Vampiresa sin mordisco

Hace casi tres a?os que lleg¨® a todos los comercios Bloodrayne, un juego donde controlando a una preciosa damisela deb¨ªamos repartir tortas a diestro y siniestro. As¨ª, nos pon¨ªamos bajo las botas de una agente Dhampir (mitad vampira, mitad humana) llamada Rayne, vinculada a una organizaci¨®n que pasaba por destruir los planes de Adolph Hitler y su batall¨®n nazi, que estaba experimentando cosas demasiado extra?as relacionadas con ocultismo y, por una cosa u otra, supon¨ªa un peligro para el mundo.

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El argumento de BR2 sigue manteni¨¦ndose interesante y en sufre del a esencia de 'secuela' que afecta a algunas segundas partes. Es decir, que ni Rayne tiene tanto carisma ni la cosa est¨¢ igual de cuidada. No hace falta haber jugado al anterior -de hecho, hay flashbacks que lo resumen-, pero Majesco ha planteado la historia pensada m¨¢s bien para quien ya conoce a la Rayne original, en lugar de dotarla de una profundidad que s¨ª ten¨ªa en el juego de 2003. Sea como fuere, se nos mantiene pegados a la consola de principio a fin si no buscamos la octava maravilla.

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Menci¨®n aparte merecen estas preciosidades que disparar¨¢n incre¨ªbles proyectiles con sangre, bien nuestra o bien de los enemigos. As¨ª, los Dragones ir¨¢n adoptando distintas posiciones seg¨²n vamos progresando en el t¨ªtulo, desde ametralladoras, a escopetas o pistolas simples y duales. Como coment¨¢bamos, utilizan sangre real, por lo que tendremos que cuidar de no quedarnos sin balas si queremos mantener la salud de nuestra protagonista al m¨¢ximo. ?Qu¨¦ hacer si se acaban? Pues simplemente lanzarnos sobre el enemigo y utilizarlo para recargarlas presionando una simple combinaci¨®n de botones.

Como semi vampira, Rayne tendr¨¢ algunas habilidades extras ciertamente interesantes. Una de ellas ser¨¢ lanzarse al cuello de sus enemigos, chup¨¢ndoles la sangre para recuperar la suya propia. Si esto no es suficiente, tras realizar la maniobra del chupeteo podremos ejecutar otros ataques combinados, desde clavarle las cuchillas en el pecho (desde la anterior posici¨®n), realizar un mortal y lanzarlo por ah¨ª o simplemente alejarnos de ¨¦l.

Pero ah¨ª no acaban las cosas. La cruceta digital nos permite entrar en distintos estados alterados con su pulsaci¨®n: Si tocamos hacia la izquierda, pasaremos a una visi¨®n infrarroja que nos permitir¨¢ ver a los enemigos vivos de color rojo y descubrir¨¢ puertas secretas de vampiros. Del mismo modo, si seleccionamos 'arriba', la pantalla se bordear¨¢ de rojo y nuestra fuerza y defensa aumentar¨¢n. Pulsando 'derecha', entraremos en un siempre necesitado tiempo bala, mediante el cual podemos adelantarnos al enemigo. Seg¨²n progresamos, de nuevo, se ir¨¢n sumando nuevas posibilidades dentro de estas habilidades, como la Super Velocidad, que ralentiza ¨²nicamente a los enemigos. Cabe rese?ar la est¨¦tica o ambientaci¨®n que recubren estas acciones es excelente. Pero por supuesto, no podemos pasarnos de listos. Una barra de energ¨ªa -azul- ir¨¢ descendiendo confirme estamos en estos estados, por lo que su uso deber¨¢ ser ¨²nica y exclusivamente para casos realmente necesitados.

El juego en general es puro espect¨¢culo. Disponemos de maniobras de lo m¨¢s variadas y de un apartado jugable bastante cinematogr¨¢fico, m¨¢s por las cosas que podemos hacer que por los planos, de los que hablaremos m¨¢s adelante. Si bien grindar por una barandilla realizando fantasmadas deja un sensaci¨®n excelente, dando ganas de volver a subir y bajar de nuevo para realizarlo, no se quedan atr¨¢s casos como el tiempo bala, con un halo de energ¨ªa que procura una est¨¦tica resultona y bastante cuidada.

Los jefes de final de fase est¨¢n muy cuidados, no as¨ª el resto de las misiones que pasan por lo t¨ªpico de matar a cien mil enemigos cl¨®nicos o romper lo que veamos. Por si no hab¨ªa quedado claro, estamos ante un juego s¨®lo para mayores de edad, dado su car¨¢cter arcade y su puesta en escena, donde prima la sangre y los cuerpos destrozados por encima de todo.

El control que ejercemos sobre Rayne es bastante eficaz; La moveremos con el stick izquierdo y con el derecho giramos la c¨¢mara, utilizamos la cruceta para los estados alterados, los botones para realizar ataques y los gatillos para distintos menesteres (disparar, apuntar). Desgraciadamente, en general todo lo referente a la c¨¢mara da verdadera verg¨¹enza. Por m¨¢s que se nos permita moverla, siempre presenta planos horribles que pocas veces podremos arreglar. Todo girar¨¢ sin sentido y nos pondr¨¢ en el peor plano a la hora de luchar, no comentaremos los quebraderos de cabeza que supondr¨¢ realizar algunos saltos, simplemente un apartado digno de un juego en fase alpha y no un t¨ªtulo comercial.

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Los modelados son pobres, y aunque Rayne dispone del doble de pol¨ªgonos que en el anterior (unos 6.000), podr¨ªa decirse que se ve peor que antes. Dispone de un mont¨®n de trajes que auguran cierta variedad, dos de ellos utilizables a medida avanzamos (un traje de noche y el b¨¢sico), pero no es suficiente para eclipsar a unos enemigos, ya no cl¨®nicos -que tambi¨¦n-, sino adem¨¢s poco inspirados y tremendamente repetitivos. Incluso los jefes de final de nivel, a excepci¨®n de un par, son ciertamente rid¨ªculos. No compar¨¢ndolos con otros t¨ªtulos triple A como Ninja Gaiden, sino con el Bloodrayne original.

Por lo dem¨¢s: Artworks, secuencias, dise?o de niveles, un t¨ªtulo completamente mediocre. Un aut¨¦ntico baj¨®n de calidad desde el anterior, donde realmente daba gusto pasearse por un cuartel nazi o una zona azotada por mutantes infestados por un virus. Algunos efectos est¨¢n bien recreados, como el agua, la sangre o el fuego, pero poco m¨¢s. Xbox lo puede hacer infinitamente mejor.

La m¨²sica por el contrario est¨¢ bien lograda. Disponemos de temas mel¨®dicos adecuados para cada situaci¨®n que tocan palos como el Heavy Metal o el Rock, guitarras el¨¦ctricas sonando al son de los pasos de la bell¨ªsima Rayne y de sus efectivas cuchillas. Los efectos sonoros no pasan de decentes, al igual que el doblaje. Adem¨¢s, en esta ocasi¨®n Bloodrayne 2 nos llega completamente doblado al ingl¨¦s, mientras que el t¨ªtulo anterior -aunque no con demasiado acierto- se present¨® localizado al castellano. Los textos, por supuesto, s¨ª que est¨¢n en nuestro idioma.

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