Bienvenido de vuelta, comandante.

Por defecto existen una serie de g¨¦neros que parecen encasillados en una plataforma espec¨ªfica o que, por lo menos, rinden en su m¨¢ximo esplendor cuando se ejecutan en el medio en el que fueron concebidos. Hay docenas y docenas de ejemplos en los que se demuestra la veracidad de esta afirmaci¨®n y los 'ports' que se han venido haciendo de unas plataformas a otras, en especial desde el PC a las consolas y viceversa, han presentado hist¨®ricamente unos resultados discretos.

Los juegos de disparos en primera persona son la m¨¢s notable excepci¨®n a la anterior regla, si bien son pocos los que dudan que a pesar de todo lo 'optimizado' que se pueda llegar a programar para un pad, la m¨¢xima precisi¨®n se obtiene solamente del teclado y el rat¨®n. En los t¨ªtulos de estrategia en tiempo real las diferencias son todav¨ªa m¨¢s notorias, m¨¢xime porque hasta el d¨ªa de hoy costaba encontrar un producto de este estilo que al ejecutarse en una consola estuviese un pelda?o m¨¢s arriba del simple 'entretenido'.

La sorpresa llega en cierto modo con Command & Conquer 3: Tiberium Wars para Xbox 360, la nueva vuelta de tuerca de la saga que publica Electronic Arts reflejando la lucha entre las dos facciones hist¨®ricamente enfrentadas, los GDI y los Nod. De nuevo, a pesar de que es f¨¢cil argumentar que en todos los sentidos la experiencia de juego con la versi¨®n PC es superior, en este caso la 'conversi¨®n' le queda no muy lejos y el resultado final se acerca a la excelencia como nunca antes lo hab¨ªa hecho el g¨¦nero en una plataforma que no fueran los compatibles. Y eso es decir mucho.

C&C 3 es definitivamente un juego s¨®lido, con una campa?a para un solo jugador larga y rejugable (hay varios niveles de dificultad y los logros para sacarlos son bastante dif¨ªciles) y por supuesto tiene el juego online que adem¨¢s no solamente est¨¢ al nivel del de PC sino que adem¨¢s le supera. Es de aquellos t¨ªtulos que, adem¨¢s, vale aquello que nos hacen pagar por ¨¦l ya que el 'precio por hora' es definitivamente muy bajo, cosa que tal y como est¨¢ el mercado vale la pena rese?ar.

Es agradable de vez en cuando disfrutar de un juego en el que sus desarrolladores pongan ¨ªmpetu en su argumento y en su presentaci¨®n. Para alegr¨ªa de muchos, y para desgracia del GDI, Kane (interpretado por Joe Kucan) ha vuelto. Y en su eterna lucha con la alianza mundial, contemplaremos la misma historia desde todos los puntos de vista, pero en especial desde la tercera facci¨®n en discordia: los scrin. Y basta con adelantar que suponen un nuevo reto el llevarlos, ya que se manejan muy distinto a los Nod o a los GDI.

La amenaza alien¨ªgena es grande, tan grande que podr¨ªa llevar a las dos antiguas alianzas enfrentadas a unirse temporalmente para no sucumbir contra la nueva raza. Todo esta historia presentada en v¨ªdeos reales, nada de secuencias generadas con el motor del juego, con actores que todos conocemos de Hollywood presentes en un sinf¨ªn de pel¨ªculas, como Michael Ironside, o incluso en series actuales, como Jennifer Morrison de ?House'. Todo para ayudar al jugador a sentirse m¨¢s part¨ªcipe en la acci¨®n. Empecemos, pues.

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El dise?o de las unidades es exquisito para todas las facciones, y todas ellas est¨¢n formadas por un buen n¨²mero de pol¨ªgonos y gran calidad en las texturas; han sido algo retocadas con un par de filtros con respecto a la versi¨®n PC, pero eso no implica que no sean m¨¢s que notables. Tambi¨¦n los edificios parecen tener vida propia, y se hacen pedazos a medida que los atacamos. Adem¨¢s, cuando destruimos una nave y se estrella contra el suelo, deja el surco caracter¨ªstico que permanecer¨¢ all¨ª toda la partida.

Aunque no es la mejor opci¨®n para supervisar la partida, a veces vale la pena acercar la imagen para contemplar lo bien hechos que est¨¢n los soldados, los tanques, disfrutar de los efectos? Los andadores Nod, los juggernauts de los GDI y los tr¨ªpodes scrin (que son tipo La Guerra de los Mundos) son simplemente brutales no solo a nivel gr¨¢fico sino en cuanto a lo bien que est¨¢n animados; incluso las estructuras como las barracas, que si hacemos zoom comprobamos como tienen su propio ingeniero subido en ellas 'controlando' lo que ocurre.

C&C 3 est¨¢ tan bien pulido que se aprecia en todos los rincones: cuando las unidades a¨¦reas mantienen su posici¨®n se aprecia la distorsi¨®n creada por el combustible que queman, las maniobras que ejecutan son coherentes con cada tipo de unidad, el motor de colisiones funciona perfectamente (excepto para el harvester, la ¨²nica unidad que casi atraviesa a las dem¨¢s) y los combates son una sucesi¨®n de balas, l¨¢sers, rail-guns, chispazos scrin, bombardeos, artiller¨ªa, refuerzos llegando? en definitiva, todo un espect¨¢culo.

Por supuesto que tiene sus defectos, pero la mayor¨ªa de ellos son achacables al juego en s¨ª y no a la conversi¨®n, y especialmente todos tienen que ver con los problemas de rendimiento y ralentizaciones de los que sufre el juego en cuanto lo saturamos con demasiadas unidades, y eso es bastante molesto. Haciendo la prueba con las dos versiones al mismo tiempo, hemos notado que la de PC da la sensaci¨®n de ser m¨¢s r¨¢pida, m¨¢s fluida, aunque todav¨ªa m¨¢s fren¨¦tica que la de la consola, tal vez por lo mencionado m¨¢s arriba. Y eso es una l¨¢stima.

Evidentemente, junto a las escenas FMV est¨¢ incluida una banda sonora de pel¨ªcula, aunque en nuestra versi¨®n en ingl¨¦s. Videos que a menudo se nos ejecutan in-game en un recuadrito en una esquina. Las voces son las de los actores originales, claro, y se ha mantenido la misma voz computerizada que nos indica los objetivos a seguir. Cada unidad tiene sus propios jingles y efectos como suele ser habitual que por el momento no se han hecho pesados, destacando el 'armor superiority' de los tanques mammoth, que es simplemente brutal.

En efecto, hay docenas de combinaciones si miramos la lista de controles mediante accesos r¨¢pidos con gatillos, botones superiores, pulsaciones simples y dobles, etc. Pero la realidad es que el ataque, el movimiento agresivo, la selecci¨®n m¨²ltiple de unidades (selecci¨®n de tipo, de lo que hay en pantalla o total) y la asignaci¨®n de grupos se realizan de forma muy intuitiva. Adem¨¢s, la propia confecci¨®n del juego ayuda mucho a que este proceso y los cl¨¢sicos de estos t¨ªtulos sean mucho m¨¢s sencillos.

Para empezar, solo existe un mineral a extraer: el tiberio. Y no es necesaria la creaci¨®n de unidades extra para recolectarlo, ya que la refiner¨ªa lleva su propia unidad de recolecci¨®n en el caso de los humanos, por ejemplo. Solamente tendremos de preocuparnos de aumentar los dep¨®sitos, excepto en los scrin que tienen capacidad ilimitada de almacenamiento 'de serie'. Ese tiberio recogido se transforma autom¨¢ticamente en dinero que podemos quemar para construir estructuras y unidades.

Las estructuras se construyen todas en pocos segundos, sin excepci¨®n, aunque a menudo es complicado situarlas exactamente donde queremos en el mapa. Pero ni tan siquiera las m¨¢s complejas o los upgrades m¨¢s caros tardan m¨¢s de un minuto. Adem¨¢s, se ha a?adido un recuadro lateral inferior en donde est¨¢ el minimapa y que incorpora una barra que nos permite acceso a la construcci¨®n de todo tipo de estructuras y unidades desde cualquier punto del mapa sin necesidad de ir a pinchar en la estructura correspondiente (lo que en otros juegos hac¨ªamos asignando a las barracas, por ejemplo, un c¨®digo de grupo).

Con el stick izquierdo nos desplazamos por el mapeado a gran velocidad mientras que el derecho controla la c¨¢mara en 3D. A menudo seleccionar ese ingeniero esquivo o el comando de entre una mara?a de unidades puede ser problem¨¢tico, con lo que el juego incorpora una especie de magnetismo para el cursor que hace que se pegue a las unidades, aunque desde aqu¨ª recomendamos desactivar: tiene la man¨ªa de pegarse a aquellas que no necesitamos en el peor momento del combate.

A medida que vamos fabricando estructuras tendremos acceso a nuevas tecnolog¨ªas pero, al contrario que en Supreme Commander por ejemplo, aqu¨ª no nos perdemos ante complicados ¨¢rboles de mejoras con distintos niveles. Adem¨¢s, hay muchas partidas que terminan incluso antes de poder adquirir ninguna de estas mejoras, ya que Command & Conquer 3: Tiberium Wars es el para¨ªso del ?rush'; incluso se ha dise?ado un modo de juego para impedir que haya ataques antes de los 3 primeros minutos de juego.

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Pero donde realmente sobresalen es a nivel de veh¨ªculos, con unidades que podemos crear justo despu¨¦s de construir la war factory como el ?predator tank'. Algo caro, pero efectivo. Para acabar las partidas se puede utilizar con toda seguridad el mejor veh¨ªculo del juego con diferencia: el tanque mammoth, que cuando est¨¢ armado con su rail-gun no tiene rival contra enemigos terrestres blindados y adem¨¢s es capaz de defenderse de ataques a¨¦reos, cosa que no pueden hacer sus hom¨®logos Nod o Scrin. A nivel de naves, el GDI escasea cosa mala y tanto las orcas como los firehawk no est¨¢n al nivel de su competencia.

Los Nod son una raza muy peligrosa en las manos del jugador experto, aunque la infanter¨ªa deja mucho que desear. Sin embargo, puede construirse mucha, muy deprisa y muy barata; a nivel de veh¨ªculos tampoco es que destaquen demasiado, con el tanque Scorpion como punta de lanza en la mayor¨ªa de los casos que no es demasiado eficaz contra sus contrapartidas Scrin y GDI. Sin embargo, muchas de las unidades (e incluso la base entera) de los Nod pueden adquirir invisibilidad, con lo que son dif¨ªciles de atacar.

La facci¨®n de Kane puede causar terror si ataca un yacimiento de tiberium o con su bomba de vapor, aunque el lanzamiento nuclear es su ulterior ataque. Todo esto se complementa con una excepcional capacidad a¨¦rea, tanto por sus bombarderos tipo Vertigo o sus cazas tipo Venom, que tienen la particularidad de que se pueden crear tantos como se quieran (no como en los GDI, por ejemplo, que se limitan a 4 por aer¨®dromo). El avatar de los Nod, adem¨¢s, puede adquirir tecnolog¨ªa de sus propias unidades sacrific¨¢ndolas, pudi¨¦ndose convertir en una super-unidad armada hasta los dientes.

Los Scrin, por ¨²ltimo, son la raza m¨¢s particular de todo el juego. Sus unidades de infanter¨ªa b¨¢sicas son r¨¢pidas (y preciosas, en nuestra opini¨®n), aunque las de mitad de juego son probablemente superiores incluso a los zone troopers GDI. Aunque los veh¨ªculos est¨¢n bastante bien, destaca el tr¨ªpode aniquilador que dispara en m¨²ltiples direcciones y adem¨¢s dispone de algunas de las animaciones m¨¢s espectaculares de todo el juego. Puede robarse con un ingeniero y desde luego vale la pena hacerlo en cuanto se tiene la oportunidad.

Pero es a nivel a¨¦reo donde la raza destaca sobre las dem¨¢s, ya que sus unidades poseen el mayor rango de ataque de todo el juego, muchas veces incluso m¨¢s all¨¢ del alcance de las estructuras defensivas. Adem¨¢s, posee una estaci¨®n de batalla volante, semejante a las que pose¨ªan los Protoss del Starcraft, que lanza naves contra los enemigos y las regenera en su interior. Sus unidades no se ven afectadas por el tiberium y siempre que acuden lo hacen en masa.

Existen un total de unas 40 misiones de las campa?as principales, y todas ellas pueden disfrutarse en 3 niveles de dificultad. Para obtener la mayor calificaci¨®n hay que completar los objetivos primarios a la vez que los secundarios, lo que no siempre es sencillo; en concreto, la ¨²ltima misi¨®n del acto tercero GDI pide que hay que eliminar un andador Nod con nuestra unidad especial, el commando. Pero solamente aparece un andador en toda la partida y se acerca generalmente solo a nuestra defensa de una docena de tanques que lo pulverizan, con lo que te obliga a pensar distintos m¨¦todos para poder completarla con ¨¦xito.

Estas misiones son adem¨¢s bastante variadas, ya que no solamente se reducen a aniquilar el enemigo sin m¨¢s; hay que realizar tareas de infiltraci¨®n, escoltar a veh¨ªculos del ataque de los GDI, recuperar plantas de producci¨®n, eliminar una estructura en concreto, etc. Adem¨¢s, la forma tan pl¨¢stica de dirigirnos de un objetivo a otro, cuidando exactamente lo que se nos dice y el por qu¨¦ se nos dice, ayuda much¨ªsimo a que r¨¢pidamente nos metamos en el papel del comandante de tropas y ejecutemos nuestros objetivos, sea desde el lado que sea.

Una vez m¨¢s, el triunfo de este juego de estrategia en tiempo real se basa en el excelente balance entre las unidades de nuestra facci¨®n y entre las de las distintas facciones entre s¨ª; jugar cada una de ellas necesita un cambio moderado de chip mental para poder sacarle todo el partido, adem¨¢s de que tendremos que saber combinar sabiamente nuestros grupos de unidades porque todas se basan en un sistema tipo piedra-papel-tijera; es decir, que mientras son fuertes en un sentido o dos, son d¨¦biles en otro.

El multiplayer es simplemente genial, con las opciones de asedio, capturar la bandera y los cl¨¢sicos skirmish de toda la vida o una carrera por mantener la posici¨®n, que obliga a los jugadores a disputarse zonas del mapa con gran ah¨ªnco. En el caso de poseer c¨¢mara conectada, podemos ver las caras de nuestros rivales (no sirve de nada, pero est¨¢ ah¨ª) y el ganador recibe sus 10 segundos de gloria al finalizar la partida en los que puede regocijarse a gusto delante de sus reci¨¦n derrotados compa?eros.

Las partidas contra la m¨¢quina pueden usarse bien para entrenar, ya que la inteligencia artificial puede configurarse para que adecue su forma de ataque a nuestra composici¨®n de unidades o bien que juegue al rush o a atortugarse en su propia base, una t¨¦cnica ya casi milenaria entre muchos jugadores. Las partidas multi hacen aumentar si cabe el frenetismo del juego y entonces es cuando llega la frustraci¨®n del pad, al no poder seleccionar particularmente una unidad caracter¨ªstica o al no poder situar esa estructura donde realmente queremos. Digamos que el sistema, por su propia concepci¨®n, no favorece el micromanejo.

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