A pesar de que el controlar tanques en esto de los videojuegos va arraigado desde los mism¨ªsimos comienzos de este nuestro mundillo (con Lazer Command o Tank 8 a mediados de los a?os setenta), casi se pueden contar con los dedos de la mano los escasos t¨ªtulos lanzados con esta b¨¦lica y motorizada tem¨¢tica. De hecho, menos a¨²n ser¨¢n los usuarios que recuerden especialmente alguna rese?a de este sub-g¨¦nero de la simulaci¨®n. Si acaso la notable serie Super Battletank, que la casa Absolute lanz¨® para Super Nintendo.
A d¨ªa de hoy, Iron Warriors se presta a ser uno de los pocos representantes actuales del arte de simular el manejo de un tanque en pleno conflicto armament¨ªstico, tem¨¢tica que en estos ¨²ltimos meses ha recibido m¨¢s de un interesante ejemplar. Con el t¨ªtulo que hoy nos ocupa, los productores italianos de Blackbean Software llevan al pc una situaci¨®n de guerra situando la acci¨®n en la Yugoslavia de principios de los noventa, en plena guerra civil de los Balcanes.
Hay que hacer constar que Iron Warriors T-72 Tank Command es un simulador puro y duro. Su naturaleza compleja puede hacer que, ya directamente, pierda posibles adeptos a su contenido, pero hacerle ascos a su dura y rocosa propuesta puede ser balad¨ª. Y es que Iron Warriors recrea la guerra casi tan bien como lo hiciera en su d¨ªa el espl¨¦ndido Operation Flashpoint de Bohemia Interactive, solo que bajo el ¨²nico punto de vista de un tanque.
Desde sus comienzos, el juego de Blackbean se muestra provocador al sugerirnos el leer un grueso pero bien implementado manual de instrucciones. Si bien el tutorial que nos va explicando los controles al comienzo del juego es tan ¨²til como esencial, siempre es recomendable echarle un ojo de forma concienzuda al elegante libreto incluido en el estuche del programa. Aprenderemos que, por ejemplo, para hacer mover nuestro pesado trasto hay que... ?arrancarlo!
Audio y gr¨¢ficos Iron Warriors es parco en detalles, no se puede negar, pero su austera sobriedad conjuga en cierto modo con la ambientaci¨®n en general. Es algo as¨ª como lo que fue en su d¨ªa Operation Flashpoint, que en apariencia era un tanto pobre a nivel visual pero que, en profundidad, dejaba entrever mucho m¨¢s de lo que mostraba en pantalla. As¨ª, traslada al usuario todo el ambiente que se le puede pedir a una simulaci¨®n como el t¨ªtulo que nos ocupa.
De todos modos, el conglomerado visual da la impresi¨®n de haberse quedado anclado en un t¨¦rmino que no convencer¨¢ a los sibaritas de las ¨²ltimas modas gr¨¢ficas. Tiene sus puntos buenos, plasmados en algunos elegantes efectos, o el convincente bump-mapping de algunos elementos... Pero por otro lado, el conjunto languidece de mala manera con las tristes texturas del terreno, el popping desmesurado y un siempre inc¨®modo baile de texturas.
Junto a los defectos gr¨¢ficos anteriormente mencionados, se une el poco lustre de muchos de los matices que componen la pantalla. Si bien los pueblos y algunos detalles de los bosques (en los que podremos incluso tirar ¨¢rboles a nuestro paso) dan la talla con holgura, languidecen ante la alarmante falta de detalles algunos veh¨ªculos (que llegan a lucir de espanto), las personas de a pie (que parecen haber sido sacadas de un videojuego de hace bastantes a?itos) y, como dijimos, las texturas de algunos terrenos, indignas de los tiempos que corren.
Por el contrario, los tanques, aut¨¦nticos protagonistas del programa, se muestran con esplendor y elevan la calidad t¨¦cnica de Iron Warriors bastantes enteros. Transmiten correctamente la sensaci¨®n de grandeza y peso, poseen texturas de gran detalle y, por qu¨¦ no decirlo, son ciertamente hermosos. Si bien la carga poligonal de estos no es para tirar cohetes, s¨ª es cierto que lucen a la altura de las circunstancias gracias a un poderoso bump-mapping.
Aparte, los efectos especiales se dejan notar sin caer en artificios exagerados. Explosiones y efectos de humo hacen acto de aparici¨®n con eficaces formas y denotado realismo. El fuego o las part¨ªculas resultantes de los impactos tambi¨¦n dan la talla, con lo que se a?ade algo de espect¨¢culo al m¨¢s que serio aspecto visual. Y tambi¨¦n los bellos atardeceres, con fabulosas puestas de sol que ponen de manifiesto el buen hacer de los programadores en materia de efectos de luz.
En cuanto al sonido, los fx son realistas? pero tremendamente minimalistas. No hay nada que no hayamos escuchado anta?o, y encima se nos antojan poco contundentes para la situaci¨®n que trata de representar el juego. Igualmente, la banda sonora pasa totalmente desapercibida, acompa?ando ligeramente los men¨²s y alguna que otra situaci¨®n de juego. Tratar de recordar alguna melod¨ªa por su calidad es pura utop¨ªa?
Finalmente, cabe decir que la optimizaci¨®n de Iron Warriors deja un poco que desear. Por defecto, el juego puede darnos alg¨²n susto tremebundo al mostrarse en su faceta visual m¨¢s reducida, y a¨²n as¨ª obtendremos un rendimiento que en absoluto se acerca al id¨®neo. Por suerte, el juego de Blackbean no es un producto que requiera agilidad en sus animaciones, aunque lo cort¨¦s no quita lo valiente. Iron Warriors se muestra con un aprobado raspado y se mueve peor? Y con algunos bugs en su materializaci¨®n gr¨¢fica que molestan sobremanera.
Jugabilidad
Iron Warriors se acerca m¨¢s al campo de la simulaci¨®n que a otra cosa, puesto que propone un sistema de juego tan completo como complicado. A los mandos de uno de los tres tipos de tanques disponibles, tendremos que recorrer la guerra de los Balcanes a lo largo de treinta misiones, aparte de un interesante modo LAN con muchas posibilidades aunque todav¨ªa poco pobladas.
Durante la acci¨®n, el programa nos posibilita el cambiar nuestra posici¨®n dentro del veh¨ªculo, d¨¢ndonos a elegir el ser comandante del carro de combate, artillero o conductor, con misiones del tipo protecci¨®n, eliminar a un personaje rival o simplemente llegar desde un punto a otro. Hay variedad, no cabe duda, y el ambientillo b¨¦lico del juego da pie a cierta credibilidad en su desarrollo.
Con todo, el juego en s¨ª es bastante complicado de dominar. Aunque la curva de aprendizaje est¨¢ bastante bien trazada y en la primera misi¨®n existe un tutorial sobresaliente, Iron Warriors se torna bastante tortuoso en muchas de sus facetas l¨²dicas. Por poner un ejemplo, el hecho de que cada funci¨®n que elijamos dentro de nuestro tanque tenga una interfaz y forma de uso totalmente diferentes entre s¨ª ya es todo un ¨®bice para aquellos que tengamos la memoria floja.
Conducir el tanque es tal vez el apartado jugable que acarrea m¨¢s problemas, donde la faceta de simulador da su cara m¨¢s rocosa. Hay que arrancarlor, cambiar las marchas, tener cuidado de que el carro no se cale, controlar la temperatura del motor, vigilar el consumo de combustible... ?por no decir de los da?os que el enemigo nos inflija! Hay que decir que Iron Warriors es complejo en este sentido, y su firme pero abrupta apuesta puede echar a m¨¢s de uno para atr¨¢s.
En este sentido es donde Iron Warriors se aleja m¨¢s de un posible simil con Operation Flashpoint. A¨²n as¨ª, desde el puesto de comandante del tanque podremos dar ¨®rdenes a los hombres y veh¨ªculos que tengamos a nuestro cargo (tanques, helic¨®pteros, camiones varios), haciendo importante el valor estrat¨¦gico del juego. Por su parte, el puesto de artillero tambi¨¦n se muestra m¨¢s simplificado en su control que el de conductor, pero tambi¨¦n materializa no pocos conflictos con su manejo, que se plasma demasiado lento y tedioso.
En general, se puede entender que llevar un T72 de estos es algo muy rocoso, y se traduce estupendamente en el juego. Tambi¨¦n podemos llegar a la conclusi¨®n de que el propio Iron Warriors es as¨ª de rocoso y abrupto, lo cual ya no es tan bueno. Las tres facetas jugables que propone no terminan de equilibrar la balanza, dando lugar a un conglomerado l¨²dico sumamente ca¨®tico y poco apropiado.
Lo cierto es que ofrece muchas horas de juego en base a sus largas treinta misiones (y a las horas que hay que echarle para controlar m¨ªnimamente el juego), pero en general nos damos cuenta de que Iron Warrios es atractivo en su propuesta, pero algo feo en sus formas y demasiado poco intuitivo como para considerarse un imprescindible. Con todo, se hace recomendable para los que gusten de conflictos b¨¦licos m¨¢s o menos serios.
¡¤?Realismo en la simulaci¨®n. ¡¤?Completo en su propuesta l¨²dica.