El Motorista Fantasma (Ghost Rider)

Por supuesto, existen las excepciones. Los estadounidenses de Treyarch han demostrado que sus Spider-man son algo m¨¢s que programas circunstanciales. Pero la t¨®nica general es, casi siempre, la de poner a la venta un producto de encargo y realizado sin ganas, como bien han demostrado las versiones jugables de Los 4 Fant¨¢sticos, X-Men 3 o Catwoman. Con todo, de entre tanta morralla algo se puede salvar de la quema, teniendo que decir el que esto suscribe que el maltratad¨ªsimo Superman Returns divierte sobremanera.

Por su parte, las premisas l¨²dicas de Ghost Rider prometen alzarse por encima de la media superher¨®ica. El hecho de que sus programadores sean los ingleses Climax ya deber¨ªa decir bastante acerca de la calidad del juego, con obras en su haber como el eficaz Sudeki o los notables MotoGP programados para las consolas de Microsoft. Y damos fe, a tenor de lo que hemos podido ver, de que Ghost Rider atesora bastante m¨¢s calidad que la media t¨ªpica en este tipo de licencias.

Fuego infernal
Aparte de pensar en motos, imaginar una mec¨¢nica para el videojuego del Motorista Fantasma no deber¨ªa ser muy complicado. De hecho, por estos lares siempre pensamos que un Ghost Rider con la mec¨¢nica de los Devil May Cry hubiese sido perfecto. Dicho y hecho: los chicos de Climax, como habi¨¦ndonos le¨ªdo la mente, han implantado al juego de una metodolog¨ªa l¨²dica similar a la de las aventuras de Dante, someti¨¦ndola a una profunda revisi¨®n que recicla su herencia jugable con un sistema de combate tan profundo como intuitivo.

A diferencia de la saga de Capcom, Ghost Rider propone un curioso sistema de combos que se aleja del ya cl¨¢sico medidor de estilo de Devil May Cry. Lejos de repetir una y otra vez la misma combinaci¨®n de golpes, Climax obliga al usuario a adaptar nuestra t¨¦cnica de cara a los requerimientos de determinados enemigos, algunos solamente vulnerables a un nivel de estilo concreto.

No en vano, el hecho de que los enemigos no atosiguen al h¨¦roe hasta que ¨¦ste no se haya 'percatado' de su presencia proclama mucho acerca de las bondades de las criaturas del infierno, avisando estos de su aparici¨®n con un alarido de aviso que nos pondr¨¢ en alerta mucho antes de atacar. Pero bueno, Ghost Rider no se queda manco en longitud, y aparte de ofrecer una experiencia de juego ciertamente longeva, dispondr¨¢ de una buena baraja de extras, que van desde los t¨ªpicos artworks hasta la posibilidad de desbloquear al alter-ego humano de nuestro h¨¦roe, el atormentado Johnny Blaze.

Quemando gomas
Ghost Rider tambi¨¦n cuenta con ciertas misiones en las que iremos a los lomos de la espectacular moto del motorista. Lejos de imprimir a estas fases algo de lo aprendido por Climax con sus MotoGP, conduciremos bajo una esencia cien por cien arcade, donde esquivaremos y atizaremos rivales como si de un sat¨¢nico Road Rash se tratase. M¨¢s que otra cosa, ser¨¢n niveles de transici¨®n, pero de lucida apariencia y aparentemente divertidos.

En lo que respecta al argumento, s¨®lo podemos decir que participaremos en lo que acaecer¨¢ inmediatamente despu¨¦s del film protagonizado por Nicholas Cage. Recorreremos algunos de los escenarios de la pel¨ªcula, pero la mayor¨ªa de las situaciones ser¨¢n cien por cien originales, teni¨¦ndonos que ver las caras incluso con los m¨¢s peligrosos adversarios del personaje en el c¨®mic.

Poco m¨¢s podemos decir de lo que 2K Games pondr¨¢ a la venta en febrero. Ghost Rider no supondr¨¢ una revoluci¨®n ni siquiera dentro de su g¨¦nero, pero ser¨¢ capaz de ponerse al nivel de otros grandes pero incomprendidos t¨ªtulos, como el m¨¢s que correcto Van Helsing o el llamativo Bujingai. Eso s¨ª, el carisma macarra? del esp¨ªritu de la venganza es dif¨ªcil de igualar, y Climax lo est¨¢ consiguiendo a base de programar un juego tan espectacular como divertido. Y sin casco, oiga?