Mejorando al n¨²mero uno

Ya est¨¢ aqu¨ª. Hemos tenido que soportar dos a?os de interminable espera, alargada por innumerables retrasos, pero The Burning Crusade, la primera expansi¨®n de World of Warcraft, ya est¨¢ entre nosotros. ?Repetir¨¢ ¨¦xito Blizzard con el "segundo" World of Warcraft? Adentraos con nosotros a las peligrosas tierras de Illidan...

Pocos adelantos podemos anticiparos que no sep¨¢is ya: dos nuevas razas, un enorme continente para explorar, monturas voladoras, 10 niveles m¨¢s y una nueva profesi¨®n. As¨ª pues, es el momento ahora, tras haber estado probando exhaustivamente el juego desde su primera fase beta, de ver qu¨¦ tal funcionan estas novedades, y de qu¨¦ modo estos 4 CD's mejoran la experiencia del juego ya de por s¨ª excelente que llev¨® al World of Warcraft original a convertirse en el rey absoluto del g¨¦nero.

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Sin embargo, a la Alianza se le une tambi¨¦n una raza muy atractiva: los Draenei. Fuertes y robustos ellos, elegantes y delicadas ellas, los Draenei vienen a cubrir el papel de raza basta e imponente que tanto necesitaba la Alianza. Cabe destacar que, en el ¨¢mbito de las clases, ni los Draenei pueden ser p¨ªcaros (l¨®gico, dado su f¨ªsico) ni los Blood Elf pueden ser guerreros (una decisi¨®n bastante incomprensible, pese a las muchas explicaciones que han intentado dar los desarrolladores).

Adem¨¢s, y alterando as¨ª la divergencia establecida entre las dos facciones, los Draenei pueden ser chamanes, y los Blood Elf paladines, algo que facilitar¨¢ el trabajo de Blizzard al realizar jefes de mazmorras lo m¨¢s complejos posibles y sin desigualdades en t¨¦rminos de dificultad entre una facci¨®n y la otra.. La zona inicial de los Blood Elf es Silvermoon (?la capital m¨¢s bonita del juego?), que est¨¢ situada al norte de las Eastern Plaguelands, mientras que la nave de los Draenei se estrell¨® en una isla situada cerca del territorio de los Night Elf, siendo su capital Exodar.

Un mundo vivo

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No nos cansaremos de decirlo: art¨ªsticamente, a d¨ªa de hoy World of Warcraft no tiene rival. Y menos ahora, que los dise?adores de Blizzard se han superado a s¨ª mismos. Hablando en plata, los nuevos escenarios quitan el hipo. Shattrath, la nueva ciudad compartida por Horda y Alianza situada en el bosque de Terokkar, luce una estructura y un dise?o m¨¢gico: alta, y organizada en varias barriadas, cada una con su propio estilo. Nagrand, con sus fuentes y sus paisajes soleados en extensos terrenos verdes, se convierte en la nueva zona "bonita" por excelencia, un primaveral paisaje a medio camino entre Mulgore y Strangleton Vale, salpicado por la magia de las Outlands.. 

Blade Edge Mountains presenta un estilo agresivo y estridente, y Hellfire es un devastado terreno sumergido en una constante guerra de la que pasamos a formar parte: incluso estando en un refugio de nuestra facci¨®n, es habitual ver como la Burning Legion bombardea la zona con rocas ardientes, en un "evento" curioso y muy espectacular (salir de la posada tras entrar en el juego y ver una lluvia de "piedras" no es algo muy habitual que digamos).

En l¨ªneas generales, los nuevos entornos (en total 9, contando las zonas iniciales de los Draenei y los Blood Elf, y sin incluir las mazmorras) resultan menos realistas en su concepci¨®n, pero m¨¢s bellos en su ejecuci¨®n. Es decir, las Outlands son una dimensi¨®n ajena a Azeroth, un lugar donde se llegan a desafiar las leyes de la f¨ªsica, as¨ª que no esper¨¦is encontrar ni picos nevados, ni las t¨ªpicas praderas y bosques verdes repletos de conejitos y ovejas. El mundo alternativo de Illidan es raro, extra?o, peligroso, incluso hasta cierto punto il¨®gico.  Pero sobretodo m¨¢gico, muy m¨¢gico. Digamos que The Burning Crusade se desmarca de la faceta medieval de la saga Warcraft, y se decanta m¨¢s por su componente fant¨¢stico. El resultado final, como ya habr¨¦is visto en capturas y v¨ªdeos, es una pasada.

El dise?o delas nuevas mazmorras, tal y como pod¨¦is comprobar en las capturas que ilustran este an¨¢lisis, sedecanta m¨¢s ahora por los escenarios abiertos, las salas amplias y las bellas galer¨ªas, en detrimento de los pasillos y los t¨²neles que caracterizaban a las antiguas. Salvo orcos y alg¨²n que otro enemigo cl¨¢sico, el resto de 'mobs' que nos encontraremos en nuestro viaje por las Outlands presentan nuevos modelos, tambi¨¦n m¨¢s fantasiosos y menos realistas que los que hemos estado viendo durante dos a?os en Azeroth.

Menci¨®n especial a las nuevas armaduras y armas. Los Tier 4, 5 y 6 tienen un dise?o brutal, y las nuevas armas (que pod¨¦is ver en el libro de arte que incluye la edici¨®n coleccionista) son espectaculares. Los ¨ªtems que se consiguen en la larga carrera hacia el nivel 70, sin embargo aprovechan en su mayor¨ªa los modelos usados en el anterior juego. Como dec¨ªamos antes, el arte de The Burning Crusade se aleja del cl¨¢sico y realista estilo medieval, y no ser¨¢n pocas las espadas "imposibles" que veremos a lo largo de nuestra aventura. De todas formas, Warcraft nunca ha querido ser la versi¨®n virtual de El Se?or de los Anillos, as¨ª que en ning¨²n momento la direcci¨®n art¨ªstica llega a desentonar con el 'lore' de la saga.

Un acertado dise?o que se redondea con unas texturas de mayor calidad y m¨¢s suavizadas, que tal y como adelant¨¢bamos en nuestras primeras impresiones con el juego, implican un leve aumento en los requisitos m¨ªnimos de nuestros ordenadores. Mayor carga poligonal (f¨¢cilmente apreciable en los modelos de las nuevas razas, mejor animadas y m¨¢s realistas), nuevos efectos gr¨¢ficos (algunos de ellos muy chulos, como el que se ha aplicado a las alas de las varios tipos de mariposas gigantes) y m¨¢s detalle en el entorno... en definitiva, y pese a que se mantiene la l¨ªnea desenfadada caracter¨ªstica de la saga Warcraft, The Burning Crusade presenta un mejorado apartado gr¨¢fico.

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A¨²n as¨ª, creemos que no hubiera estado de m¨¢s poner al d¨ªa varios aspectos del anterior juego. En especial los modelos de las "antiguas" razas, que pese a no desentonar, quedan ahora por debajo en t¨¦rminos gr¨¢ficos al compararlas con los Blood Elf y los Draenei. Gr¨¢ficamente, The Burning Crusade ha evolucionado (y de qu¨¦ manera, repetimos), pero sigue sin aportar la revoluci¨®n que tarde o temprano deber¨¢ aplicarse a todo el juego, si es que Blizzard est¨¢ por la labor de competir gr¨¢ficamente con los pr¨®ximos MMORPG (en especial Warhammer Online, cuyas primeras capturas apuntan muy buenas maneras).

?M¨²sica maestro!

La banda sonora (incluida en formato CD tambi¨¦n en la edici¨®n coleccionista del juego), rompe hasta cierto punto con el estilo de la anterior, y redondea la magn¨ªfica ambientaci¨®n de las Outlands. Empezando por el impresionante y ¨¦pico tema que suena al iniciar al juego, remix del anterior Legends of Azeroth, la mayor¨ªa de los nuevos ?tracks' se decantan por un estilo m¨¢s pausado y tranquilo, pero con acordes y ritmos que logran transmitir en todo momento una inquietante sensaci¨®n de soledad, misterio y peligro.

Por otra parte, ya con el parche 2.0 (disponible para todos los usuarios de World of Warcraft, no s¨®lo para los compradores de la expansi¨®n) se a?adieron nuevos efectos sonoros para varias habilidades, al igual que voces para las nuevas razas, que de nuevo, llegan dobladas a un perfecto castellano.

Al grano

Resulta especialmente acertado el nuevo enfoque que han tomado las mazmorras situadas en las Outlands. Pese a lo divertidas que eran la primera vez que las recorr¨ªamos, las 'instances' del juego original pecaban de resultar pesadas al repetirlas una y otra vez, b¨¢sicamente por ser demasiado largas. Con el fin de evitar el tedio en la mayor medida de lo posible, Blizzard ha dividido las nuevas mazmorras en peque?as alas.

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As¨ª, cada zona nueva de la expansi¨®n tiene varias mazmorras, m¨¢s cortas e intensas que las que hab¨ªamos visto hasta ahora. Hellfire Ramparts puede ser completada en menos de 3/4 de hora, y las Slave Pens, situadas en Zangarmash, no duran demasiado m¨¢s. Adem¨¢s, en las mazmorras en las que nos hemos adentrado hasta ahora (ninguna raid para 25 personas a¨²n) hemos visto una mayor proximidad entre los jefes finales, factor que agiliza mucho el desarrollo de la 'instance'. A nivel 70, como ya sab¨¦is, se puede elegir la dificultad de las mazmorras, en una decisi¨®n que afecta a la calidad de los objetos que caen de los enemigos. Desde luego, el nuevo dise?o de las 'instances' es una de las mejoras que ha recibido el juego que m¨¢s nos ha gustado y convencido.

Eso s¨ª, la dificultad de las mismas se ha multiplicado de forma exponencial. Sin llegar a los l¨ªmites de lo absurdo, tras los primeros entrenamientos en Hellfire ya no todo se limitar¨¢ a colocar un guerrero delante del enemigo y esperar a que caiga a base de da?o por segundo y curas continuas a nuestros aliados. Preparando as¨ª a los jugadores para los retos a los que todos los jugadores tendr¨¢n acceso al llegar a nivel 70, los nuevos jefes luchan siguiendo una estrategia propia para cada uno de ellos que hay que analizar antes de empezar a usar la espada.

?Est¨¢ hecha para mi?

Aquellos jugadores de World of Warcraft que disfrutan del juego de forma espor¨¢dica, se estar¨¢n preguntando si The Burning Crusade les aportar¨¢ algo o no. La respuesta es un rotundo s¨ª. Poco importa el equipo que tuvi¨¦ramos antes de cruzar el Portal Oscuro: la mayor¨ªa de las quests que vamos completando durante el camino hacia el nivel 61 dan como recompensa jugosas piezas de equipo que, no s¨®lo no tienen nada que envidiarle a los mejores ¨¦picos, sino que adem¨¢s resultan ser superiores a los 'sets' de Zul'Gurub, Molten Core e incluso Blackwing Lair.

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Unas botas por aqu¨ª, una daga por all¨¢, un nuevo peto... y en pocas horas estaremos preparados para encarar los retos que nos esperan en las Outlands. A nivel 65 (la mitad del camino), mi p¨ªcara, que hab¨ªa llegado a las Outlands con equipo de Naxxramas, Ahn Qiraj y BlackWing Lair, ya hab¨ªa reemplazado 7 items.

Las nuevas quests, ?m¨¢s de lo mismo?

Uno de los problemas del primer juego era lo repetitivas que resultaban las miles de quest que hab¨ªa por el mundo. Pese a que en The Burning Crusade se vuelve a recurrir a las cl¨¢sicas quest de matar a "x" enemigos (y todas sus variantes), Blizzard se ha esforzado en a?adir nuevas y originales propuestas. A las pocas horas de juego nos tocar¨¢ participar en una divertid¨ªsima quest en la que sobrevolaremos una zona de enemigos a lomos de una montura voladora mientras lanzamos bombas en tiempo real.

En Zangarmash, nos transforman en p¨¢jaro para investigar un mal que ataca a los lagos de la zona, y nos convertimos en un 'bichejo' raro para pasar inadvertidos y colarnos en un templo de enemigos con el fin de hablar con su l¨ªder. No se ha revolucionado ni mucho menos el sistema de quest, pero desde luego ahora hay mucha m¨¢s variedad.

Un continente para perderse

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Olvidaros de lo que hab¨¦is visto hasta ahora: el tama?o de las nuevas zonas es descomunal. Tanto, que se rompe la regla de un punto de vuelo para cada zona, pues como m¨ªnimo hay dos (o m¨¢s, como en el caso de Hellfire, que es tan o m¨¢s grande que las dos Plaguelands de Azeroth juntas). Y por lo tanto, la cantidad de quests por zona tambi¨¦n se ha visto proporcionalmente incrementada. No terminamos un encargo que ya encontramos un par m¨¢s de NPC's con 4 misiones m¨¢s. De hecho, en ocasiones llega a sobresaturar la cantidad de recados que tenemos que cumplir.

Como antes, las quests nos dan como recompensa experiencia (mucha), dinero, y (muy) a menudo objetos. La cantidad de experiencia necesaria para subir un nivel se ha visto brutalmente incrementada: subir de nivel 59 a 60 requer¨ªa unos 200000 puntos de experiencia, mientras que para subir de nivel 60 a 61 son necesarios casi medio mill¨®n, vi¨¦ndose esa cifra incrementada en m¨¢s de 50000 puntos cada nivel. Es por ello que, ahora m¨¢s que nunca, la forma m¨¢s r¨¢pida y eficaz para subir de nivel a nuestros personajes es completando quest.

Mejorando el PVP

Tambi¨¦n es sorprendente la cantidad de 'stamina' (fortaleza) que a?aden los nuevos ¨ªtems, y que recibimos cada vez que subimos un nivel. Como ya reconocieron m¨¢s de una vez los propios desarrolladores del juego, el incre¨ªble da?o que hacen las nuevas habilidades no estaba totalmente equilibrado con la vida de los jugadores. El resultado, eran unos duelos entre jugadores que apenas duraban m¨¢s de 10 segundos, debido a las devastadoras armas y los temibles ataques de los jugadores mejor equipados.

Pues bien, eso parece tambi¨¦n haberse acabado en la expansi¨®n. En apenas un par de niveles, los jugadores ganar¨¢n f¨¢cilmente medio millar de puntos de vida, una cifra que l¨®gicamente se acent¨²a al llegar al m¨¢ximo nivel. Con esto, se consiguen unos combates m¨¢s largos, m¨¢s t¨¦cnicos, y menos condicionados por la suerte de los ataques cr¨ªticos.

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The Burning Crusade incorpora una nueva 'battleground' para jugadores de nivel 70: The Eye of the Storm. Los objetivos de la escaramuza vienen a ser una mezcla de Arathi Basin y Warsong Gluch, aunque hay un elemento distintivo la mar de curioso: la zona est¨¢ dividida en dos grandes terrenos independientes uno de otro, unidos por un puente. Como ya os pod¨¦is estar imaginando, las batallas que se producen en ese punto de uni¨®n son fren¨¦ticas y muy divertidas (sobretodo para clases con ataques a distancia).

?Y el 'end-game'?

Con The Burning Crusade han muerto las 'raids' para 40 jugadores. Las mazmorras de m¨¢s alto nivel no requieren m¨¢s de 25 personas, facilitando as¨ª la tarea de organizar un grupo para liquidar a los enemigos m¨¢s letales del juego. Sin embargo, nos quedan dudas de como va a afrontar Blizzard el 'end-game' del juego de cara al futuro. No nos enga?emos: matar al mismo enemigo 1 vez a la semana durante 2 a?os, acaba cansando.

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