Hasta siempre, GameCube

Est¨¢ demostrado que la mejor baza para que una saga de videojuegos perdure a lo largo del tiempo es que sus entrega se espacien a lo largo del tiempo. Resulta fundamental que cada nuevo cap¨ªtulo venga precedido de toda la expectaci¨®n posible, que permite una evidente mejora gr¨¢fica, alguna novedad a nivel jugable y sobre todo, que sufra retrasos en sus fechas iniciales para que los foros de medio mundo se revolucionen.

La gran cantidad de licencias que posee Nintendo le permite incluso dejar de lado a algunas durante generaciones enteras para devolverlas a la luz en la mejor de las condiciones -l¨¦ase Metroid Prime-. Otras, siguen dos l¨ªneas de lanzamiento, como Mario. En los diez a?os que separar¨¢n el lanzamiento de Super Mario 64 y el futuro Super Mario Galaxy, s¨®lo aparece entre medias Super Mario Sunshine. Eso s¨ª, se han cebado en sus apariciones lejos de su g¨¦nero de plataformas natal: tenis, golf, kart, peleas? hasta un Mario de papel.

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The Legend of Zelda parece haberse acomodado en sus dos entregas por plataforma. Ocarina of Time y Majora's Mask para Nintendo 64 y en GameCube, a Wind Waker le sucede estos d¨ªas Twilight Princess -nos tomaremos la licencia de dejar de lado Four Sword-. Pero en esta ocasi¨®n se ha dado un caso muy particular. Un ¨²nico Zelda sale a la venta en cuesti¨®n de una semana para dos generaciones distintas de consolas.

En los foros ya empiezan a aparecer post que piden decantarse por el de GameCube o por el de Wii. Sencillamente, nada. Por supuesto, somos fieles a su consola original, y siempre trataremos a Twilight Princess como un juego de una generaci¨®n que termina adaptado a una que empieza.

Nintendo ha sido inteligente. No s¨®lo ha retrasado varias veces el lanzamiento del juego hasta su fecha oficial, 15 de Diciembre de 2006, sino que, a sabiendas de ser el juego de lanzamiento m¨¢s fuerte de Wii, han querido lanzar esta versi¨®n primero y distribuir un n¨²mero limitado del de GameCube para que todos lo asociemos a la nueva plataforma y no a la que se va.

Hablamos de un Zelda, con un n¨²mero de compradores potenciales alt¨ªsimo, al alcance de muy pocos t¨ªtulos. Esta demanda s¨ª se ha abastecido en Wii, con un 74% de compradores europeos que se han llevado un Twilight Princess junto con su nueva consola a casa. Nintendo no ha visto a bien saciar de igual manera la demanda de compradores del juego en su versi¨®n GameCube. Son muchos los poseedores de GameCube que han comprado la nueva m¨¢quina, por lo que no iba a hacerse con esa versi¨®n y s¨ª con la de Wii. Sin embargo, un n¨²mero importante de usuarios de GameCube sin intenci¨®n de hacerse con Wii o que por razones econ¨®micas o de abastecimiento no han podido comprarla, les va a resultar muy dif¨ªcil hacerse con una copia del juego. Nada l¨®gico para el que ha sido probablemente el juego m¨¢s esperado de todo su cat¨¢logo.

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La l¨ªnea que se ha seguido para la caracterizaci¨®n de cada una de las razas es soberbia. Los humanos tienen un dise?o variado, algunos muy equilibrados en sus formas o otros con alg¨²n rasgo del cuerpo exagerado, ya sea para enfatizar una inspiraci¨®n m¨¢s desenfadada, como el vendedor de bombas o el lanzador del ca?¨®n, o para reforzar su halo de importancia, como el sanador de Kakariko o el propio Zant.

El resto de personajes no-humanos son igualmente buenos. Midna despierta desconcierto con su apariencia, sus poderos, su ojo tapado y su corona de piedra. Los goron quiz¨¢ son los que permanecen m¨¢s fieles a Ocarina of Time, rudos y vastos, pero los grandes sabios Goron tambi¨¦n rezuman un estilo personal. Son los Zora los que ganan en todos los aspectos, siendo particularmente bellos.

Las localizaciones impactan por su magnitud y su peculiaridad. El pueblo natal de Link realmente transmite la sensaci¨®n de ser una aldea viva, activa, al igual que el Castillo de Hyrule, situado en pleno de forma similar a 'A link to the past'. La ciudadela est¨¢ repleta de habitantes, tabernas, tiendas, soldados y animales. Curiosamente, conocemos los entresijos del castillo antes incluso de saber d¨®nde estamos, desde su alcantarillado.

En cuanto a jugabilidad, respira los elementos b¨¢sicos de la saga. Escudos y espadas que van cambiando, artefactos para larga distancia, bombas, botas pesadas? Se le ha dado una important¨ªsima vuelta de tuerca adicional. Por ejemplo, las botas ya no son exclusivas para andar por el fondo del mar, sino que su composici¨®n f¨¦rrea la hace ¨²til para andar sobre superficies imantadas, ya sea techos, paredes o plataformas m¨®viles.

Este caso en concreto consigue redefinir mazmorras como la de los Goron. Incluso va m¨¢s all¨¢. Aqu¨ª no tenemos que buscar una llave y enfrentarnos al jefe final, sino que son tres los Goron a los que debemos localizar para configurar la llave y vencer al guardi¨¢n para devolver a su forma natural al enemigo final que resulta ser un sabio Goron.

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Dichas mazmorras se alejan de las formas m¨¢s cuadriculadas de las de Ocarina of Time y las distintas salas ganan en tama?o y detalles. Muchos puzzles in¨¦ditos, como el de los monos o el sumo, que aportan frescura para aquellos que encuentren demasiado parecidos entre ambos juegos.

Es en esta forma en la que conocemos a Zelda y como si hubiera sido algo nimio, no volvemos a dar con ella hasta bien entrados en el juego. Su figura casi desaparece por completo durante muchas horas, no en vano se oculta al verdadero regente de Hyrule en el momento que nosotros somos part¨ªcipes de la historia y nos enfundamos las ropas del h¨¦roe de la leyenda.

Aparece otro elemento nuevo: la recolecci¨®n del llamado roc¨ªo de luz, un a?adido m¨¢s a una jugabilidad que a cada hora se aleja de las comparaciones con otras entregas de la serie. En cada zona que permanece en la oscuridad, estas peque?as l¨¢grimas a¨²n mantienen un peque?o brote de luz, y reuni¨¦ndolas todas nos permiten devolver a la vida a cada uno de los esp¨ªritus que gobiernan. Incluso la recolecci¨®n de estas gotas de roc¨ªo se hace de forma muy original, apoy¨¢ndonos en monos o p¨¢jaros, por ejemplo.

Incluso se atreve a simular f¨ªsicas y luces m¨¢s propias de las generaciones actuales. Eso s¨ª, abusa de tonos anaranjados durante la puesta de sol y la calidad de las texturas es muy dispar. Las cinem¨¢ticas generadas con el motor del juego se muestran muy elaboradas, con clara inspiraci¨®n cinematogr¨¢fica. Y hablando de c¨¢maras, el segundo stick anal¨®gico del mando de GameCube permite el control a nuestro antojo de la c¨¢mara, no disponible en Wii. Sin embargo, no se torna en un elemento fundamental, y la gran mayor¨ªa de las veces recurrimos a una peque?a pulsaci¨®n al L para centrar la c¨¢mara tras nuestra espalda.

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Dediquemos un p¨¢rrafo aparte para el tratamiento del agua. Majestuoso. Cuando Miyamoto concibi¨® Wind Waker y su aspecto cell-shaded, lo ¨²nico que no le gust¨® de todo el juego fue las limitaciones de no pode usar un agua transparente. Pues con Twilight Princess se habr¨¢ quedado a gusto, porque estamos hablando de la mejor recreaci¨®n del agua de la generaci¨®n de consola a la que pertenece GameCube. Nada m¨¢s que a?adir.

Puesto que en Wii movemos la mano como si fuera la espada, y el porcentaje de diestros es mayor que el de zurdos, Link se vio obligado a blandir la espada con la mano derecha. Miyamoto, no contento con verse obligado a tomar esta decisi¨®n, ha querido mantenerse fiel a la historia. 'Si Link se cambia de lado la espada, cambiemos todo Hyrule'. Y as¨ª es. Twilight Princess para Wii es el modo espejo del original para GameCube.

Todo lo que antes quedaba a la izquierda, ahora queda a la derecha y viceversa, como si lo vi¨¦ramos a trav¨¦s de un espejo. Un detalle sin mayor trascendencia pero que para aquellos que ya hayan jugado en Wii y vuelvan a hacerlo en GameCube, tardar¨¢n un buen rato en salir del desconcierto inicial y andar localizando todos los objetos en el lado opuesto.

Otra gran incorporaci¨®n: las batallas a caballo, en dos versiones. Duelos cual caballeros medievales, enfrentando equino contra equino a ver qui¨¦n derriba al oponente, o en campo abierto, con el acoso de enemigos con espadas, arcos o incluso p¨¢jaros. Memorable esa escolta desde el Castillo de Hyrule hasta Kakariko. Tambi¨¦n podemos atacar y andar a la vez, algo in¨¦dito hasta la fecha. Link puede ir corriendo y asestando espadazos sin detenerse. Parece algo tan sencillo y que encaja con tal naturalidad que no apreciamos cu¨¢nto mejora en la fluidez del juego hasta que volvemos a jugar a otros The Legend of Zelda donde no se puede hacer.

De nuevo Twilight Princess repite la f¨®rmula de una doble b¨²squeda. Una misi¨®n inicial, en este caso reunir las piezas de la sombra fundida, dan paso al verdadero objetivo final del juego. Y es que hablamos de un juego que f¨¢cilmente puede superar las 50 horas sin mostrar en ning¨²n momento muestras de debilidad o abusar de repetir las mismas f¨®rmulas.

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Y debemos afirmar con rotundidad que The Legend of Zelda: Ocarina of Time sigue y seguir¨¢ siendo -de momento- la mejor entrega de toda la saga. Insistimos en que es el mejor juego de GameCube, m¨¢s amplio, m¨¢s largo, pero no es capaz de igualar lo que supuso en su momento el t¨ªtulo de Nintendo 64. Hoy por hoy, afirmamos que Twilight Princess mejora en l¨ªneas generales al juego del que bebe directamente, pero no aporta lo que en su d¨ªa s¨ª supuso el lanzamiento de Ocarina of Time.

No vamos a entrar en cuestiones referentes al control con el mando de Wii o el de GameCube. Sencillamente, son consolas distintas. Si GameCube no ofrece dar espadazos moviendo la mano o apuntar directamente a pantalla, ?por qu¨¦ vamos a tenerlo en consideraci¨®n? Pero s¨ª debemos tener en cuenta cuestiones respecto a la imagen.

Zelda vuelve a ser sin¨®nimo de la mejor de las aventuras, de exploraci¨®n, de combates, de b¨²squedas incesantes, de sensaciones, de sentimientos. De emociones. Nadie se pod¨ªa figurar hace veinte a?os que aquellos sprites que dibujaban en NES un peque?o guerrero dar¨ªan sus frutos hoy, en una aventura que cualquiera que presuma de ser aficionado a los videojuegos debe completar de principio a fin.

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