Un mundo feliz

Nota: La decisi¨®n de MeriStation?de realizar un an¨¢lisis tres a?os despu¨¦s del lanzamiento del juego se debe a diversas razones,?en primer lugar se crey¨® conveniente esperar el?periodo necesario para que el juego fuera?adoptando la relevancia que le otorga el paso del tiempo y que en este tipo de juegos es imprescindible. Relevancia que se afirma con el hecho que el propio Jeff Bezos, presidente de Amazon.com,?haya querido invertir en el juego.?Por otro lado al ser un juego de descarga online y adem¨¢s no comercializarse y tener una distribuidora en Espa?a tambi¨¦n dificult¨® el acceso a sus contenidos.

Encontrar un jugador de Second Life con el suficiente bagaje como para valorarlo como se merec¨ªa sin limitaciones de tiempo y sin problemas cremat¨ªsticos, ambos aspectos indispensables para poder avanzar en el juego, fue otro de los motivos del retraso. Como todos los an¨¢lisis de MeriStation el objetivo es ayudaros a decidir si merece la pena invertir el tiempo y el dinero en ¨¦l. Despu¨¦s de esta nota introductoria os dejamos con el an¨¢lisis propiamente dicho:

Hablando en t¨¦rminos estrictos, casi la totalidad de los videojuegos que existen hoy en d¨ªa, seg¨²n mi punto de vista, son simuladores. La divisi¨®n en g¨¦neros es necesaria dada la abrumadora oferta que existe y tambi¨¦n es l¨®gica, ya que por naturaleza tendemos hacia la clasificaci¨®n. Pero lo cierto es que una amplia oferta de productos (exceptuando los juegos conceptuales, raza semi-extinta cuyo paradigma fue el Tetris) nos ofrecen el poder de la proyecci¨®n: ponernos en la piel de alguien que hace algo que, en nuestra vida ordinaria, no podemos hacer.

Hay dos rasgos importantes que sobresalen, entre otros, e incluyen a todo ese abanico en un solo grupo. En primer lugar, el riesgo (o posibilidad de perder) y en segundo lugar, la habilidad, imprescindible para el ¨¦xito. Sin embargo, la aparici¨®n hace tres a?os de Second Life propuso un cambio: el usuario tendr¨¢ todas las herramientas necesarias para ser lo que siempre quiso ser y hacer lo que nunca pudo hacer, sin riesgos y sin obst¨¢culos. ?El objetivo? La felicidad.

El otro yo

El planteamiento general es simple: crear un personaje, depositarlo en un mundo virtual exclusivamente online y conducirlo por ¨¦l. Sin embargo, la compa?¨ªa desarrolladora del juego, Linden Lab, se niega a encasillar su obra magna -y ¨²nica- en el g¨¦nero de los MMORPG (juegos de rol masivos multijugador) argumentando que ning¨²n otro t¨ªtulo brinda tanta libertad de acci¨®n creativa como el suyo, dej¨¢ndolo claro en el slogan oficial: Tu mundo, tu imaginaci¨®n.

Y es cierto, puesto que 'acci¨®n creativa' no s¨®lo incluye la posibilidad de inventar f¨¢cilmente desde un reloj de pulsera hasta un rascacielos o un avi¨®n, sino tambi¨¦n la capacidad que tiene el usuario de poder 'crearse' a s¨ª mismo sin ning¨²n tipo de limitaci¨®n o par¨¢metro predefinido.

As¨ª, el dise?o del personaje (avatar, en el universo SL) es m¨¢s una herramienta de autorrealizaci¨®n personal que una caracterizaci¨®n tradicional como el los juegos de rol, ya que el usuario cumple su sue?o postergado atribuy¨¦ndose un estilo y una identidad que en su vida real siempre quiso alcanzar y no pudo: dirigir un casino, ser actor de cine porno, exponer cuadros en una muestra exclusiva, pertenecer a una conjura vamp¨ªrica? las opciones son, en potencia, infinitas.

Utop¨ªa

El mundo de Second Life parece haber sido ideado a partir del reflejo que un espejo inteligente har¨ªa de nuestro propio mundo, filtrando los elementos beneficiosos e invirtiendo nuestras propias limitaciones. Que el usuario tenga la capacidad de volar, que no envejezca, que su aspecto sea el canon ideal de belleza, parecen las propiedades de la piedra filosofal y el compendio perfecto de los sue?os hist¨®ricos del ser humano.

Al contrario que en Los Sims, el simulacro fisiol¨®gico (a excepci¨®n del sexo) no se ha incluido, al menos de manera funcional, por lo que si un avatar bebe vino, come un pedazo de pastel o duerme al costado de un r¨ªo lo hace por recreaci¨®n y no por necesidad. No existe el robo ni el da?o f¨ªsico aunque s¨ª existan las armas, todas inocuas en la mayor parte del escenario y eficaces s¨®lo en unos pocos desiertos donde se practica el tiro (los denominados 'sandbox').

La presentaci¨®n geogr¨¢fica, por su parte, se corresponde con el de una civilizaci¨®n paradis¨ªaca: no se trata de una suerte de continente sino de un monstruoso archipi¨¦lago compuesto por miles de islas que, en suma, cubren 82 millones de metros cuadrados o, lo que es lo mismo, casi toda Andaluc¨ªa. Y si bien hay veh¨ªculos de todo tipo, su utilidad no es el transporte ya que los habitantes pueden viajar de una isla a otra mediante una inmediata teleportaci¨®n.?

Orden y progreso

Una poblaci¨®n que ya casi alcanza los 600 mil habitantes y cuyo '¨ªndice de natalidad' crece a ritmo enloquecido, no puede ser otra cosa que una sociedad establecida y pr¨®spera. Y como en toda sociedad, existe una organizaci¨®n. Es obvio que no se enmarca en un sistema pol¨ªtico definido, pero s¨ª m¨¢s o menos definible.

La primera caracter¨ªstica es la presencia de una econom¨ªa propia cuya moneda es el Linden dollar (L$), de lo que se desprende que si se puede comprar y vender, existe la propiedad privada y el lucro. La iniciativa individual abarca desde tiendas de ropa hasta la especulaci¨®n inmobiliaria, pasando por discotecas de moda y el mercado automotor.

El empleo por cuenta ajena tambi¨¦n est¨¢ contemplado (y publicado en unos curiosos 'clasificados'), existiendo vacantes para trabajar, por ejemplo, de guardia de seguridad en un casino o de bailarina stripper en los m¨¢s que numerosos cabarets. Sin embargo, y como segundo rasgo, el dinero no es esencial para poder disfrutar de este mundo. La capacidad 'fabricante' del usuario da lugar a la posesi¨®n y al trueque, aparte de que una gran cantidad de bienes (m¨¢s que objetos) puedan adquirirse gratuitamente en verdaderos mercadillos orientados, sobre todo, a los que reci¨¦n se inician en el juego.

No hay gobierno ni l¨ªderes globales, aunque, como veremos m¨¢s adelante, podr¨ªamos identificar a Linden Lab como al verdadero Estado, inmerso parad¨®jicamente en una prolija y obediente anarqu¨ªa.

La liberaci¨®n sexual

Ni el sistema europeo PEGI ni el propio ESRB de los Estados Unidos lo han clasificado, siendo la propia web del juego la que ha determinado el umbral a los dieciocho a?os. Es l¨®gico: estamos ante un simulador online que, ante todo, lo que ofrece es una socializaci¨®n que ha perdido la inocencia. La gran densidad de poblaci¨®n (casi toda se concentra en los mismos lugares) y el continuo flujo de usuarios provoca interacciones de todo tipo, que abarcan desde la asociaci¨®n hasta el matrimonio, siendo el sexo, naturalmente, el v¨ªnculo m¨¢s buscado.

Aprovechando esta demanda, Second Life despliega, con mesura, variedad de contenidos para satisfacerla: nuestro avatar puede concurrir a cines pornogr¨¢ficos donde se proyectan pel¨ªculas completas en calidad DVD, solicitar los servicios de una prostituta de lujo (quien no es m¨¢s que otra usuaria, dedicada a esa labor) o sencillamente intimar con otros avatares.

La pluralidad es norma: hay cabida para todos los gustos y todas las variantes, existiendo salones tem¨¢ticos y espacio de sobra para la actividad grupal. Con todo, es sorprendente que a¨²n se mantenga esa distancia protocolar antes de cualquier acercamiento. El usuario llega a cuidar la integridad de su alter ego como si fuera ¨¦l mismo, sobre todo las usuarias, y si bien la promiscuidad es normal y f¨¢cil dentro de este sistema solapado, se antepone muchas veces el flirteo recreando la vida real.

La confusi¨®n de mundos

Comenz¨¢bamos este an¨¢lisis haciendo una generalizaci¨®n sobre los videojuegos. Todos ellos, remiti¨¦ndonos a su esencia, son productos destinados a la diversi¨®n y todos interponen pruebas de alg¨²n tipo (existiendo un riesgo, sorteado por la habilidad). Ahora bien: teniendo en cuenta las caracter¨ªsticas de Second Life estamos ante el dilema, no poco relevante, de entenderlo como lo que parece ser, un videojuego, o bien saberlo como un servicio, para lo cual no faltan argumentos.

Aparte de ser un motor para la vinculaci¨®n social, la empresa desarrolladora lo ofrece ?con curioso ¨¦nfasis? como una nueva herramienta con la cual hacer negocios virtuales que nos den r¨¦ditos en nuestra econom¨ªa real. El LindenX, su particular mercado cambiario en el cual los Linden dollars pueden convertirse en d¨®lares estadounidenses o en cualquier otra moneda, funciona con la misma din¨¢mica que Wall Street, acelerada por los brokers y por el natural mecanismo de la oferta y la demanda.

Adquirir una simple camiseta para nuestro avatar puede costarnos unos simp¨¢ticos veinte Lindens, pero la operaci¨®n de comprarle una isla entera a Linden Lab (al 'Estado') puede ascender hasta los cinco mil d¨®lares estadounidenses sin contar los casi 800 mensuales de mantenimiento. Seg¨²n algunos, resulta dif¨ªcil y hasta descabellado entender este desembolso como una inversi¨®n, sobre todo, porque en una isla virtual no puede haber sino ganancias virtuales y nadie disfruta in situ de nada.

Seg¨²n otros, se enmarca en la l¨®gica evoluci¨®n del chat, de la socializaci¨®n simulada, que gana m¨¢s adeptos cuanto m¨¢s avanza la soledad t¨ªpica del mundo posmoderno. De cualquier manera, es innegable que esta dimensi¨®n es poco paralela. La intenci¨®n de superponer a nuestro mundo otro con mejor dise?o cuenta con ribetes que rozan la genialidad.

Por primera vez en la historia de los videojuegos se hace uso del metalenguaje: el avatar, estando dentro de un videojuego, puede jugar al ajedrez o incluso a otro videojuego (de forma real y no simb¨®lica, como en Los Sims), efecto que dota al personaje de un realismo como nunca antes tuvo y que ayuda a conseguir la m¨¢gica identificaci¨®n del usuario. Y, tambi¨¦n por primera vez, una banda de rock ?Duran Duran? accede a realizar una gira virtual para el deleite de miles de espectros electr¨®nicos congregados. Por supuesto, en los escenarios poligonales de Second Life.

Aspecto funcional

Los responsables de Linden Lab, han trabajado mucho en el trasfondo del juego; sin embargo, han olvidado que para que el usuario se sienta c¨®modo es necesario que encuentre c¨®modos los controles, y no es el caso. La fluidez al volar se ve afectada por una aceleraci¨®n irregular y no es raro ver gente cayendo desde los cielos o estrell¨¢ndose contra los ¨¢rboles, sobre todo los reci¨¦n llegados.

El movimiento al caminar o al correr es un tanto torpe y a veces se hace dif¨ªcil sortear el mobiliario, incluso en espacios minimalistas. Menci¨®n especial para el inventario, el cual se desglosa en numerosos y confusos apartados medio revueltos y en donde encontrar algo es m¨¢s bien top¨¢rselo. El t¨¦rmino 'intuitivo' no existe para Second Life, por lo que nos vendr¨ªa bien repasar un poco los libros de ingl¨¦s (m¨¢s que nada, para comunicarnos lo mejor posible) o esperar a que la repercusi¨®n del juego nos traiga una traducci¨®n al espa?ol.

El principal reconocimiento, en cambio, es para las herramientas de edici¨®n de objetos, d¨®ciles y sencillas, que hacen de un proceso complejo una tarea divertida. Tambi¨¦n destacar el buscador, omnipotente, que ofrece un manejo claro, f¨¢cil y que brinda resultados ¨²tiles.

Aspecto visual y sonoro

Se trata de un mundo hecho con pol¨ªgonos de pocos lados. Este exceso de cuadraturas se ameniza con la presencia de texturas, efectos fotogr¨¢ficos y muestras de video. Y es l¨®gico, ya que un detallismo mayor requerir¨ªa tiempos de carga mayores, haciendo m¨¢s lenta una espera que ya de por s¨ª a veces se hace eterna.

Muchos objetos y en especial los avatares (los habitantes) est¨¢n muy bien logrados, sobre todo en la gesticulaci¨®n. No as¨ª en los movimientos corporales, que son muy artificiales y algo histri¨®nicos. Todo hay que decirlo: no nos encontraremos con un mundo realista en el aspecto gr¨¢fico. Lo realista est¨¢ en su esencia, de manera que visualmente hablando es correcto y tampoco necesita mucho m¨¢s.

El aspecto sonoro, por su parte, es bastante precario. Son pocos los efectos de sonido y los que hay, no se sincronizan muy bien con lo que quieren hacer audible. La falta de efectos ambientales se equilibra con la m¨²sica, presente y personalizada para cada lugar en el que estemos. La atm¨®sfera de las discotecas, sobre todo, consigue un realismo destacable.

Qu¨¦ hace falta

Lo esencial en este caso es la velocidad de conexi¨®n a Internet. Puesto que ingresaremos en un universo con miles de kil¨®metros a renderizar por nuestra tarjeta gr¨¢fica, debemos contar con una buena fluidez en la recepci¨®n de datos: el ADSL funciona correcto y si es un sistema de cable, mejor.

De todas maneras, es preciso brindarle la mayor porci¨®n de ancho de banda posible, por lo que debemos finalizar la mayor cantidad de procesos online que tengamos en simult¨¢neo a excepci¨®n, claro est¨¢, de aquellas herramientas de seguridad vitales para el sistema, como antivirus, anti-spywares, etc.

El rendimiento fue positivo probado en un Athlon 64 a 1,8 MHz, disponiendo de 1 GB de RAM, de una ATI Radeon X1300 a 512 MB y teniendo 4 MB de conexi¨®n a la web. Sin embargo, los requerimientos m¨ªnimos para ejecutar Second Life son: 800 MHz (Pentium III o Athlon), 256 MB de memoria RAM y las placas gr¨¢ficas nVidia GeForce 2 ¨® GeForce 4mx, o ATI Radeon 8500 ¨® 9250.

Para conocer qu¨¦ tarjetas gr¨¢ficas no son compatibles con Second Life o profundizar informaci¨®n sobre el hardware necesario, visita la p¨¢gina de los requisitos del sistema.