Revoluci¨®n en las ant¨ªpodas

All¨¢ por el a?o 88, cuando todav¨ªa el Spectrum presid¨ªa el centro de ocio de nuestros hogares (si es que se le pod¨ªa llamar as¨ª), Taito lanz¨® una interesante recreativa llamada The New Zealand Story. Ambientado en Nueva Zelanda, el videojuego nos pon¨ªa en la piel de Tiki, un kiwi que viv¨ªa pl¨¢cidamente en el zool¨®gico de Auckland.

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Todo iba bien hasta que apareci¨® una malvada foca leopardo (o morsa, seg¨²n las versiones dom¨¦sticas desarrolladas por Ocean) y meti¨® en un saco a los amigos de nuestro protagonista, entre los que se encontraba su novia Phee-Phee, para venderlos de contrabando en el mercado negro. Nuestra misi¨®n, la de siempre: rescatarlos a todos para quedar como un rey.  

The New Zealand Story era un plataformas de ajustados saltos y cuidado dise?o de escenarios, pero con ciertas caracter¨ªsticas que lo hac¨ªan un tanto especial. En primer lugar, Tiki dispon¨ªa de un arco para defenderse, el cual pod¨ªa intercambiar por otras armas como bombas, bolas de fuego o pistolas laser. Por otra parte, aunque los elementos presentes en el escenario manten¨ªan una l¨ªnea bastante homog¨¦nea, pose¨ªan la suficiente variedad como para plantearnos desaf¨ªos crecientes en dificultad e inter¨¦s.

Pero lo que realmente distingu¨ªa a The New Zealand Story eran sus artilugios voladores. Tiki pod¨ªa adue?arse de los diversos tipos de globos y naves que utilizaban sus enemigos para desplazarse. El manejo de estos artefactos no se limitaba a un simple artificio interactivo, sino que constitu¨ªa un elemento clave del videojuego. Eran imprescindibles para avanzar y, puesto que variaban en dureza y manejo, montar sobre uno u otro afectaba enormemente a la forma de jugar.

Gr¨¢ficos, animaciones y sonido

El juego mantiene un aspecto gr¨¢fico basado en el original, pero con notables mejoras. Destacan sobre todo la riqueza de matices y la profundidad del color. Los fondos planos han pasado a ser luminosos y cargados de detalles, mientras que llaman la atenci¨®n los efectos de iluminaci¨®n derivados de un inteligente uso de la paleta. De todas formas, no debemos olvidar que estamos hablando de un cl¨¢sico de las dos dimensiones, con dise?o caricaturesco.

Las animaciones y el scroll de dos planos en parallax son suaves, aunque alg¨²n que otro movimiento, ya sea de Tiki o de ciertos enemigos, se lleva a cabo de una forma un tanto brusca. No obstante, en ning¨²n momento enturbian la buena sensaci¨®n visual que produce el juego y pueden ser perfectamente achacados a reminiscencias de la versi¨®n original.

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Las melod¨ªas originales se conservan, pero con una mayor riqueza instrumental y de matices. Si bien no llegan a gozar de una calidad t¨¦cnica excepcional ni de una sorprendente polifon¨ªa, poseen un correcto acabado. Son, en definitiva, agradables de escuchar y con una cuidada partitura. Los efectos ponen el contrapunto al apartado sonoro. Son breves, simples, sosos y en su mayor¨ªa pasan desapercibidos. Lamentablemente, la excesiva duraci¨®n del que se reproduce cuando saltamos, unido al gran n¨²mero de veces que tendremos que realizar dicha acci¨®n, lo hacen un tanto cansino.

Novedades

Esta nueva versi¨®n del cl¨¢sico de Taito toma la base el original y a?ade una serie de novedosas caracter¨ªsticas. Por un lado, siguen presentes fases tan originales como el cielo que nos brinda una segunda oportunidad tras ser abatidos, o las letras que componen la palabra EXTEND y nos proporcionan una vida extra. Por el otro, lo primero que apreciamos es que la famosa censura nintendera ha debido hacer de las suyas durante la introducci¨®n del juego, ya que en esta ocasi¨®n no veremos al kiwi fumador que aparec¨ªa en anteriores versiones.

Siguiendo la misma l¨ªnea de realizar un juego m¨¢s ligero, nos encontramos con una enorme reducci¨®n del nivel de dificultad. Nuestro kiwi podr¨¢ soportar hasta 3 golpes antes de irse al otro barrio, m¨¢s uno adicional por cada coraz¨®n que recoja. Adem¨¢s, las continuaciones son infinitas y se guardar¨¢n nuestros progresos aunque apaguemos la consola. El hecho de que tengamos que encontrar en cada nivel la llave que abre la jaula en la que se encuentra encerrado uno de nuestros amigos no supondr¨¢ una gran dificultad para el jugador medio. No obstante, proporciona una componente de exploraci¨®n que consigue aumentar el rendimiento de los escenarios.

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Por otro lado, disponemos de un doble salto que ser¨¢ de gran utilidad para cubrir grandes distancias. Si adem¨¢s mantenemos pulsado el bot¨®n mientras caemos desde una altura considerable, Tiki agitar¨¢ sus raqu¨ªticas alas para durante breves segundos mantenerse suspendido en el aire. El mismo bot¨®n (A) nos servir¨¢ para nadar m¨¢s deprisa y alcanzar r¨¢pidamente la superficie en la que podremos respirar. Con X picotearemos el suelo en busca de sospresas ocultas. Por su parte, el disparo (B) puede cargarse manteni¨¦ndolo pulsado. Obtendremos como resultado proyectiles de mayor potencia que acabar¨¢n con un mayor n¨²mero de enemigos.

En cuanto a la variedad de armas de las que disponemos, ha sido aumentada considerablemente. A las tradicionales flechas hay que sumarles sus variantes heladas e incendiarias. Todas ellas podr¨¢n ser orientadas utilizando R, pudiendo realizarse disparos en un ¨¢ngulo de 360?. Tambi¨¦n cabe destacar una espada que s¨®lo ser¨¢ efectiva en las cortas distancias, pero a la que se a?ade un ¨²til escudo que nos proteger¨¢ de los impactos de nuestros enemigos. Finalmente, existen otras sorpresas como patines o coches que cambiar¨¢n nuestra forma de enfrentarnos a los retos que nos plantea el escenario.

Caracter¨ªsticas de Nintendo DS

Salvo casos excepcionales como Super Mario 64 o Mario Kart, en los que su calidad lo hace innecesario, parece imprescindible aprovechar las caracter¨ªsticas especiales de NDS si se desea que videojuego sea competitivo. The New Zealand Story Revolution no iba a ser menos e incorpora una serie de elementos que utilizan la peculiar interfaz de la port¨¢til de Nintendo. Algunas zonas del escenario estar¨¢n bloqueadas por puertas que han de ser abiertas girando con el stylus una manivela situada en la pantalla inferior.

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Otras zonas, generalmente de gran extensi¨®n, ser¨¢n reproducidas mostrando la misma imagen en ambas pantallas para que busquemos las diferencias. Lo comentado no tendr¨ªa el mayor inter¨¦s si no fuese por que al mismo tiempo hay que saltar, volar, disparar y esquivar enemigos. Es todo un reto manejar con la misma mano el stylus y los controles de la parte derecha de la consola.

En ocasiones, nuestro kiwi m¨¢s bien parecer¨¢ un lemming y se precipitar¨¢ al vac¨ªo por el primer barranco que pille. Algunos deben ser salvados caminando sobre una cuerda; cuando Tiki se balancee demasiado hacia un lado, tendremos que mover la barra que sujeta con sus manos para volver a equilibrarlo. En otros tendremos que atraparlo antes de que se estrelle contra el fondo de la pantalla t¨¢ctil y lanzarlo con fuerza para que alcance alg¨²n lugar seguro en la superior. Los enemigos finales, por su parte, son de gran tama?o gracias a la doble pantalla y la estrategia para deshacernos de ellos var¨ªa con respecto a la versi¨®n original.

La conexi¨®n inal¨¢mbrica entre varias NDS tambi¨¦n es explotada por The New Zealand Story Revolution. El juego nos permitir¨¢ disputar partidas v¨ªa WiFi hasta en 4 minijuegos: Toca la diferencia, Pesca, Cuerda floja y Tiki-cesta. Podr¨¢n sumarse a ellas de 2 a 4 participantes, siempre y cuando dispongan de una copia del juego. De todas formas, si ¨²nicamente tenemos a mano un ejemplar del cartucho, nos servir¨¢ de consuelo saber que no nos estamos perdiendo nada verdaderamente interesante.

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