Una faena a medias

En El Matador encarnamos a Victor Corbet, l¨ªder de la DEA -Brigada contra el Narcotr¨¢fico-  en su confrontaci¨®n con la Valedora, todo un c¨¢rtel de droga donde se aglutinan los jefes m¨¢s poderosos de la narcomafia colombiana. El t¨ªtulo nos promete acci¨®n sin descanso desde tercera persona, donde nuestra punter¨ªa con la pistola ser¨¢ tan importante como el uso inteligente del consabido tiempo bala.

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La primera impresi¨®n que transmite el t¨ªtulo que hoy nos ocupa es bastante clara: yo he visto esto antes, en alg¨²n otro sitio. ?Estamos ante una nueva entrega de cierta saga? ?Me he perdido algo? Bien, todas estas preguntas se responden del siguiente modo: El Matador se inspira, por decirlo sutilmente, en un aut¨¦ntico juegazo: Max Payne. Ser¨¢ o no un t¨®pico, pero es la pura realidad: el concepto de juego es id¨¦ntico al que nos obsequi¨® Remedy con la saga de Max, tipo duro.

No ser¨¢ ni la primera vez ni la ¨²ltima que un t¨ªtulo de ¨¦xito sirva de ?copia maestra' para un videojuego; de hecho, todo depende de lo estrictos que queramos ser. ?No podr¨ªamos considerar a todos los First Person Shooters como copias de Wolfenstein 3d o Doom? Tal vez s¨ª y tal vez no; lo realmente importante de esta duda filos¨®fica es dejar claro que se pueden hacer aut¨¦nticas obras maestras a pesar de que el juego en cuesti¨®n posea un componente de originalidad igual a cero.

Por desgracia, esta regla no se cumple en El Matador, quedando muy por debajo de Max Payne en todos sus aspectos, excepto en el visual. El engine gr¨¢fico desarrollado por Plastic Reality se porta bien en l¨ªneas generales, con modelos y animaciones bastante conseguidos y exteriores que exhiben una amplia distancia de visi¨®n y efectos de HDR, aunque flojea mucho en los escenarios interiores.

El Matador basa su poder de convicci¨®n en su modo historia, ya que carece de multijugador. Max Payne apostaba al mismo n¨²mero, aunque ¨¦ste hizo saltar la banca, mientras que El Matador alterna misiones interesantes con otras repetitivas y aburridas.

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Por encima de todo, flota en el ambiente la sensaci¨®n de que los desarrolladores intentan paliar la ausencia de inteligencia ofensiva por parte de los enemigos con una punter¨ªa extrasensorial que hace que impacten en nosotros una y otra vez, oblig¨¢ndonos a rebajar el nivel de dificultad para que Victor Corbet pueda aguantar el chaparr¨®n de balas y s¨®lo as¨ª pasemos de fase.

Por otro lado, la variante jugable de tener un equipo de apoyo acompa?¨¢ndonos a?ade dinamismo pero se desperdicia en parte, ya que no podemos dirigirlos ni darles ¨®rdenes. Lo peor es que no poseen ni la d¨¦cima parte de la punter¨ªa que exhiben los enemigos y adem¨¢s son capaces de bloquearnos el paso sin posibilidad de que podamos apartarlos. Eso s¨ª, hacen el movimiento de cubrirse y disparar, habilidad que inexplicablemente no posee nuestro h¨¦roe Corbet. Cosas que tiene el haber estudiado en institutos diferentes.

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Como dijimos anteriormente, El Matador utiliza un motor gr¨¢fico desarrollado por Plastic Reality que aporta bastante potencia a la acci¨®n, d¨¢ndole un matiz bastante realista a la impresi¨®n visual de los parajes sudamericanos por los que transitaremos con Victor Corbet.

La notable impresi¨®n que nos causan los escenarios exteriores, sobresaliendo el buen gusto en la iluminaci¨®n -me recuerda, salvando las distancias, a la de Half-Life 2- y en el dise?o de estructuras. Apuesta por el realismo y esquiva las t¨ªpicas exageraciones ergo 'brilli brillo' que utilizan otros juegos con HDR. Sin embargo, los gr¨¢ficos decaen demasiado en los interiores, donde se nota la baja calidad general de las texturas y el efecto conseguido es el de un juego ya desfasado.

En lo que respecta al apartado sonoro, luces y sombras. Por un lado, hay que reconocerle a los desarrolladores que han logrado contundencia y claridad en la amplia gama de efectos de sonido que impregnan cada partida de El Matador. Cada tipo de arma tiene su propio ruido, y todos los disparos, explosiones e impactos suenan de manera muy real.

Adem¨¢s, el doblaje que escucharemos posee una entonaci¨®n muy profesional, tanto por parte de los protas buenos, como de los enemigos mafiosos, que har¨¢n gala de un acento muy caracter¨ªstico de la regi¨®n donde se desarrolla la acci¨®n.

En el otro lado de la balanza, la banda sonora. En algunas escenas, digamos en las de 'infiltraci¨®n' suena bien, pero cuando hay acci¨®n -el 85 por ciento del juego- cambian las tornas. Digamos que se ha intentado realizar partituras al m¨¢s puro estilo 'escena de la autopista en Matrix Reloaded', pero finalmente han creado m¨²sicas repetitivas y machaconas a m¨¢s no poder, que s¨®lo transmiten una sensaci¨®n: la de bajar el volumen del altavoz.

g u i ¨® n

En El Matador, el jugador adoptar¨¢ el papel de un agente especial de la DEA, Brigada de Antinarc¨®ticos, en una historia donde hay cabida para afrontar un ataque al coraz¨®n de la Narcomafia latina, todo un sindicato del crimen organizado, y tambi¨¦n para una inesperada traici¨®n dentro del cuerpo de polic¨ªa. El gui¨®n incluye corrupci¨®n, venganza, ambig¨¹edad moral y justicia. Cinematogr¨¢fico al cien por cien.

j u g a b i l i d a d

Jugar a El Matador proporciona la sensaci¨®n de estar ante un mod de Max Payne 2, o incluso de Enter The Matrix. La base jugable es bastante similar a la de estos dos t¨ªtulos, pero est¨¢ mucho menos calibrada, lo cual deriva en un amasijo de situaciones repetidas donde el patr¨®n es 'muchos enemigos con excelente punter¨ªa nos acribillan sin darnos tiempo a cargarnoslos a todos'.

Como ya os he comentado antes, este patr¨®n tan negativo para la diversi¨®n que debe proporcionar este tipo de t¨ªtulos es consecuencia de una dificultad regularmente medida; y eso que a veces, los enemigos nos sorprenden con maniobras de evasi¨®n u ocultaci¨®n que, con un mayor refinamiento, har¨ªan perfectamente evitable su punter¨ªa autom¨¢tica.

Por otro lado, los scripts cantan mucho m¨¢s que cualquier "triunfito" de la presente generaci¨®n de OT. Cierto es que cualquier juego de este calibre funciona por scripts, pero lo que no se puede aceptar es que vayamos caminando por un garaje y veamos un par de coches y nada m¨¢s, y de repente salga de detr¨¢s del coche, por arte de magia, un sicario dispuesto a acribillarnos.

La suma de los fallos comentados con otros como el de los scripts que s¨®lo se activan si caminamos a un cierto punto en concreto, a veces muy poco definido, empa?an la acci¨®n pura y dura que puede llegar a proporcionar El Matador, si somos capaces de esquivar tales obst¨¢culos.

Y es que, a fin de cuentas, la jugabilidad de la f¨®rmula Max Payne siempre engancha, ayudando a ello la acertada decisi¨®n de incluir jefes finales, los cuales completan todo un reto indicado s¨®lo para jugadores curtidos, de la vieja escuela, que busquen un reto de reflejos y paciencia, mucha paciencia. Total, que volvemos a estar de acuerdo en que, con un gran maestro, es dif¨ªcil ser de los ¨²ltimos de la clase... aunque esta vez el alumno quede a mucha distancia de los grandes.

e n l a c e s

m a n u a l

Correcto, cumple bastante bien en su cometido de informar. 30 p¨¢ginas bien ilustradas y explicadas sobre la historia de El Matador y c¨®mo configurar correctamente el juego en nuestros equipos.

c o n c l u s i ¨® n

No quiero considerar a El Matador como un mal juego, porque no lo es, pero s¨ª debo ser exigente y realmente da un poco de l¨¢stima ver los fallos que se han producido tanto en tiempo de dise?o -dificultad mal calibrada- como en tiempo de programaci¨®n -scripts a destiempo, respawns poco disimulados-.

Salvando estos errores y obviando que no hay parte multijugador que alargue el juego, los amantes de la acci¨®n tipo Max Payne o Enter the Matrix pueden sacarle jugo a El Matador y disfrutar de una buena presentaci¨®n, un gui¨®n trabajado y unos exteriores que esperemos aprovechen los desarrolladores con su pr¨®xima creaci¨®n.