El no-muerto m¨¢s irreverente

Ya en el pasado E3 le echamos el ojo. Cansados de aniliquilar zombies durante juegos y juegos, la propuesta que desde unos casi desconocidos Wideload Games se hac¨ªa era radicalmente opuesta. Cambiar los papeles. All¨ª tomar¨ªamos el control de una putrefacta criatura que se enfrenta a toda una ciudad llena de la aversi¨®n m¨¢s profunda hacia ¨¦l y sus semejantes.

Stubbs el zombie fue una vez Edward Stubblefield, un aplicado vendedor de seguros a domicilio que se las ve¨ªa canutas para llegar a fin de mes durante la ¨¦poca de la gran depresi¨®n americana, en 1930. Durante uno de sus viajes por la geograf¨ªa yankee, en Pensilvania, Stubbs encontr¨® un fat¨ªdico destino. Sin saber c¨®mo ni porqu¨¦, fue asesinado y sus restos enterrados en el lugar m¨¢s remoto del estado.

En el mismo sitio, veinte a?os despu¨¦s, en 1950 y bajo la administraci¨®n Eisenhower, al playboy multimillonario de moda se le ocurre la idea de construir Punchbowl, una ut¨®pica ciudad futurista a modo de ciudad piloto del pr¨®ximo milenio con todo tipo de tecnolog¨ªa punta; robots, coches a propulsi¨®n y construcciones exc¨¦ntricas. En este momento, por razones que le son desconocidas, Stubbs se levanta de la tumba.

Como pod¨¦is imaginar, aqu¨ª el zombie est¨¢ m¨¢s cabreado que Jack Bauer un lunes por la ma?ana, m¨¢s que nada porque acaba de darse cuenta que est¨¢ fiambre. As¨ª que renque¨¢nte, esp¨¢stico y en avanzado estado de descomposici¨®n, Stubbs comienza un bisarro camino que espera le lleve a encontrar sus respuestas, aunque lo primero que se lleve a la boca sean los cerebros de cuanto incauto se cruce en su camino.

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Este apartado no destaca excesivamente. Si se puede resumir de alguna forma es calific¨¢ndolo de correcto. No muestra grandes ejercicios de potencia, pero tampoco existen problemas notables. La cantidad de personajes en pantalla es aceptable, la inteligencia artificial distingue entre reacciones para humanos y zombies -para lo que se ha tenido que modificar el motor original-, la ambientaci¨®n para los escenarios es lo bastante variada -con varias zonas dentro de la ciudad, campo abierto, exteriores e interiores- y en cuanto a personajes, tienen los pol¨ªgonos y la variedad -se repiten mucho los mismos modelos- justa. Las escenas intermedias que contemplaremos para conectar la historia est¨¢n renderizadas por el motor del juego.

En movimientos, las animaciones de los personajes han sido constru¨ªdas a partir de motion capture. Esto ha quedado especialmente bien al retratar el comportamiento imaginario de un ser de ultratumba, con un movimiento lento, descoordinado y esp¨¢stico que ya quisiera para s¨ª Michael Jackson en Thriller.

Sobre el gore recae un importante peso de Stubbs. Hay una cantidad de escenas violentas en el juego, principalmente, c¨®mo Stubbs come el cerebro de sus indefensas v¨ªctimas de varias maneras distintas, c¨®mo amputa miembros a los mismos o c¨®mo los decapita o mutila dejando s¨®lo su torso. La sangre a chorros tambi¨¦n tiene su papel y el suelo y las paredes se te?ir¨¢n de l¨ªquido hem¨¢tico constantemente.

Hay otros puntos destacables en el apartado gr¨¢fico de Stubbs. Por ejemplo el efecto granulado que tiene la vista para dar un toque de pel¨ªcula cincuentera o los cambios de la c¨¢mara cuando tomamos control de la mano de Stubbs -en blanco y negro y con un efecto desenfocado en los bordes- al poseer a cualquiera de sus v¨ªctmas o al lanzar su cabeza.

Algunas de las mejores pistas son Cake - Strangers in the Night, The Dandy Warhols - All I have to do is Dream, Oranger - Mr. Sandman y Ben Kweller - Lollipop. Notable alto que roza el sobresaliente para la banda sonora, que por cierto se ha comercializado en Estados Unidos de forma independiente.

En los efectos de sonido no encontramos nada que llame realmente la atenci¨®n excepto la particular forma de Stubbs y los otros zombies de balbucear y el doblaje original, que se ha respetado, apoyado por subt¨ªtulos en castellano. Hay cientos de l¨ªneas de di¨¢logo muy trabajadas, la mayor¨ªa hilarantes, con situaciones c¨®micas y grotescas, especialmente las de los pobres transe¨²ntes cayendo bajo nuestras mand¨ªbulas cabeza bajo.

Nuestra mano podr¨¢ desplazarse discretamente, escalando paredes y adheri¨¦ndose a los techos, y en el momento m¨¢s inesperado, saltar sobre la cabeza de un enemigo, agarrarse a ella y que Stubbs tenga control del sujeto. Esto nos permitir¨¢ hacer uso del cuerpo con todas sus consecuencias. Podremos infiltrarnos en el enemigo discretamente para cumplir alg¨²n objetivo o por otro lado, hacer uso de sus armas como pistolas, recortadas, ametralladoras e incluso lanzacohetes en nuestro beneficio.

Para poder emplear estos poderes, Stubbs debe mantenerse bien nutrido de tejido cerebral, con lo que no quedar¨¢ otra manera que liarnos a bocados con cuanto occipital nos topemos. Conforme comamos cerebros, nuestros poderes se ir¨¢n rellenando, con lo que podremos utilizarlos repetidamente y sin resctricciones, siempre y cuando tengamos humanos con los que saciarnos cerca.

Otro efecto colateral de que Stubbs devore la masa encef¨¢lica de la gente es que ¨¦sta pasa directamente a ser otro no-muerto y a estar bajo su control. A lo largo del juego nos enfrentaremos a la polic¨ªa, a los SWAT, a milicias ciudadanas e incluso al ej¨¦rcito con tecnolog¨ªa punta. Pero no pasa nada. Aunque s¨®lo somos uno, por cada enemigo que caiga tendremos un aliado. A los pocos segundos de caer, un zombie se alzar¨¢, cambiando totalmente su actitud y lanz¨¢ndose a mutilar o devorar al resto de humanos -con una IA un tanto b¨¢sica- a qui¨¦n podremos dar ¨®rdenes. Bueno, en realidad s¨®lo una, silbarle para que nos siga.

Otra de las habilidades de nuestro personaje, directamente heredada del uso del motor de Halo es la vida recuperable cual escudos del Jefe Maestro. Si sufrimos heridas importantes, podemos resguardarnos y a los pocos segundos la energ¨ªa de Stubbs se volver¨¢ a recuperar. Otro camino para recuperarla es nutrirnos, ya que por cada cerebro que ingiramos obtendremos una peque?a parte de vitalidad.

Todo este planteamiento, con su toque de originalidad, frescura, humor negro e influencias retro, no est¨¢ acompa?ado por una profundidad suficiente a nivel de jugabilidad. No hay objetivos espec¨ªficos m¨¢s que aparecer en un nivel y liarnos a devorar a la masa, convirti¨¦ndolos en zombies que nos ayuden a acabar con el resto y enfrentarnos al final a alg¨²n enemigo m¨¢s resistente de lo habitual.

En varias fases encontramos peque?as variantes, como rescatar el cuerpo de nuestro zombie utilizando a la mano y su influencia, utilizar varios veh¨ªculos para destruir una zona o bailar al estilo DDR y de forma puntual contra el jefe de polic¨ªa, pero la variedad en el planteamiento brilla por su ausencia. Y esto despu¨¦s de dos o tres horas jugando, acaba pasando factura.