?Monos en pelotas!

Hace ya casi una generaci¨®n de consolas que Sega dej¨® de hacer las suyas para dedicarse en exclusiva al desarrollo de videojuegos. Poco tiempo antes de ver a Sonic corriendo en una m¨¢quina de Nintendo -algo que fue verdaderamente un hito-, el desembarco en GameCube lo hicieron con un t¨ªtulo de lo m¨¢s peculiar.

Super Monkey Ball result¨® ser un juego de concepci¨®n sencilla, que apenas requer¨ªa aprendizaje, y consist¨ªa en algo tan directo como llevar a un mono metido en una bola por un camino hasta la meta. El punto donde verdaderamente reca¨ªa el ¨¦xito del producto era que no control¨¢bamos al personaje sino directamente a la plataforma suspendida en el aire por la que se mov¨ªa. As¨ª, haci¨¦ndolo rodar con tacto y mucho pulso, el intrincado dise?o de cada una de las fases nos retaba una y otra vez, por mucho que no lo consigui¨¦ramos, a superar nivel tras nivel.

Monkey Ball Banana Blitz (Wii)

Curiosamente, esta situaci¨®n se repite. Antes de volver a ver a Sonic a toda velocidad en Wii, Super Monkey Ball vuelve a ser el elegido para dar el primer paso muy poco antes de que lo haga el erizo azul. El mando de la nueva consola de Nintendo y el hecho de poder jugar con tan s¨®lo inclinarlo con la mano aporta un poco de aire fresco a una idea igualmente buena con el paso de los a?os.

Ampliar

Hasta ahora, hab¨ªa que precisar los movimientos con el pad anal¨®gico, pero eso ya suena 'old-gen'. Hacerlo con el mando de Wii es una extensi¨®n natural de una jugabilidad tan apurada que es capaz de hacernos olvidar lo b¨¢sico del dise?o y el apartado gr¨¢fico. La mec¨¢nica es id¨¦ntica a la de anta?o trasladada al control de posici¨®n del mando de Wii. La curva de dificultad del juego es adecuada, pero parece no tener l¨ªmites. Quiz¨¢ los primeros niveles muestren una dificultad algo inferior a los anteriores Monkey Ball con la excusa de adaptarnos a su nuevo control de forma natural y progresiva.

Las cien fases totales comienzan muy discretamente, tanto que algunos no tardar¨¢n en apoyarse en su aspecto visual para tacharlo r¨¢pidamente como 'un juego de crios'. Pero no mucho despu¨¦s en complicarse la cosa. De repente, debemos prestar toda nuestra atenci¨®n para no caernos por tercera -cuarta o quinta- vez por el mismo sitio, cruzar por un paso concienzudamente estrecho y conseguir por el camino el mayor n¨²mero de pl¨¢tanos posibles.

Esta tensi¨®n de quedarnos a escasos cent¨ªmetros del abismo es a la postre el gran aliciente del juego para ir progresando poco a poco. La concepci¨®n hasta la fecha de los mandos regulares dejaban el control principal del personaje a una cruceta o stick situado a la izquierda, manej¨¢ndolo con el pulgar de esa mano. Cambiar este h¨¢bito y ser la mano derecha por s¨ª sola la que debe hacer lo que hacia anta?o la izquierda llevar¨¢ unos primeros minutos de adaptaci¨®n, y de forma casi inconsciente tenderemos a buscar con la zurda algo que evite que el mono se caiga a toda costa.

Monkey Ball Banana Blitz (Wii)

Ampliar

El tiempo es casi el ¨²nico gran enemigo que encontramos en cada fase pues todo consiste en hacer el recorrido en el menor tiempo posible o antes de que este se agote. Los niveles ofrecen rampas, puentes, peraltes o pasarelas que propician recorridos laber¨ªnticos en busca del mayor n¨²mero de situaciones por fase en la que podamos errar al m¨ªnimo despiste. Pero por primera vez podemos hacer que el primate salte dentro de la bola. No se ejecuta de ninguna forma particular, basta con pulsar A, pero algo tan sencillo permite que los niveles crezcan en dise?o y ofrezcan mayor verticalidad.

La incursi¨®n del salto aumenta la rejugabilidad una vez hemos terminado cada uno de los niveles -que, todo sea dicho, no nos llevar¨¢ demasiado tiempo-. Siendo un poco pillos y estudiando m¨ªnimamente el recorrido, podemos encontrar muchos atajos o saltos desproporcionados y acabar en cinco segundos fases que nos llevaban cincuenta.

El ¨²nico inconveniente importante del juego o mejor dicho, la gran ausencia es la imposibilidad de controlar la c¨¢mara. Siempre situada tras la cabeza del mono, no permite girarla libremente o controlar su ¨¢ngulo para intentar estudiar un poco el terreno. Quiz¨¢ esta incorporaci¨®n acabar¨ªa con el factor sorpresa de los niveles, pero permitir¨ªa que el ritmo se pausara en momentos clave y no tirarnos de cabeza hacia lo desconocido.

Tambi¨¦n entran en escena los jefes finales, de tama?o desproporcionado y con un punto d¨¦bil que encontrar. De nuevo la c¨¢mara fija su posici¨®n de la forma m¨¢s oportuna posible y comienza la acci¨®n. Algunos requieren movimientos fren¨¦ticos en el momento oportuno y otros esperar a una pauta determinada del enemigo para atacar nosotros. Incluso podemos, como en el caso de un dinosaurio mec¨¢nico, rodar por su lomo para acabar con ¨¦l.

Monkey Ball Banana Blitz (Wii)

Estos enemigos finales aparecen al terminar cada uno de los diez mundos distintos -ocho iniciales m¨¢s dos secretos- en los que se ambienta Banana Blitz . La jungla, el desierto, un barco pirata, cavernas, volcanes e incluso fases espaciales. No atienen a un patr¨®n de dise?o sino a una inspiraci¨®n en com¨²n que aporta cierta frescura y evita que cada nueva fase sea parecida a la anterior.

Gr¨¢ficamente el juego sufre un lavado de cara, pero sin meterse en camisas de once varas. Los fondos aparecen mejor aderezados, no tan vac¨ªos como anta?o. Mejoran las texturas y los detalles adicionales seg¨²n cada mundo, ya sean palmeras o pir¨¢mides. El juego corre a 60fps y permite formato panor¨¢mico 16:9 y escaneado progresivo siempre que usemos el cable por componentes para verlo todo a 480p.

La variedad es realmente extensa. Encontramos un simulador de bolos o boxeo claramente inspirado en Wii Sports, un excesivamente b¨¢sico juego de disparos a lo Galaga, una diana, un minijuego submarino en busca del tesoro y hasta el cl¨¢sico 'un, dos, tres, pollito ingl¨¦s' de patio del colegio, moviendo el mando hacia delante y atr¨¢s simulando el gateo de los monos por el escenario. Vuelo, FPS, snowboard, pelea entre monos, levantar la bandera correcta?

Ampliar

Pr¨¢cticamente la mitad resultan divertidos, algunos usan el mando muy inteligentemente y por lo general permiten pasar un buen rato solos o en compa?¨ªa. Pero casi podemos imaginar a los chicos de Sega autoimponi¨¦ndose la cifra de cincuenta y complet¨¢ndola por fuerza con calzador. Casi hubi¨¦ramos preferido que la cifra no fuera tan espectacular y quedarnos con los realmente buenos.

Ampliar

Ampliar