Mercurio de calidad

El equipo de Ignition vuelve a juguetear con el mercurio dejando ahora al jugador de Wii la oportunidad de disfrutar de este jugueteo. Tras t¨ªtulos de excesiva diversi¨®n aunque moderada calidad como Kororinpa o Super Monkey Ball: Banana Blitz, la sobremesa de Nintendo recibe hoy la opci¨®n m¨¢s recomendable en juegos de bolitas y escenarios movibles de su cat¨¢logo.

Ahora nos toca viajar a trav¨¦s de cientos de circuitos en laboratorios, experimentos, elementos qu¨ªmicos y dem¨¢s material cient¨ªfico-ficticio. Su calidad art¨ªstica y crom¨¢tica lo hacen coherente visualmente, y esto, sumado a un sistema de f¨ªsicas envidiable, realzan su aspecto t¨¦cnico hasta l¨ªmites insospechados en un juego de estas caracter¨ªsticas y g¨¦nero, que adem¨¢s, viene cargado de extras y minijuegos.

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Esta vez la bola es l¨ªquida, es una gota y esto hace que su planteamiento jugable sea radicalmente distinto. Su control estar¨¢ basado, una vez m¨¢s, en el movimiento del Wiimote, aunque ahora habr¨¢ que coger el mando en horizontal y las inclinaciones ser¨¢n m¨¢s suaves, con menor definici¨®n o intensidad. Su muy intuitiva jugabilidad lo hace apto para todo aquel que quiera poner a prueba su destreza, pues hay que ir con sumo cuidado en cada curva u obst¨¢culo y cuidar todos los giros de nuestras mu?ecas.

Montones de plataformas m¨®viles, balancines, tubos, teletransportadores, y hasta enemigos se unir¨¢n a multitud de puzzles y situaciones que nos hagan pensar la mejor manera de salir de ellas. La gota se puede dividir, te?irse de colores, hacerse s¨®lida o muy l¨ªquida y, por supuesto, caerse al vac¨ªo. Preparaos para morderos la lengua, aguantar la respiraci¨®n y llevar al mercurio por caminos imposibles.

Laboratorios tem¨¢ticos

Ocho laboratorios primarios, de astrolog¨ªa, biolog¨ªa, geolog¨ªa, submarino, el¨¦ctrico, etc. ser¨¢n los encargados de abrirnos las puertas a sus diferentes fases, representadas mediante probetas o tubos de ensayo y las cuales pueden ser superadas en cualquier orden. Un tubo grande y general nos indicar¨¢ el volumen de mercurio que necesitamos para abrir el siguiente laboratorio, cargado de otras nuevas probetas. As¨ª, ya en el modo principal encontramos un juego muy largo, con m¨¢s de 200 niveles, la mayor¨ªa de ellos de una dificultad m¨¢s que considerable y que desbloquear¨¢n agradables sorpresas.

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A todo esto hay que sumar los cinco minijuegos que ofrece, parecidos al principal pero con objetivos distintos, y que deberemos desbloquear llenando otro tubo general, pero ¨¦ste con unas estrellas doradas que recogeremos a lo largo de los niveles. Al acabar cada fase, se rellenar¨¢n, por tanto, los dos tubos generales, el de minijuegos y el de laboratorios, seg¨²n las estrellas recogidas y el mercurio con que acabemos el nivel respectivamente.

Por ello, podemos decir que nos encontramos ante un juego duradero, con m¨¢s de 50 horas si se quiere terminar al 100%, dif¨ªcil y de gran variedad en su jugabilidad. Cada fase es diferente a la anterior, propone nuevas tareas, y los minijuegos, aunque sigan estando basados en mover escenarios para la bolita de mercurio, parecen juegos absolutamente distintos al principal, debido esencialmente a sus mec¨¢nicas, distinto posicionamiento de las c¨¢maras, objetivos, etc.

Una sustancia brillante

En cuanto a su aspecto gr¨¢fico, Mercury Meltdown Revolution resulta explosivo. Su estilo tridimensional en Cel-Sahading disimula perfectamente los posibles errores que se podr¨ªan crear y que, de hecho, hay. Pero que el mercurio traspase algunas esquinas o que ignore determinadas irregularidades del terreno queda a la sombra de un nivel visual general espectacular. Los colores, las formas redondeadas y brillantes de las gotas de mercurio, la solidez de efectos como el del humo o el fuego, etc. dan un resultado art¨ªstico sobresaliente y muy identificativo del juego.

El sistema de c¨¢maras es uno de sus principales aspectos negativos. A pesar de poderlas manejar desde los botones 1 y 2 y la cruceta, a veces se atascan, se alejan o acercan demasiado y no dejan jugar c¨®modo al muy concentrado jugador. En algunos niveles, la dificultad radica precisamente en controlar la c¨¢mara a la vez que el juego, cuesti¨®n imperdonable en los tiempos que corren.

Su apartado sonoro, por otra parte, nos deja variados temas tecno y house bastante anodinos, eso s¨ª. Las m¨²sicas no resaltan en exceso, ni siquiera el tema principal, re-versionado en los men¨²s y algunos momentos de juego. Con sus efectos gr¨¢ficos sucede lo mismo, dan la talla pero no son algo especialmente rese?able.

La primera vez que juguemos, lo prioritario que se deber¨ªa hacer es acudir a Opciones y activar la vibraci¨®n, que por defecto estar¨¢ apagada. MM Revolution supone una experiencia inmersiva ya desde su manejo, pero lo es m¨¢s a¨²n con su interesante sistema de vibraci¨®n. La bola de mercurio casi parece pasar por nuestras manos realmente, los peque?os impulsos vibratorios cuando ¨¦sta se mueve, salta o es dividida hacen que tengamos una sensaci¨®n de juego mucho m¨¢s impactante, sobre todo para los jugadores no habituales.

En todo momento, por ¨²ltimo en su apartado t¨¦cnico, debemos coger el mando en posici¨®n horizontal. Por los men¨²s se navega con la cruceta y los botones 1 y 2, seg¨²n ya hemos visto en juegos como Sonic y Los Anillos Secretos, y no hay ninguna implementaci¨®n para el puntero o el resto de botones.

Con las manos en el mercurio

O m¨¢s bien en los escenarios. Para el que a¨²n no sepa de qu¨¦ va esto, diremos que Mercury Meltdown Revolution es un juego basado en llevar una o varias gotas de mercurio hasta un punto en concreto dentro de un recorrido que es el que tiene que mover el jugador. Existen muchos antecedentes hist¨®ricos de este g¨¦nero de juegos pero pocos ofrecen las posibilidades de Mercury.

MM Revolution est¨¢ plagado de divertidas situaciones que rozan lo extremo. En algunos niveles se nos pedir¨¢, por poner un ejemplo, que dividamos nuestra gota de mercurio en tres choc¨¢ndola con una esquina puntiaguda, que ti?amos cada una de esas partes de un color en unos chorros de pintura y que las llevemos hasta sus respectivas metas del mismo color pasando por un estrecho camino lleno de m¨¢quinas que intentan derribarnos.

La gota, por tanto, se puede deshacer y perder parte de su masa en un saliente, ca¨ªda o camino dividido. Un indicador vertical nos mostrar¨¢ qu¨¦ porcentaje de mercurio nos queda en la cada vez m¨¢s peque?a bolita, y en muchas ocasiones se nos pedir¨¢ llegar a la meta con el 100% del mercurio o una determinada cantidad m¨ªnima. Estas cantidades tambi¨¦n afectan a nuestro movimiento y traspaso de algunos obst¨¢culos. Hay puertas que s¨®lo se abren con un peso preciso, zonas estrechas en las que si llevamos mucha cantidad se nos desparramar¨¢ todo el mercurio, tubos por los que s¨®lo cabe un porcentaje limitado, cintas transportadoras, suelos deslizantes, fuego, agua, imanes, plataformas, impulsores?. Complet¨ªsimo y muy variado.

Todas estas posibilidades dan como resultado unos niveles pausados y en los que no cabe la posibilidad de ir r¨¢pido. ?ste es uno de los aspectos m¨¢s pol¨¦micos de Mercury Meltdown, no es muy arcade, ni fren¨¦tico. Habr¨¢ que ir con cuidado en todo momento, pensando bien c¨®mo resolver los peque?os puzzles que se nos planteen y dot¨¢ndonos de la habilidad y precisi¨®n para concluir cada arduo nivel. A esto hay que sumar que no movemos en exceso el mando de Wii, s¨®lo sobre s¨ª mismo y levemente, lo que no quiere decir que no haya escenarios intrincados y que desaf¨ªen a la gravedad, pero son de los que menos.

Circuitos movibles desde mu?ecas sensibles

El manejo de los escenarios en MM Revolution es, como ya hemos dicho varias veces, una cuantiosa tarea de precisi¨®n y sumo cuidado, debido a la fragilidad de la bolita de mercurio y la sensibilidad aplicada al control de los diferentes circuitos. A veces habr¨¢ que pulsar los botones para mover las c¨¢maras pero no ser¨¢ una acci¨®n muy com¨²n en el transcurso del juego en general.

Para los m¨¢s tradicionales, el juego nos permite tambi¨¦n controlarlo con el Mando Cl¨¢sico de Wii, pero, sin duda, la experiencia m¨¢s interesante recae en el manejo mediante el Wiimote. Con A y B cambiaremos la mira de una gotita a otra cuando haya varias o la principal se divida. Con 1 y 2 haremos zoom-out e in y con la cruceta giraremos 90? y moveremos verticalmente la c¨¢mara sobre el plano buscando siempre una perspectiva en picado y c¨®moda para el jugador. As¨ª de simple, el juego no utiliza ni un bot¨®n m¨¢s, y los que usa son s¨®lo para mover las c¨¢maras. El movimiento del mando sobre sus propios ejes (con el Mando Cl¨¢sico los joysticks) se transladar¨¢ a la pantalla en el movimiento del escenario, lo que lo hace muy asequible para jugadores no experimentados o novatos.

Minijuegos y modos

Cinco minijuegos y algunos extras como una Zona de Recreo libre o galer¨ªas de m¨²sica y videos, ampl¨ªan la durabilidad del t¨ªtulo y perdonan la inexplicable no inclusi¨®n de un modo para m¨¢s de un jugador, otro de las grandes deficiencias de MM Revolution. Los Extras no se ir¨¢n desbloqueando sino que estar¨¢n a nuestra disposici¨®n desde el primer contacto con el juego.

No sucede lo mismo con los cinco minijuegos, los cuales tendremos que abrir con las estrellas del modo principal. Son de lo m¨¢s variado, dentro del mecanismo de juego del t¨ªtulo y constan de varias misiones en cada uno de ellos. Por poner un ejemplo, los dos primeros que desbloquearemos ser¨¢n Rodeo y Carrera. En el primero tendremos que permanecer todo el tiempo que podamos sobre varios reducidos escenarios evitando que un ventilador en movimiento nos derribe. En el segundo correremos a trav¨¦s de enrevesados circuitos con apariencia de tobog¨¢n o monta?a rusa a velocidades de infarto llegando a la meta antes de que acabe el tiempo.

Conclusiones

El que ya fuera una divertida y variada experiencia en PSP y PS2 lleva sus virtudes al extremo al pasar a la consola de Nintendo. Mercury Meltdown Revolution es un juego divertido, largo, dif¨ªcil y apto para cualquier persona, jugadora habitual o no. Su preciso control por movimientos, poco profundos, eso s¨ª; y sus f¨ªsicas sobresalientes ayudan a colocarlo como el mejor dentro del cat¨¢logo de Wii en su g¨¦nero.

Le pesan demasiado ciertos aspectos como el no incluir alg¨²n modo multijugador, peque?as deficiencias gr¨¢ficas y de c¨¢maras que nos molestar¨¢n en m¨¢s de una ocasi¨®n, y una dificultad elevada que puede llegar a frustrar ya que no nos permitir¨¢ acelerar la gota demasiado en ning¨²n momento.

Pese a todo ello, los reflejos de este mercurio deslumbran y hacen brillar a¨²n m¨¢s una sustancia ya exitosa. Los numerosos laboratorios, de una marcada est¨¦tica de ciencia-ficci¨®n, repletos de probetas que llenar de este plateado elemento, y todas las m¨¢quinas dispuestas a imped¨ªrnoslo est¨¢n preparados para dar horas y horas de diversi¨®n al mando, en singular, de una Wii.