Square Enix, a ra¨ªz de su acuerdo con Nintendo para devolver a la vida a los cl¨¢sicos de su saga m¨¢s emblem¨¢tica, ha publicado la entrega in¨¦dita en occidente, el enigm¨¢tico tercer cap¨ªtulo del que vamos a disfrutar la pr¨®xima primavera. ?Qu¨¦ nos deparar¨¢ el cartucho m¨¢s codiciado por los amantes del RPG nip¨®n?
Normalmente se dice que cuando se destapa el tarro de las esencias, a la larga acaba perdiendo el perfume. A estas alturas, el tarro de los Final Fantasy, siguiendo las tir¨¢nicas leyes de la naturaleza, deber¨ªa de estar cuanto menos reseco. Pero la fragancia de esta saga es tan penetrante que los que ya estamos marcados por ella simplemente queremos renovarnos con el inconfundible olor a cl¨¢sico que despide su '¨²ltima' entrega,? Final Fantasy III. Resulta sorprendente que tan poca innovaci¨®n siga atrayendo tanto, pero es que cuando una f¨®rmula est¨¢ bien pensada?.
Dawn of Souls, Final Fantasy 4 Advance? Resucitar a grandes mitos siempre ha sido una estrategia poco arriesgada, garante de buenos resultados y que a su vez permite satisfacer a los aficionados que demandaban las versiones traducidas, quienes a su vez se vieron recompensados con nuevos objetos y alguna que otra mazmorra adicional. Pero ninguna de las conversiones de 8 y 16 bits para Game Boy han dejado satisfechos a los incondicionales que ped¨ªan a gritos unas conversiones m¨¢s acordes con los tiempos que corren.?
La ausencia por estos lares de la ¨²nica entrega numerada de una de las colecciones de videojuegos m¨¢s ensalzadas de la historia ha servido de excusa perfecta para que se redise?e su contenido y funcionalidad, adapt¨¢ndolo a la Dual Screen de Nintendo. Y por qu¨¦ no, de paso ha servido para pegar la gran campanada, porque pocos ¨¦ramos los que esper¨¢bamos ver el cap¨ªtulo perdido una vez m¨¢s en la palestra? y al alcance de nuestras manos.
Evocador
Vayamos directos al grano. La FMV con la que se nos obsequia al principio del juego es tan impactante que te deja salivando aunque te acabes de pegar un atrac¨®n. Literalmente, la conjunci¨®n de la melod¨ªa con el despliegue visual en la doble pantalla es tan sobrecogedora que cualquiera con un m¨ªnimo de sensibilidad sentir¨¢ algo estremeci¨¦ndose en su interior. Tras semejante descarga de sensaciones, nada mejor que iniciar a toda prisa una partida que nos sumerja en un mundo bastante familiar? pero del que igualmente nos ser¨¢ muy dif¨ªcil salir.
Y es que el argumento del juego remezcla b¨¢sicamente el popurr¨ª de temas a los que todos estamos acostumbrados, m¨¢s los propios de la saga: la lucha de la luz contra la oscuridad, con el papel predominante de los cristales en la restauraci¨®n del equilibrio.
S¨ª se?or, los omnipresentes cristales de la saga (recuperados con posterioridad en la novena entrega) vuelven a aparecer aqu¨ª, y ellos son los encargados de elegir a los cuatro guerreros de la luz que velar¨¢n por el destino del mundo. Topicazos aparte, los hu¨¦rfanos que compondr¨¢n nuestro grupo son todos adorables y de una personalidad envidiable, y la relaci¨®n de empat¨ªa con ellos se acrecentar¨¢ cada vez m¨¢s conforme el argumento vaya present¨¢ndonos sus giros, otro rasgo inconfundible de todas las aventuras apadrinadas por Sakaguchi-sama.
Lavado y peinado
Como hab¨¦is podido comprobar los que hab¨¦is seguido el desarrollo del t¨ªtulo, los programadores han respetado cada rinc¨®n del juego original para ofrecernos una conversi¨®n fidedigna del cl¨¢sico, remozado para que luzca de la mejor manera posible sobre el hardware de DS. A d¨ªa de hoy es de lo mejor que hemos visto en la port¨¢til, colocando el apartado visual en cotas que costar¨¢ superar. El apartado gr¨¢fico del juego sigue el canon que impuso en la saga las 3 entregas de PlayStation, es decir, de modelados 3D que se mueven sobre fondos a caballo entre las dos y las tres dimensiones. Un paso m¨¢s al prerenderizado, pero con una falsa sensaci¨®n 3D que se acent¨²a todav¨ªa m¨¢s en las batallas y cada vez que alejamos y acercamos la c¨¢mara. Hablaremos de sus funciones m¨¢s adelante?y de sus disfunciones.
El modelado de personajes es muy parecido al del siempre recordado FFVII, aunque con algo m¨¢s de definici¨®n en este caso y sin los bruscos cambios estilizados entre batallas y escenarios. Las aldeas, santuarios, castillos, mazmorras y dem¨¢s son de nuevo marca de la casa, pero gozan de tal mimo y cuidado que, sin alejarnos del clich¨¦, son una delicia visual. Salpicado todo de personajes resultones de marcada est¨¦tica chibi (cabezona o superdeformed le llaman algunos), pasear por el mundo de FFIII puede ser una experiencia la mar de agradable para algunos o una vuelta a lo de siempre para otros. Sin ir m¨¢s lejos, m¨¢s de la mitad de escenarios recuerdan sospechosamente a los que vimos en el FFIV, pero claro, ahora parece que est¨¦n m¨¢s disimulados con el lavado de cara?
La m¨²sica ha sido otro de los elementos que se ha puesto al d¨ªa. Una de las mejores bandas sonoras de la saga ha recibido una mayor instrumentalizaci¨®n, pero se sigue echando en falta un mayor empuje en el los temas de batalla. A partir de las 12 horas de juego empezamos a escuchar melod¨ªas memorables, acordes con el sino de la aventura, que como no pod¨ªa ser de otra manera contiene momentos de lo m¨¢s? emocionantes.
?Un FF t¨¢ctil?
S¨ª y no. La funci¨®n t¨¢ctil est¨¢ ah¨ª, es innegable: puedes trazar el recorrido con el puntero sobre el mapa del mundo, que el personaje lo seguir¨¢. En batalla, si te cansas de aporrear botones siempre puedes repiquetear con el stylus sobre los men¨²s. Es decir, el juego es sensible a casi cualquier acci¨®n con el puntero, pero jugar con ¨¦l se hace pesado por una sencilla raz¨®n: parece que la compatibilidad t¨¢ctil se implement¨® a medio camino de desarrollo. Todo est¨¢ pensado para ser jugado como un FF tradicional, lo que implica que el dise?o de los men¨²s es a la antigua y no se ajusta al control del stylus, por lo que si te tiembla un poco el pulso entrar¨¢s en donde no quieres dado el limitado espacio de navegaci¨®n. Resumiendo: jugar con el stylus es posible, pero inc¨®modo.
Una l¨¢stima, porque el juego s¨ª que se hab¨ªa adaptado bien al uso de la doble pantalla. Por una parte, en la pantalla superior se nos muestra el mapa en todo momento (lo que hace rid¨ªculo e inconsistente el uso de la magia 'Vista') y cuando accedemos a los men¨²s la pantalla principal se desplaza de abajo a arriba, a la altura de nuestros ojos, permiti¨¦ndonos ver en todo momento la ubicaci¨®n de nuestro personaje mientras trasteamos por los men¨²s. Esto, que puede parecer una tonter¨ªa, acaba agradeci¨¦ndose por la de tiempo que tendremos que pasar en el men¨² principal cambiando de profesi¨®n, como se explica en el pr¨®ximo apartado.
Sistemas (de control, de trabajos, de batalla?) El FFIII es un juego sistem¨¢tico, porque como hemos visto permite alternar dos tipos de control diferentes (cruceta y stylus) y adem¨¢s presenta de manera escalonada, como cab¨ªa de esperar, el sistema de evoluci¨®n de los personajes, gestionado por medio de los trabajos. Cada personaje tiene la posibilidad de ir alternando la profesi¨®n principal que desempe?a durante el juego con otras, ir ganado niveles en diferentes oficios y aprender t¨¦cnicas especiales en relaci¨®n a su trabajo. Parece sencillo, pero acostumbrarse a la gesti¨®n de habilidades es bastante complicado, ya que cada profesi¨®n cuenta con m¨¢s pegas que ventajas, as¨ª que nunca llegas a estar convencido del todo sobre si vale la pena migrar de oficio.
Ah, bueno, puedes pensar que no hace falta cambiar de profesi¨®n, que se puede avanzar f¨¢cilmente siendo freelancer? pero el juego te obliga a pasar por el aro; en ciertas fases, si no ejerces una determinada profesi¨®n, no puedes avanzar? y claro, si te conviertes por primera vez al oficio en cuesti¨®n con un nivel rid¨ªculo? Veis por donde van los tiros, ?verdad? El tan odioso sistema de 'tengo que subir de nivel porque si no me atasco' cobra aqu¨ª una envergadura m¨¢s irritante si cabe.?
De todos modos, un punto a favor de este sistema es que se pueden intercambiar magias entre personajes como si de materia (FFVII) se tratase. Un peque?o homenaje a uno de los sistemas m¨¢s celebrados de la saga, cuya desaparici¨®n en posteriores entregas no se acaba de entender.
Si el sistema de oficios cuesta de dominar, lo que acaba de rematar nuestra agon¨ªa al intentar fallidamente que un personaje sea competente en determinada profesi¨®n es la ausencia total de un tutorial. S¨ª, para una vez en nuestras vidas que queremos un tutorial? no lo tenemos. Todo lo que aparece en pantalla es un moguri diciendo algo as¨ª como 'en este juego se utiliza el sistema de trabajos. Prueba diferentes opciones que te den la victoria'. Ah, vale, muchas gracias.?
Por si fuera poco, cuando alternas de profesi¨®n hay un lapso de X batallas en la que el personaje tiene que 'adaptarse' al cambio. Visto lo visto, cualquier jugador medio podr¨ªa desanimarse, pero nada m¨¢s lejos de la realidad: la curva de dificultad est¨¢ muy bien lograda y los resultados tras el cambio entre profesiones, una vez que consigues coger el truco al proceso, son muy gratificantes.
Por si a¨²n quedaban dudas al respecto: s¨ª, los combates vuelven a ser aleatorios y por turnos. La buena noticia es que el porcentaje de encuentros no es tan alto en comparaci¨®n con el Dawn of Souls. Al dar comienzo el combate, la c¨¢mara pasa de un plano cenital a otro diagonal al estilo de lo que vimos, una vez m¨¢s, en FFIX. La respuesta de los personajes a los comandos introducidos es bastante r¨¢pida y en s¨ª estos enfrentamientos no suponen un reto hasta bien avanzado el juego. Los enemigos que saldr¨¢n a nuestro paso son, de nuevo, carne de RPG japon¨¦s. Nada por lo que merezca la pena tirar cohetes, aunque sus animaciones, como la de los personajes, son m¨¢s que correctas.Mec¨¢nica y estructura
Un FF que se precie ha de ser lineal, y FFIII, al ser de los primeros, alardea (como es obvio) de serlo. Siempre sabr¨¢s cual es el siguiente paso a dar porque estar¨¢ condicionado desde el momento en que resuelves situaciones de lo m¨¢s innovadoras: rescatar a la chica, buscar el objeto, buscar en otro sitio porque el objeto no est¨¢ donde ten¨ªa que estar, derrotar a tal monstruo que aterroriza a la regi¨®n?
Un punto muy a tener en cuenta antes de encaminarse hacia el peligro es que no hay puntos para guardar en el interior de las mazmorras; te las tienes que pasar del tir¨®n. Y muchas de ellas no son precisamente cortas? ?Alguien dijo que los FF no supon¨ªan reto alguno? Pues parece ser que le han escuchado.
En nuestro vagar por rutas y poblados podemos hacer uso de la c¨¢mara, que sirve principalmente para dos cosas: buscarle p¨ªxeles al juego o encontrar objetos o palancas de acceso a nuevas salas que podr¨¢s reconocer f¨¢cilmente por un brillo que despiden. Para descubrir este rielar has de enfocar muy de cerca a los elementos de los escenarios, lo cual, como es evidente, dificulta la visi¨®n general y hace inc¨®modo avanzar. Sin embargo, si no quieres dejarte nada por el camino, tendr¨¢s que investigar bien a fondo con este sistema.
El modo de acercar o alejar la c¨¢mara es parecido al que utiliza el zoom de cualquier c¨¢mara digital: cuanto m¨¢s presiones los botones L o R, m¨¢s podr¨¢s alternar el grado de distanciamiento. Es todo un detalle que se haya incluido la opci¨®n de zoom, pero claro, acostumbrados al control de c¨¢mara libre de los ¨²ltimos t¨ªtulos de Square Enix?
En pocas palabras
Si la desidia pudo contigo o simplemente eres de ese grupo que s¨®lo se lee la coletilla final de los avances, en MeriStation pensamos en ti y te masticamos todo lo que ha dado de s¨ª las impresiones jugables de este FFIII para que en 1 minuto te enteres de todo lo que necesitas saber.
B¨¢sicamente, Final Fantasy III es un RPG de la vieja escuela, con todo el sabor a?ejo y el inconfundible sello de la saga (encuentros, desencuentros, naves a¨¦reas?), pero presentado con un estilo gr¨¢fico y una jugabilidad que recuerda al inmortal Final Fantasy VII. Las posibilidades t¨¢ctiles de la DS est¨¢n muy poco explotadas, pero no as¨ª el juego que se le da en ocasiones a la doble pantalla.
El sistema de trabajos requiere tiempo y paciencia para dominarlo, pero cuando te acostumbras a ¨¦l la sensaci¨®n de paz interior que alcanzas es indescriptible. Los pros y contras de la c¨¢mara hacen discutible su uso. En general, FFIII es un juegazo, pero como todo RPG poco innovador, adolece de ciertas asperezas. Aun as¨ª sus virtudes consiguen ensombrecer las pocas imperfecciones que de vez en cuando asoman.?
El juego, por otra parte, hace uso de las funciones wi-fi de la DS por medio de un servicio de mensajer¨ªa coordinado por moguris, como en FFIX (Definitivamente, ¨¦ste es el cap¨ªtulo al que m¨¢s le debe este remake). Puedes enviar mensajes a amigos que est¨¦n tanto a tiro de piedra como en la otra punta del planeta, o si no tienes amigos o simplemente no dispones del modo wi- fi siempre puedes cartearte con los PNJs del juego. Surrealista pero divertido.
En resumen, Final Fantasy III no es uno de aquellos t¨ªtulos que a la larga vaya a conservar su propia nube en el olimpo de los videojuegos, pero puede hacerte feliz durante muchas horas, y a la postre? eso es lo que cuenta para un videojuego.?
El regreso del universo Final Fantasy en su vertiente cl¨¢sica se producir¨¢ casi con total seguridad durante el segundo trimestre de 2007, alg¨²n mes despu¨¦s del lanzamiento de su ¨²ltima y rompedora entrega en PS2. Sin embargo, su inmediata aparici¨®n en Norteam¨¦rica (a estas alturas, el juego se halla traducido al ingl¨¦s) hace presagiar incluso un adelanto para el lanzamiento europeo? No perdamos la esperanza de verlo antes de la cuenta. Y si no tienes una DS Lite, ve ahorrando porque este juego es de los que justifican su compra.