Odama
- PlataformaGC8
- G¨¦neroAcci¨®n
- DesarrolladorNintendo Japan
- Lanzamiento31/03/2006
- TextoEspa?ol
- VocesJapon¨¦s
- EditorNintendo
Una peculiar venganza
?Es un pinball? ?Es un juego de estrategia? ?Es el nuevo Nintendogs? No, es Odama. Bienvenidos a uno de los t¨ªtulos m¨¢s originales que se hayan creado nunca, con el que cinco sentidos os parecer¨¢n pocos para jugarlo. Coge el micro, tu yelmo de shogun y prep¨¢rate a tumbar ej¨¦rcitos a bolazo limpio.
Odama es la ¨²ltima creaci¨®n de Yoot Saito, uno de los genios de los videojuegos m¨¢s imaginativo. En sus propias palabras, se trata de un pinball con toques de f¨²tbol am¨¦ricano, mezcla, cuando menos, explosiva. Ambientado en el Jap¨®n medieval, el argumento relata la ca¨ªda del clan Yamanouchi el cual gobernaba el pa¨ªs nip¨®n con paz y prosperidad, cuyo caudillo Yamanouchi Nobutada sufre una traici¨®n a manos de su mejor amigo Karasuma Genshin, comenzando una cruenta guerra civil. Mientras Yamanouchi decide cometer seppuku (suicidio) ante tales acontecimientos, su joven hijo Tamachiyo decide salir huyendo protegido por tropas leales a su padre.
Nuestro camino empieza aqu¨ª, pues debemos llevar a cabo la venganza contra Genshin encarnando al infante varios a?os despu¨¦s, quien ha pasado a hacerse llamar Kagetora. No cuenta con un gran ej¨¦rcito pero s¨ª con la ayuda de la Odama, una gran bola de hierro capaz de aplastar a tus enemigos (o a tus propios hombres si no se tiene cuidado) en el campo de batalla. Con nuestras dotes de comandante hemos de llevar a nuestras unidades a la victoria mediante comandos de voz librando duras batallas con un tiempo l¨ªmite.
Odama es quiz¨¢s un anticipo de lo que nos espera en Revolution ahora que ya est¨¢ tan cerca, un juego en el que los gr¨¢ficos son lo menos importante y en el que lo que cuenta es la jugabilidad y la originalidad utilizando mecanismos nunca antes vistos. Todo est¨¢ ambientado en el Jap¨®n feudal, desde el escenario con sus fortalezas y armas hasta las vestiduras de nuestros soldados, si es que alcanzamos a distinguirlas.
La perspectiva de la c¨¢mara es siempre cenital y generalmente a una cierta distancia que permite tapar todos los defectos que se pueden apreciar en los momentos en los que se hace uso del zoom, como en la captura que aparece a la derecha. El n¨²mero de pol¨ªgonos que define cada elemento es muy escaso, aunque eso permite que todo el conjunto se mueva con fluidez incluso en los momentos en los que hay varios centenares de soldados en pantalla.
La luz ambiente va cambiando conforme avanza el d¨ªa, desde la soleada ma?ana hasta la penumbrosa ca¨ªda del sol y hay alg¨²n efectillo lum¨ªnico, pero hay poco que rese?ar sobre este apartado. Si alguien busca un gran detalle gr¨¢fico, se ha equivocado de lanzamiento para su Game Cube, pero si tus intenciones son m¨¢s jugonas, sigue leyendo.
La m¨²sica brilla por su ausencia en este juego ya que en realidad est¨¢ sustituida por el r¨ªtmico resonar de los tambores de guerra, el avanzar de nuestros soldados y los gritos y golpes en el fragor de la batalla. La ambientaci¨®n logra que nos sintamos uno m¨¢s de los que est¨¢n cargando para avanzar hasta el final del nivel, como aquel soldadito que acaba de salir despedido por los aires a causa de un inoportuno bolazo, u Odamazo mejor dicho, o como aquellos que est¨¢n transportando un objeto de vital importancia soportando todas las embestidas del enemigo. Por lo que, en conclusi¨®n, no se echa en falta ning¨²n tipo de melod¨ªa.
Para contar el sistema de juego de Odama vamos a ir por partes, pues decir todo de una vez puede resultar un tanto lioso. En primer lugar se trata de un Pinball y como tal contamos con los elementos m¨¢s caracter¨ªsticos, como son la bola y los flippers. El objetivo es tambi¨¦n el mismo de siempre, evitar que nuestra esfera met¨¢lica caiga por la parte de abajo de la pantalla, aunque en algunos niveles contamos con m¨¢s de una vida si sucede este percance.
Por otro lado, se trata de un juego de estrategia, por lo que hemos de dirigir nuestras tropas de una forma inteligente, eligiendo el mejor camino y gestionando en todo momento los recursos, que en este caso son principalmente soldados en la retaguardia. Para ello, de forma muy original, nos servimos del micr¨®fono, aunque en realidad tampoco es tan distinto del rat¨®n pues para algunos comandos s¨ª hacemos uso de un puntero controlado por la palanca anal¨®gica a modo de rat¨®n para indicar hacia donde ejecutarlos.
Como ya hemos comentado en la introducci¨®n, el propio Saito dice haber dotado a su juego de algunos aspectos del f¨²tbol americano, lo cual tambi¨¦n es cierto, pues en algunos momentos se forman mel¨¦s en las que gana el ej¨¦rcito que m¨¢s soldados pone en el frente, mientras que el otro se ve obligado a ir cediendo terreno.
Y por si pareciera poco, en algunos momentos podr¨ªamos considerar el juego como un simulador de mascotitas diminutas (al menos a nuestros ojos) al m¨¢s puro estilo Nintendogs. Esto no se produce s¨®lo porque haya comandos de voz, que tambi¨¦n, sino porque hemos de cuidar a nuestras tropas y procurar que siempre tengan la moral alta para poder luchar o si no se vendr¨¢n abajo y perderemos estrepitosamente.
Pero claro, todos estos elementos por separado pueden parecer atractivos, pero posteriormente hay que mezclarlos y se corre el riesto de que el resultado final sea sencillamente ca¨®tico, algo que afortunadamente no ocurre al final, pero que ser¨¢ la sensaci¨®n inical que recibamos al introducir el disco en nuestra consola reci¨¦n tra¨ªdo de la tienda.
La primera batalla probablemente durar¨¢ unos segundos antes de que ante la abrumaci¨®n de elementos en pantalla nos despistemos y la bola caiga por donde no debe hacerlo. Nada m¨¢s salir a combatir nos encontramos completamente perdidos ya que en primer lugar vemos una fila de soldados frente a otra, a su vez una cuenta atr¨¢s que no sabemos qu¨¦ significa y por otro lado no tenemos ni la m¨¢s remota idea de qu¨¦ hay que hacer. Al menos ahora ya est¨¢is prevenidos.
Odama es de esos juegos que se basan en repetir una y otra vez los niveles hasta conseguir pas¨¢rnoslos. Por suerte no produce esa sentimiento de desear suicidar la consola tir¨¢ndola lo m¨¢s lejos posible, sino que engancha y no desespera en ning¨²n momento. De hecho, el juego en s¨ª es bastante corto, con once fases que no duran m¨¢s que unos minutos, pero dada la complejidad de pas¨¢rselas a la primera nos llevar¨¢ unas cuantas horas llegar hasta el final.
Los comienzos son m¨¢s o menos similares y el desarrollo en realidad tambi¨¦n, aunque cada se hace m¨¢s complejo. B¨¢sicamente tenemos que conseguir que la campana que llevan nuestros soldados, la Ninten Bell, que es como un talism¨¢n para ellos, llegue hasta el otro extremo de la pantalla y as¨ª ganar la batalla. Al inicio tenemos una serie de soldados que son los que han logrado escapar de la misi¨®n anterior, as¨ª que poco a poco vamos perdiendo tropas, aunque hay alg¨²n modo de recuperarlas.
Los comandos de voz los vamos aprendiendo poco a poco golpeando unos ciertos elementos en el terreno con la Odama que los desbloquean. Nada m¨¢s localizar uno nuevo se inicia un peque?o tutorial que rompe completamente la acci¨®n pues nos saca de la escaramuza y al terminar retorna como si no hubiera pasado nada.
Algunos son muy b¨¢sicos, totalmente en espa?ol, como "Derecha", "Izquierda", "Adelante" o "Vamos" y m¨¢s adelante descubrimos otros m¨¢s elaborados como "Sube la compuerta" y similares que preferimos que vay¨¢is descubriendo vosotros mismos. Son suficientes pero no demasiados, para tenerlos en mente en todo momento, aunque con pausar el juego podemos consultarlos. El reconocimiento de voz funciona perfectamente y basta con pulsar la X o el bot¨®n incluido en el micr¨®fono para que se active. Afortunadamente tambi¨¦n se a a?adido un elemento bastante ¨²til, una pinza que permite que no tengamos que estar sujetando el micr¨®fono y el mando a la vez, como se puede apreciar en la imagen justo debajo.
El escenario es parte activa del juego en muchos sentidos. Adem¨¢s de esconder algunos objetos que podemos recoger y utilizar para ayudarnos, siendo en ocasiones algo imprescindible para avanzar, est¨¢ vivo y se puede interactuar con ¨¦l. Desde cosas tan b¨¢sicas como abrir o cerrar una presa para permitir o no el paso del agua de un riachuelo hasta el propio suelo que se mueve. Es capaz de deparar bastantes sorpresas agradables.
Como todo videojuego de pinball que se precie, podemos recoger potenciadores para adquirir algunos poderes adicionales o alguna peque?a recompensa como tiempo extra. El m¨¢s ¨²til de todos es el que convierte la bola en una esfera verde luminiscente, como se puede apreciar en la imagen de la derecha. Si la Odama estando en ese estado golpea a alg¨²n enemigo, en lugar de aplastarlo, lo env¨ªa a nuestra retaguardia como soldado propio.
La moral de nuestros soldados es sumamente importante, pues determina la firmeza con la que cumplen nuestras ¨®rdenes. Si se encuentra alta pueden vencer incluso en desventaja, sobreponi¨¦ndose a la adversidad, mientras que si se halla por los suelos se dejar¨¢n avasallar por el enemigo. Un par de formas de recuperar la moral es enviar m¨¢s unidades o lanzarles comida desde el ca?¨®n que tira la Odama.
Una curiosidad que se ha a?adido es que nuestros soldados hablan, pero como lo hacen en japon¨¦s, es un tanto complicado entenderlos. As¨ª que aparecen multitud de mensajitos encima de sus cabezas con lo que nos quieren comunicar. Son bastante variados, curiosos y divertidos, y van desde "Adelante", "Todos juntos" o "A por el enemigo" cuando se encuentran euf¨®ricos hasta "No quiero morir", "?Enviad refuerzos!", "?Derecha? ?Ha dicho derecha?" y muchos otros cuando su ¨¢nimo est¨¢ bajo m¨ªnimos.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del g¨¦nero. Est¨¢ bien cuidado a todos los niveles. C¨®mpralo.