueva creaci¨®n que puede fabricarse a bajo coste. Tambi¨¦n se han rebajado los costes de entrenamiento de los esp¨ªas, desde los ninja hasta los de m¨¢s alto nivel. Es posible la creaci¨®n de una unidad especial de espionaje: estas unidades especializadas, adem¨¢s, no desaparecen ni incluso cuando la ciudad en la que est¨¦n haya sido capturada, lo cual no est¨¢ nada mal. Recordamos que ciertos nuevos edificios como la oficina central de inteligencia o el Scotland Yard generan puntos de espionaje que o bien se asignan manualmente o se distribuyen ecu¨¢nimemente entre los que tengamos.

Los fuertes no han cambiado su funci¨®n pero s¨ª su utilidad; no porque puedan instalarse incluso m¨¢s all¨¢ de nuestros dominios sino porque se gestionan como ciudades independientes a casi todos los niveles. De todos modos, no es en el combate en lo que se han centrado la mayor parte de los esfuerzos de los desarrolladores, sino en el espionaje y la diplomacia. Es posible ahora, por ejemplo, convertir a los estados vecinos a una religi¨®n para luego instaurar la norma de que sea imposible atacar a un enemigo con la misma creencia que nosotros.

El juego exigir¨¢ del jugador tanto planificaci¨®n a largo plazo como respuestas inmediatas; m¨¢s de un centenar de eventos aleatorios pueden suceder en el juego y requerir que decidamos incluso dentro de ese mismo turno. No necesariamente pueden ser desastres naturales como terremotos o tsunamis sino que pueden ser eventos estrat¨¦gicos como rebeliones o pactos en la oscuridad los que pueden poner a prueba nuestra capacidad de liderazgo.

Como se puede comprobar, hemos tenido poco tiempo para desmenuzar este 'Beyond the Sword'. Lo cierto es que las sensaciones son bastante buenas, pero como suele suceder, Civilization es un juego que necesita tiempo y mucha dedicaci¨®n para comprobar en t¨¦rminos de balance lo que suponen los nuevos cambios. Como todav¨ªa faltan algunas semanas para su lanzamiento, aprovecharemos para explotar a fondo las nuevas particularidades (espionaje, diplomacia, corporaciones, etc.) y os lo expondremos detalladamente en el an¨¢lisis. Hasta entonces solo queda esperar.

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