MadDoc Software fue la compa?¨ªa encargada de realizar la expansi¨®n de aquel t¨ªtulo de estrategia de la extinta Stainless Steel Studios llamado Empire Earth. Se ve que les gust¨® la experiencia, ya que se hicieron con los derechos del t¨ªtulo para remodelarlo y lanzar una ambiciosa segunda parte. Ahora nos llega, como ya es costumbre, su inevitable expansi¨®n. ?Merece la pena?
Rick Goodman, uno de los grandes art¨ªfices del m¨ªtico Age of Empires, fund¨® una nueva compa?¨ªa llamada Stainless Steel para erigir un proyecto que extendiera el juego original a todas las ¨¦pocas conocidas y a¨²n por conocer, posibilitando el ut¨®pico enfrentamiento entre un Neandertal y un androide armado con un detonador l¨¢ser. Empire Earth, que as¨ª se llamaba su creaci¨®n, obtuvo varios premios en su momento, y recibi¨® una expansi¨®n que se encarg¨® de programar MacDoc Software.
Precisamente fueron los chicos del Doctor Loco los que crearon el mastod¨®ntico Empire Earth II, abarcando de nuevo una l¨ªnea temporal de millones de a?os, pero de forma corregida y aumentada. Ideas como los planes de guerra compartidos entre estrategas, o el efectivo gestor de microgesti¨®n econ¨®mica cristalizaron en una secuela muy superior al original.
Y llega el momento del Un, Dos, Tres? por 25 c¨¦ntimos, t¨ªtulos de estrategia que han recibido una expansi¨®n, como por ejemplo, Empire Earth. Warcraft. Starcraft. Battle Realms. Age of Kings. Postal 2? - ups, perd¨®n? la ¨²nica estrategia de Postal 2 consist¨ªa en regalarlo a tu peor enemigo-. En fin, un t¨®pico. La expansi¨®n de Empire Earth II se llama Art of Supremacy. Veamos qu¨¦ es lo que ofrece.
L¨ªneas generales del plan de batalla
Comenzamos con el a?adido de espor¨¢dicas tribus nativas a lo largo del mapa en el que se desarrolle la escaramuza. Es cierto que lo hemos visto recientemente en Age of Empires III, aunque en este caso podremos ?negociar' m¨¢s a fondo con dichas tribus, asimil¨¢ndolas, ali¨¢ndonos con ellas para volverlas en contra de nuestros enemigos o tomar la v¨ªa r¨¢pida y borrarlas del mapa.?
Tanto la opci¨®n de las tribus nativas como el nuevo editor de civilizaciones se me antojan como las novedades que m¨¢s enriquecen al juego original. Dicho editor nos va a permitir crear la civilizaci¨®n que nos de la gana, poniendo nombre tanto a la civilizaci¨®n como a sus ciudades y territorios, y dot¨¢ndolas de poderes regionales, ventajas tecnol¨®gicas y unidades exclusivas. Conociendo a fondo la personalizaci¨®n de nuestro pa¨ªs podremos sacarle todo el partido en el multijugador. Todo un acierto.
Por desgracia, la lista de novedades realmente provechosas acaba aqu¨ª. Primero os advierto que al editar la nueva civilizaci¨®n tendremos que elegir tecnolog¨ªas y unidades que ya forman parte de las civilizaciones existentes. Hubiera sido genial poder editar nuestras propias unidades.
El siguiente apartado son las cuatro civilizaciones nuevas. Por parte de la regi¨®n europea tenemos a franceses y rusos -?qu¨¦ ocurre con los espa?oles?-, mientras que la nueva regi¨®n africana nos ofrece a los zul¨²es y masais, cuyas unidades son distintas a todas las que hab¨ªamos visto en Empire Earth II. Por desgracia, al llegar a las ¨¦pocas m¨¢s modernas se mimetizar¨¢n con el resto de civilizaciones, perdi¨¦ndose el toque distintivo regional que poseen en las primeras ¨¦pocas.
Respecto a los franceses y los rusos, ser¨¢n los protagonistas de las nuevas campa?as incluidas en el juego, junto con las dos naciones africanas. Ni los gabachos ni los bolcheviques aportan nada significativo, y para colmo sus misiones no son demasiado interesantes, ech¨¢ndose en falta que planteasen las batallas a gran escala que protagonizasen en su d¨ªa.
Gr¨¢ficos y sonido
El apartado audiovisual permanece absolutamente calcado al de Empire Earth II. Muy poco que rese?ar en esta secci¨®n, aunque os recuerdo que el nivel gr¨¢fico es? bueno en l¨ªneas generales, ya que presenta un nivel de detalle bastante aceptable en las unidades y en la representaci¨®n de los efectos de explosiones, iluminaci¨®n y clima.
Sin embargo, resulta algo m¨¢s flojo en lo que respecta a las estructuras y el terreno en general. Sigue funcionando con un rendimiento digno de alabar, sin ralentizaciones apreciables a altas resoluciones en un ordenador que ya comienza a quedarse obsoleto -s¨ª, por desgracia se trata del m¨ªo. Menos mal que a¨²n no han arrancado del todo los procesadores duales?-.
En lo que respecta al sonido, rese?ar que todas y cada una de las misiones de campa?a poseen una introducci¨®n perfectamente doblada al castellano. L¨¢stima que sean un poco cutres, resultando en una sucesi¨®n de im¨¢genes est¨¢ticas que no transmiten demasiado.
El conjunto de efectos de sonido es gigantesco, l¨®gico si tenemos en cuenta la cantidad de unidades que caben en quince ¨¦pocas distintas. Por su parte, los nuevos cortes musicales ser¨¢n acordes con las nuevas civilizaciones, aunque siguen en la l¨ªnea de servir de acompa?amiento m¨¢s que otra cosa. No llegar¨¢n al n¨²mero uno de los 40? aunque pens¨¢ndolo bien, si lleg¨® el Neng? qui¨¦n sabe.
Jugabilidad
La interfaz del juego sigue siendo tan completa y compleja como en el original. La mayor novedad en este sentido se centra en la posibilidad de controlar a los grupos de unidades desde los planes de guerra, as¨ª como almacenar dicho plan para ejecutarlo m¨¢s tarde desde la interfaz principal.
En lo que respecta al desarrollo jugable de las partidas, las nuevas aportaciones al original se centran en la importancia que cobran los h¨¦roes y las grandes ventajas que aportan las banderas. Por partes.
Los h¨¦roes pueden surgir del fragor de la batalla. Una simple unidad se convertir¨¢ en una figura militar si consigue abatir a una cierta cantidad de unidades enemigas. En ese momento se convertir¨¢ en h¨¦roe y aumentar¨¢ tanto sus estad¨ªsticas como las del ej¨¦rcito que comande. Tambi¨¦n aumentar¨¢ de tama?o para diferenciarla de las dem¨¢s.
Por su parte, las banderas se atribuyen a edificios y proporcionar¨¢n poderes de tipo naval, religioso, cultural? siempre relacionado con el tipo de edificio que la consiga. ?C¨®mo se ganan? Muy f¨¢cil, produciendo unidades a saco e investigando todas las tecnolog¨ªas relacionadas con ellas. Un camino m¨¢s que ayude a conseguir la victoria al jugador que se centre en cierto tipo de unidad.
No son aportaciones definitivas, aunque desde luego enriquecen las partidas, aumentando a¨²n m¨¢s las formas de alcanzar la victoria. En la l¨ªnea de lo que suele dar una expansi¨®n.
Bastante flojos se me antojan los nuevos modos multijugador. El llamado Tira y Afloja se juega sobre un grupo de mapas seleccionados por los jugadores, donde habr¨¢ que ganar en el terreno favorito del rival para derrotarlo. Las partidas se hacen demasiado largas aqu¨ª para resultar una alternativa a tener en cuenta.
Por ¨²ltimo, el modo fidelidad permite al jugador que pierde casi todos sus recursos ser nombrado vasallo de otro; de este modo no podr¨¢ ganar aunque trabajar¨¢ exclusivamente ayudando a su se?or. Conociendo al grueso de la comunidad de jugadores, dudo que tenga aceptaci¨®n el vasallaje. Seguro que prefieren retirarse antes.