God of War II: Divine Retribution
- PlataformaPS29
- G¨¦neroAcci¨®n
- DesarrolladorSCE Santa Monica Studio
- Lanzamiento09/05/2007
- TextoEspa?ol
- VocesEspa?ol
- EditorSony Computer Entertainment
Cruzada contra el Olimpo
Kratos, el nuevo dios de la guerra, ha perdido el favor del resto de dioses ol¨ªmpicos. V¨ªctima de sus continuas intrigas, atormentado por su pasado, sin poder divino alguno y con la ¨²nica ayuda de unos esclavizados titanes pretende plantar cara al mism¨ªsimo Zeus en esta aventura. ?Est¨¢s dispuesto a calmar su sed de venganza?
Dos a?os atr¨¢s, un herm¨¦tico y semi-desconocido estudio interno de Sony concibi¨® una obra capaz de dibujar un nuevo icono en el firmamento de los juegos de acci¨®n. Acaudillados por un irreverente David Jaffe, creador y director de m¨²ltiples entregas de la saga Twisted Metal, los desarrolladores de Santa M¨®nica nos dieron a conocer la vida de Kratos, un torturado general espartano que acab¨® por erigirse en el dios de la guerra tras derrocar a un despiadado Ares. Y con los sinsabores de este antih¨¦roe impusieron nuevos est¨¢ndares de presentaci¨®n, re-introdujeron el p¨¦plum m¨¢s pop en el mundo de las consolas y, por supuesto, recibieron el aplauso casi un¨¢nime de cr¨ªtica y p¨²blico por su esfuerzo.
God of War II: Divine Retribution (PlayStation 2) |
Dados los ¨¦xitos conseguidos, no era muy dif¨ªcil aventurar el futuro que aguardaba a esta nueva propiedad intelectual. Y henos aqu¨ª, continuaci¨®n en mano, con los nuevos pasajes de esta accidentada epopeya para nuestra infatigable Playstation 2 en tiempos donde la nueva generaci¨®n acapara la mayor parte de las miradas.
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Una continuaci¨®n de la que decidi¨® apearse el principal culpable del cap¨ªtulo anterior para ceder el testigo a Cory Barlog, director de animaci¨®n en aquel trabajo, como nuevo maestro de ceremonias. Una continuaci¨®n que hace del exceso su forma de vida y lo eleva hasta cotas inveros¨ªmiles en todas y cada una de sus facetas. Una continuaci¨®n que viene a confirmar las excelencias de un estudio de desarrollo ya consolidado. Se?ores, vuelve el dios de la guerra.
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God of War II: Divine Retribution (PlayStation 2) |
A lo largo de los cap¨ªtulos que lo componen se desarrolla un texto vehemente, poco dado a sutilezas y no demasiado respetuoso con el material original que centra su discurso en la manida batalla contra el omnipresente destino. Su inconcluso desenlace y algunos giros argumentales m¨¢s propios de seriales televisivos terminan por conformar una historia servicial en el mejor de los casos, carente de entidad y que no oculta su car¨¢cter transitorio hacia una ¨¦pica conclusi¨®n.
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Jugabilidad
Si bien el primer God of War no era un dechado de originalidad en su faceta jugable, introduc¨ªa una serie de remiendos en t¨¦rminos de presentaci¨®n que le permitieron hacerse un hueco en un g¨¦nero hasta ese momento dominado con autoridad por las obras japonesas. Sus combates eran completamente viscerales, directos y disfrutaban de una espectacularidad s¨®lo vista hasta entonces en secuencias de v¨ªdeo. Todo gracias a la inclusi¨®n de peque?os mini juegos contextuales que permit¨ªan a Kratos rematar a sus enemigos de las maneras m¨¢s brutales posibles.
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God of War II sigue muy de cerca esa estela marcada por su antecesor. Centra todos sus esfuerzos en acentuar esos matices que tan buenos resultados dieron en la ocasi¨®n anterior, trata de pulir aquellas impurezas que afeaban el conjunto y absorbe alguna que otra innovaci¨®n que se ha dejado ver en otros juegos punteros del g¨¦nero. A las nuevas magias y armas de rigor, esta obra incorpora pocas novedades importantes en su n¨²cleo jugable. Entre las m¨¢s destacables, la opci¨®n de poder intercambiar dos armas en tiempo real, la inclusi¨®n de cortos segmentos a¨¦reos a lomos de un pegaso en lucha constante contra hipogrifos o la posibilidad de emplear las Hojas de Atenea a modo de l¨¢tigo para colgarnos de salientes y alcanzar zonas en apariencia inaccesibles.
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El problema no radica tanto en la escasez como en la calidad o explotaci¨®n de estos a?adidos. Cambiar de arma en tiempo real constituir¨ªa un paso de gigante si no fuera por los desequilibrios en el sistema de combate. Las Hojas de Atenea contin¨²an acaparando toda la calidad y utilidad necesarias para atravesar la aventura. Los dise?adores han dado pocos incentivos para que el jugador requiera buscar otras necesidades dentro de su arsenal. Las alternativas son meras curiosidades que se probar¨¢n durante instantes puntuales.
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Con suerte, sus creadores comprender¨¢n para la pr¨®xima entrega que las mec¨¢nicas no pueden ser tan permisivas y evitar¨¢n el s¨ªndrome machaca-botones del que adolecen, en cierta manera, ambas entregas de la franquicia. Aumentar el da?o por golpe en niveles superiores de dificultad es un parche bastante pobre para cubrir semejante carencia. No obstante, luchar en God of War es tremendamente divertido por el sentimiento de superioridad que es capaz de inspirar en el jugador pero no se puede obviar la realidad: sus mec¨¢nicas de combate siguen estando lejos de las finezas vistas, por ejemplo, en la ¨²ltima aventura de Dante.
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Donde realmente brilla con intensidad esta obra es en el fant¨¢stico dise?o de niveles del que hace gala. God of War II es una monta?a rusa sin fin, una sucesi¨®n continua de emociones fuertes sin fisuras, sin altibajos. Abre el tel¨®n con un acto dif¨ªcil de olvidar, la batalla y posterior ca¨ªda del coloso de Rodas a manos nuestras, y desde entonces no desfallece un s¨®lo instante. Todo el nudo y desenlace de esta en¨¦rgica obra equilibra con mesura e inteligencia la resoluci¨®n de rompecabezas poco complejos con secciones de acci¨®n mucho m¨¢s movidas. En ning¨²n momento habr¨¢ espacio para la monoton¨ªa, la uniformidad. Cada esquina del escenario que crucemos nos trasladar¨¢ a un acertijo diferente, a una ¨¦pica contienda en condiciones distintas, a un nuevo reto.
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Desde escalar el cuerpo de un tit¨¢n, a escapar de los infiernos, ralentizar el tiempo para atravesar secciones pobladas de cuchillas, aprovechar corrientes de aire para alcanzar imposibles con las alas de ?caro, proteger a valiosos traductores de las garras enemigas, acabar con el temible rey b¨¢rbaro, etc. Poco m¨¢s se puede pedir excepto un mayor n¨²mero de secciones donde podamos hacer un uso extensivo de nuestras nuevas habilidades. Cruzar un enorme puente derruido mientras se destruyen sus pilares tras nuestros pasos constituye una de las mejores secuencias de toda la obra.
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Por fortuna, la c¨¢mara sigue siendo tan eficiente como siempre al retratar todas estas vivencias. A mucha distancia de sus coet¨¢neos, este tal¨®n de Aquiles del g¨¦nero se convierte en un aliado del jugador en God of War II. Sabe guiar sus pasos en la resoluci¨®n de puzzles, ofreciendo nuevos planos y movimientos que facilitan su trabajo, y evita entrometerse de sobremanera durante los momentos m¨¢s caldeados. Logro m¨¢s que destacable si tenemos en cuenta que ofrece todo este car¨¢cter servicial sin renunciar un instante a su fascinante puesta en escena.
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Magistrales panor¨¢micas capaces de realzar las mastod¨®nticas dimensiones de los decorados, contrapicados que magnifican a nuestros monumentales oponentes, planos secuencia que recogen intensas secciones de la aventura, etc. M¨¢s de un desarrollador deber¨ªa echar un ojo al buen hacer de estos dise?adores, pues descubrir¨ªan las bondades de las soluciones simples y efectivas. Obviamente, existen contadas ocasiones donde prima el estilo sobre su utilitarismo, pero suceden tan de cuando en cuando que resulta ofensivo el nombrarlo.
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Los enfrentamientos contra los monstruos finales constituyeron una de las principales virtudes y, al mismo tiempo, uno de los escasos defectos de la primera entrega. Virtud, porque redefin¨ªan las palabras intensidad y espectacularidad hasta ese momento conocidas por el g¨¦nero y desatino porque, incomprensiblemente, s¨®lo hab¨ªa tres de ellos en todo el juego. Por suerte, este ¨²ltimo infortunio ha sido erradicado por completo en esta continuaci¨®n, mientras que su calidad, variedad y ¨¦pica se ha mantenido intacta.
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La imponente figura de un amenazador coloso de Rodas formar¨¢ parte de las muchas im¨¢genes indelebles con las que nos obsequiar¨¢ la obra. El intenso y multitudinario combate contra las parcas del destino o la batalla contra la horripilante gorgona Eur¨ªale, con el vellocino de oro como ¨²nica arma para protegernos de su despiadada mirada, son s¨®lo algunas de las muestras de su extenso cat¨¢logo. Hay multitud de estampas para recordar en este divertimento.
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Las bonificaciones tambi¨¦n son cuantiosas. Atesora todos los t¨®picos que se le suelen exigir a este tipo de producciones: nuevos modos de dificultad, vestimentas que desbloquear, nuevas partidas con armas y magias evolucionadas y mini-juego adicional en forma de peque?as pruebas a superar. Aunque de escasa originalidad, se agradecen este tipo de contenidos adicionales, en especial el correoso reto de los titanes, donde los m¨¢s aguerridos tendr¨¢n que demostrar su val¨ªa en siete duras pruebas. L¨¢stima que el segundo disco de la edici¨®n normal americana terminara siendo 'exclusivo' de la versi¨®n 'coleccionista' europea. Todo un detalle de Sony Europa hacia sus fieles usuarios, dado que sus contenidos eran bastante interesantes y arrojaban un poco de luz en torno al desarrollo de grandes producciones como la obra que nos ocupa.
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Sonido
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El acompa?amiento musical magnifica los continuos excesos dibujados por las im¨¢genes. Recogiendo la batuta que ya utilizaran con gran br¨ªo y habilidad, los cuatro compositores de la entrega original recrean, una vez m¨¢s, una banda sonora brutal, primitiva y grandilocuente. M¨¢s variada, m¨¢s extensa y con un mayor ¨¦nfasis en la melod¨ªa, esta suntuosa creaci¨®n sigue derogando su efectividad en contundentes coros aderezados con imponentes incursiones de viento-metal. Auna con natural maestr¨ªa el desarrollo de los leitmotivs presentes en la partitura anterior con un rico abanico de nuevas composiciones.
A pesar de todas estas finezas, contin¨²a degenerando en la fanfarria f¨¢cil en contadas ocasiones. Sin embargo, este peque?o desliz no les impide alcanzar un acabado m¨¢s equilibrado y completo que el exhibido en su primer y sobresaliente esfuerzo. Centr¨¢ndonos brevemente en los vericuetos de la localizaci¨®n, decir que el doblaje a la lengua de Cervantes, a¨²n siendo funcional en la mayor¨ªa de sus esfuerzos, peca en un aspecto fundamental: el doblador del protagonista. La voz adolescente de Kratos resulta bastante inapropiada y nos hace a?orar la contundencia, algo exagerada, del doblador original.
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Gr¨¢ficos
El mundo mitol¨®gico recreado por los grafistas y dise?adores de Santa M¨®nica es anacr¨®nico por naturaleza. En la Grecia aqu¨ª retratada, el antropocentrismo sigue ocupando un lugar esencial en su concepci¨®n; sin embargo, su interpretaci¨®n es poco ortodoxa, con grandes influencias del peplum fant¨¢stico m¨¢s decididamente pop.
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Estas deudas creativas se evidencian con claridad en los dise?os de los distintos seres que pueblan este mundo. Corre mucho 'Dungeons & Dragons' y 'Magic the Gathering' por sus venas. Personajes de facciones agresivas, con connotaciones s¨¢dicas y armaduras de cuestionable utilidad conforman un elenco lo bastante solvente para acompa?ar al resto de apartados, pero sin la suficiente autor¨ªa para destacar de sobremanera.
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Mucho m¨¢s gratificantes resultan los majestuosos escenarios que nos acompa?ar¨¢n durante las desventuras de Kratos. Aunque parec¨ªa dif¨ªcil copar las cotas de calidad alcanzadas por la primera entrega en este apartado, God of War II pulveriza cualquier m¨¦rito conseguido en aquella. Su majestuosidad, opulencia y atenci¨®n al detallen no tienen igual en el panorama actual. Captan como pocos el sentido de la maravilla: recorrer, escalar y adentrarse en el interior del tit¨¢n Atlas; caminar sobre los Corceles del Tiempo y fustigarlos con las Hojas de Atenea; saltar, como si de lianas se tratara, a trav¨¦s de una sucesi¨®n de pilares derrumb¨¢ndose; resucitar, domar y volar a lomos del ave f¨¦nix hacia el Templo de los Destinos, etc. Simplemente arrollador.
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Tampoco podemos dejar de destacar la calidad de las animaciones porque, en God of War II, los golpes duelen, se sufren, se padecen. Pocos juegos recogen y reflejan con tal veracidad los pormenores de batallas tan cruentas y sanguinolentas. Una cualidad que se puede apreciar en todo su esplendor durante los mini-juegos en los cuales habremos de pulsar determinadas secuencias de botones o realizar determinados movimientos con el es stick anal¨®gico para asestar los golpes de gracia a nuestros maltrechos enemigos: degollamientos, mutilaciones de brazos, extracciones de ojos, etc. Kratos y su cohorte de contendientes no hacen ning¨²n tipo de concesiones a sus adversarios. Y tampoco hay que menospreciar la val¨ªa del resto de animaciones utilitarias. Elevar monumentales puertas o arrastrar grandes esculturas sigue siendo tan correoso y sufrido como siempre.
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Todas estas bondades han sido posibles gracias al encomiable trabajo de los programadores de semejante esfuerzo. Su motor y herramientas han hecho realidad contenidos impropios de la m¨¢quina de Sony: texturaci¨®n envidiable, escenas de una abrumadora carga poligonal, tasa casi constante de sesenta im¨¢genes por segundo, iluminaciones complejas, escaneo progresivo, efectos de distorsi¨®n y difuminado, modo panor¨¢mico, etc. Resulta abrumador contemplar la evoluci¨®n de un motor que parec¨ªa dif¨ªcil de superar ya en su primera iteraci¨®n. Teniendo en cuenta las posibilidades de la m¨¢quina, si no fuera por los problemas de sincronizaci¨®n vertical, podr¨ªamos hablar de un apartado t¨¦cnico perfecto sin temor a ser tachados de exagerados.
Desafortunadamente, los desfavorecidos nos tenemos que conformar con una versi¨®n aproximada de este suntuoso manjar. Lejos quedan para nosotros opciones aparentemente tan 'costosas' como los sesenta hercios o el escaneo progresivo. Tendremos que entenderlo como un merecido castigo por empe?arnos en recibir el juego un mes m¨¢s tarde. Habr¨¢ de serlo. No existe otra explicaci¨®n posible.
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Excelente
Un t¨ªtulo referente en su g¨¦nero, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutar¨¢s de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en cl¨¢sico con el paso de los a?os. C¨®mpralo sin pesta?ear.