Microsoft puede presumir de ser un aut¨¦ntico padrino de la estrategia en tiempo real. Por un lado, Ensemble Studios y su cl¨¢sica saga Age of Empires. Por otro, el estudio Big Huge Games , el cual aborda en esta ocasi¨®n una nueva entrega de Rise of Nations . En esta segunda entrega, la historia deja paso a un espectacular torrente de fantas¨ªa y creatividad. Rise of Legends ya est¨¢ aqu¨ª.
Con Brian Reynolds al frente, el equipo de Big Huge Games vuelve a la carga tras el gran ¨¦xito cosechado con Rise of Nations. El compendio de buenas ideas plasmadas sobre el terreno de la estrategia en tiempo real vuelve a convertirse en un s¨®lido y seguro punto de partida para Rise of Legends.
A buen seguro que los componentes de Big Huge Games comenzaron el dise?o del juego desde dos contundentes premisas. La primera ya os la he comentado. La segunda era romper con la din¨¢mica actual en los juegos de estrategia tipo Build & Battle. Como os imagin¨¢is, cumplir con la segunda condici¨®n en t¨¦rminos de jugabilidad significar¨ªa ejecutar un paso adelante largamente esperado por los amantes del g¨¦nero. Sin embargo, el soplo de aire fresco que proporciona Rise of Legends se mide en t¨¦rminos de dise?o art¨ªstico.
Ni m¨¢s ni menos que tres grandes naciones , civilizaciones, razas o como diablos queramos llamarlas. Un n¨²mero m¨¢gico que tantas alegr¨ªas produjo en el pasado gracias al cl¨¢sico y a¨²n vigente Starcraft . Y lo que m¨¢s llama la atenci¨®n de tales naciones son sus notables diferencias, tanto a nivel de dise?o como en t¨¦rminos estrat¨¦gicos. Y vaya, sin querer acabo de enunciar el aut¨¦ntico punto fuerte del juego que hoy analizamos.
Conflicto a tres bandas en Aio
?rase una vez un planeta imaginario (y no me refiero al a?orado programa de TVE2) llamado Aio , donde llegado el momento confluyen tres naciones; cada una de ellas posee una fuente de poder completamente diferente, sirviendo como gran factor de especializaci¨®n para cada una.
La naci¨®n Vinci posee el secreto de los grandes proyectos de Leonardo Da Vinci, dise?os mec¨¢nicos que bosquej¨® mientras descansaba de crear su famoso c¨®digo. Sus estructuras industriales est¨¢n plagadas de engranajes, tuber¨ªas, m¨¢quinas de vapor y todo tipo de mecanismos. Contemplar sus ciudades resulta visualmente espectacular, en la misma t¨®nica de todo el juego. Es la naci¨®n perfecta para iniciarse en el juego.
Por otro lado est¨¢ la naci¨®n Alin . Inspirados directamente en los cuentos de Las mil y una noches, esta amalgama de n¨®madas del desierto y criaturas m¨ªsticas. Su poder proviene de la magia, necesaria para invocar bichos como escorpiones o serpientes gigantes. De nuevo tengo que rese?ar el exquisito gusto de los dise?adores gr¨¢ficos, mostr¨¢ndonos unos palacetes flotantes con todo lujo de detalle. Su mayor baza reside en el ataque r¨¢pido -?record¨¢is el rush Zerg?- y el agrupamiento masivo de tropas.
Los ¨²ltimos en llegar -en todos los sentidos- son los Cuotl . Llegan al planeta Aio del espacio exterior, y sus intenciones no son para nada pac¨ªficas. Estos alien¨ªgenas han tomado la forma de dioses aztecas y mayas, y han logrado reclutar a toda una tribu de nativos, sacarlos de la jungla y otorgarles poder. Su m¨¢xima necesidad es la energ¨ªa que consiguen a trav¨¦s de la construcci¨®n de reactores. Quiz¨¢ sea la naci¨®n menos conseguida art¨ªsticamente hablando, aunque ser¨¢ la m¨¢s poderosa para los jugadores suficientemente experimentados.
Planteamiento estrat¨¦gico
En Rise of Legends es tan importante el aprovisionarse de recursos con velocidad y eficiencia, como el expandir nuestros territorios y formar un ej¨¦rcito balanceado. Sin embargo, el apartado econ¨®mico se ha simplificado, dejando solamente dos recursos en liza. El primero es el timonio , mineral b¨¢sico para la construcci¨®n de estructuras. El segundo var¨ªa entre la riqueza de los Alim o los Vinci, y la energ¨ªa de los Cuotl. Se debe potenciar el comercio para conseguir riqueza, mientras que la energ¨ªa ser¨¢ m¨¢s complicada de producir. Llevar¨¢ m¨¢s tiempo acumularla, pero otorga a los Cuotl un poder destructivo mayor que el de las otras dos naciones.
El m¨¦todo para expandir nuestros dominios y el avance tecnol¨®gico son clavados a los de Rise of Nations. No podemos fundar ciudades, sino convertirlas o capturarlas. Se investigan tecnolog¨ªas exclusivas de cada naci¨®n. Los territorios son clave, puesto que dan fuerza a nuestras unidades y debilitan a las enemigas. Todo resultar¨¢ muy familiar a los fans del anterior cap¨ªtulo de la saga.
Los h¨¦roes ser¨¢n los grandes protagonistas de la campa?a, y tendr¨¢n un gran peso a la hora de decantar la partida hacia uno u otro lado. Como es costumbre, ganar¨¢n experiencia y adquirir¨¢n habilidades especiales. Pero sobre todo, ser¨¢n de lo m¨¢s espectaculares gr¨¢ficamente. El robot que comanda Giacomo, el gran djinn de los Alin o los dioses mayas Cuotl son buenos ejemplos.
Opciones de batalla
A priori, tenemos tres naciones que no tienen absolutamente nada que ver en un mundo de fantas¨ªa. Era bastante dif¨ªcil conseguir que engranaran unas con otras, aunque tal proeza se demuestra en la campa?a de un jugador. B¨¢sicamente, el argumento nos coloca en la piel de Giacomo, l¨ªder de los Vinci. Presenciamos la muerte de su hermano a manos del Doge, general de una facci¨®n distinta dentro de los Vinci. A partir de ah¨ª, Giacomo se enfrentar¨¢ a esta facci¨®n, posteriormente batallar¨¢ con los alterados Alin y finalmente se aliar¨¢ con la naci¨®n arabesca para erradicar la grave amenaza que suponen los reci¨¦n llegados Cuotl.
Lo cierto es que esper¨¢bamos mucho m¨¢s de la campa?a monojugador. El argumento, como veis, est¨¢ bastante manido -sin ir m¨¢s lejos, Warcraft III nos propon¨ªa un gui¨®n muy similar-. Por otro lado, las misiones nos vienen pr¨¢cticamente impuestas, alej¨¢ndose de la libertad que nos otorgaba el modo Conquer the World de su antecesor Rise of Nations .
En este modo, b¨¢sicamente nos movemos a lo largo de un tablero dividido en regiones estilo RISK, y vamos conquistando una por una mediante la ejecuci¨®n de diferentes misiones. La existencia del hilo argumental acota el libre albedr¨ªo a la hora de movernos por dicho tablero. Al menos tenemos variedad de misiones, como defender un territorio, rescatar prisioneros o custodiar a otros personajes. Variadas pero bastante t¨ªpicas.
La siguiente opci¨®n de juego es la escaramuza . En ella descubrimos una buena plantilla de mapas predefinidos de todos los tama?os posibles. Aqu¨ª podemos comprobar que la IA del juego planta bien sus defensas pero no es capaz de atacar nuestros puntos d¨¦biles. En general ofrece un buen nivel y opondr¨¢ resistencia, pero suele pecar de conformismo a la hora de tomar la iniciativa, algo muy com¨²n en este tipo de juegos.
Como era de esperar, el modo multijugador es el que eleva la valoraci¨®n de Rise of Legends varios puntos. Si bien decepcion¨® en su lanzamiento gracias al grueso de fallos y bugs que proporcionaba, un turbo-parcheado ha arreglado las cosas.
As¨ª pues, el multiplayer ofrece una interfaz clara, sencilla y directa. Un buen n¨²mero de mapas, unas cuantas estad¨ªsticas y un sistema de partida r¨¢pida que por fin hace honor a su nombre. Es aqu¨ª donde podemos comprobar el impresionante balanceo conseguido entre las tres razas, un balanceo m¨¢s redondo incluso que el del Starcraft original -recordad que fue su expansi¨®n la que logr¨® la perfecci¨®n-.
Gr¨¢ficos y sonido
Big Huge Games parti¨® de cero a la hora de crear el motor gr¨¢fico de Rise of Legends . Una vez terminado, hay que reconocer que les qued¨® bien, bastante bien. El engine ofrece las dos palabras m¨¢s buscadas por una aplicaci¨®n de tales caracter¨ªsticas: potencia y versatilidad . Y es que podemos escalar con mucha precisi¨®n el nivel de detalle visual, logrando que casi cualquier usuario actual pueda disfrutar del juego. Eso s¨ª, si bien en los niveles m¨¢s bajos de detalle el juego corre muy bien, la calidad m¨¢xima se me antoja demasiado exigente , denotando falta de optimizaci¨®n a tales niveles.
Y sobre los gr¨¢ficos propiamente, pues poco hay que decir excepto admirar las pantallas o mejor, el juego en movimiento. Cada tipo de unidad ofrece un dise?o muy acertado, y a la vez diferente en cada naci¨®n. Si bien algunas unidades no est¨¢n del todo bien animadas, el entorno y las estructuras ofrecen un nivel de detalle muy superior a la de cualquier juego de sus caracter¨ªsticas.
Sobre los edificios ya os he comentado antes su excelso nivel; la modularidad de las ciudades permite el lucimiento del motor gr¨¢fico. Destacar asimismo tanto los diferentes tipos de escenarios como los efectos (explosiones, efectos clim¨¢ticos, sensaci¨®n de profundidad...). Se ha logrado una implementaci¨®n muy notable , a la altura del sobresaliente dise?o art¨ªstico.
Respecto al sonido , una muy buena noticia y otra bastante peor. La buena es que la banda sonora es de aut¨¦ntico lujo . La melod¨ªa principal de cada naci¨®n se os pegar¨¢ r¨¢pidamente, adem¨¢s de poder escuchar una buena selecci¨®n de partituras ¨¦picas que acompa?an como un guante a la acci¨®n.
Por desgracia, los efectos de sonido son insuficientes para la gran cantidad de artilugios y criaturas que contiene el juego. Se echan de menos sonidos personalizados para cada unidad y mucha m¨¢s contundencia en los momentos de m¨¢s fragor. Muy por debajo de la banda sonora. Eso s¨ª, el doblaje al castellano de los di¨¢logos ofrece una entonaci¨®n muy profesional.
Jugabilidad
Para empezar, la interfaz del juego est¨¢ bastante simplificada, pero eficiente al cien por cien . Tenemos todas las ¨®rdenes a mano y la pantalla se encuentra bastante despejada, ofreci¨¦ndonos una amplia panor¨¢mica del terreno. De esto podr¨ªan aprender otros juegos de su especie. Sin duda, un ejemplo a seguir; a veces, lo sencillo es lo m¨¢s eficaz.
Rise of Legends tiene una base jugable muy parecida a la de Rise of Nations. Sin embargo, la gran diferencia radica en que s¨®lo existen tres naciones para elegir. Y no son naciones cualquiera, desde luego. Cada una de ellas ofrece un dise?o propio y distinto, y lo que es m¨¢s importante, una forma de jugar distinta.
Los Vinci comienzan fuertes, se expanden con facilidad pero no avanzan demasiado en su poder ofensivo. Si nos gusta practicar el rush y el desgaste que provocan oleadas continuas de ataque, los Alin son nuestros aliados. Pero si nuestra t¨¢ctica es conservadora y paciente, los Cuotl premiar¨¢n nuestra elaborada estrategia con la supremac¨ªa final.
Sin embargo, cuando definitivamente notamos el gran trabajo de Big Huge Games es en el transcurso de las partidas multijugador. Cuando descubrimos que cierta unidad es perfectamente contrarrestada con el sistema defensivo de otra de las naciones, cuando vemos que la rabia inicial de cientos de mercenarios Alin puede ser defendida por los Cuotl si creamos suficientes torretas, o cuando hacemos que la rapidez de aprovisionamiento de los Vinci sea historia al hostigar sus instalaciones con arcas sagradas. En fin, todo un mundo de estrategias por descubrir y una larga vida para su multijugador.